Capítulo #22
***
Era de esperarse que mis padres o en este caso solo mi padre estuviera esperandome en un sillon frente a la entrada, cómico ¿No?, como en las peliculas que solíamos ver. Su expresión dura me daba escalofrios, su ceño ligerante fruncido y - como de costumbre- sostenía su mentón en una facha pensativa.
-¿Dónde estabas? Estaba muy preocupado - Alegó - ¡Sabes el terrible susto que me has dado!- Se levantó y se acercó a mí, supuse que sería para proporcionarme un buen regaño, pero no, me envolvió en sus brazos en un calido abrazo- No se que haría si una de ustedes me faltara.
-Lo siento papá, solo iba a ir al sevicio postal y...comenzó a llover, tuve que quedarme ahí hasta que pasase - Y más mentiras, esto me esta comenzando a cansar.
-Está bién. No hay problema, solo llama cuando algo así vuelva suceder - Dijo esta vez separandose de mí.
-Sí. voy a mi cuarto - Dije. Me encaminé a mi habitación donde cerré la puerta con seguro, un huracán de emociones me vinieron de golpe.
Culpabilidad.
Nerviosismo.
Ansiedad.
¿Desde cuándo mi padre es tan despreocupado? ¿No se fijó en que tenía puesta una camisa de hombre?. No puedo mirarlo a los ojos. no puedo darle la cara a esa mirada la cual antes amaba, esa mirada de orgullo, en cambio, ahora esa mirada me hace sentir tan culpable, la confianza que deposita en mí, en la chica tierna que nunca rompió las reglas.
Mi mundo ha cambiado por completo, toda la vida que organize arduamente, una vida de responsabilidad y tranquilidad, encontrar un chico de mi edad en la universidad, querernos, presentarle a mis padres, terminar la universidad, graduarnos, casarnos y vivir felices para siempre, no será posible
¿Desde cuándo me perdí?
Desde que conocí a Stephen.
¿Fue malo conocerlo?
No.
El caso es que no planeé esto, no planeé desobedecer y mentirles a mis padres, no planeé enamorarme de él, no planeé besarlo y mucho mejos que él sintiese lo mismo que yo, pensé que se me pasaría pero terminé teniendo un secreto, corrijo, ambos terminamos teniendo un hermoso secreto, un secreto del cual solo nosotros podemos disfrutar, tal ves algunos no nos entiendan y eso no me importará, por que sé que solo una persona me hará sentir así, en las nubes, y ese es mi demonio, mi dulce demonio, y yo soy su ángel.
(...)
Hoy era sabado. Subí al auto de mi padre, ya que, este me llevaría a rehabilitación. fue un camino silencioso y tranquilo, papá estaba bastante pensativo y distraido.
- Ya llegamos - Susurró. lo miré y pude ver preocupación en sus ojos, debe ser por su trabajo.
- No te preocupes, todo va a estar bién - Dije para luego abrazarlo - Adiós, papá.
Él se despidió con la mano y dió reversa para así desaparecer de mi vista. Ya cuando iba a subir los tres escalones que daban a la entrada del edificio escuché como un auto se estacionaba, por instinto votié, pude contemplar como Stephen salía de aquel inconfudible auto que mediante nuestras convesaciones me había enterado de que se trataba de un auto deportivo BMW. Ambos fuimos en la dirección que encontraba el otro hasta que estuvimos de frente.
- Hola...- - Balbucié.
- Hola Natasha- Me saludó con esa seguridad que lo caracterizaba, se acercó a mi mejilla y me besó para luego repetir esa acción con mis labios - ¿Entramos?.
- Sí, vamos. Le traje un dibujo de Capitán América a Nathan, es su personaje favorito de los vengadores - Sonreí .
- Si es de tu parte le encantará, ama todo lo que tenga que ver contigo - rió -¿debo preocuparme? .
Entramos al edificio, pasamos por donde May quién se le notaba decaida, algo bastante extraño porque siempre resivia a las personas con cierta energía y amabilidad. En el camino hacia sala de recreación donde manteniamos los niños animados tomé la mano de Stephen. Él no se opuso, su toque me era reconfortante.
Entramos a la sala, alegramos a los niños a lo largo del día, chistes, juegos y cantos. Se me hizo bastante extraño no ver a Nathan, ya que, se suponía que él debía estar con nosotros
. En aquel momento me preocupé . Nathan estaba enfermo, por eso estaba en el hospital , algo debía estar mal .
Fui donde May, necesitaba saber .
- May...¿Dónde está Nathan? Se supone que debería estar aquí - Dije. Ella aclaró su garganta, se podía notar que estaba acongojada - ¿Ducede algo...?¿May?
- El niño Nathan, Caroline...bueno. El cáncer, ya no hay nada que hacer , hoy es... su último día. en cualquier momento su corazón dejará de latir...es solo un niño, no se merecía todo esto- Dijo con la voz temblorosa.
- ¿Dónde está? -
- Habitación 147, tercer piso. Es un niño muy realista, sabe lo que pasará y no se niega - Susurró.
Stephen me dirigió una mirada comprensiva . Salí corriendo. No tuve paciencia para esperar el elevador , corrí hacia las escaleras, escuchaba los pasos de Stephen detras de mí. conozco a Nathan desde hace casi tres años, el tiempo que lleba tomando terapias aquí. La última vez que lo vi parecía estar bién, pero no, ahora corro con tal de llegar a él. Llegar a tiempo.
Tic tac , tic tac
Entré en aquel cuarto blanco con lágrimas en las mejillas y con el corazón en las manos. Allí Caroline su madre lloraba desconsoladamente, al notar mi presencia se levantó y me abrazó con fuerza, no pude evitar que mis lagrimas salieran. Solo se escuchaban nuestros sollozos y el tip de la maquina que nos mantienia al tanto de sus latidos, unos latidos delicados y distantes. se veía débil pero aun así se esforzó por mostrarnos una sonrisa.
- Nat...pensé que no vendrias a verme...-- Susurró.
- Lo lamento, debí venir antes - Sollozé.
- Mamá...puedes dejarnos a solas un momento - dijo.
- Sí, cariño. No hay problema - habló antes de salir del cuarto.
- ¿Qué es eso?,- Señaló el cuadro. lo voltié y sonreí nostalgicamente.
- Lo he traído para ti - me limpié las lágrimas, intentando no llorar .
- ¡No llores! me lo dijeron desde que me diagnosticaron, no tenía muchas posibilidades, no tuve suerte - habló .
- Do digas eso, por favor - Dije. tomé su mano.
- ¿Sabes? Félicité me contó un hermoso cuento, no recuerdo mucho, pero me dijo que al lugar al que vamos se cumplen nuestros sueños ...¿ahí es donde iré? - Dijo con cierta ilusión.
- Sí, Nathan. Es un lugar muy feliz y alegre, dicen que todos los días hay fiestas - Dije.
- Te extrañaré mucho, a mamá también, a Félicité, a todos...quisiera quedarme mas tiempo , pero supongo que no puedo - Y ahí fue, en ese cuarto , horas después fue cuando ese sonido lo dicto todo, su débil corazón consumido por el cáncer dejó de latir y sus ojos se cerraron para siempre.
- ¡No!...porfavor ¡Hagan algo! - Se escuchó un grito ahogado de Caroline quien entraba al cuarto.
Inmediatamente los doctores entraron a al habitación haciendo que yo saliera, sin embargo, no había nada que hacer, ya no había esperanza para Nathan. Stephen me tomó de los hombros y hizo que lo mirará, aunque, este se veia borroso debido a las lagrimas que cubrian mis ojos.
- No me mires así...¡alejate! - Dije apartandome de él.
- yo lo siento. No puedes vagar sola por este hospital - Dijo - Dejame acompañarte, mentiria si te dijera que no es dificil - Dijo. No pude aguntar más, lo abrazé y él correspondió a mi abrazó . mis lagrimas empaparon su sueter.
(...)
Me encotraba sentada en la cafetería del edificio. Stephen insistía en que debía comer algo, pero, yo no tenía apetito.
Nathan era tan pequeño, tan dulce. aun no puedo creer que simplemente ya no esté.
-¿Cómo te sientes?- Escuché la voz de Stephen, no obstante no levanté la vista del plato que llevo mirando desde unos quince minutos.
- ¿Cómo crees que me siento? - susurré- lo siento. Se que no quieres estar aburrido, que prefieres hacer algo provechoso . puedes ir a casa o estar con tus amigos. No quiero ser egoísta. Puedes hacer lo que gustes.
-Quiero estar contigo aquí y ahora, no me iré cuando más me necesitas - Argumentó - No me iré, no importa lluvia, truenos y relámpagos, no me iré.
- Gracias...- Dije.
-¿Quieres que te lleve a casa? - Preguntó.
-No, no ahora. Quisiera estar en un lugad más tranquilo donde no haya nadie . Nada .- murmuré .
-¿Recuerdas el lugar al que fuimos en moto?- Preguntó. Mis ojos mostraron un atisbo de esperanza, tal ves si existía aquel lugar que me ayudaria a olvidarme de todo. Asentí con un intento de sonrisa que más pareció una mueca.
Ya estando en el auto el cual estaba en movimiento, mis parpados comenzaron a pesar, no pude evitar dormirme.
Abrí los ojos pesadamente para comtemplar que el auto estaba estacionado a un lado de la carretera, por lo visto ya habiamos llegado, mi cabeza estaba en las piernas de Stephen quien acariciaba mi cabello.
- ¿Por qué no me despertaste?- Pregunté con la voz un poco ronca.
- Parecías cansada, no quise perturbar tu sueño, además, creo que lloverá - Dijo. desde donde me encuentro tengo una vista perfecta de sus labios.
Sus labios....
Cuando estoy con Stephen olvido hasta que existo, espero que esta vez funcione. Intento quitarle el cinturon y lo logro ( N.A : el del auto ¡pervertidas!).
- ¿Qué haces...?- Dice. Torpemente me siento en sus piernas, coloco mi mano en su cuello y acaricio wl susodicho. él suspira pero no se opone.
- Hazme olvidar...- Junte nuestros labios apasionadamente. él me correspondió con la misma intensidad, nuestras bocas lucharon ferviente y tiviamente. Por mi parte buscando consuelo, nj siquiera sabía lo que estaba haciendo. sentí como su mano se cueló por mi espalda haciendo que suspire. En el auto solo se escuchaban nuestras fuertes respiraciones y el chocar de nuestros cuerpos, mis manos buscaron undirse en su pelo. toques delicados y a la vez apasionados. El cilencio, el olvido, su pefume, Stephen, cosas que por un momento, solo por un momento, me hacen dejar atrás la triste y cruda realidad para poder sentirme viva .
R.I.P Nathan
Yo...(*mira a todos lados intentando buscar un escape*)
Lo siento...

EDITADO
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