Capítulo 41
-Capitán.-Habló Penguin, haciendose presente en la habitación, se acomodo en el marco de la puerta recostando su hombro en él. Su semblante era preocupado.-Es una locura lo que esta haciendo.
-Vuelve a tu puesto, por favor.-Pidió amablemente, con la vista en su brazo izquierdo.-Se bien lo que hago.
-Capitán.-Se unió a la conversación Shachi.-Lleva sin dormir un dia y medio.
-Dos.-Corrigió su compañero.
-Dos dias.-Trago saliva, las ojeras del ojigris eran mucho mas pronunciadas que de costumbre.-Y usted fue herido de gravedad, recuerde eso también por favor.
-Una buena alimentación no sirve de nada si el cuerpo no recibe un buen descanso, usted mismo nos lo dijo una vez.-Complemento el otro chico.
Él no dijo mano, mantuvo la vista en el interior de su codo donde una aguja hipodermica conectada a un sistema de tubos estaba extrayendole sangre.
Law estaba sentado en una silla al lado de su cama, en el suelo descansaba el aparato que realizaba la venopunción y varias gasas sucias con rojo. Sobre la cama habia una bolsa recolectora de sangre llena y otra estaba siendo llenada en ese momento.
-Estoy bien.-Dijo él por lo bajo.-En cuanto pueda descansare, no deben preocuparse.
-Por favor, capitán.-Habló Bepo detras de ambos chicos.-No me gusta verlo así.
Law movio los ojos hasta dar con la presencia de su tripulación, a estos se les heló el alma, nunca habían visto una mirada tan fria y vacía como esa.
Más que extraerse sangre, parecía que se estuviera extrayendo la vida. Se veia hueco, era tan sólo un cascarón vacio.
-Vayanse.-Dijo casi en un susurro.-Regresen a sus tareas, es una orden.
Con un nudo en la garganta, los muchachos se retiraron de aquella habitación, dejandolo sólo con el sonido de la bomba.
Era la primera vez, desde aquella fatídica noche. Que sentia que se derrumbaba.
Estaba exhausto, el cuerpo le pesaba, la respiración era ligera, sus pulmones apenas se llenaban con oxígeno. Los ojos le ardían, temía caer dormido con cada parpadeo, tenía el ceño levemente fruncido, no tenía fuerza ni para eso. Estaba mas pálido de lo normal, sus tatuajes se veían mas oscuros. Tenía el cabello desarreglado, su apariencia estaba deteriorada. Intentaba mantenerse despierto a toda costa, dormir era un lujo que no podía darse.
Era cuestión de vida o muerte.
Apagó el aparato cuando la bolsa estuvo llena, se quito la aguja jalando el tubo con la misma mano del brazo en el que la tenía inyectada sin felxionarlo. Tapó la bolsa con la transfusión y la dejó sobre la cama con la aterior. Sacudio el brazo hasta que se le bajo la manga de la polera, flexión el brazo hacia arriba para hacer presión sobre la sangraduria. La polera blanca se le fue tiñendo de rojo en un cirlculo alrededor de la parte interna del codo.
Tomó ambas bolsas de sangre y salió de la habitación directo al quirófano.
Una vez en aquella habitación blanca, refrigero las transfusiones, dejandolas colgadas junto a otras mas que habia estado llenando en los últimos dias. Antes de retirarse a tomar una ducha, le dedico una mirada fugaz al cuerpo sobre la camilla.
Cerro los ojos con fuerza en el momento en que sus ojos dieron a parar con una mano que se asomoba debajo de la sabana blanca que cubria aquel cuerpo.
Una mano palida, completamente vacia, con pequeños destellos rojos que ensuciaban su blancura.
Volteo la mirada aún con los ojos cerrados y camino hasta la salida de aquella habitacion. Cerro la puerta detras de si y suspiro pesadamente.
Sentia como el oxigeno frio entraba por su laringe, bajando hasta sus pulmones, raspandole por dentro.
Las piernas le flaquearon por un segundo, en ese breve tiempo que había cerrado sus ojos su cuerpo le reclamaba el sueño.
Abrió los ojos con dificultad y camino de nuevo hacia su habitación para tomar un baño antes de la operación.
El agua caía sobre su cabeza, mojaba si cabello haciendolo caer sobre su frente. Mantenia la vista en sus pies, viendo como el agua bajaba por sus piernas, entreverandose con las burbujas de jabón. Tenía morados en el brazo sobre donde solía estar la aguaja hipodermica, lo sentia muy débil, pesado, tenia que hacer mucho esfuerzo para que este respondiera a sus órdenes.
Sentía que lo estaba abatiendo una tormenta pero en realidad sólo eran las gotas de una simple ducha, agua que caia sutilmente de la regadera.
Salió de la ducha y se miro al espejo, se sorprendió de su propia imagen.
Tenia los pomulos un poco mas pronunciados, su barba estaba desarreglada también. Parecia que tenía murciélagos colgandole debajo de los ojos. Pudo hasta notar sus ojos un poco mas claros, apagados.
"¿Aún soy yo?" se preguntó "¿aún estoy vivo?"
-Si esto es una pesadilla, quiero despertar.-Musitó.
Salió del baño, su cuerpo sudado a causa del vapor del agua caliente entró en contacto con la temperatura ambiente, fría, e hizo que la piel se le erizara.
Recordó como (tn) podia producir el mismo efecto en él con tan sólo una mirada.
Daría lo que fuera por ver esa mirada una vez mas, incluso su propia vida.
Termino de vestirse y repaso en su mente si tenía todo lo necesario para regresar al quirófano. Paseo rápidamente su mirada por la habitación, sus ojos se detuvieron en su escritorio.
Sobre él, había un papel blanco, doblado y un tanto descuidado.
Trago saliva y se acercó para tomarlo entre sus manos. No hizo falta que lo abriese para saber que era. Se lo guardo en el bolsillo del pantalón.
Dentro del quirófano, se colocó su bata blanca y se colocó un guante de látex estéril en la mano, su unica mano.
Se acercó a la camilla, noto la silueta del rostro de la chica siendo contorneada por la sábana. Se armo de valor y corrió la tela dejando a la vista el rostro de (Tn).
Sus ojos se empañaron, las lagrimas se acumularon en sus parpados, su mano tembló, aferró aquel pedazo de algodón blanco con el puño, sentia su corazón siendo consumido por el dolor lentamente, haciendose trizas dentro de su pecho. Apretó los labios, inclinó su pecho hacia adelante quebrando a llorar, soltó la prenda retrocedió unos pasos alejandose de ella para no llorar sobre su cuerpo.
Mordio con fuerza su labio inferior intentando contener un grito, era una verdadera tortura.
-No...-Sollozo.-Basta.
Negaba con la cabeza intentando apartar de su mente las imagenes de su infancia.
¿Estaba destinado a perder a todas las personas que amaba?.
-¿Por que?.-Se llevo una mano al rostro, cubriendose los ojos.-¿Por que debe verse así?.
La chica tenía dos grande hileras de sangre cayendo una a cada lado de la comisura de sus labios, asemejandose a una sonrisa.
Una sonrisa que le hacía recordar demasiado a Rosinante.
La mente de Law era un torbellino, le dolia la cabeza, sentia que le iba a estallar.
El pecho se le compramia, la respiración se le hacia agitada.
El sonido de los golpes en la puerta pidiendo permiso para entrar, lo obligaron a incorporarse y secar sus lagrimas rápidamente.
Se obligaba a no derrumbarse frente a sus nakamas.
El era el capitán, si él se desmoronaba su tripulación también.
La puerta se abrió, Shachi y Penguin estaban ahí, también preparados para ayudar con aquella operación.
-Capitán.-Habló con preocupación el pelirrojo.-No quiero sonar cruel, pero sigo creyendo que es prioridad que opere su brazo antes de comenzar con ella.
-Podria perderlo de manera permanente.-Comento su compañero.
-Ella es prioridad.
-Pero ella esta...
-No.-Lo interrumpió.-Si no puedo vencer a la muerte entonces creo que no tengo el nombre de pila adecuado.
-Por favor, sea coherente, ya han pasado dos dias, no ha mostrado signo alguno de vida.
-Usted no esta en sus condiciones óptimas.
-Sabemos que es difícil, es duro, sabe que sufre.-Bajo la mirada a sus pies.-Pero sufrira mas aún si esto no da resultado.
-La traeré devuelta a como de lugar.-Habló firme, decidido.-Realizare la operación de la vida eterna si es necesario.
-No.-Intervino Shachi.-No se lo permitiremos.
-Yo soy el capitán.-Replicó.-Tu obedeces mis ordenes.
-¿Que ordenes seguiremos cuando ya no estes aquí?.-Pregunto su amigo, enojado y con la voz elevada.-¡No seas idiota, Law!.
Los ojos de ambos chicos estaban aguados, sabían que hablaba muy en serio, sus ojos rojos lo indicaban. No estaban dispuestos a perderlo pero al fin y al cabo no podían hacer nada para evitarlo.
-Tiene razón.-las miradas se posaron en el pelirrojo.-Usted es el capitán.-Conectó sus ojos con el gris humo encerrado en alrededor de sus pupilas.-Confío en usted y en su capacidad como doctor, nunca ha fallado y tampoco lo hará ahora.
Penguin sonrió con trsiteza mirando a su amigo.
-Es verdad.-Comentó.-Le somos muy fieles.-Law les dedico una sonrisa fugaz.-y por eso.-Cambió su semblante a uno serio.-Si usted muere, nosotros también lo haremos.-El doctor fruncio el ceño.-Así que ya sabe lo que sucederá en caso de que...
-Bien.-Intervino.-Ya fue suficiente charla, es hora de comenzar.
Ambos chicos asintieron, se colocaron los barbijos y los guantes, ya estaban preparados. Law respiro profundo y se acercó a la camilla, termino de descubrir el cuerpo de la chica. El rostro de sus nakamas palidecio.
La batalla entre el cirujano y la muerte estaba a punto de comenzar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top