Capítulo 35
-Doffy...-Hablo ella, la mano del rubio aún sujetaba su mentón.
-¿Que pasa linda?.-Pregunto él acariciandole la mejilla.
-Déjame ver tus ojos.-Pidió.
-Que mocosa.-Rio.-¿Quien te crees que eres dandome ordenes?.
Ella le mantuvo la mirada. Su rostro no tenía expresión, él desconocia a la chica que tenia en frente.
-Por favor.-Insistió.-Déjame ver tus ojos.
El hombre le soltó el mentón y retiro la mano que la sostenia de la cintura.
-¿Que te sucede?.-Pregunto con el ceño fruncido. Sospechaba que le estsba ocultando algo.
-¿A que te refieres?.-Pregunto sin cambiar de expresión.-Sólo quiero ver tus ojos.
-Estas...diferente.
Efectivamente, estaba diferente en muchos sentidos. Se trais algo entre manos.
-Estuve mucho tiempo sola, pase por momentos dificiles.
-Lamento haberte hablado mal al telefono esa vez que me llamaste.-(Tn) no sabía a que se refería, pero tampoco iba a hacerle saber que habia perdido la memoria. Quería asegurarse de algo primero. Él se mantenía serio, con las manos apoyadas sobre sus rodillas y (Tn) de pie entre ellas.-Estaba pasando por un momento...raro.-Se mostraba nervioso.-No es necesario que hablemos de eso, simplemente acepta mis disculpas.
La verdad era que el señor Donquixote realmente apreciaba a la muchacha. Al no haber tenido contacto con ella en meses, su mente había comenzado a maquinar una infinidad de posibilidades por las cuales ella no le había contactado, entre las cuáles su miedo de que alguien la habría apartado de él o que estuviera divirtiendose con algún "Chiquillo", "escoria insignificante" o incluso "bastardito" se le hacia presente a cada rato, haciendolo poner de mal humor con las peliculss que se hacia en la cabeza.
Solia alardear que ella era su posesión mas preciada. Y es que había desarrollado cierta clase de obsesión con ella, se había obsesionado con la forma en la que (tn) lo idolatraba.
Era posesivo, manipulador, controlador, era dueño de ella.
Pero no de su corazón.
-¿Puedo ver tus ojos?.-Insistió.-Paso mucho tiempo, dejame ver tus ojos.
-Esa vez era tu cumpleaños.-Habló en un susurro.
Estaba distraído, se mostraba como si estuviera pensando en otra cosa, y ciertamente lo estaba. Su mente se había dividido para que una parte respondiera a lo que sea que (Tn) le dijera y la otra para sumirse en pensamientos sobre sus sentimientos mas íntimos.
-Hazme ese favor.-Pidió ella.-Aceptaré tus disculpas si me dejas ver tus ojos.
El rubio aún no se sentía del todo cómodo, no queria acostumbrarla a cumplirle los caprichos.
-Si no aceptas mis disculpas es problema tuyo, yo ya hice lo que tenia que hacer.-Su voz era sería, prepotente.-No voy a dejarme chantajear por una mocosa.-La miro con su característica sonrisa, con confianza, con arrogancia, como si se sintiera invencible.
Aunque era conciente que ante esa niña, era el mas débil de los hombres.
(Tn) alargó su mano y tomo las gafas, las arranco prácticamente de su rostro.
-Dije que me dejaras ver tus ojos.-Dijo ingredientes, pero con un tono de voz calmado.
El joven amo la miraba con sus ojos azules directo a los ojos, su mandibula estaba tensa, su frente tenia una vena marcada, conteniendo pura rabia, puras ganas de saltarle al cuello. El rostro se le habia cambiando a una máscara, una máscara roja de la ira.
Era un demonio.
Ella se quedó observando esas esferas azules, que le devoraban el alma a cada segundo que le mantenia la mirada. No encontró lo que buscaba, no encontró esa pizca exorbitante que la había atacado la primera vez que los vio, no vio un mar infinito donde podía morirse ahogada. No pudo verlo como la deidad que en su mente él era, lo vio como un hombre, alguien más que habitaba este mundo, un simple mortal.
Lo comparó con Law, en la no-primera vez que lo vio, cuando recién despertaba en aquella habitación blanca.
Ese era un hombre que te dejaba sin aliento, esos eran unos ojos en los que podias morir asfixiada con el gris humo que habia en ellos. Esas manos, esas manos eran las que se sentían tibias al entrar en contacto con su piel.
Era un hombre a simple vista frío, un doctor, uno de esos que te revisan el cuerpo con sus manos huesudas y toscas, heladas. Pero no, resultaba ser todo lo contrario, era pura calidez, cariño, era un bombón de chocolate amargo, duro, relleno de dulce de licor, que te quema un poco la garganta pero que el sabor de boca que te deja es unico.
Doflamingo podria ser mas alegre, digamos que hasta mas calido. Siempre sonriente, siempre con semblante despreocupado, con sus ropas coloridas y llevando su sonrisa a todos lados. Pero entonces, ¿Por que sentía sus manos frias?, ¿Por que no podía sentir que sus manos le brindaba seguridad?. Ya no se derretia ante su presencia, estaba realmente cerca de él y no sentía calor alguno sobre su cuerpo, simplemente era Doffy, no habia nada extraordinario en él.
No habia cariño en él.
Llego a la conclusión de que ningún Dios puede ponerse en comparación a aquel ángel de la muerte que conoció hace unos días.
Aún no había acabado, necesitaba respuestas, necesitaba saber por que no podia sacarse a Law de la cabeza.
Aún sentía sus manos quemandole la piel, su respiración agitada dejandola sin habla. Se le erizaba la piel de sólo pensar en lo atrevida de su mirada, paseandose por ella como si deseara desvertirla en ese momento, como si se la comiera con la mirada. Se le acaloraban las mejillas con sólo recordar las cosas que le decía cerca del oído.
Colocó ambas manos sobre las mejillas de Doflamingo, este cerro los ojos al sentir el tacto, (Tn) pudo notar como su mandíbula se tensaba aún más.
-¿A que estas jugando?.-Pregunto en un gruñido ronco. No recibió respuesta de la chica. Ella paseaba sus dedos por los pómulos de aquel hombre, intentaba comprender que habia visto en ese rostro como para haberlo considerado extremadamente hermoso.-¿Que haces?.-Pregunto ahora con la voz mas calmada, su mandibula iba relajandose con cada trazo que (tn) hacia sobre su piel.
-Trato de entenderme.-Susurró, realmente no había querido decirlo, pero estaba tan abrumada en sus pensamientos que esas palabras no habían quedado en su mente como habría querido.-Aún no comprendo por que te amo.
El corazón del joven Donquixote se detuvo, al igual que el tiempo en aquella habitación. Fruncio el ceño y abrió levemente los ojos, se encontró con el rostro de confusión de (Tn). Ni ella entendía que le pasaba a su cuerpo, a su corazón, ¿Por que no estaba neeviosa?, ¡Si estaba prácticamente desnuda en frente al amor de su vida!. Solos, en una habitación, muy cerca el uno del otro. En otro momento, se habría desmayado de la felicidad.
Tal vez era porque el rubio no era el amor de su vida.
-¿Que dijiste?.-Pregunto él, sacando a la chica de su transe. Su rostro estaba pálido, las palabras de ella hace segundos no dejaban de retumbar en su cabeza.
Ella se quedó recalculando, ¿Que le había dicho?.
-Ah.-Dijo entendiendo que había hablado sin quererlo.-Olvídese de eso, son tonterías.
Retiro las manos lentamente de las mejillas del rubio, a este le recorrió electricidad por toda la espina.
Ella dio un paso hacia atrás, con la intención de irse, él la detuvo. La Tomó de la mano.
-¿Que diablos te sucede?.
-Nada.-Respondió tranquila.-Voy a cambiarme.
-¿Te piensas ir sin explicarme que fue eso?.
-Fue una caricia.-Vio en sus ojos que esa no se ala respuesta que él queria oir.-Era una duda.
-¿Que duda?.-Insistió.
-No entiendo que es lo que me pasa con usted.-Confesó suspirando pesadamente.-Aún no entiendo que es lo que veo en ti.
Jalo de ella hacia adelante, volviendo a atraerla hacia él. Vio en su rostro una tranquilidad y una sonrisa en sus labios que nunca antes había visto.
-Veamos si esto ayuda.-Susurró sobre sus labios, sin quitarle la mirada azulada a su boca.
"Reacciona" se dijo a si misma "Te va a besar".
No hubo chance de que pudiera decir algo, ni siquiera mover un músculo, su boca se veía acorralada por los labios del rubio, jugando con los suyos, bailando a un ritmo que a ella le era difícil seguir.
En su imaginación, un beso con Doflamingo era el paso anterior a morir de felicidad, sin embargo, ahora le costaba un poco seguirle el ritmo, no porque no pudiera, sino porque no le nacía.
No le nacía besarlo, realmente no era lo que quería.
A diferencia de cómo se lo habia imaginado, él mantuvo sus manos unidas a las de ella en todo momento.
No hubieron apretones traviesos, ni manos en la cintura, no habían escalofríos recorriendole la piel, no habia no una pizca de pasión.
(Tn) no había siquiera cerrado los ojos.
Y es que aunque los cerrara, no podría ayudarla en lo mas mínimo, no era Law quien la estaba besando. No era esas manos las que se entrelazaban con las suyas.
Su mente intentaba concentrarse en el hombre que tenía control sobre su cuerpo en ese momento, pero su corazón se negaba a latir por él, su corazón se había encaprichado en latir sólo para su médico de cabecera.
El beso había llegado a su fin, ya no quedaba oxígeno en los pulmones de uno ni ganas de vivir en el otro.
-Espero que eso haya ayudado.-Hablo él a la vez que se ponía de pie. Tomo las gafas que estaban sobre la cama y se las colocó nuevamente.-La cena es las ocho, corazón.-Camino hasta la puerta y antes de salir volteo para decirle una última cosa.-Si aún tienes dudas, puedes ir a consultarlas a mi despacho mas tarde.-No aguantó una risa.-O cuando gustes, estoy a tu disposición.-Acto seguido salió por la puerta cerrandola detras de si.
Ella se quedó ahi, en su lugar, mirando sus pies, pensando mas de lo que podía, mas de lo que su mente le permitía.
Los besos de Doffy no le dejaban sabor a bombón, no quemaban como el licor.
Los besos de Doffy no eran mas que eso, besos.
Y con eso confirmo su teoría, Law tenía razón, él podía hacerla mas feliz que ese idiota.
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