Capítulo 20: Molestia
Pov's Dipper
Todos nos encontrábamos presionados haciendo preparativos...
Estábamos a un día de mi cumpleaños, lo que significa que restaba un día para ir a la Cabaña del Misterio.
No mentiré al decir que no estaba atemorizado. No me aterraba el hecho de que pudiese pasarme algo. Lo que realmente me aterraba es encontrar algo nada agradable en la Cabaña. Me preocupa demasiado mi familia y su seguridad no ayuda a evitar preocuparme, porque hay que aceptar que es muy mala. Y si algo llegase a estar mal... no creo poder soportarlo. Han pasado tantas cosas últimamente que mi salud mental no está en condiciones de soportar algo más...
- Repasemos el plan- anunció Equidna, quien vestía con una armadura de metal azabache y con detalles carmesí. En su espalda, con ayuda de unas correas que se cruzaban por su pecho, colgaban dos espadas enfundadas. No sabría decir como son las hojas de las espadas, pero la empuñadura estaba hecha de obsidiana y tenía incrustaciones de rubí- Mientras Mason camine hacia la Cabaña y esconda las presencias, el señor Bill y Astaroth se ocultaran en las ramas de arboles que esten a 15 metros de distancia de la Cabaña al este de esta. Yo y el escuadrón seleccionado estaremos a 40 metros de distancia por si algo malo sucede, que claro es imposible pero hay que tener precauciones. ¿Alguna duda?
Hubo un silencio entre los presentes ahí en la sala, indicando que todos tenemos claro el plan. Aunque también hay la posibilidad que algunos tengan alguna duda pero no lo digan por miedo a Equidna.
- Ninguna duda, al parecer- dijo Astaroth, viéndonos con una sonrisa socarrona- Ya que no hay una, la reunión se da por finalizada. Mañana nos reuniremos en la sala del trono a la hora ya establecida. Quien no este puntual, no dudaremos en dejarlo...
El primero en salir fui yo. Ya no soportaba estar ahí. Me dirigí a grandes zancadas hacia mi habitación, apretando mis puños.
Justo cuando llegué al pasillo en donde se encontraba mi habitación, sentí a alguien siguiendo mis pasos. Estuve tentado a ordenarle que me dejara solo, pero en los últimos días he estado con una actitud demasiado ermitaña. No tenía humor par ver a alguien y mucho menos para escuchar sus intentos de animarme.
Sin embargo, sé que no puedo estar con esta actitud para toda mi vida. Necesito un pilar el cual me ayude a no desmoronarme.
Entré a mi habitación y cerré la puerta tras de mí, aun sabiendo que alguien iba a entrar. Me senté al borde de mi cama, dando la espalda a la puerta. Cubrí mi rostro con mis manos y cerré mis ojos.
No sé porque ya no puedo llorar. Probablemente mis lagrimas se han agotado. O lo más seguro es que mi subconsciente ha aprendido que llorar es inútil. Lo único que logró al llorar es provocar que mis ojos ardan y que me duela la cabeza.
Cualquier consuelo es inútil en estos momentos...
La puerta de mi habitación se abrió lentamente y se cerró con la misma gentileza. No alcé mi vista, esperando que así quien entró se fuera de mi habitación al ver que no tenia la menor intención de hablar con el.
Pero no se fue. Se sentó a mi lado, pero no me tocó ni me habló, como si quisiera darme espacio y no hacerme irritar mas de lo que estaba.
La curiosidad me ganó y dejé de cubrir mi rostro. Dirigí mi mirada al ser que me estaba acompañando en silencio a mi lado, quien me miraba con mucha preocupación.
- Mi Pine tree- susurró, con una sonrisa gentil dibujándose en su rostro.
- Bill- mi voz apenas salio como un fino hilillo, apenas audible. Quise corresponder su sonrisa, pero por mas que intentase, me era imposible sonreír un poco.
A Bill no pareció importarle. Me abrazó sin titubeos, besando mi frente. Con sorpresa, me dí cuenta que estaba correspondiendo a su abrazó con impaciencia, sin siquiera pensarlo. Enredé mis dedos en sus rubios cabellos y él me acercó más a el. Estábamos ansiosos por sentirnos...
Nos separamos unos pocos centímetros para poder mirarnos. Como siempre, quedé hipnotizado en sus hermosos ojos ámbar. Desde que le dije que me gustaba más con sus dos ojos descubiertos, rara vez vuelve a utilizar su parche.
Y no sé si fue por su hermosa mirada, pero de un momento a otro nos estábamos besando con ferocidad. Su aliento tenía sabor a menta, embriagándome lentamente. Nuestro labios parecían danzar sincronizadamente, buscando más y más contacto. Sentí como la lengua de Bill pedía permiso para entrar a mi boca, a lo cual accedí. Su experimentada lengua recorría con lascivia toda mi cavidad, haciéndome respirar agitadamente. Percibí como la mano de Bill se colaba por debajo de mi camiseta, acariciando mi espalda en círculos, haciendo que un escalofrió de excitación me recorriese por completo.
Si fuese por nosotros, jamas romperíamos ese beso. Pero mis pulmones exigían a gritos aire, sin dejarme otra opción mas que separarnos.
Con las respiraciones entrecortadas, juntamos nuestras frentes mientras volvíamos a perdernos en nuestras miradas.
- Te amo Dipper. No sabes cuanto...- susurró, aun acariciando mi espalda.
Acaricié su mejilla con gentileza y él se inclinó hacia mi mano, buscando tener más contacto.
- Pensé que me odiabas, My Sweet Darling... Y que por eso, quizás me dejarías mañana- sus palabras estaban llenas de alivio, mostrando su miedo a perderme, haciendo que me conmoviera.
- No te voy a dejar, Bill- dije, con una sonrisa.
Escuchamos unos sutiles golpes a la puerta, pidiendo autorización para entrar. Bill y yo nos mirabas con complicidad, pensando lo mismo. Él volvió a invadir mis labios, y yo me dejé llevar por el embriagante sabor a menta de su boca. Lentamente nos fuimos recostando en la cama, yo quedando debajo de él. Volvimos a escuchar los golpes a la puerta, ahora más impacientes y fuertes, pero lo ignoramos por completo. Llegará su momento donde se canse y se vayan.
Cada vez los golpes aumentaba al igual que la intensidad de nuestros besos y nuestras caricias. Mi temperatura comenzó a aumentar, y no porque estuviese enfermo...
La ropa comenzaba a estorbarnos. Aun así, no avanzábamos al "siguiente paso". No era necesario decirlo, pero sé que Bill tiene miedo a volver a asustarme, algo que siempre hacía cuando queríamos volvernos uno.
Sin embargo, no creo que podamos aguantar más, en especial Bill. Puedo ver sus ojos llenos de lujuria en este momento. Y yo también estoy ansioso de sentirlo más...
Además, si pasamos al siguiente paso, probablemente nos tengamos más confianza y estemos más unidos... o al menos, eso espero...
Los besos de Bill comenzaron a bajar por mi barbilla y por mi cuello. Gemí al sentir una pequeña mordida en mi clavícula.
Pero, repentinamente y sin aviso alguno, dejo de besarme.
- ¿Bill?- lo llamé, extrañado por su actitud.
- No quiero que te sientas incomodo... no quiero asustarte- respondió, con una sonrisa. Besó mi frente y después quiso separarse de mí, pero jalé del cuello de su camisa, impidiéndole separarse más de mí.
- No estoy asustado- susurré, sintiendo mis mejillas arder- Quiero hacerlo...
Bill abrió los ojos como platos, sorprendido por mi repentina respuesta.
- ¿Qué?- acertó a decir, aun sorprendido.
- Quiero hacerlo- repetí, más decidido que antes.
- Pero...
Yo reí e hice que estuviésemos más cerca el uno del otro.
- ¿Acaso tienes miedo?- pregunté.
El sonrió, viéndome con lujuria.
- Claro que no, mi lindo Pine tree- respondió, retomando su tarea de besar mi cuello- Todo lo que me pidas, te lo daré...
La mano de Bill se deslizó debajo de mi camisa, acariciando mi abdomen y pecho. Gemí al sentir como jugaba con uno de mis pezones.
- ¿Se siente bien?- preguntó, invadiendo de nueva cuenta mis labios.
- S-sí- gemí.
- Te haré sentir mucho mejor, mi lin- Bill fue interrumpido por el estruendoso golpe a la puerta, derribandola.
- ¡Eres un imbécil, Mason! ¿¡Por qué no abrías la maldita puerta!?
Equidna calló al ver la posición en la cual estábamos Bill y yo. Su rostro era una completa obra de arte. Estaba llena de asombro, odio y decepción.
- ¿Será porque estábamos ocupados?- respondió Bill por mí, sin la menor intención de separarnos de nuestra comprometedora posición.
Equidna no podía salir de su trance. Sus ojos parecían estar cristalinos a causa de un próximo llanto.
- ¿Qué quieres?- preguntó Bill, claramente perdiendo la poca paciencia que tiene.
Ella pareció querer decir algo, pero las palabras no surgían. Me sentí mal por ella. Supongo que no se ha de sentir bien ver al ser del que estas enamorado con otra persona. Y no se ha de sentir mejor que ese ser este a punto de tener relaciones con esa otra persona.
Posé mis manos en el pecho de Bill, empujándolo son suavidad para separarnos un poco.
- ¿Equidna?- la llamé. Pareció salir de sus pensamientos, remplazando su mirada llena de tristeza a una llena de furia y desagradado, dirigida a mí. Siempre me veía como si fuese un bicho asqueroso, pero esta vez parecía querer torturarme hasta la muerte.
- Will ya tiene el obsequio para tu hermana. Ve con él para que estés consciente de que vas a regalarle- me dijo, con veneno en cada una de sus palabras.
Salió de la habitación después de decirme eso, azotando la puerta detrás de ella.
Nos quedamos en silencio por un largo rato. Bill se veía enojado, pero no dejaba de abrazar mis caderas.
La repentina excitación que nos había embargado desapareció completamente.
-Mierda- susurró Bill con el ceño fruncido- Y yo que quería protegerte de esa zorra. Creo que ya no va a funcionar...
- Me siento mal por ella- dije, recostando mi frente en su pecho- No es su culpa haberse enamorado de alguien que no la va a corresponder... Uno no puede escoger de quien enamorarse.
Bill sonrió con ternura y me dio un pequeño beso.
- No puedo creer que seas amable con esa zorra que te ha tratado mal todo este tiempo
- Solo me compadezco de ella...
- Vamos con Will, ¿sí?
Yo asentí y, minutos después, ya estábamos caminando hacia el jardín de Will, donde el mas pequeño de los Cipher se encontraba casi todo el tiempo.
Bill me abrazaba por las caderas sin importarle que nos vieran, haciéndome sonrojar. Parecía estar orgulloso de mostrar que soy su pareja y eso... me hacia completamente feliz.
Encontramos a Will junto a Dipper Gleeful sentados en una pequeña mesa tomando té. Al lado de Will estaba una caja de color rosa con un moño blanco.
El regalo de Mabel...
Will y Gleeful estaban tomados de la mano, conversando amenamente. Los dos se veían felices estando juntos. Y viéndolos así, no quería interrumpirlos. Pero, antes de que quisiera dar marcha atrás, ellos nos divisaron.
Caminamos hacia ellos y nos sentamos en dos sillas disponibles.
El peliazul me tendió la caja que había reconocido anteriormente como el regalo de mi hermana. Pude percibir que aun no estaba sellada, así que no me preocupe en pensar en como la abriría sin dañar la envoltura.
Todos me miraban fijamente, esperando cual seria mi siguiente movimiento.
Abrí cuidadosamente la caja, sonriendo al ver su contenido. Adentro había estambre e instrumentos para tejer, ademas de algunas cosas para manualidades con mucho brillo. Pero me sorprendió ver un frasco con un contenido transparente. Lo tomé para verlo con más detalle.
- ¿Qué es esto?- pregunté, viendo el frasco con mas detalles.
- Es una pócima de curación. Tu tío Ford la necesita- respondió Will.
Con esas palabras, mis sentidos de alerta se crisparon.
- ¿Esta enfermo?- no me importa lo que me haya hecho en el pasado, pero sigue siendo mi tío y el me cuido demasiado, a su manera, pero me protegió o intento hacerlo en este nuevo Raromagedon.
Bill asintió de mala gana, con el ceño fruncido. Estoy mas que consiente que le desagrada que me preocupé por su enemigo, pero estamos hablando de mi tío, a quien había admirado y lo sigo haciendo. Sé que Bill esta celoso de cuanto quiero a mi tío, pero lo que el no ha comprendido es que el amor que siento por mi tío es completamente diferente al que siento por el.
- Ya está viejo. Y no puede aguantar emociones fuertes y tanto estrés acumulado en un mismo enjambre. Aparte...- Bill guardó silencio, como si no quisiera decir algo. Lo vi con insistencia, esperando a que continuara. Y lo hizo con pesar- No se ha podido recuperar del brazo...
Bajé la mirada, volviendo mi vista al frasco entre mis dedos. Había posibilidades de que realmente fuese veneno su contenido, pero algo me dice que no es así. Me lo dio Will. Y él no podría engañarme de esa forma tan cruel.
- Gracias, Will- le agradecí, mostrándole una sonrisa, la cual me fue devuelta por el peliazul.
Cerré de nueva cuenta la caja y la acuné en mis brazos con sumo cuidado. Me paré de mi asiento y emprendí marcha hacia el interior del castillo de Bill, con el demonio rubio pisándome los talones. Aceleró el paso para alcanzarme y situarse a mi lado.
- Lo siento Dipper- se disculpó.
- No estoy enojado- aclaré, mostrándole una sonrisa para demostrárselo.
El sol ya se había escondido, haciendo que el cielo se tornará de un misterioso, pero a la vez hermoso, lienzo azabache con salpicaduras de hermosas estrellas. Tomó mi mano y nos dirigimos a mi habitación. Los pasillos eran silenciosos y solitarios, creando un ambiente demasiado calmado.
- Cámbiate y ven a mi habitación, ¿sí?- preguntó Bill, acorralándome en la pared que estaba al lado de la puerta que daba a mi habitación, la cual ya habían arreglado. Asentí mientras mis mejillas se sonrojaban, haciendo a Bill sonreír con ternura- Que adorable
Besó mi frente y, después de eso, abrió la puerta que daba a mi habitación para que entrara a esta. Cuando estuve adentro, me mostró una radiante sonrisa y un guiño antes de cerrar completamente la puerta.
Dejé el regalo de mi hermana en mi escritorio. Saqué del primer cajón un block de notas y un bolígrafo. Me acomodé en la silla y comencé a escribir sobre una hoja del block.
Probablemente no sea como mi hermana al escribir cartas; ella se esmera en tener una hermosa caligrafía con corazones en todas partes y con demasiado brillo en la hoja. Pero algo que nosotros hacemos por igual en nuestras cartas son los sentimientos plasmados en cada una de las palabras.
Sonreí con nostalgia al leer la ya terminada carta. La doblé con cuidado, tratando de que los bordes de la carta estuviesen derechos los unos a los otros.
Tomé en mis manos la carta y la guardé dentro del regalo de Mabel. Y viendo esa caja decorada con sentimientos dentro de ella, la nostalgia me invadió.
Si las cosas siguieran normales y este nuevo Raromagedon no hubiese tenido lugar, mañana seria nuestro ultimo día en Gravity Falls y conociendo a mi hermana, estaría haciendo pucheros como niña chiquita por no irse. Ahora, viendo como están las cosas, aunque quisiéramos regresar, ya no podríamos hacerlo...
Ya no hay marcha atrás, a fin de cuentas...
Me cambié rápidamente a mi pijama y al terminar, salí corriendo haca la habitación de Bill.
En el camino me topé con el ser con el que menos quería encontrarme.
- Mason- pronunció mi nombre como si estuviese viendo a una rata de alcantarilla.
- Hola Equidna- forcé a mis labios a formar una sonrisa amigable.
- ¿A dónde vas?- preguntó, con desagrado. Me quedé en silencio, pensando en que responder. Sé que si le digo la verdad, su odio hacia mi va a crecer más si es posible tanto odio en un ser. Sin embargo, no me dejó responder, ya que ella misma respondió a su propia pregunta con amargura presente en cada silaba- Vas a la habitación del señor Bill, ¿o me equivoco?
Equidna me tomó del cuello y me alzó del piso, sofocándome levemente.
- Escucha atentamente, mocoso. Estás distrayendo a mi señor de su plan principal y estoy completamente convencida de que lo haces a propósito. No es posible para un humano el ser leal a quien fue su enemigo en el pasado, y menos tu, que eres un maldito cobarde. Me encantaría matarte en estos momentos, prostituto de mierda, pero el señor Bill se enfadaría conmigo. Te doy una oportunidad...- Equidna aumento la fuerza en su agarre en mi cuello, haciéndome difícil el respirar- Mañana que vas a ir con tu amada familia, haznos el favor de quedarte ahí. Deja en paz a mi amo. Yo soy la única que podrá complacerlo y no le seré un estorbo...
Terminando de decir eso, me aventó hacia la pared más cercana. Al impactarme, sentí mis pulmones expulsar todo el aire que tenían. Dí varias bocanadas, intentando traer de vuelta mi aliento.
Mientras yo me recuperaba, Equidna se alejó de mi con indiferencia, como si nada hubiese pasado.
Me paré rápidamente y caminé hacia la habitación de Bill una vez que estaba mejor. Equidna fue astuta al no ver a nadie cerca y creo que nadie se enteró de la discusión que acabábamos de tener. Y no me importa los golpes que recibí... pero si me hicieron pensar mucho las palabras llenas de veneno que me dedicó Equidna.
¿Soy una molestia para Bill?
- ¿Y esa mala cara, mi Pine tree?- preguntó Bill con una sonrisa al verme entrar a su amplia habitación.
- No es nada... solo estoy un poco cansado. Quiero dormir- respondí, con una sonrisa.
Bill me contempló con duda. Es obvio que no me creyó nada y lo que menos quiero ahora es que me bombardeé con preguntas y que así le diga lo que realmente pasó con Equidna. No necesito tener mas problemas con Equidna de los que ya tengo por acusarla con el demonio del que esta enamorada.
- ¿Seguro?- preguntó, caminando hacia mi y envolviéndome en sus brazos. Yo asentí.
Por su mirada puedo decir que sigue sin creerme, pero ya no insistió en el tema.
- ¿Vamos a dormir, sí?- preguntó y sin esperar a que respondiera, él ya estaba metiéndose entre las sabanas. Yo le seguí y me abracé a el, intentando sentir su calidez. Bill abrazó mis caderas y, con un chasquido de dedos, apagó las luces, sumiéndonos en una agradable oscuridad.
- Bill...- susurré, llamando su atención.
- Dime, mi Pine tree- respondió, acariciando mi mejilla.
- Yo... ¿te soy un estorbo?
Bill rió con ternura.
- Claro que no. ¿Qué te hace pensar eso?
Solté un suspiró y me junté más hacia el.
- Nada en especial. Buenas noches...- respondí. Cerré los ojos y al instante, caí rendido ante los brazos de Morfeo...
Mentiría al decir que no tengo miedo a perderte por mi incapacidad de ser de utilidad...
Y sumando el hecho de que hay un ser en este castillo que te desea y que te es de utilidad...
Pero mañana intentaré mostrarte que puedo ayudarte en algo, aunque sea mínimo...
Lo único que espero es que mis sentimientos no se vean confundidos al ver a mi familia...
•~•~•
Hola, estrellitas!!! La Tierra les dice hola!!! ♥♥ (⌒▽⌒)
Pues que decirles... Que soy un asco de persona :'v Este capitulo ya lo tenia listo desde hace ya varios días pero no lo había publicado porque... la verdad no se, cuando tenia tiempo libre como que no me daban ganas y cuando tenia toda la disposición tenía que hacer algo... Conclusión: La vida me odia :v
¿Qué opinan de Equidna? ¿No es todo un amor? xdxdxdxd
Este capitulo tuvo algo un tanto interesante porque mi linda ovejita ya esta dejando sus traumas atrás... ¿Y si les digo que gracias a eso puede haber lemon? Vamoh a ver que pasa...
Y una ultima y zenzual (o no tanto) cosa más: Este capitulo quizá sea el más meloso de toda la historia, ya que los siguientes capítulos ya no van a estar tan cargados de miel porque puedo, quiero y es gratis (? No, realmente es por el hecho de que la trama va a empezar a ponerse más compleja de lo que ya estaba...
¡En fin! Esperó les haya gustado este capitulo! La familia de las zenzuales estrellitas cada vez crece más y más!!! Gracias mis lindas estrellitas!!!!
Mushos abrashos ashfixiantesh y beshos baboshos!!! ♥♥♥♥♥♥
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