Capítulo 11: El Lamento de la Mentira.

Después de andar y andar sin rumbo durante un buen rato, Caballo de Copas se da cuenta de que está totalmente solo. Ni su compañera de viaje ni el resto de las personas con quienes había entrado en el Bosque de los Lamentos se encontraban a su luz. Lo primero que hace es asustarse. Lo segundo es sentarse en una roca que había por allí muy bien puesta. Lo tercero, recordar sus dulces momentos de sadomasoquismo extremo junto a Sota de Bastos. Lo cuarto, sonrojarse. Lo quinto, levantarse de allí y emprender su camino a quién sabe dónde.

Caballo de Copas anda sobre lo que se supone que fueron sus pasos. O al menos, eso cree, porque el bosque en cuestión era un auténtico laberinto. Entonces, decide preguntar a una persona que había por allí.

Caballo de Copas: Disculpe... ¿Ha visto a un grupo de gente así como muy variopinta? Visten con ropas de colores, así como las mías... Son siete, pero puede que sean menos, no sé si también se habrán perdido otros...

Persona: Sí, justo he visto un grupo de gente pasar por aquí. Han ido hacia allá.

Y señala un estrecho camino que se pierde entre un frondoso y oscuro bosque que, por qué no decirlo, da un miedo interesante.

Caballo de Copas: ¡Ah, vale! ¡Muchas gracias!

Caballo de Copas, enérgico y con alegría, tira hacia delante por el camino oscuro sin sospechar nada de nada. Avanza y avanza y el bosque se va haciendo más frondoso y más oscuro. Cada vez hay más humedad y cada vez se hace más difícil respirar.

Caballo de Copas: Qué raro, pues sí que se han metido por unos andurriales...

Entonces, aparece una persona en escena. Es la misma persona con la que Caballo de Copas se había encontrado hace un momento. Sin que Caballo de Copas se diera cuenta ni pudiera reaccionar, la persona en cuestión se abalanza sobre él sin dar ninguna explicación. Entonces...

Persona: AHHHHHH. ¡¡Pero mira por dónde vas!! Menudo maleducado. ¿No ves que hay gente paseando? Me has hecho mucho daño. Ay, ay, ay, qué daño. Mira por dónde andas, lerdo. Qué dolor, qué dolor.

Caballo de Copas: ¿Eeeem? Perdón... ¿Supongo?

Persona: ¿Qué podrás hacer para compensarlo? Me duele mucho. Ay, ay, ay, no me puedo ni mover. Ayyyy... Creo que me he torcido el tobillo. O igual me lo he roto... Este dolor es insoportable... ¿Pretendes irte con un simple "perdón"?

"¿Pero se puede saber qué dice este tío? Ni siquiera estaba aquí hace un momento y ahora dice que me he chocado con él... En todo caso habrá sido él el que se habrá chocado conmigo, pero bueno...", piensa Caballo de Copas.

Persona: ¿No vas a hacer nada? ¿No me vas a compensar de ninguna forma?

Caballo de Copas: ¿Cómo quieres que te compense? No tengo nada que darte. Además, tampoco es que yo me haya chocado contigo. Has salido de la nada. ¿Qué quieres que le haga? Haber mirado por dónde vas tú.

Persona: ¿Perdona? Esto es increíble. Así que no sólo no quieres asumir tus responsabilidades, sino que me quieres culpar a mí. Esto es increíble... Mira, o respondes de tus actos o la vamos a tener...

Entonces, aparecen otras personas similares por allí.

Persona 2: Anda, ******, estás por aquí. ¿Te vienes con nosotros?

La primera baja la cabecita.

Persona 3: Oye, ¿te está molestando este tipo?

Persona: Sí... Me ha empujado. Y ahora dice que he sido yo.

Persona 3: Oye, tú, ¿te crees muy listo para molestar a nuestro amigo cuando va solo? ¿O ahora vas a ser un cobarde?

Caballo de Copas: ¿Ahora has llamado a tus amigos? ¿Qué es esto? ¡Yo no he hecho nada! Además, ¿qué c*ño hace toda esta gente en este bosque, que se supone que no hay un alma?

Persona 2: No te pongas chulo.

Persona 3 saca un bate de beisbol de la nada.

Persona 3: Si no quieres compensar tus errores por ti mismo, vamos a tener que ayudarte nosotros.

La primera persona agarra a Caballo de Copas. Tiene una fuerza descomunal. Caballo de Copas no puede moverse.

Caballo de Copas: ¿Qué es esto?

"Esta gente... No se supone que aquí no hay ni un alma...", piensa Caballo de Copas.

La segunda persona también saca un bate de beisbol. Este lleva pinchos.

Persona 3: Empiezas fuerte...

"Ni un alma..."

La tercera persona se pone en posición de batear. Parece que apunta a las piernas de Caballo de Copas.

"Me quiere partir las piernas".

Empieza a moverse. Estaba a punto de partirle las piernas. Caballo de Copas cierra los ojos con fuerza ante lo que se viene.

"Ni un alma... ¡¡Ni un alma!! Estas personas no son personas. Son..."

Entonces, justo en el momento que el bate iba a alcanzar la rodilla de Caballo de Copas, la persona bateadora se desvanece. Alguien acaba de derribarla de un golpe. Fue un golpe limpio. La persona cae al suelo. Cuando Caballo de Copas abre los ojos encuentra a Caballo de Bastos.

Caballo de Bastos: ¿Estás bien?

Caballo de Copas: S...sí...

No puede asimilarle. Cuando mira hacia abajo, no hay ningún cuerpo. Simplemente unas rocas amontonadas.

Caballo de Bastos: ¿Te están molestando estos golems?

Señala a las dos personas con las que estaba "conversando amigablemente".

Caballo de Copas: ¿Golems?

"Si yo sólo veo personas como tú y como yo".

Sota de Bastos: Sí, ya sabes, esos seres hechos de piedras, que se mueven y esas cosas, con la magia y eso.

Caballo de Copas: Puede ser... Que yo los vea como personas y vosotros no... Hmmm.

Caballo de Bastos: Oye, ¿qué dice este tío?

Sota de Bastos: No sé. Paso.

Caballo de Copas: Claro... Lo que tiene que pasar aquí es que esta gente son golems controlados por alguna especie de ente... Y ante mí se manifiestan como personas, pero ante las personas ajenas a mí, se manifiestan como lo que son. Tiene que ser por un hechizo para mostrárseme de esa forma.

Con toda la cosa, los dos golems restantes se fueron lentamente, sin dejar ni rastro.

Caballo de Bastos: Bueno, como sea, vamos a reventarlos...

Sota de Bastos: Se han ido.

Caballo de Bastos: J*der, que por la roca de golem pagan bien.

Caballo de Copas está temblando.

Caballo de Copas: O sea... Que desde el principio me habían hechizado... Para hacerme algo...

Caballo de Bastos: Eh... Cálmate, que ya pasó... Peor estamos nosotros, que nos hemos quedado sin bastantes piedras.

Sota de Bastos: Al menos tenemos uno...

Caballo de Bastos: No sé si dará para un cochinillo, pero de p*ta madre.

Entonces, después de asimilarlo todo, Caballo de Copas se dirige a Sota de Bastos y se arrodilla ante sus pies, mientras se inclina en repetidas ocasiones.

Caballo de Copas: ¡Muchas gracias por salvarme! Eres mi héroe. Muchas gracias. Si no llega a ser por ti... No sé qué sería de mí... No tendría piernas para inclinarme ante ti. No sé qué hacer para agradecértelo. Tal vez pueda ser tu esclavo, ya sabes, y tú mi amo... Te lo agradeceré eternamente, Sota de Bastos, ¿o debería decir "mi señor"? ¿Cómo le gusta que le llame, mi señor? ¿Prefiere así o le llamo "mi amo"?

Caballo de Bastos: Oye, que he sido yo el que se lo ha cargado, j*der...

Caballo de Copas hace caso omiso.

Caballo de Copas: Respóndame, mi señor, ¿qué debo hacer para compensarle? A partir de ahora haré todo lo que usted me diga. Le debo mi vida. Le haré cualquier clase de favores. De todo tipo.

Sota de Bastos: J*der, qué p*ta grima...

Caballo de Copas mira embobado a "su señor".

Sota de Bastos: Ya te ha dicho que ha sido él el que se lo ha cargado. Déjame en paz, j*der.

Caballo de Copas se levanta y se sacude la ropa.

Caballo de Copas: Bueno, si no quieres ser mi amo, ¿qué se le va a hacer? No está hecha la miel para la boca del asno.

Caballo de Bastos: Oye, puedo serlo yo. Por ejemplo, aquí tengo unas rocas de golem que pesan bastantes, así que si las llevas, me haces un favo...

Caballo de Copas: En fin, sigamos adelante, donde quiera que sea de dónde hayáis venido. Uno de esos tipos me dijeron que el resto estaban por aquí, pero ya entiendo que me habrá mentido.

Caballo de Bastos: Oye...

Sota de Bastos: Te está ignorando completamente.

Caballo de Bastos: Ya.

Los tres avanzan por el camino oscuro buscando una salida, sobre los pasos de Caballo de Copas, por donde sea que hubiera venido. No dicen muchas palabras. Caballo de Copas mira a Sota de Bastos de vez en cuando y se sonroja. Caballo de Bastos rompe el hielo.

Caballo de Bastos: Llevamos un buen rato por aquí dando vueltas nosotros dos. Ya pensábamos que no íbamos a encontrar a nadie. Qué p*to agobio de bosques.

Caballo de Copas: Habéis estado en compañía. Yo he estado solo. Ojalá haber estado perdido por aquí por el bosque con Sota de Bastos...

Sota de Bastos: ...

Caballo de Copas: No me importa perderme con él una vez y todas las veces que sean. Quién sabe qué hubiera podido pasar...

Sota de Bastos: No tengo ningún interés en que pase nada. Si es por lo de la cueva, te vuelvo a asegurar que no pasó nada. No sé cómo c*jones te lo tengo que decir. Y deja de darme el c*ñazo.

Caballo de Copas: No diría yo tanto. Aún tengo los moratones que me hiciste...

Se sonroja.

Sota de Bastos: Ya te expliqué lo que pasó. No tengo más que decir.

Caballo de Bastos: En fin, cambiemos de tema.

Caballo de Copas: ¿Y se puede saber por qué razón? Tú no pintas nada en esto.

Sota de Bastos: Pues porque está hasta los c*jones de oírte decir estupideces, p*to pesado. No hemos hecho nada más que un p*to duelo a pecho descubierto. Ya está. Si tú te has imaginado otra cosa, es problema tuyo. No se va a volver a repetir para que no te pienses cosas raras. Y punto.

Caballo de Copas: En fin, ya veo que todos están contra mí...

Entonces, de la nada, aparecen cuatro personas de aspecto NPC, parecido a los que antes tuvieron bardo con Caballo de Copas.

Caballo de Copas: Vaya, otra vez. Ya vienen a hacernos el lío.

Persona 1: Hola, ¿saben ustedes cómo se va al Reino de Copas?

Sota de Bastos: Pues ni p*ta idea, la verdad. Nosotros también estamos perdidos.

Persona 2: Tenéis unas armaduras muy chulas.

Caballo de Bastos: Ah, gracias, jeje.

Persona 3: ¿Nos dejáis tocarlas?

Sota de Bastos: Jeje, vale...

Caballo de Copas: Oye, que estos tíos son como los de antes.

Pero no le hacen caso.

Persona 4: Wow, estáis muy fuertes... ¿Entrenáis mucho? ¿A qué os dedicáis?

Caballo de Bastos: Hacemos lo que podemos, jeje, ya veis. Matamos bichos, cazamos recompensas, yo a veces hago de gigoló... Ya sabes, nos ganamos la vida como podemos por estos lares.

Persona 3: Wow, eso es muy interesante. ¿Nos podéis dejar algo de dinero?

Sota de Bastos: Nos gustaría, pero por circunstancias de la vida no podemos tener un duro. Así que no.

Persona 1: ¿Nos estáis vacilando?

Sota de Bastos: No.

Caballo de Copas: Son como los de antes. Os están haciendo el lío. ¿Es que soy el único que se da cuenta ahora?

Persona 2: Entonces... ¿Podéis ayudarnos? Parecéis fuertes. Veréis... Tenemos una carpintería por allí. Necesitamos material, pero no tenemos fuerza suficiente para partir la leña. Así que, si venís a cortar un poco de leña...

Caballo de Bastos: Bueno, vale.

Caballo de Copas: Oye, ¿pero no os parece sospechoso esto? ¡Hace un momento os estaban pidiendo dinero! ¡Y antes halagándoos! Actúan sin ninguna clase de coherencia. Esto es muy raro.

Sota de Bastos: J*der, qué exagerado, yo solo veo gente que necesita nuestra ayuda.

Persona 1: Entonces... ¿venís con nosotros?

Sota de Bastos: Claro.

Y siguen a las misteriosas personas. Así, vuelven a adentrarse en el misterioso y oscuro camino del que se estaban marchando. Andan y andan. Y andan y andan.

Caballo de Copas: Esto es muy raro. Llevamos mucho tiempo andando. Y no hay ni rastro de ninguna carpintería. Y este camino cada vez se hace más estrecho y más oscuro. Cuesta respirar.

Sota de Bastos: J*der, qué pesado eres. Cállate. Si no te gusta, te vas tú solito.

"Claro. Es muy fácil decirlo. Me voy a ir yo solo por el bosque este... No me faltan ganas de irme y de dejar a estos dos soberbios por aquí tirados, pero a saber cómo acabo yo", piensa Caballo de Copas.

Persona 1: Ya queda nada...

Y pone una sonrisa malévola.

Caballo de Copas: Estos tíos no son nada de fiar.

"¿Debería usar mi magia? ¿Se me permite?", piensa.

Siguen andando un rato corto y llegan a una plazoleta oscura en medio del bosque. Los árboles rodean un círculo de rocas.

Persona 1: Ya hemos llegado jejejjejejejej.

Las tres personas restantes se acercan a Caballo de Copas, Caballo de Bastos y Sota de Bastos y los agarran con una fuerza descomunal que nadie se podía haber imaginado. Tanto que los inmovilizan sin ningún problema.

Sota de Bastos: ¿Qué es esto?

Caballo de Copas: Os lo dije.

Persona 1: No deberíais ser tan confiados. Cualquiera os puede mentir jejejejjejejejeje.

Caballo de Bastos: ¿Quién eres?

Persona 1: ¿Yo? Yo soy un simple esbirro del Lamento de la Mentira. Y vosotros... Vosotros, estúpidos, sois su comida de hoy jejejejjeje.

Sota de Bastos: ¿Qué?

Caballo de Bastos: ¿Nos estás ofreciendo como sacrificio?

Persona 1: Claro. Y menudo sacrificio. Menuda suerte al encontrar un botín como vosotros, sois el alimento preferido del Lamento de la Mentira... Jóvenes, fuertes, altos y guapos. Bueno, el que va con vosotros no, pero bueno, bicho que no mata, engorda.

Caballo de Copas: Serás...

Caballo de Bastos: Suéltanos, h*jop*ta.

Intenta moverse y golpear a aquellos que le tienen sujeto, pero no es posible. Son como rocas.

Persona 1: Tu fuerza no vale contra nosotros.

Su aspecto cambia. Son golems como los de antes.

Caballo de Copas: Os lo dije.

Persona 1: Como veis, somos golems ultra fuertes y ya os hemos atrapado.

Caballo de Bastos: Pues antes me cargué a uno de los vuestros, chulito.

Persona 1: Una pena que ahora estéis atrapados.

Caballo de Bastos: Pues llamaré a mi corcel.

Los caballos en cuestión están en una esquina pastando.

Caballo de Bastos: Psssst psssst, caballito, mis armas...

El caballo está muy a gusto pastando.

Persona 1: No te va a hacer caso. No pueden veros mientras os tengamos sujetos jsejjejejejejjeje. Y ahora, preparaos para recibir a... ¡¡¡El Lamento de la Mentira!!!

Entra en escena un ser con aspecto parecido al de los golems cuando no tenían aspecto de golem. Solo que este lleva unas ropas mejores, más extravagantes.

Lamento de la Mentira: A ver qué me habéis traído...

El Lamento de la Mentira se pasea frente a los prisioneros y los observa uno a uno.

Lamento de la Mentira: Hmmm... Este está muy apetecible... Fuerte, guapo... Como a mí me gustan...

Y se relame.

Lamento de la Mentira: Este... este también me gusta mucho... Menudo botín tenemos hoy...

Y sigue relamiéndose, hasta que deja de hacerlo...

Lamento de la Mentira: ¿Y este? Ughhh... No tiene pinta muy apetecible... Feo, delgaducho... No me gusta... Tendré que castigaros.

Persona 1: Pero... Mi señor...

Lamento de la Mentira: ¿Cuántas veces os he dicho que sólo me traigáis chicos jóvenes, altos, guapos, atractivos y fuertes? Me canso de repetir las cosas, ¿y para qué? ¿para que me traigáis despojos feos como este de aquí?

"¿Me está insultando?", piensa Caballo de Copas.

Lamento de la Mentira: ¿Qué voy a hacer con esto? No me vale para nada. Lo siento, no me puedo comer esta cosa tan desagradable.

Caballo de Copas está rabiando.

Persona 1: Mi señor... Se lo puedo compensar.

Lamento de la Mentira: Demasiado tarde para compensar. Este es tu fin.

Levanta su brazo hacia el golem. En cuestión de segundos, las rocas que conformaban la criatura se convierten en un montón de rocas inanimadas y amontonadas en el suelo.

Lamento de la Mentira: Ya está.

Y se dirige a Caballo de Copas.

Lamento de la Mentira: ¿Y ahora qué hago contigo? Porque ganas de comerte tengo 0.

Caballo de Copas: ...

Lamento de la Mentira: Pero no puedo dejar que te marches... No, no, no... Así que no me queda otra que convertirte en uno de mis esbirros.

"¿En golem? Ni de coña".

El Lamento de la Mentira extiende su mano hacia Caballo de Copas.

Caballo de Copas: No, no, no, me niego.

Cuando la mano del Lamento de la Mentira está a un centímetro de la cara de Caballo de Copas...

Caballo de Copas: Barrera mágica.

Una barrera de magia se interpone entre el Lamento de la Mentira y Caballo de Copas. Todos, incluido el espíritu en cuestión, se quedan flipando.

Lamento de la Mentira: ¿Un mago?

Caballo de Copas: Y esto no es lo único que puedo hacer. O me sueltas o verás mi verdadero poder.

Lamento de la Mentira: ¿Seguro? Yo creo que es un farol. Soy experto en mentirosos y a ti se te ve en la cara. ¿Puedes hacer más pero sólo has hecho una simple barrera?

"Es cierto. Soy aprendiz de mago. No sé hacer mucho más que una simple barrera, pero si esto sirve para ganar tiempo y para salvar el pellejo..."

Lamento de la Mentira: Diría que tu magia no va a durar mucho tiempo...

Caballo de Copas: ¿Tú crees? Intenta deshacerla...

Lamento de la Mentira: ¿Me estás retando? No me hará falta gastar mi tiempo en deshacer tu magia. En fin, quédate ahí con tu barrera. Ya iré después, cuando no te quede poder. Me comeré antes a esos dos de ahí.

Se aleja de Caballo de Copas y va hacia Caballo de Bastos.

Lamento de la Mentira: Me comeré a este primero. Una pena que se vaya a perder esta cara tan guapa...

Lamento de la Mentira se acerca a Caballo de Bastos y, cuando va a llegar...

Caballo de Copas: ¡Barrera mágica!

Lamento de la Mentira: ¿Qué? ¿Otra barrera?

Caballo de Copas había deshecho su barrera para hacerle otra a Caballo de Bastos.

Lamento de la Mentira: ¿Qué haces poniéndote en peligro para salvar a este tipo? ¿Te gusta o algo? Qué patético.

Caballo de Copas: ¿Gustarme? Lo siento, pero tengo mejor gusto que tú.

Lamento de la Mentira: Ya, lo que tú digas. En fin, pues acabaré con el otro antes, así cojo energías.

Se acerca a Sota de Bastos, y cuando llega...

Caballo de Copas: Barrera mágica.

Le pone la barrera a Sota de Bastos.

Sota de Bastos: ¿Qué haces? ¡Sálvate a ti!

Lamento de la Mentira: Me tienes que estar vacilando... ¿También te gusta este? En fin.

Vuelve hacia Caballo de Bastos, pero antes, Caballo de Copas le pone la barrera. Y así, tiene un rato mareado al Lamento de la Mentira en cuestión. Después de un rato dándole a las barreras, Caballo de Copas está exhausto. El Lamento de la Mentira se le acerca. Cuando está muy cerca de él, la barrera que estaba puesta en ese momento en Caballo de Bastos se desvanece, pero no aparece una nueva barrera en Caballo de Copas.

Lamento de la Mentira: Así que ya se ha agotado tu magia. Has durado mucho.

El Lamento de la Mentira aproxima su mano hacia la cara de Caballo de Copas. Hay tensión. Caballo de Bastos y Sota de Bastos miran expectantes con terror. ¿Qué iba a pasar ahora? ¿Se iba a convertir Caballo de Copas en golem? Y después les tocaría a ellos ser devorados. Los segundos pasan como si fuesen horas. La mano del Lamento está a un milímetro de la cara de Caballo de Copas. Entonces, las piedras del golem que mantenía a Caballo de Copas sujeto se desvanecen, y Caballo de Copas sobre ellas, esquivando la mano del Lamento de la Mentira.

Al caer al suelo, sobre las rocas inanimadas de lo que hasta hace dos segundos fue un Golem, Caballo de Copas se da cuenta de que los otros golems, que sujetaban a sus compañeros, también se han desvanecido, quedando también liberados.

Caballo de Copas: Parece que a ti también se te ha agotado la magia. También has durado mucho.

Lamento de la Mentira: Tú...

Caballo de Copas: Me lo imaginaba. Mucho Lamento de la Mentira y al final era todo una mentira. Tú ni siquiera eres un espíritu... Eres un simple mago al que se le puede acabar la magia, y así ha sido. Qué ridículo.

Lamento de la Mentira: Grrrr... Serás...

Caballo de Copas: Te reconozco que es admirable que vivas aquí en este bosque tú solo... Con razón te tuviste que crear un ejército de golems que te hicieran compañía. Un espíritu no necesitaría de eso... No eres más que un mentiroso, como tu propio nombre dice. ¿Y lo de alimentarse de tipos guapos y fuertes? Que sepas que a los feos también nos puedes succionar la energía para convertirla en poder mágico. ¿O quizás tengas un poder tan limitado que sólo puedes quitárselo a los tíos guapos con poca resistencia mágica? ¿Sabías que estar buenorro no siempre va ligado con tener poca resistencia mágica?

Lamento de la Mentira: GRRRRR... ¡Cállate! ¡Te mataré!

Caballo de Bastos y Sota de Bastos tienen sus bastos en la mano.

Caballo de Bastos: No lo creo.

El Lamento de la Mentira tiene una expresión de absoluto terror.

Lamento de la Mentira: ARGHHHHHHHHH.

Caballo de Copas: Yo que tú huiría...

El "Lamento de la Mentira" intenta huir, pero no lo consigue. Caballo de Bastos y Sota de Bastos le empiezan a dar con sus respectivas armas.

Caballo de Bastos: No te vas a ir de rositas. No después de haber succionado la energía de a saber cuántos tipos guapetones como nosotros.

Sota de Bastos: Te vas a cagar h*jop*ta.

Caballo de Bastos: En el nombre de los tíos buenorros de este mundo, te castigaré.

Al final le dejaron inconsciente en el suelo. No le quitaron la vida ni nada por el estilo, pero le dieron un buen susto. Finalmente, emprendieron su viaje de nuevo por aquel camino oscuro por el que habían llegado.

Caballo de Copas: En fin, toca salir de aquí.

Caballo de Bastos: Casi no lo contamos.

Sota de Bastos: Gracias.

Caballo de Copas: ¿Eh?

Sota de Bastos: ¿Nos has salvado, no? Gracias.

Caballo de Copas: Bueno... Sí... Supongo... Pero bueno, ahora estamos en paz. Ya no tengo por qué ser tu esclavo.

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