Chapter One (Everything is my Fault)

Narra Hiro

De vuelta en esa sala de paredes blancas, en el centro de la sala una mesa y dos sillas en cada extremo y en un extremo estaba la doctora con la cámara en su pedestal mientras la constante luz roja parpadeaba, yo estaba sentado en la otra silla mirando un punto exacto en la habitación, ahí estaba ella otra vez.

— ¿Puedes decirnos tu nombre y edad?— me preguntó la doctora como siempre, ya estaba aburrido de la misma rutina, sin embargo no le presté mucha atención. La doctora al ver que no hablaba soltó un suspiro cansado y me volvió a preguntar— ¿Puedes decirnos tu nombre y edad? Por favor

Por fin aparté mi mirada de ella y miré a la doctora. Con un suspiro cansado y fastidiado le contesté por fin.

— mi nombre es Hiro Hamada de Rivera, tengo 35 años, vivo en San Fransokyo, anteriormente con mi hija Hiromi Rivera Hamada y mi esposo Miguel Rivera— dije sin mucho interés

— ¿Sabe por qué está aquí?

— yo...no lo recuerdo.

La doctora escribió algo en su libreta.

— Hiro, ¿Qué recuerdas de tu hija Hiromi?

Volví a mirar el punto que anteriormente estaba mirando, ella seguía viéndome.

— ¿Qué que recuerdo? Todo, absolutamente todo, ella tenía razón, y yo no le hice caso.

Nuevamente volvió a escribir en su libreta

— ¿Podrías contarme cuando fue que Hiromi empezó a tener sus alucinaciones?

— no eran alucinaciones— afirmé— ella no estaba alucinando, ella tenía razón.

La doctora suspiró fastidiada y volvió a hablarme.

— ya hemos tenido esta charla Hiro, tu hija Hiromi, según estos análisis presentaba un caso de esquizofrenia y depresión.

— los registros mienten, él los alteró. ¡MI HIJA DECÍA LA VERDAD! ¡MI HIJA NO ESTABA LOCA! ¡YO NO ESTOY LOCO!

Me levanté de la silla con brusquedad y golpeé con mis puños la mesa, estaba furioso, nadie jamás dirá que mi hija estaba loca, ella decía la verdad. Todo fue su culpa.

— te pido que te calmes por favor, Hiro, o me veré forzada a inyectarte un sedante.

Después de eso me calmé un poco, no quiero volver a dormir así, ni siquiera en mis sueños me deja en paz. Dejé de verla y volví a mirar el punto de antes para disculparme con ella con la mirada, perdóname.

— muy bien— me felicitó la doctora— ahora, ¿podrías contarme cuando fue que Hiromi empezó a...— se detuvo a pensar un poco— sentir que la seguían?

Un poco enojado asentí, aún nadie me creía, aún nadie le creía a Hiromi. Volví a mirar a la doctora pero cuando la miré, detrás de ella estaba él con esa maldita sonrisa, él se reía de mi situación.

Mis manos empiezan a temblar al igual que mis piernas, estoy realmente asustado, lentamente voy perdiendo mi cordura. La doctora notó el estado en que me encontraba.

— Hiro, necesito que estés tranquilo.

Su voz se me hace tan lejana que no le prestó atención, él estaba detrás de la doctora sonriendo como aquel día y junto a él estaba ella culpandome con la mirada, ella sabía que yo tenía la culpa. Tengo que escapar de aquí, tengo que regresar con Miguel, él está en peligro con el aún afuera.

Sin más, corrí a la puerta de metal cerrada y empiezo a golpearla con mis puños y a rasguñarla con mis uñas hasta que empiezan a sangrar, no sé si fue él quien me tomó de la cintura o si fue la doctora, no logro recordarlo pero para ese entonces mi miedo alcanza niveles insuperables y mi miedo me gobierna, voy perdiendo mi cordura.

— ¿¡Miguel!? ¿¡Dónde estás mi amor!? ¡Necesito verlo, saber que está bien! ¡MIGUEL! ¡MIGUEL MI AMOR POR FAVOR! ¿¡DÓNDE ESTÁS MIGUEL!?

Fue en ese entonces que la puerta se abre y enfrente de mí estaba él, ¿Cómo es posible?

Con furia me abalanzo contra él y empiezo a tratar de ahorcarlo. Alguien me sujeta de un brazo, luego otro brazo, luego una pierna, luego otra, por último alguien me sostiene de la cabeza y pasa un brazo alrededor de mi cuello sin ahogarme. Siento mucho miedo.

Trato de forcejear pero es inútil.

Veo como el se me acerca con una sonrisa y una jeringa en su mano derecha, alguien me sostiene con firmeza mi brazo izquierdo para que no lo mueva hasta que por fin logra clavar esa aguja en mi piel mientras que el líquido pasa por mis venas.

Después de un rato más de forcejeo, no escucho nada más que mi respiración, no siento nada más que el miedo que aún está presente.

Mis ojos cansados dejan de buscar una salida y mi cuerpo se relaja al igual que mis sentidos, ahora veo con algo de claridad, los que están sosteniendo mis brazos y piernas son los guardias de este hospital psiquiátrico, una enfermera fue la que me inyectó aquella sustancia. Ahora se que fuí sedado, fuí inducido al sueño. Otra vez empieza mi tortura.

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Abro los ojos y lo primero que veo es el blanco techo de mi habitación, ya para este entonces no le veo el caso de mover mis piernas o mis brazos, ya se que las correas no me soltarán entonces lloro.

Lloro, grito y maldigo a Dios y al mundo entero pero maldigo más a ese mal nacido por haber aparecido en nuestras vidas. ¿Cómo fue que todo esto fue de mal en peor?

Cierto los ojos y trato de calmarme, inhalo y exhalo cómo me enseñó tantas veces Baymax. Una vez calmado escucho una pequeña risa burlona, es ella otra vez.

Volteo a dónde proviene esa risa, ahí está ella, sentada en ese mismo rincón de la habitación, abrazando sus piernas y mirándome fijamente, sus manos y uñas llenas de sangre mientras una que otra gota golpea el piso blanco formando un pequeño charco de sangre, su cuello lleno de heridas abiertas como si fueran rasguños y de ellas la sangre no deja de fluir de manera abundante, sus ojos me miraban fijamente sin ningún rastro de vida ella me miraba, culpandome de todo. Y tiene razón.

Todo fue mi culpa.

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(La imagen de multimedia es algo parecido a como Hiro ve a "ella" solo agreguenle más sangre en las uñas y heridas en el cuello ;v

Tostadita-De-Fresa
YumiLA05

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