Capítulo 34

Dejaba que el agua le quitará las pompas de jabón de la piel.

Estaba absorta en sus pensamientos. Veia como el agua se le escurria por el cuerpo, bajaba hasta el húmedo y frío piso de losa y formando un pequeño remolino se iba por el drenaje.

El drenaje, que lugar asqueroso. Todo lo que uno considera desecho, desperdicio, suciedad, va a parar allí. Con agua sucia, agua que solía ser pura y cristalina, se corrompe, se intoxica, con basura, con mugre, con sangre.

Le agua de la ducha caía pura hasta entrar en contacto con ella, ahí se contagiaba, se infectaba, se ensuciaba con suciedad, con (tn).

Ella pertenecia al drenaje, deberia estar en el drenaje.

Cerro el pase del agua y se quedó un rato de pie en el lugar, aún con la mano en el grifo, mirando un punto fijo en la pared, un azulejo astillado.

La grieta era realmente pequeña, casi no se veia, pero si uno lo observaba con detenimiento podia ver la oscuridad del interior de la ceramica. La insignificante rotura había dejado que con el tiempo se le colara suciedad dentro de la minúscula grieta. Si no se hubiera ensuciado, la grieta habria pasado de percibida por cualquiera, incluso el mas observador habría salteado ese detalle.

Pero no ella.

Roto, cicatrizado, sucio, oculto.

(Tn).

Sintió como se le erizaba la piel debido a la fresca corriente que entraba por debajo de la puerta del baño, puso un pie fuera de la tina.

Se miro al espejo, ¿Desde cuando su rostro era tan vacío?, tan seco de vida, tan genérico, normal, corriente.

De había casi olvidado del corazón que tenía en su pómulo, casi se había olvidado de que tenía corazón.

Tomo el cepillo y se lo llevo a la cabeza, desde el comienzo hasta las puntas, así se debía cepillar.

Pero había un problema.

Al comienzo, el cepillo pasaba sin problema, los cabellos se dejaban zurcar por los dientes del peine sin ningún problema. Pero al llegar caso hacia la apuntas, debia aplicar un poco mas de fuerza en la pasada, habían unos cuantos cabellos que no se podían surcar con facilidad, y creia que entre mas fuerza hiciera, mas rápido podría pasar el cepillo y llegar a las puntas.

Y se equivocaba.

En realidad sólo lograba arrastrar esos cabellos rebeldes hasta que, ginalmente en el punta, estos se habían transformado en nudos, nudos que la dejaban terminar la pasada, nudos que entre mas fuerza aplicara para desenredarlos, mas fuerte se entraban, y mas le dolía el tirón del cabello.

Con tanto tironeo, la herida de su cabeza término por abrirse, una hilera de rojo comenzó a bajar por su frente.

Abrió el grifo y vio como el agua se llevaba las gotas de sangre que habían caído por el lavabo. Cada gota que caia, era arrastrada por la pureza hacia el drenaje.

(Tn) creyó que entonces afuera, en el mundo, debia haber una pureza que la quiera, deba, arrastrarla al drenaje.

Se miro al espejo mientras veía como la sangre bajaba por cara, hasta juntarse en su barbilla y caer al lavabo.

Una gota habia marcado el camino que ahora todas las gotas de su herida seguían.

Aguado un rato con la mirada fija en sus propios ojos reflejados a través del espejo.

"¿Por que no dejó de sangrar?"

Su rostro estaba siendo recorrido por un río rojo que le ibs desde la coronilla, bajando por el centro de su frente, contorneando el puente de su nariz, acumulandose alrededor de sus fosas nasales, volviendo a bajar cursando sus labios hacia su barbilla, finalmente cayendo hacia la nada.

Aún con los ojos fijos en si misma, alegó la mano hasta dar con uno de los bordes del espejo, tiró de él hacia adelante haciendolo girar sobre las visagras que lo unían a la pared, abriendo el paso al botiquín que habia del otro lado de este.

Busco una respuesta detras de su reflejo.

Gasas, algodón, medicamentos, apositos.

Nada de eso haria que dejase de sangrar, sólo aliviarian el dolor temporal, le haria olvidar por un rato, que está herida.

Pero luego volveria a los mismo. Volveria a estar rota.

Busco en una pequeña caja metálica una aguja y un hilo, se iba a saturar el tajo.

Le era muy difícil ver debido a que cada vez que agachaba la cabeza, el cabello que caía a ambos lados de su cara no la dejaban ver donde estsba clavando la aguja, sólo se haria mas daño si intentaba curar algo que no veía, que no sabía donde estaba, ni como era.

Tendría que cambiarse, arreglarse y pedirle a alguien que la saturara por ella.

¿Que alguien mas la sanara?.

Si ella misma no podia arreglarse, ¿En serio creia que alguien mas podría hacerlo?

Reviso mas a fondo en esos estantes ocultos dentro la pared, buscando la manera de hacer algo por ella.

Una hojas metálicas brillantes, detras de uns fila de dientes de acero. Esa era su cura, esa era la solución.

Tomo la máquina de cortar cabello y la encendió, la calibro para no quedar completamente calva y se se la paso por la cabeza con cuidado de no abrirse mas la lastimadura.

Los mechones de cabello caían sobre el lavabo, se humedecia con el agua, se dejaba arrastrar, se iba por el drenaje.

Se miro al espejo, volvia a ser la del comienzo, la chica que había sobrevivido a los desastres de Dressrosa, la chica que tuvo que dejar de ser uns niña para ser una mujer. Volvia a ser la débil chica del comienzo.

Esto era otro nuevo comienzo.

Tomó la aguja y el hilo nuevamente, ahora ya podia ver donde estaba el problema.

La aguja atravesaba su piel de lado a lado, el hilo salía húmedo, rojo.

Se atravesó con el pequeño metal a si misma unas cuantas veces hasta que ya no había carne a la vista.

Limpio los restos de cabello y sangre del lavabo que no habían sido llevados por el agua y se volvió a meter en la ducha.

Se baño nuevamente, esta vez se sentía un poco mas limpia, sentia que no estaba hecha de arena como antes, y que el agua la arrastraria como un desecho, pero aún se sentia una escoria.

Cerro el grifo, sacó un pie de la tina y dejó que tocará el suave tacto de la alfombra del suelo.

Se enredo una toalla al cuerpo. Se le escapó una risa cuando se encontró queriendose colocar una toalla en el cabello, cabello que ya no requería de una toalla para secarse.

Abrió la ouerta del baño y salió de ella, dejando que el vapor escapase con ella.

Sus ojos se abrieron un poco mas de lo normal al verlo sentado en la cama, con la mirada fija en ella, o al menos eso parecía, no podía verle los ojos.

-¿Que le sucedió a tu cabello?.-Dijo con genuino asombro y preocupación. Ella se encogio de hombros, sin saber realmente que decirle.-Ven.-Abrió sus brazos, invitandola a abrazarlo.

Sus piernas se movieron sin que ella se lo ordenara. Su cuerpo no respondia a su mente, su corazón tampoco estaba del todo cuerdo, simplemente se dejaba llevar, pensando que eso era lo que ella quería. ¿Era eso lo que ella quería?.

-Te extrañe.-Dijo rodeandola con sus brazos, sus fuertes, posesivo, protectores brazos. Dejó descansar su grande mano en la nuca de la chica y la atrajo a su pecho para darle un beso en la cabeza. (Tn) se mantenía ahí, inerte, con la mirada pérdida en la pared, con la mejilla rozandole el pecho descubierto a aquel hombre. Ya no se sentia cálido, esa sensación no era como la recordaba, como la imaginaba.-Lamento mucho que te hayan herido de esa manera.-Asicalo su espalda con cariño, ella aún se preguntaba porque no podía sentir calidez en su tacto, porque su estomago ya no convulsionaba de alegria. Era él, él la estaba mimando, era esa persona que ella deseaba.-Le dare su merecido al culpable.-Le levanto el mentón con una mano, haciendo que su rostro se encontrara con el suyo, sus ojos chocaron con unas gafas peculiarmente ridículas.-Que bueno que estés devuelta, corazón.






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