Capítulo 43: Valentía
Las direcciones no significan nada en la oscuridad
Y no sé dónde te encuentras
Estoy tratando...
Sólo estoy tratando de ser valiente
Pov's Dipper
La luz del pasillo lastimó mis ojos al salir de mi oscura habitación, aún con el hecho de que los pasillos tienen una tenue iluminación.
Me percaté que habían dos pesadillas a los costados de mi puerta. Desconocía si estaban ahí desde hace unos minutos o desde el inicio de mi propia tortura. Si es lo segundo, tendré que tener en cuenta que quizá ya sepan lo de la Oscuridad. Y tendré que atenerme a las consecuencias que esto atribuya, si acaso las hay.
Las pesadillas me escoltaron hacia el comedor, como si temieran que pudiese perderme si no me acompañaban. Y siendo sincero, lo mismo pienso. El impresionante tormento que me he puesto a mi mismo ha logrado opacar todo lo que no sea relacionado a mis problemas.
El bullicio del comedor llegó a mis oídos al estar en el pasillo que daba a éste. El terror volvió a recorrerme, aun cuando me había convencido de que aceptaría las miradas de mi familia reprochándome sin palabras lo cobarde que soy. Sé que cuando los vea, sentiré más heridas abrirse en mi ya lastimada e infectada alma.
Y siendo sincero, no creo soportar más.
- No, he cambiado de opinión- dije, parándome en seco- Voy a regresar a mi habitación, gracias por acompañarme
Me di la vuelta para emprender camino hacia mi habitación, hacia mi refugio.
Sin embargo, Hectorgon tomó de mi antebrazo, impidiéndome el huir de ahí.
- Por favor, Dipper, no te vuelvas a encerrar en tu habitación- sentí algo retorcerse en mi interior al verlo suplicarme. Quizá fuera porque me había tratado bien con anterioridad o porque desde que lo había protegido de la cruel de Equidna lo veía con aprecio- No nos servirá a nadie saber que estás de vuelta si no te vemos. El señor Bill te necesita ver, todos necesitamos verte
Reí con amargura, la risa ronca por el llanto que me amenazaba. El agarre de la pesadilla no era tan fuerte. Podría, fácilmente zafarme y huir de ahí como el cobarde que soy.
- ¿Cómo van a quererme ver a mí, a un imbécil que sólo es un cobarde de primera? ¿Cómo Bill va a querer verme si sabe que lo he traicionado de la peor forma?
- He estado el suficiente tiempo con el señor Bill para conocerlo. Él ha estado con todo tipo de amantes, de diferente género, raza, especie o forma. Sin embargo, jamás lo he visto como lo hace ahora contigo. Es la primera vez que lo veo preocupado por alguien que no sea él- dijo, y un nudo en la garganta comenzó a formarse en mi- Lo que le has hecho estuvo muy mal, todos estamos de acuerdo en eso. Pero el te lo perdonará, porque te ama. Ha perdonado a la niña Noroeste por ti, no dudes en que lo hará contigo...
- Eso es imposible. Debería querer verme muerto- susurré.
- Claro que no. Por favor, entra y deja que te vea. Es lo único que te pedimos
Su mirada suplicante lograba calar en mis huesos y alma con una abrasadora facilidad e intensidad. Asentí y di los pequeños pasos que me faltaban para llegar a la gran doble puerta del comedor. Las dos pesadillas que me escoltaban abrieron la puerta, no sin antes sonreírme o hacer un intento del gesto.
Al instante en el que entré todos guardaron silencio y dejaron los cubiertos en sus platos. Recorrí a todos con la mirada, expectante para recibir sus miradas de traición.
No los comprendo....
En todos los rostros (a excepción de Will, claro) se mostraba alivió y felicidad, como si esperaran mi presencia con ansiedad.
- ¿Aún puedo acompañarlos en la cena?- pregunté, agachando la cabeza.
- Siempre serás bienvenido, Dipper- Bill señalo la silla que estaba a su lado, la cual estaba desocupada.
A pasos tambaleantes me dirigí hacia el lugar que me asignaba el demonio de ojos ámbar. Me senté con timidez, consciente de todas las miradas sobre mi. Y aún más consciente de tener a Bill a mi lado. Fácilmente podría tomar su mano como lo hacíamos antes, cuando aún estábamos juntos.
Me sirvieron al instante la cena y todos retomaron su acción de comer. Por primera vez, veo a Bill comer cosas normales, algo que me sorprendió y él se percató de eso.
Varias conversaciones comenzaron a escucharse a mi alrededor, sin embargo, yo no me uní a ninguna. Me mantuve en silencio, tomando pequeños bocados de la cena. Bill se unió a mi silencio, viéndome cada dos minutos. Yo se la regreso por un efímero segundo, sólo para hacerle saber que siento sus profundas miradas.
Terminamos la cena, yo aún con medio plato sin terminar. Mi hermana me reprochó que comía muy poco y me obligó, como niño chiquito, a dar tres bocados grandes. Eso ocasionó la risa de todos los presentes, incluyéndome.
Dejamos la mesa y comenzamos a dirigirnos hacia cualquier lugar del castillo de Bill, deseándonos buenas noches.
Me dirigí de vuelta hacia mi oscura habitación, quizá con un sentimiento de alivio y tristeza.
- ¿Me permitirías hablar contigo un momento?- escuché que me susurraban en mi oído. No era necesario ser un genio para saber que era Bill, del que tengo su esencia pegada en mi alma.
Giré con lentitud mi cabeza para mirarlo y sólo asentí. El sonrió con amplitud y me hizo caminar hacia su habitación, algo que se vería un tanto sospechoso en otra perspectiva.
- ¿Te divertiste en tu habitación, Dipper?- me preguntó a medio camino.
- ¿Estás siendo sarcástico, no es así?- respondí y sólo escuché su risa, tan cruel y hermosa como una rosa llena de espinas.
- Para nada, Dipper, sería incapaz
Llegamos a su habitación y él abrió la puerta, dándome a mi primero el paso, justo como lo hacíamos antes.
- Toma asiento- me pidió, señalando con la cabeza hacia la mesa que era flanqueada por dos sillones individuales. Obedecí de inmediato y Bill me secundó.
Nos quedamos en silencio, sin yo mirarlo. Así estuvimos hasta que Bill se hartó, lo cual no tardó en suceder.
- Me encantaría que levantaras el rostro- dijo, alzando mi mentón- Así puedo ver tu rostro a la perfección
Una simple caricia fue suficiente para hacerme derrumbar.
Una simple mirada ámbar fue suficiente para mi alma lamentar.
Unas simples palabras fueron suficientes para hacer brotar sollozos de mi lastimado ser.
- Lo siento- le repetí incansables veces, y pude estar así por toda la eternidad si él no me hubiera calmado. Me sentó en su regazo y me acercó a su pecho, como si de un pequeño niño me tratase.
Su pecho no era silencioso, puesto que un misterioso y eterno latido sonaba, muchísimo mas lento que el de un ser humano.
- También es mi culpa esto, Dipper- me susurró, acariciando mi cabello mientras yo seguía sumido en mi llanto- Te llamé porque quiero aclarar todo lo que te alejó de mi. Aunque ya no regresemos, quiero demostrarte que mi amor jamás fue falso
- Fue un error irme sin escucharte- dije entre sollozos, aferrándome más a él.
- La desconfianza es algo tan natural de ti como lo es tu curiosidad
- Escuché que hablabas con Astaroth- sollocé al sólo recordar esa madrugada- Y me trataban como una herramienta de utilidad
Bill alzó mi rostro de nueva cuenta y me encontré con sus hermosos orbes ámbar.
- Tu naturaleza es una herramienta de utilidad- me respondió, mientras escuchaba el crujir de mi ya herida alma
Sollocé más fuerte, sintiendo mis lágrimas brotar con mayor intensidad. Pobre de mi hijo, tendrá que soportar a un padre tan mediocre.
- Espera, no pienses de más. Aún no saques conclusiones si no acabo de hablar- me dijo, haciendo un vano intento de limpiar mis lágrimas con su pulgar- Es de utilidad, sí, como lo es la naturaleza de Astaroth y de Marchosias, al igual que la mía. Pero estoy hablando de tu naturaleza, no de ti. Potestatem es una herramienta, no tú
- Pero mi naturaleza es una parte de mí- dije, entre sollozos.
- Como lo es un brazo o una pierna. Si llegas a perderla, no me importaría. Encontraría un plan B, pero es lo de menos. Lo único que necesito es a ti, es protegerte y amarte, no un estúpido poder
Se quedó callado, esperando por mi reacción. Pero lo único que podía hacer era sentirme más miserable e imbécil. Perdí a Bill por una tontería, por culpa de mis estúpidos tormentos e inseguridades, aún cuando Bill me había demostrado que podía confiar en él no importa qué, porque me demostraba que me amaba con pureza.
Mis lágrimas brotaban como lluvia.
¿Acaso no dejaría de llorar?
- Perdón Bill- le susurré- Desconfíe en ti, huí como el cobarde que soy y te traicioné de una forma inaceptable
- Las cosas ya no se arreglarán, Dipper, ya no hay vuelta atrás. Y es culpa de los dos- acercó su rostro al mío hasta pegar nuestras frentes- Pero sólo te pido que nos olvidemos de eso por un largo instante. Que volvamos a hacernos uno como antes lo hacíamos. Déjame sentirte por esta vez, y después podrás ser libre de mi asquerosa presencia
No me permitió ni hablar al empezar a besarme. Cerré los ojos, disfrutando el sentir de sus labios y de su adictivo sabor. Aferré su cuello con fuerza mientras sentía como él me alzaba en brazos.
Su cama volvería a acunar nuestras muestras de amor, mientras que la luna volverá a ser testigo de nuestras falsas promesas de eternidad juntos.
Comenzamos a besarnos, mordiendo nuestros labios y haciendo nuestras lenguas danzar entre ellas.
Bill dejó mis labios y comenzó a repartir besos en mi mandíbula y cuello. Mi respiración se tornó agitada conforme sus besos eran más lascivos.
Sus manos de dedos largos se movían con gracia y elegancia, despojándome de mis prendas con rapidez y delicadeza. Sentía mi cuerpo delirar al sentir sus besos en cada rincón de mi cuerpo, como si Bill quisiera recordar mi ser si acaso no nos volvíamos a ver.
Quizá sí nos volveríamos a ver, pero ya no como antes. Ya no podremos estar de esta forma, no cuando seré padre.
Oh, mierda... ¿Por qué hice eso?
Sin notarlo, las lagrimas volvieron a surcar mi rostro, mientras que los gemidos se convertían en sollozos.
- Deja de llorar, My Sweet Darling- me susurró, besando mis lágrimas- Te dolerá la cabeza si lloras tanto. Además, no podrías cuidar de un niño si lloras a cantaros
Mi llanto aumentó al escucharlo decir eso. Mi corazón se estrujó de la misma forma que lo haría una hoja al ser arrugada.
- ¡Es eso lo que me duele! ¡Que te tomes tan a la ligera que te engañé!- le grité, alejándolo de mí- ¿Por qué no me odias?
Algo irónico, he de reconocer. Antes pedía que no me odiara y ahora lo pido. Sin embargo, no comprendo a Bill y me encantaría al menos intentar entenderlo.
- Porque te amo, Dipper- me respondió- Y aceptaré con toda la devoción que tengo cada error que tengas, por muy grande que sea. Y apoyaré en que lo sobrepases, aún cuando eso te separe de mí
- Pero te veías muy enojado ese día en que Pacifica...- la voz se me quebró al instante, poniéndome una traba al intentar hablar.
- Actué mal, Dipper. Me dejé guiar por mi ira... Además, los humanos siempre tendrán necesidad de estar acompañados y de crear una vida con alguien más- él desvió su mirada de mí- Velo por el lado bueno, Dipper... has creado una buena familia. No me gusta aceptarlo, pero Pacifica es linda y se ve que te ama, será buena esposa
Mi alma gritaba en agonía y mi cuerpo se quedaba inmóvil, mientras Bill seguía besando mi pecho.
La realidad cayó como un balde de agua fría sobre mí y me hizo sentir escalofríos, deseando que de alguna forma acabase toda esa tortura.
Bill no me intentaba recuperar, mucho menos intentaba volver a ser mi pareja. Lo único que hacía era despedirse, demostrando que aún así velaría por mí hasta que yo muriera. Él renunciaba a mí aún deseando un futuro juntos.
Mi mente se bloqueó, incapaz de pensar ni en mi nombre. Lo único que visualizaba era un callejón sin salida, ninguna solución brillaba con luz salvadora. Y me pregunté, exigiendo respuesta a los universos, el cómo resolver esto.
Y yo solo me respondía, sin ayuda de ningún ser. Sin embargo, la única solución era una tan cobarde como lo era valiente. Y me pregunto si puedo alcanzar esa valentía que necesito, aunque la repuesta era más obvia que saber de que color es el cielo.
Y tan devastadora y tan predecible como lo es una guerra.
*~*~*
Si hiciera unas listas de los mejores y peores momentos, este estaría en las dos listas sin dudarlo.
Me entregué a Bill igual que antes, y él logró elevarme a las nubes como siempre lo hacía. Sin embargo, al recuperar la consciencia y encontrarme en los brazos de Bill, recostando mi cabeza en su torso desnudo, me hizo tragar la cruda realidad que quise vomitar.
Bill me veía con una sonrisa llena de devoción y amor, con sus ojos acompañando el sentimiento.
- Tengo una reunión para planificar los últimos detalles para confrontar a Zadquiel. Es de madrugada, si gustas puedes quedarte aquí- me susurró. Acarició mi mejilla y me sonrió con ternura- ¿Te he dicho que te ves lindo durmiendo? Será algo que extrañaré mucho
Me dio un beso en la frente y salió de la cama. No logré evitar sonrojarme al ver su cuerpo desnudo, digno de un dios griego. Él, obviamente, se percató de que lo miraba, pero en vez que hacer alguno de sus típicos gestos ególatras, sólo sonrió con algo parecido a nostalgia.
- Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo- me dijo, después chasqueó sus dedos y al instante se vistió con un traje, sorprendentemente, solemne: completamente negro, más que con una corbata amarilla que lograba hacer contraste.
Salió de la habitación en silencio, no sin antes voltear su cabeza para mirarme de nueva cuenta.
No dijo nada, sólo me miró con deseo y desesperación. Y cerró la puerta, dejándome solo.
Quizás debería sentirme honrado por romper la barrera de supremacía y misterio de Bill, de poder ser capaz de conocerlo suficiente como para saber sus decepciones y debilidades, y por yo ser una de ellas.
Pero no lo hago, es como una maldición que ha caído sobre mí.
Después de una media hora de estar únicamente viendo al techo de la habitación, me salí de la cama y dí dos palmadas. Al instante, la cama comenzó a arreglarse por voluntad propia. Me vestí rápidamente y, cuando me aseguré que la habitación estaba con limpieza, salí.
Me siento perdido, ahogándome en mi tristeza y mediocridad, cansado de pedir misericordia al cruel destino, cansado de luchar y cansado de ser tan débil, incapaz de volverme fuerte y enfrentar los inminentes hechos.
- ¿En dónde estabas? ¿Disfrutando de la vida?- al llegar a mi habitación me encontré con la Oscuridad sentado en uno de los sillones, sentándose de la forma más informal que podía existir.
- ¿Cómo demonios sabes cuándo aparecer, Oscuridad?- le pregunté, con irritación. Cambié al instante mi actitud, él no merecía que me desquitara por mis problemas.
- Pues porque lo sé todo, dah- respondió, imitando mi mismo gesto de irritación con un atisbo de diversión en sus azabaches ojos.
Me senté en mi cama y después me recosté, cubriendo mis ojos con el dorso de mi mano.
- No tengo ganas de otra sesión de entrenamiento en un universo paralelo donde todo se va al carajo. Quizá mañana- dije.
- Mira, estoy de acuerdo que quieras estar sólo para así deprimirte cuanto quieras. Pero esto es en serio importante, y tiene que ver con tu familia, con tus amigos y con Bill
Retiré mi mano y la dejé caer a mi costado. Posé mi mirada en la Oscuridad, quien había tomado un aire de seriedad.
- Mira, fue fallo mío, no lo negaré. Pero por algo suceden las cosas- dijo, sin dejar de verme a los ojos- Pero los eventos se adelantan conforme eres más poderoso. Y ahora que tu poder es tan inmenso que ni juntando el poder de todos los demonios podría igualarse, la aceleración de los sucesos es demasiado rápida. No queda tiempo, Mason, y ya sabes que pasará si no haces algo
- Lo que sucedió en el otro universo pasará en el mío- complete y él asintió- ¿Qué tengo que hacer?
La Oscuridad sostuvo mi mirada mientras su gesto se convertía en pena por mí.
- Antes de que te lo diga, tienes que recordar lo que te dije la última vez- caminó hacía mi y acarició mi cabello- Toda salvación merece un sacrificio. Salvarás un universo entero, junto con otros que dependen del tuyo. El sacrificio a pagar será muy caro, pero no imposible... Ahora te pregunto, ¿Estás dispuesto a pagarlo?
Otra vez, me daban opción para retroceder y no enfrentar la cruel realidad. Me daban oportunidad de ser cobarde, de esconderme detrás del manto de mi mediocridad y de esperar al inminente final.
Quiero ser valiente por una vez...
Alcé mi barbilla y frunciendo el ceño, dije las palabras a las que tanto miedo y esperanza tengo:
- Lo haré
La Oscuridad sonrió de medio lado.
- No terminas de sorprenderme, Mason- susurró en un cariño fraternal- Escucha bien, puesto que también te diré el sacrificio que pagarás...
Aún cuando el miedo carcomía mi alma y me pedía a gritos ya no seguir, seguí caminando ciego y haciéndome de odios sordos. Y finalmente, pude vencer mis miedos y dar rienda suelta al ser valiente y poderoso que tengo en mi interior.
Aún así, ruego por el perdón de todos.
•~•~•
Hola, estrellitas!!! La Tierra les dice hola!!! ♥♥ (⌒▽⌒)
Pues bueno, un capitulillo con un poquito de Billdip. Me dieron pena, la verdad.
Este Pov (o narración) es el penúltimo de Dipper. No sé mis estrellitas, esto ya se está acabando y aún no parece haber salida. Aunque esperemos, seamos pacientes a ver que pasa.
La cancioncilla es Brave de Riley Pearce.
¿Qué opinan de Bill? ¿Está actuando bien?
Espero les haya gustado este capítulo de la misma forma que a mi me gusto escribirlo.
Recuerden que quienes quieran entrar al grupo de Whatsapp sólo tienen que mandarme por mensaje PRIVADO su número telefónico (de preferencia como sale en su perfil de Whatsapp para no tener problemas con la lada) y cómo agendarlos. Vuelvo a repetir que esto es por mensaje PRIVADO (por cuestiones de su seguridad).
Vuelvo a disculparme por lo de la bromita. Wattpad es tan espíritu bromista que me pone el reto como último capítulo.
En fin...
Dacob is real :v
Mushos abrashosh ashfixiantesh y beshos baboshosh!!! <3 :3
-- Aunque me obligara a no llorar, no podía evitar dejar unas cascadas de tristeza y dolor caer por las ventanas de mi alma--
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