Tiempo de alcohol
Tres de la mañana. Un celular suena. Una persona despierta y con molestia contesta a medio camino entre el sueño y la vigilia.
— ¿Bueno?— preguntó Kayano tratando de mantenerse despierta.
— ¡Cariño!— gritó alguien del otro lado de la línea — ¡No sabes cuánto te amo! ¿Lo sabes? ¿Si lo sabes, puedes decírmelo?
Apenas terminó la frase, supo que se trataba de Nagisa. También se dio cuenta de que arrastraba las palabras.
— ¿Nagisa? ¿Estás ebrio?
A pesar de que se conocían desde la secundaria y que llevaban saliendo algún tiempo, nunca había visto a Nagisa sobrepasarse con el alcohol.
— ¿Yo? No, claro que no ¡Hip!— era claro que estaba ebrio.
—Nagisa, ¿dónde estás? ¿Y Karma?— si no mal recordaba, le había dicho que se iba a encontrar con Karma y que no se preocupara si llegaba tarde. Por eso se había dormido sin esperarle.
— ¡Esta aquí conmigo! Si quieres te lo paso...
Conociendo a Karma, capaz y había emborrachado a su amigo para burlarse después de él, pero por lo menos era lo suficientemente maduro para darle una dirección para poder ir a recoger a su novio.
—Karma-kun, ¿dónde...
— ¡Kayano-chaaaan!— quizás pensó demasiado rápido— ¡Nagisa no deja de hablar de ti! Y cuando habla de ti no puedo evitar pensar en pudin, ¿sigues comiendo tanto pudin como en la secundaria? Dios, eres como una niña. Y hablando de niñas, últimamente me dan ganas de tener una niña pero soy hombre y no puedo tener una niña o eso me han dicho, espero no haber vivido engañado toda mi vida. Quizá pueda adoptar, aunque también quiero una mascota, ¿la niña querrá una mascota? Bueno si no la quiere yo tampoco y además...
Karma hablaba demasiado y tan rápido que le fue imposible seguirle el hilo. A pesar de lo que muchos se imaginaban al conocerlo, él no era muy tolerante al alcohol.
Con un suspiro cansado y ya totalmente despierta, Kayano cortó la llamada. Ninguno se esos dos le había dado información relevante, por lo que debía averiguar dónde estaban por otros medios.
—Ritsu—llamó a la chica virtual que los ayudaba desde sus tiempos de adolescentes— Necesito saber dónde está Nagisa, ¿podrías buscarlo por favor?
— ¡Con gusto!— tras unos segundos de rastreo dijo— Nagisa-kun se encuentra en la casa de Karma-kun a unas cuadras de aquí, si vas en coche puedo guiarte.
—Te lo agradecería, y creo que deberías llamar a Okuda para que se encargue de Karma-kun— dijo mientras tomaba las llaves de su coche y salía aún en pijama, total, nadie le prestaría demasiada atención.
Treinta minutos después se encontraba en la casa de Karma junto con Okuda.
Kayano trataba de llevar a Nagisa al auto para regresar a su casa mientras Okuda intentaba que Karma fuese a su cama.
—Pero si nos estamos divirtiendo— les reprochó Nagisa haciendo un puchero.
—Y todavía nos quedan varias botellas— comentó Karma tomando una botella vacía y agitándola— O creo que no.
—Es por eso que la fiesta ya se acabó— dijo Kayano tratando de convencerlos— Además, deben estar cansados después de haber eh... hablado tanto— termino con una sonrisa.
Eso pareció surtir el efecto deseado, pues ambos chicos se dejaron llevar indolentemente. Aunque era más probable que fuese el alcohol haciendo de las suyas.
Las chicas se despidieron y llevaron a los dos cada uno por su lado. Lo último que creyó haber escuchado fue a Karma decir: "Ne, Okuda tengamos una niña~"
El camino de regreso fue silencioso, Nagisa miraba por la ventana tratando de mantenerse despierto.
Ya dentro de la casa comenzaron las arcadas. Apenas si tuvieron tiempo de llegar al baño.
Kayano no podía creer lo que estaba pasando. Cuándo por fin terminaron las náuseas lo cambio como pudo y se metió con él a la cama.
—Kaede— la voz de Nagisa sonaba adormilada— Karma quiere tener una niña— otra vez la burra al trigo, había perdido la cuenta de las veces que lo dijo mientras estuvo en su casa— Yo también quiero que tengamos una niña y un niño...— cada vez le costaba más hablar— Quiero un niño tuyo...
Sus palabras le conmovieron más de lo que pensaría.
—Sí, sí, hablaremos de ello en la mañana, ¿está bien? Ahora es hora de dormir.
Tal vez Nagisa no recordaría esas palabras en la mañana, pero ella sí que lo haría. Y trataría de hacerlas realidad algún día.
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