16

- No te preocupes, Bri...- Dijo Roger mirándolo a los ojos y tomándolo de las manos.

Brian lloraba.

- ¿¡Ah?!- gritó su padre.

- Sí, papá... Roger es mi novio...

- ¡Pero es hombre!

- Harold...- había dicho su madre.

- Papá, es algo relativamente normal hoy en día...- había contestado Brian.

- ¡Tú fuiste! ¿No es así?- preguntó el hombre encarando a Roger.

- Yo...- tartamudeó el rubio.

- ¡No papá, Roger me gustaba de antes!

- ¿O sea es porque sí?

- ¡Harold!- gritó la madre de Brian.

- ¡No lo crié para esto!

- ¡Es tu hijo!

- ¡No me importa!

La imagen de su padre yéndose de la sala de estar estaba presente y hacía que el corazón de Brian se rompiese como un vaso de fino cristal al caer de la mesa violentamente.

- Bri... solo puedo decirte, felicidades.- su hermano lo abrazó.- siempre te voy a querer, ¿Sí?

- Gracias, Jason.- respondió Brian abrazándolo y llorando un poco.

- Cuídalo, Roger.- dijo Jason y se fue de la habitación a buscar a su padre.

Roger asintió en silencio y con las mejillas rosadas, queriendo llorar.

Sentía que él era la razón de todo lo que había ocurrido, que todo había sido su culpa.

Si tan solo no se hubiese enamorado de Brian, ese era el pensamiento que invadía toda su mente en ese momento.

- Brian...- habló la madre.

Brian la miró en silencio.

- Gracias por defenderme, mamá.- dijo Brian.

Su madre lo abrazó y le acarició el cabello mientras Brian empezó a llorar con más intensidad.

- Perdóname, Bri...- le dijo Roger mirando hacia la calle.

- No es tu culpa.- respondió Brian colocando uno de sus rubios mechones de cabello detrás de la oreja del de orbes azules.

- En cierta forma sí...

- No, mi amor.- le dijo Brian.- No es tu culpa, ni de mi padre...

- ¿De quién es entonces?- preguntó Roger confundido.

- Mía, Roggie... mía.- contestó Brian con la vista fija hacia la nada.

- Bri...- Dijo Roger acercándose y abrazándolo.- No es tu culpa, ¿Por qué lo sería?

- Porque arruiné tanto la Navidad de mis padres como la tuya.- suspiró Brian separándose de Roger y mirándolo directamente a los ojos.

El hazel contra el azul se hizo más intenso, y el hazel besó a su amado azul, el azul correspondió. Ahora, como si de una pintura se tratase, acababan de mezclar sus colores.

Con un simple beso.

- Ni siquiera sé si podré dormir en mi propia casa.- dijo Brian secándose una lágrima.

- Si no puedes, quédate en la mía, mi abuela entenderá, puedo dormir en el sillón...- le dijo Roger acariciando su mejilla dulcemente.- A mi abuelo tampoco.

Brian sonrió.

- No te preocupes...- le dijo.

- ¿Seguro?

- Sí.- respondió rápido.- Mi mamá se va a preocupar y no quiero armar más alboroto...

- Está bien.- dijo Roger.

- Te amo, Roger.

Roger se sintió emocionado a pesar de todo lo vivido en ese mismo veinticinco de diciembre. Las mariposas en su estómago ya sentidas desde hace mucho ya en ese momento aumentaron notoriamente.

- Yo también te amo, Brian.

Entonces el hazel volvió a sobreponerse sobre el azul.

Volvieron a formar un nuevo color.

El color de su amor.

(...)

- ¿Y cómo te fue en la casa de Bri, querido?- preguntó su abuela al verlo entrar.

- Horrible...- contestó Roger para luego ponerse a llorar.

La anciana movió las ruedas de su silla para así llegar a su nieto, al estar al lado de él lo abrazó.

Roger se agachó y dejó que su abuela acariciase su rubia melena, era una sensación relajante, confortable, cómoda.

Era como que te dieran un café y un suéter estando con una camiseta sin mangas acostado sobre la nieve.

Un calor confortante y cariñoso.

El calor proveniente del amor de una abuela por su nieto desamparado.

Después de todo, su hija había muerto siete años atrás.

Su yerno también.

Si tan solo no hubiesen tomado ese taxi.

Si tan solo el conductor ebrio del camión no se hubiese volcado encima...

- Abuela.

- ¿Sí, Roggie?

- ¿Aún me quieres, no?

- ¡Por supuesto que sí, Roggie!- su abuela besó su mejilla.- siempre te voy a querer, seas como seas.

Roger asintió aún llorando y abrazando con más fuerza a su abuela.

Estuvieron así largo rato.

Con el suéter y el café en la nieve.

(...)

- ¡Harold para!

- ¡No! ¡No me entiendes!

- ¡Es tu hijo!

- ¡Ya no!

Brian escuchaba toda esa discusión sentado con las piernas flectadas hacia su pecho mientras lloraba.

"Ya no."

Jason entró a su habitación llevando un plato con galletas.

- Hola, Bri.- saludó.

- Hola.- Brian intentó secar una de sus amargas lágrimas que corrían por sus ahora rojas mejillas en vano, solamente pudo sobresaltarse por el sonido de algo quebrándose.

Jason se sentó a su lado.

- ¿Quieres?- le preguntó tendiéndole el plato con galletas.

Brian negó y miró hacia su ventana en el cuarto a oscuras. Jason simplemente dejó el plato encima de la mesita de noche y miró a Brian.

- ¿Cómo estás?- le preguntó.

Brian no contestó, ni tampoco hizo ningún gesto. Tenía una expresión neutral.

Triste, pero neutral.

- Ignóralo.- le dijo Jason.- no está pensando.

Brian asintió.

- ¿No has sabido de Roger?- le preguntó.

- Fui a dejarlo a su casa.- contestó Brian.- está bien.

- ¿Bien bien?

- No... Se siente culpable, muy culpable.

- Bueno, dile a Roger que es un buen chico y que no tiene la culpa.- le dijo Jason.

- Ya le dije.

Esta vez fue Jason el que asintió y abrazó a su hermano pequeño como cuando eran niños y Brian tenía miedo a las tormentas eléctricas o una pesadilla con la araña blanca del programa Miss Spider, el cual Brian no entendía por qué lo veía si esa araña blanca de labios rojos le daba pavor.

- Ya se le pasará, créeme.- le dijo Jason aún manteniendo sus brazos tras Brian.

- No, no lo hará.- respondió Brian llorando.

- A mí me perdonó cuando choqué el auto.- le dijo Jason.

Brian rió un poco, solo un poco, aún se sentía mal.

- Supongo...- dijo Brian.- si te perdonaron a ti por chocar el Masserati... 

- ¿Ves?- le dijo Jason.- logré hacerte reír. Tranquilo, te juro que papá va a olvidar esto y que nunca va a dejar de quererte.

Brian asintió, pero en el fondo de su corazón conocía a su padre, y dudaba que volviera alguna vez a mostrarle algún tipo de afecto.

Su padre era un hombre muy rencoroso, y Brian sabía esto.


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