Capítulo 39
-(Tn).-Hablo con la voz grave, se podia sentir cómo la irá y el desconcierto se colaba en su tono.-¿Que diablos intentabas hacer?.
La chica aún silenciada estaba sufriendo un colapso nervioso. Su cuerpo entero temblaba, sus músculos estaban tensos, sus brazos caían a cada lado de su cuerpo, con las manos ensangrentadas rozando el suelo, una con los dedos completamente rígidos y la otra empuñando el arma de fuego con fuerza.
Estaba sentada sobre sus propias piernas, con las rodillas flexionadas y apoyando parte de sus muslos sobre sus pantorrillas.
Su respiración era agitada, su pecho bajaba y subía rápidamente, tomaba aire unicamente por la nariz, inhalando y exalando a gran velocidad.
Sus ojos estaban rojos, hinchados, casi cerrándose. La expresión de su rostro daba pena de sólo verla.
Herida, sucia, mojada, pálida, aterrada, triste.
Así se veia.
Tenia los labios levemente separados, su labio inferior temblaba. Tenia tanto que decir, tanto que gritar y ni una sola palabra podía escapar de sus labios. No podía, no podía articular nada.
Era una maldita pesadilla y sufria parálisis del sueño.
Su cuerpo estaba ahí, pero su mente estaba en otro plano.
Law movio un poco su cabeza con la intención de ver a la chica. Si moría, al menos quería ver esos ojos una ultima vez. Pero no pudo ni siquiera torcer el cuello ya que Doflamingo le disparo nuevamente en la espalda.
El estruendo la hizo reaccionar, un grito fue lo único que pudo salir de su boca en ese momento.
Deshizo su silencio para poder expresarse con el rubio.
-¡Para!.-Gritó.-¡Basta!.
-¡Responde mi pregunta!.-Gritó el demonio celestial.-¿Que mierda hacias, (tn)?.
-¿Que mierda haces tu?.
"No es momento de jugar a revertir las preguntas (tn)-ya" pensó Law desde su posición, ella le habia hecho lo mismo incontables veces cuando no sabía que responder.
-Mira lo que le estas haciendo a Dressrosa, lo que le estas haciendo a mi hogar.-continuó. Apoyo ambas manos en el suelo para hacer soporte y ponerse de pie.-Dijiste que no me mentias, tampoco que me ocultabas cosas.-Se limpio las lagrimas con el dorso de su mano izquierda, sin romper el contacto visual con el rubio.-Dime que esta pasando.
Doflamingo trago saliva, en su cuello se notaba una marcada vena palpitante al igual que la de su frente.
Hasta ahora tenía dos opciones: la primera era decirle la verdad, no le quedaba de otra. La chica ya habia presenciado los eventos con sus propios ojos y el caos de alrededor gritaba "Donquixote" por todos lados. Inclusive, la torikago sobre sus cabezas daba a entender que Doflamingo estaba detrás del desastre que había en los alrededores.
La segunda opcion, era matarla. No quería hacerlo, no queria matar a su niña. (Tn) era, posiblemente, la única persona por la que él sintiera amor real. Era su tesoro, su mujercita pequeña, de sonrisa amplia y caídas estruendosas. No, no era lo que quería, no se atreveria a matar nuevamente a alguien a quien le tuviera aprecio real.
Pero, ¿echaría a perder todo por una persona?, se estaba haciendo la misma pregunta que años atrás.
Era difícil, pero ya sabía la respuesta.
-Ven acá.-La llamo él.-No puedo perder el tiempo, si vas a estar de mi lado entonces ven conmigo.-Alargó una de sus manos hacia ella.-Si vas a interponerte en mi camino entonces quedate ahí y me encargaré de ti luego.
-Eres.-Negó con la cabeza, no encontraba una palabra lo suficientemente grande cómo para abarcar todo lo que ese hombre le provocaba, todo el daño. Apretaba los dientes, intentando no romper a llorar, ¿Ese era el hombre del que había estado enamorada tanto tiempo?, ¿¡Como había podido ser tan ciega!?. Se sentia tonta, ingenua.-Eres despreciable, sucio hijo de...
-Veo de que lado has decidido permanecer.-La interrumpió, soltó un suspiro pesado. Devolvió su mano a su lugar. Desvío la mirada de ella hacia el chico que se desangraba a sus pies.-Toma asiento y aguarda a ser atendida.
Otro disparo impacto en Law.
-¡Basta!.-Lo apuntó con el arma. Dio un respiro profundo, lleno sus pulmones con el oxígeno contaminado de hollín que había en el lugar. Logró controlar un poco su cuerpo y se puso firme, concentró toda su fuerza en dejar de temblar, no se permitiría fallar de nuevo.-¡Ya dejalo!.-Pidió a gritos.-¡No me obligues a dispararte!.
Doffy volteo nuevamente la mirada hacia ella, la sangre de su cuerpo entero parecía concentrarse en hacer crecer las pronunciadas venas yugulares a cada costado de su cuello.
-¿¡Que demonios te sucede!?.-Gritó eufórico.-¡No quiero hacerte daño no te interpongas en mi camino, corazón!.
-¡No me llames así!, ¡No soy tu corazón!.
Esas palabras le raspaban la garganta, parte de ella se iba fragmentando.
Una cosa era pensarlo, otra cosa era decirlo.
Decirlo, hablar, le daba pesadez, le daba realidad. Ya no eran cosas de su cabeza, una vez que salian de su boca pasaban a ser hechos.
La renuncia a su amo se volvia real, ya no estaba en su mente.
Estaba dando por terminado su vínculo con Doffy.
Y esto de cierta manera le dolía. Le dolia aceptar que una persona tan importante para ella resultara ser un monstruo.
-Te... Te odio.-Pudo soltar entre dientes.-Si lo matas a él, tendras que matarme a mi.-Su corazón iba latiendo cada vez mas rápido, lo sentia rebotar en su interior. Sus mejillas ardian, sus ojos quemaban del llanto, su ceño fruncido le hacia doler la cabeza.-Renuncio a la familia Donquixote.-El rostro de Doflamingo reflejo a la perfección como le habían sentado esas palabras. Se veia como si un balde de agua fria le hubiera caido encima, obligándole a despertar de su sueño para afrontar la decepcionante realidad.-Soy un Heart Pirate y él es mi capitán, mi deber es protegerlo.-Cargo el tambor de su arma, le apuntó a la cabeza. Su confesión la hizo volver a quebrarse, con esas palabras había terminado de abandonar a su antiguo amor para unirse a Law, ya era oficial. Su mirada se mantenía firme con la del hombre, estaba siendo muy seria con lo que decía.-No pude proteger a quienes amaba aquella vez, hoy sera diferente.
En esos momentos se sentia frustrada. Era muy consciente de que no era lo suficientemente fuerte como para darle una buena batalla, en combate no le llegaba ni a los talones. No tenía lo que se requería para luchar, ni siquiera podía concentrarse e intentar poner en práctica algo de lo que había recibido en los entrenamientos con Lao G, tampoco podia recordar lo que habia aprendido de esgrima con Diamante. La unica arma que tenía a su disposición y la unica con la que realmente podria llegar a causar algo de daño era su revólver, y en ese momento no tenia cabeza para recordar todo lo que conocía gracias a Gladius.
Tenía cinco balas y su cuerpo, su fuerza, su insignificante fuerza bruta.
Deseaba ser al menos un cuarto de lo que era alguien verdaderamente fuerte, como Luffy. Quería al menos tener una pizca, un atisbo, de la fuerza que él tenía, quería ser fuerte para poder patearle el trasero al hombre que tenia enfrente.
No podía, no tenia la madera ni la capacidad para enfrentarsele.
No era mas que una niña con un revolver.
-¿Que?.-Musitó el hombre, sin caer en cuenta aún de eso último.-Pero...-Dejo de apuntar al moribundo doctor. Estaba en shock, no encontraba manera de creerse lo que estaba sucediendo.
Su niña había crecido, era una mujercita y se había enamorado.
Y no era de él
-Me...Me habias dicho que me amabas.-Su tono de voz era tan débil que se podia notar en la expresión de su rostro, como el corazón se le habia partido en ese momento.
-¡No puedo amarte!.
-¿Por que?.-Camino entre los escombros directamente hacia ella pisando todo a su paso sin apartarle la mirada.
-Mira todo lo que has hecho.-Comenzó a sollozar.-Mi pueblo.-Se abrazo a si misma.-Mi familia.-El hombre detuvo sus pasos, ella abrió un poco más los ojos cayendo en cuenta.-¿Fuiste tu?.
Él no respondió, simplemente se quedó observandola, paseo su mirada por la chica.
¿Como habia podido crecer tan rápido?.
Recordó el momento en que vio su mano asomarse desde abajo de una pila de escombros, una pequeña mano ensangrentada, con dedos temblorosos, rasguñando las rocas con desesperacion, anciando poder liberarse.
Pesado, asfixiado, destruido.
Esas palabras encajaban tan bien para describir como se sentia ahora el corazon de aquel demonio rosa.
Esos años, esos días, tantos veranos juntos, ¿Ya no valían nada?.
La imagen de ambos charlando animadamente en la cena, los paseos por los jardines de aquel Palacio, las conversaciones en el tejado.
Esa conversación en el tejado.
Esa conexión que habían tenido ambos ojos, ese momento tan apacible, tan único, ¿Carecía de significado para ella?.
La mente del rubio le recordo, en tan solo segundos, momento por momento con la niña, ahora, no tan niña.
-¿¡Fuiste tu!?.-Le volvió a preguntar a gritos. Su voz estaba rota, quebrada, como ella.
Él permanecía en silencio, solo cerro los ojos con fuerza sintiendo como una terrible jaqueca lo atacaba. En su garganta sintió un dolor agudo, como si estuviera tragando vidrio. No sabía que le estaba sucediendo, ¿Que era esa sensacion?, ¿Era angustia?, ¿Era remordimiento?.
Era culpa.
Dio en paso en la dirección de la chica , ella jalo el gatillo. Doflamingo echo el brazo hacia atrás recibiendo el impacto de la bala en su hombro.
-No me dejes...-Hablo él con un hilo de voz.
Otra bala impactó en él, está vez en su otro brazo, un poco mas arriba del codo.
-¡Te odio!.-Gritó la chica a todo pulmón.-¡Me quitaste todo lo que amaba!.
-Tu eres todo lo que amo.-Estaba a tan sólo unos pasos de ella.-Retractate.
Ella volvió a dispararle en el muslo, tenia los ojos tan irritados que su vista era nublosa, no tenía control de su cuerpo y mucho menos de su pulso.
Lo tenia en frente, justo frente a ella, logró tomarla de la muñeca antes de que pudiera dispararle nuevamente, el tiro salió al aire. La elevó en el aire aprovechando el contacto, dejando ambos rostros a la altura. El agarre era fuerte, estaba tomandola justo sobre las heridas, intentó safarse pero el dolor era tan inminente que no podía moverse demasiado. Se dio por vencida intentando liberar su mano derecha, cerró su puño izquierdo con fuerza y centro toda su fuerza en el movimiento de su brazo, cálculo la trayectoria hacia su rostro.
-Detente.-Habló en un susurro, logrando interceptar con su mano libre el otro brazo de la chica.-Por favor, (Tn).
-¡Sueltame, bastardo!.-Gruño debido al dolor, el cuerpo entero le pesaba, sentia que sus brazos iban a desprenderse de ella.
Él la atrajo a su pecho, la rodeo con uno de sus brazos mientras sujetaba aún la mano de (tn) que tenia el revólver.
-¡Te odio!.-Extendió la palma de su mano se la estampó en la mejilla al rubio.
-Dame un beso.-Le suplico en voz baja.
-¡No!.-Le propinó un golpe en el rostro, este no se inmutó, permaneció con los labios preparados para recibir un beso, con los ojos cerrados.
Se mantuvo firme, dejandose golpear por ella.
Lo golpeó, lo mordió, lo pateo.
Ella lo golpeó por un buen rato, sentia su puño arder pero poco le importaba, le dolían los nudillos, cada vez sus golpes eran mas errantes.
Se detuvo exhausta, miro la mejilla del hombre, estaba cubierta de sangre.
Pero no era de él.
Llevo la mirada a su mano, podia ver sus nudillos al rojo vivo, intentó abrirla y el ardor de sus heridas la obligó a mantenerla cerrada.
-Débil.-Susurró para si.
-(Tn).-Su voz ya habia tomado su conocida seriedad.-Sólo te lo dire una vez.-Trago saliva y la miro atentamente a los ojos. Queria conectar con sus corazón atraves de ellos.-Quédate conmigo.
-Antes muerta.
Una mueca de dolor se dibujo en los labios de Doflamingo, subió su mano, dejandola sobre la de ella, posicionó su dedo anular sobre el martillo y cargo el tambor, la chica sintió los nervios corriendo por toda su espalda.
-No.-Habló en voz baja. Negó con la cabeza repetidas veces. Debido a la desesperación comenzó a intentar safarse del abrazo a cómo de lugar.
Movió sutilmente la mano de la chica que contenía el arma y la posicionó sobre el pecho de ella, (tn) no podía oponer resistencia, la fuerza del hombre era mucho mayor que la de ella.
-Es una lastima.
-Te vere en el infierno.
Dejo de moverse, aceptó que había perdido. Sintió el frío del metal en su pecho, encastrandose entre sus dos clavículas.
-Realmente lo siento, corazón.
Un disparo resonó en el lugar, el tiempo pareció detenerse.
(Tn) cerró los ojos lentamente, su cabeza se inclino hacia atrás.
Soltó su mano, el arma cayó al suelo.
La tomó con ambos brazos y la atrajo a su pecho.
-Te amo.-Susurro.
Beso su cabeza repetidas veces, sentía la sangre de la chica resbalar y chocar contra su pecho.
El señor Donquixote se puso de cuclillas y la dejó recostada en el suelo, la imagen de lo que había provocado le rompía el alma.
-Torpe.-Una lágrima bajó por su mejilla.-Niña torpe.
Limpió rápidamente la humedad de su mejilla y volteo hacia Law.
-Hora de sacar la basura.
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