Capítulo 11

-No quiero mas de eso, por favor.-Dijo (Tn) viendo como Law entraba a la habitación con un tazón humeante.

-Las retinas de los peces tienen muchos beneficios, vitaminas...

-Proteína, Omega nueve, ya se todo lo que contiene ese tazón del demonio.-Dijo incorporandose en la cama y dejando un libro sobre la mesa auxiliar.-¿No hay algo mas rico?, ya sabes, que me ayude a mejorar, ¿pero que no contenga ojos de pez en un caldo con hongos?.

Law negó con la cabeza y le dejó el tazón sobre el regazo para que ella comenzara a comer, le tendió una cuchara.

-¿Que hay de las hamburguesas?.-Pregunto revolviendo con la cuchara ese caldo que el doctor le habia preparado.-Es el alimento mas completo que existe.

-Son lo peor que le puedes dar a tu cuerpo.

-¡Pero es perfecta!, tiene todo lo que una comida balanceada debe tener.-preparo su mano para comenzar a enumerar.-Tiene vegetales, carne, pan...

Law fruncio el ceño y se llevo la mano a la boca intentando ocultar una arcada.

-¿Que?, ¿No te gustan las hamburguesas?.

-No, no es eso.

-¿¡No te gusta la carne!?.-Dijo histerica.

-No me gusta... El pan.-Dijo ocultando sus ojos bajo su gorro.

-¿Por que?.-Le daba curiosidad saber eso, Law era todo un rarito.

-Por el mismo motivo que a ti no te gusta esta sopa.

-Ya veo.-Le dio un sorbo y su cara se deformo, era viscosa y tenía un aroma realmente horrible, en cuanto al sabor, casi no tenía, pero una vez que la terminabas de tragar, la garganta te quedaba picando.

Law se levanto aún con sus ojos ocultos bajo su gorro y camino a la salida.

-Gracias, Law-San.-Dijo (Tn) alegre a pesar de sentir que la estaba torturando con la comida, queria demostrarle lo agradecida que estaba con él, ya tenia planeado recompensarlo en cuanto estuviera mejor y ya pudiera andar de pie sin desmayarse a medio camino.

-Te he dicho que no me llames asi.

-Pero...

-No soy tu amigo

-¿Y por que haces todo esto si no somos amigos?.

-¿Se te olvida quien soy?.

-Se me olvida hasta quién soy yo.-Dijo ella algo confundida con sus propias palabras, no sabía bien que era lo que queria decir, pero pensó que responder algo de ese estilo era cool.

Law la vio mas confundida que él intentado descifrar sus propias palabras, simplemente comprendió que no tenía ni idea de que había dicho así que siguió su camino saliendo de la habitación y preparandose para ir a caminar por el pueblo. Queria buscar una buena herrería para hacerle un par de arreglos a la katana temporal que tenía, no era una escoria pero podria estar mejor, y él queria que estuviera mejor.

¿De donde sacaron dinero para vivir esos últimos dos días?. Fácil, vendió por una muy buena cantidad de dinero los adornos turísticos de (tn) al viejo de la casa de antiguedades. Este hombre había resultado tener una extraña obsesión con esas pequeñas figuras de porcelana.

En esos dos dias poco era lo que Law y (Tn) hablaban. Ella no se fiaba del todo ya que, ¡Por Dios!, ¡Era el infame cirujano de la muerte!, ¡Un hombre temido por todos!, ¡Un maldito sanguinario!, ¿¡y estaba cuidando de ella así por que si!?, ¿¡Cuando ella lo secuestro!?, sin duda, ese tipo tenía algo entre manos, sino de otro modo no se explicaba porque era tan amable con ella, y tan cuidadoso: No la dejaba pararse de la cama, unicamente la dejaba caminar hasta el baño, no podía ir ni a la cocina ni a la cubierta. No podía desabrigarse por mas calor que hiciera, no podia tampoco quitarse alguna manta, debía estar calentita en todo momento. No la dejaba fumar, y esto la cabreaba demasiado y mas porque él no le había dicho el motivo de tal prohibición. Le preparaba la cena, el almuerzo y el desayuno, y era bastante estricto con los horarios de comida y los de tomar la medicina. Sin duda, un doctor de primera.

Por otra parte, Law se sentia un poco fastiado, pero no con la chica, sino con él mismo. Sabía, o al menos de eso se trataba de convencer, que hacia esto con la intención de engañarla. Ella lo llevaria a Dressrosa, algo que no cambiaba mucho su objetivo, porque de hecho, él se dirigia hacia allá con los Mugiwaras. Durante el trayecto, su plan era utilizarla para conseguir información, (Tn) tenia dos dedos de frente, seguramente iba a ser muy fácil hacer que suelte información sobre la seguridad de la residencia Donquixote, o incluso algún que otro punto débil que le fuera de utilidad para matar al flamenco rosado. Todo saldría a la perfección si continuaban del modo en el que venían las cosas, lo único que le estaba costando trabajo era ser un poco mas cálido con ella, cosa que en el fondo quería, pero no sabía como demostrarlo. Y justamente eso era lo que lo fastidiaba, porque por unos pequeños segundos, cada vez que ella le dedicaba una sonrisa, le llamaba Law-san o sus dedos rozaban la suave piel de (Tn), sentia que todo a su alrededor valia mierda y simplemente queria quedar atrapado en un bucle eterno observando su sonrisa y esos ojos, esos hermosos ojos. Se sentia débil, se sentía estúpido, pero mas que nada estaba muy confundido.

(Tn) seguia leyendo en la cama, un libro llamado "3 noches" y narraba la historia de un Príncipe que se enamoraba de una de sus doncellas a raíz de haber quedado encerrado en una habitación del castillo con ella.

Ese libro le daba mucho que pensar, ¿Cómo podía enamorarse de la doncella tan rápido? Es decir, apenas la conocia, eran personas diferentes, con mundos ajenos, ¿Era posible que dos personas completamente opuestas pudieran estar juntas?, ¿Enamorarse?. 

-No siquiera están siguiendo los pasos para enamorarse.-Hablo en voz alta, retrocedió en su cabeza para analizar lo que había dicho.-¿Cuales son esos pasos?.

Cerro el libro y se acostó boca arriba, mirando el techo, se había hecho una pregunta que daba sobre que pensar.

"Supongo, que primero debes conocer a la persona" se anotó ese dato en su cabeza, iba a hacer una lista para luego aplicarlo en Doflamingo, aunque ya sabía de ante mano que ese primer requisito no lo cumplía.

"Luego dejas que esa persona te conozca a ti, pero para eso, ella debe querer conocerte", era interesante lo que estaba pensando, sin duda, estaba siendo mas sabía que de costumbre, se sorprendió a si misma pensando de aquella manera.

"Conociendo al otro, te enamoras de su forma de ser" sus ojos estaban casi cerrándose, se estaba quedando dormida "pero es peligroso" bostezo "porque tal vez sólo tu te enamores" y finalmente se quedó dormida.

Por otra parte, Law estaba caminando devuelta al barco cargado de bolsas de compra, había comprado las proviciones necesarias para aguantar el viaje hasta la próxima isla, allí vería que hacer para conseguir más, por ahora con el poco dinero, y con la gran cantidad de berries que había tenido que gastar en remedios para (Tn), sólo le alcanzaba para comprar lo indispensable.

El hombre de la herrería le habia dicho que como no era algo que requiriera de gran esfuerzo, por un par de berries mas la terminaría esa misma noche y mañana por la mañana podria ir a retirarla. La isla no estaba mal, era una isla bonita y tranquila, todo en el pueblo era organizado, así le gustaba a Law.

"Podria volver aquí algún día" pensó.

Un olor proveniente de una tienda cercana le hizo cambiar de opinión, se apresuró a volver al barco, el aroma de pan recién horneado le estaba dando ganas de vomitar.

Justo antes de salir del pueblo paso por un restaurante, la comida de ahí olia realmente bien, tanto que le dio hambre. Tanteo su bolsillo y afortunadamente encontró unos cuantos berries, esperaba que le alcanzase para comprar aunque sea un onigiri. Dios, moria de ganas de comer uno.

Entró al lugar y se sorprendió al leer el menú, la comida era bastante barata, se pregunto el por que.

-Al fin alguien que no ordena pan.-Dijo el hombre detras del mostrador. Law hizo una mueca de disgusto con el simple hecho de oir el nombre de esa abominación.-¿No eres de por aquí verdad?, porque casi nadie de esta isla come onigiris, es el plato menos vendido.

Law asintió con la cabeza.

-No debes saber ni donde estas parado mocoso.-se río.-Esto es Yugos, la famosa isla de los panaderos.

El rostro de Law era digno de ver, era el horror encarnado, se mostraba sudoroso y alarmado, casi queriendo escapar lo mas pronto posible de la isla, inclusive se lanzaria al mar con tal de alejarse.

El hombre del mostrador tomo unos onigiris y comenzó a prepararlos en una bandeja.

-Por favor, pongalos para llevar.-Hablo el ojigris.

Siguió con la mirada al señor y sus ojos dieron con algo que le llamo la atención.

-Espere.-Detuvo al hombre antes de cerrar la bolsa del pedido.

-Agregueme dos hamburguesas, por favor.

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