Tu nombre (Parte 2)

Nagisa se removió incomodo entre las sábanas. Tenía la garganta reseca y los ojos le escocían un poco pese a tenerlos aún cerrados. Se levantó con un poco de dificultad y miró a su alrededor, la luz que entraba por la ventana le lastimaba la vista. El cuarto de Akari siempre había sido mucho más luminoso que el suyo, por eso siempre pensaba... Un momento, ¿el cuarto de Akari? ¡Estaba en el cuarto de Akari! Eso quería decir que funcionó, lo que sea que haya hecho funciono y tenía una oportunidad, la última, de salvarla.

Se levantó de un salto y bajó al comedor corriendo. No había nadie, solo había un plato en la mesa cubierto por un trozo de plástico para mantener la comida fuera del alcance de los insectos, junto una nota escrita con la letra de Aguri le decía que ella llegaría tarde y que no la esperara para cenar. Si la intuición no le fallaba, entonces ese debería ser el día del incidente.

Al ver el reloj se sobresaltó al caer en cuenta de que la luz que entraba a la habitación no era matutina, sino que poco a poco iba debilitándose al caer la noche. Además de estar vestida como si fuese a salir a algún lado.

¿No le había dicho el anciano que Akari salió ese día a otra ciudad y después fue directamente con su hermana? ¿Qué hacía en su casa entonces? Como fuere no importaba. Tenía que avisar a Aguri sobre el incidente.

Subió de nuevo a "su" habitación y buscó el teléfono para llamarla. Marcó el numero una, dos, tres veces y ella no respondía. ¿Había pasado algo ya? ¿Qué él estuviese ahí había cambiado los acontecimientos? No, no podía ser.

Corrió escaleras abajo por segunda vez y miró a su alrededor. En la cocina estaba el almuerzo de Aguri, de seguro lo había dejado por salir deprisa. Una buena excusa.

Tomó el contenedor y se dirigió a la puerta. Se calzó los zapatos con rapidez, tomó las llaves de la casa, su teléfono y la tarjeta que la identificaba como la hermana menor de Aguri.

Recorrió el camino lo más rápido que pudo sin importarle lo que la gente pudiera pensar al verlo correr de esa manera. Necesitaba llegar lo más pronto posible. Necesitaba asegurarse de que no les pasara nada.

***

Akari se despertó con un tremendo dolor en el hombro. Se desperezó con una mueca de dolor en el rostro y miró alrededor. Estaba oscureciendo, podía ver como el sol se ocultaba poco a poco en el horizonte.

El pánico la asaltó, ¿qué hacía durmiendo en plena calle? no era capaz de recordar cómo o porque había llegado ahí. Además el paisaje le resultaba irreconocible. Una zona semi-desierta, escombros por todas partes... ¿dónde estaba?

Lo único que podía recordar con claridad era llegar a casa de su viaje y tirarse en la cama a llorar un rato. Ese viaje... pensaba un poco que no debía haberlo hecho.

Había logrado obtener una cita entre Nagisa y Nakamura, y así se lo hizo saber al peliazul. Por alguna razón no le terminaba de gustar la idea de que esos dos salieran juntos, pero no podía hacer nada.

Estuvo pensando y repensando toda la mañana, y al final tomó su decisión: iría a visitar a Nagisa y felicitarlo en caso de hacer algún avance con la rubia. No importando cuanto llegara a dolerle, pero quería verlo por lo menos una vez.

Tomó sus cosas, después de despedirse de su hermana salió derecha a la estación de trenes. Compró el boleto de ida y abordó a la hora indicada. El viaje duró aproximadamente dos horas y media.

Ya en su destino se dirigió al lugar donde acordó la cita y buscó con la mirada esa cabellera azul que conocía bien, pero no la encontró por ningún lado. Se fijó en las tiendas de los alrededores, en el parque, las cafeterías y restaurantes cercanos, sin hallar algún rastro de la pareja.

¿Acaso ninguno acudió? o, ¿estaban en otro lugar completamente diferente? Recordaba que Nakamura le dijo en algún momento que quería visitar el acuario, ¿estarían ahí?, esperaba que no, pues el acuario se encontraba al otro lado de la ciudad y no contaba con el presupuesto suficiente para llegar hasta ahí y luego regresar a casa. En un intento casi desesperado, decidió probar suerte yendo a casa de Nagisa y tratar de encontrarlo en el camino.

Tomó el tren en dirección al barrio donde el chico vivía. Le resultaba extraño hacer ese recorrido como Akari, pues siempre iba en el cuerpo de Nagisa en el trayecto, pero una parte de ella se sentía sumamente contenta por poder verlo, por fin, como era en realidad.

Al llegar dudó si debía tocar o no, Hiromi no la conocía y resultaría raro que una chica llamase a su puerta presentándose como amiga de su hijo, el cual asistía a una escuela sólo para varones. Al final no lo hizo, solo miró la casa y realizó el camino de regreso sintiéndose una total cobarde.

Estuvo tan cerca, pero no pudo encontrarlo. Quizás estaba bien así y la única forma de interacción que debían tener era ese extraño cambio de cuerpos. ¿Por qué lo hacían entonces? Debía haber una razón pero no podía dar con ella.

Ya en la estación tomó la misma línea por la que llegó, pues esta le llevaría a donde tomaría el tren para regresar a casa.

Sentada en un banco, mientras esperaba a que el transporte llegara, pensó en las probabilidades de poderse encontrar con Nagisa. Eran pocas, pero había puesto todas sus esperanzas en ello. Dolía tanto el ser tan ingenua.

Con un gesto ausente acarició el collar que llevaba colgado al cuello. Lo había comprado un par de días atrás en una tienda recién abierta en la ciudad. Apenas lo vio supo que era para ella: un pequeño dije en forma de pudin parecía sonreírle desde el escaparate. Le recordaba lo que Nagisa le escribió alguna vez, "tus amigas se siempre me miran raro cuando no como pudin en el almuerzo, al parecer tienes algo con eso, ¿o me equivoco? si comes demasiado terminaras por convertirte en uno y eso sería malo para los ambos". Lo compró sin pensarlo dos veces.

Perdida en sus pensamientos, apenas se percató de la llegada del tren. Se paró de un salto y se acercó a la zona de abordar, pocas personas subirían por lo que alcanzó a ver.

El tren paró y las puertas se abrieron. Algunas personas bajaron mientras otras se apresuraban a subir, Akari entre ellas.

Entre quienes bajaban alcanzó a ver la cabellera de Nagisa. Este la miró un segundo, pero no pareció reconocerla.

Luchando contra la marea de personas ella se quitó el collar como pudo y lo extendió a él.

—¡Nagisa! —el chico la miró asombrado— ¡Nagisa, tienes que recordarme! ¡Mi nombre es Akari Yukimura! ¡No lo olvides!

De alguna manera el collar llegó sano y salvo a manos del muchacho antes de que las puertas se cerraran. La miró por última vez antes de que el tren se pusiera en marcha y permaneció así hasta que se perdieron de vista.

Akari estaba feliz. Pudo verlo después de tanto buscar. Que importaba que las personas en el andén la vieran raro, había encontrado a Nagisa y le dio el collar, aunque no acababa de entender por qué lo hizo.

Luego recordó la mirada del chico. No había alegría y reconocimiento como esperó. Todo lo que esos ojos reflejaban era indiferencia. ¿Acaso no la reconoció?, ¿o es que salía ya con Nakamura y cualquier asunto relacionado con ella le tenía sin cuidado? Quizás después de todo no le tenía aprecio, es decir, en un principio, nunca dijo que sintiera algo por ella, ¿todo lo que pasaron no significaba nada para él?

Con ese pensamiento pasó de la alegría a la más profunda tristeza. El largo camino de regreso se le hizo eterno entre una nube de pensamientos negativos y lágrimas contenidas. Nada más llegar a casa se tiró en la cama y lloró a lágrima viva para desechar todas sus ideas y tontos sentimientos. En algún punto debió quedarse dormida.

Ahora se encontraba en un paramo desolado y frio. Ruinas de varios edificios carbonizados se esparcían por todas partes y, bajo la leve luz, resultaban amenazadores.

Tardó un poco de tiempo en darse cuenta de que estaba ocupando el cuerpo de Nagisa una vez más. ¿Dónde se había ido a meter ese chico?

Revisó un poco más detenidamente el lugar y lo que encontró hizo que su corazón diera un vuelco.

¿"En memoria de los muertos en la explosión"? ¿Qué explosión? La lista de nombres, algunos le resultaban familiares, eran compañeros de trabajo de su hermana, pero eso no podía ser, todos ellos estaban...

Detuvo la lectura al encontrarse con un par de nombres más que familiares: Aguri y Akari Yukimura.

Sintió como el aire dejaba sus pulmones, ¿qué clase de mala broma era esa?

Negando con la cabeza se puso a dar vueltas en círculos, ¿qué demonios estaba pasando? ¿qué era todo eso?

Se detuvo al sentir una presencia conocida.

—¿Nagisa?

***

El chico llegó sin aliento al laboratorio. Mostró su identificación y el guardia lo dejo pasar.

Recorrió varios pasillos tratando de dar con Aguri, que no parecía estar en ninguna parte. Después de varios minutos en los que casi entra en pánico la vio de salir de una puerta casi al final de un corredor. Apresuró el paso y atrajo su atención llamándola casi a gritos.

—¡Akari!, ¿qué haces aquí? —le preguntó al tenerla enfrente.

—Yo... tu... tu almuerzo, lo dejaste y no contestabas el teléfono, así que te lo traje.

—¡Oh!, muchas gracias, ni siquiera lo había notado. Regresa a casa pronto, está oscuro y no quiero que te pase nada —contestó la mayor con una sonrisa, disponiéndose a seguir con su camino, pero una mano en su brazo la detuvo.

—¿No puedes regresar temprano a casa hoy? —cuestionó Nagisa-Akari con verdadera preocupación.

—Sabes que no me es posible, estamos muy ocupados en estos días, ¿por qué la pregunta?

—Yo... no quiero... no quiero que estés aquí, no esta noche. Por favor, sólo regresa a casa, mañana puedes trabajar como siempre, pero hoy... regresa a casa, Aguri por favor —Nagisa lloraba, apretó, incluso, el agarre de su mano. Estaba desesperado, no sabía muy bien qué hacer y lo único que podía pensar era que, si no estaban allí esa noche, no pasaría nada, que todo estaría bien.

Aguri quedó atónita al ver a su hermanita rogarle y llorar así, ¿había pasado algo malo?

—Tranquila, ve a casa, cuando regrese me quedaré contigo todo lo que quieras, ¿bien?

—No... —no estaba bien, no deberían estar esa noche ahí, pero antes de que pudiese decir alguna replica, Aguri desapareció llevada casi a rastras por un colega que no dejaba de parlotear sobre cualquier cosa.

Incapaz de nada, Nagisa los vio alejarse. Para cuando pudo reaccionar ya los había perdido de vista.

Caminó sin rumbo, tratando de pensar en una alternativa. Sus pasos lo llevaron a una puerta entreabierta. De dentro salían voces agitadas que soltaban exclamaciones e improperios cada tanto. No les prestó mucha atención hasta que uno de ellos dijo algo como: "se está sobrecalentando".

Esa frase le dio mala espina, así que se quedó escuchando un poco más. Por lo que entendió, un algo en un cuarto de maquinas había sufrido un desperfecto y estaba causando una serie de fallas en los sistemas eléctricos del edificio. Una de las aéreas afectadas era la que controlaba la ventilación. Y precisamente uno de los experimentos en los que trabajaba Aguri necesitaba de ella para mantenerse estable.

Lleno de renovada energía regresó a la tarea de encontrar a la mayor de las Yukimura.

En determinado entró a una habitación vacía que daba una hermosa vista del atardecer desde sus enormes ventanales. Estaba a punto de salir cuando escucho una voz que le llamaba.

—¿Nagisa?

Rápidamente volteo la mirada al ventanal. A través del cristal podía ver su figura que le devolvía la mirada brillante con lágrimas contenidas.

—Akari.

Caminó hasta la ventana y posó la mano en el cristal. Vio que ella hacía lo mismo y, con emoción, juntaron sus frentes a pesar de encontrarse separados por un cristal.

Cuando abrieron los ojos fueron capaces de ver al otro, no a su propia figura. Habían regresado a ser ellos. Nagisa, recordando la situación en la que se encontraban le explico todo lo que había hecho, desde ir a buscarla, hasta la conversación que escuchó por casualidad. Ella se limitó a escuchar con atención y sonreír.

—Akari, no sabes cuánto me alegra que estés bien. No sé si lo hice bien, espero que sí. No te olvidaré, lo prometo. Te quiero demasiado como para hacerlo.

—Nagisa, está bien. Ya está todo bien —lo tranquilizó ella, la emoción le ganaba y apenas era capaz de hablar—. Yo prometo que no te olvidaré. Te quiero tanto, tanto, tanto. Estaremos juntos, lo juro.

Rieron juntos como nunca habían hecho.

Poco a poco la imagen al otro lado del cristal se iba difuminando hasta desaparecer. Volvían a estar solos.

Akari echo un último vistazo hacia afuera antes de correr como alma que lleva el diablo en busca de su hermana.

Le costó un poco encontrarla, pero al final lo hizo. Le contó la conversación a medias que escuchó de Nagisa, lo suficiente como para hacerle entender el peligro en el que se encontraban.

Ambas hermanas corrieron a revisar la situación. La habitación era un horno, pero Aguri se las arregló para entrar. Hizo unas verificaciones y trató de arreglar el problema, cosa imposible a esas alturas. Lo más que podía hacer era minimizar los daños. Hizo y deshizo en todo el cuarto, para después salir disparada a dar la alarma.

Personas seguían saliendo del edificio cuando una explosión hizo que todo se derrumbara.

***

--- 5 años después ---

Nagisa caminaba fuera del campus escolar donde era maestro. Su vida había transcurrido con normalidad a pesar de pasar por una época extraña en su adolescencia.

Esa época después de despertarse en un área deshabitada, junto a los restos de lo que anteriormente había sido un laboratorio. No tenía ni idea de cómo había llegado ahí o qué razones tenía. Regresó a casa con la sensación de estar olvidando algo importante.

Luego de eso pareció distante un tiempo, sentía que le faltaba algo, pero no podía estar seguro. Lo único que tenía en claro era que, fuera lo que fuese, tenía que ver con el dije en forma de pudin que aferraba entre sus manos al momento de despertar. Le tomo bastante tiempo recuperarse por completo.

De lo único de lo que no podía deshacerse, era de la sensación de estar buscando algo continuamente.

Algo importante. Algo que había jurado no olvidar.

***

Akari Yukimura estaba próxima a debutar como actriz nacional luego de llevar años trabajando en pequeñas producciones independientes. Su talento y dedicación la habían llevado lejos y ahora tenía aquello con lo que siempre había soñado. Era feliz, pero...

Siempre había un vacio que no podía llenar.

Luego de ese accidente en el trabajo de su hermana, donde afortunadamente no hubo pérdidas, las hermanas Yukimura se mudaron a otra ciudad. Aguri consiguió un trabajo menos peligroso pero igual de gratificante. Ella se dedicó a terminar sus estudios y a pulir su talento para la actuación. Le costó bastante esfuerzo, pero al final logró todo lo que quiso.

Sin embargo esa sensación de pérdida se instalaba en su pecho muy de vez en cuanto.

Sentía que le faltaba algo para estar completa.

Algo que juró siempre recordar.

***

Dos personas que llevan una vida normal hacen su recorrido de regreso a casa como siempre.

Caminan sumergidos en sus pensamientos, tratando de rememorar tiempos pasados donde lo único que existe es un vacio.

Trenes que toman direcciones diferentes, pero que se cruzan en un punto.

Una mirada que se encuentra con otra. Reconocimiento inmediato.

Una sensación que agita un par de corazones y obliga a ambos a correr en busca del otro.

Pasos apresurados, búsqueda desesperada.

Un pequeño parque es el punto de encuentro.

Pasan al lado del otro casi sin percatarse. Al último momento se miran entre sí.

No hay duda. Lo han encontrado.

Una pregunta se alza al mismo tiempo en tonos distintos.

—Disculpa, ¿cuál es tu nombre? 


*****

Hola chicos! Buenas madrugadas(?

He aquí la segunda parte de "Tu nombre"

Me ha encantado escribirlo! y espero que a ustedes leerlo.

No se que decir, solo que ya tengo planeado el siguiente one shot!

Sobre navidad, para variar.

 Cliché, lo sé, pero me gusta, así que lo usaré :D

Bueno, el sueño me puede. Nos leemos pronto!!

InfiniteTrigger_uw

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