Capítulo #21: ''No tan buenas decisiones''

27 de noviembre de 2023. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Día 269 de 365.

Como yo lo veo, tengo dos opciones.

La primera, puedo seguir ignorando sus llamadas, desaparecer y cumplir mi sueño de vivir en algún pequeño pueblo en China.

O dos, puedo ser la adulta que se supone que soy y afrontar el problema.

La cuestión, estoy cagada hasta la médula.

Porque aquello que pensé que era lo correcto resultó en cómo le dirían en el país de dónde vengo, un arroz con mango.

Es decir, un completo quilombo, como dirían en el país que me adoptó.

Sé que la segunda opción es la correcta, y entiendo toda la palabrería filosófica de "Las cosas a las les huimos, terminarán encontrándonos'', pero ¡A la mierda! ¡No quiero que me encuentre, quiero que sea fácil! No puede ser que nada de lo que haga o diga pueda tener un desenlace sencillo.

Es como si cada vez las cosas se enredaran más que en una telenovela.

Sé qué dirán que yo misma me lo he buscado. Y probablemente tienen razón. Pero, en mi defensa, estaba intentando hacer lo que en mi cumpleaños me propuse.

Y en cierta forma lo he hecho, solo que hay un aspecto que todavía no termino de acomodar...

«Tu vida amorosa de mierda.»

Podría haberlo dicho de una manera un poco menos, digamos, insensible. Pero sí, es eso.

Santiago ha estado llamando los últimos dos días y respondo netamente con mensajes, diciendo que estoy en idas y vueltas con Patricia que está por dar a luz y quiero estar ahí para ella.

Que en realidad, no es por completo una mentira.

Es más, es justo lo que estoy haciendo en este momento. Voy en el subte (subterráneo o metro dentro de la Ciudad de Buenos Aires) de manera más específica en la ''Línea D'', rumbo a la casa de mi mejor amiga. Normalmente evito el subte y más en hora pico porque siempre termino yendo como sardina en lata. No siendo hoy la excepción.

Y quiero recordarles que estamos pisando el verano. Lo que quiere decir que hace un calor de la puta madre, que toda la gente a mi alrededor está sudada y huele mal, muy mal. Especialmente el hombre a mi lado, que se ve acaba de salir del gimnasio, con el brazo levantado para agarrar uno de los barrotes y así evitar caerse, parece que nunca ha conocido lo que es un desodorante.

«¿Ni siquiera Rexona?»

Ni siquiera ese.

«Qué raro, y eso que nunca te abandona.»

''Próxima estación, Palermo.''

Quiero llorar cuando escucho la voz, porque eso quiere decir que todavía me quedan por lo menos, unas seis paradas.

Debí haberme tomado un taxi.

«Como si tuvieses plata para eso.»

O caminar.

«Porque de seguro ibas a caminar nueve kilómetros.»

¡Dios!

Tengo que despejar mi mente. Necesito concentrarme en otra cosa que no sea Santiago, el olor del señor a mi lado, o el hecho de que hay tanta gente dentro del vagón que cuesta respirar.

Pensar.

¿En qué puedo pensar?

«Siempre estás pensando, como si encontrar algo en qué pensar fuese complicado para vos.»

Lo es cuando me pregunto en qué pensar, lo demás me sale natural.

Las puertas del vagón se abren, y un par de personas bajan, haciendo que el hombre a mi lado pueda separarse unos centímetros, lo que casi me hace soltar un grito de emoción.

Casi.

Soltarlo habría sido muy maleducado de mi parte.

«Exacto, por más que el pibe huela mal.»

Por más que el pibe huela mal.

¿En qué estaba? Ah sí, en encontrar algo en lo que pensar.

«Tal vez puedas comentarles a todos sobre la interesante llamada con Andrés.»

No me hagas recordarlo, por poco lo mato.

«No creo que haya sido tan descabellado.»

Le está huyendo a su esposa gringa, la cual, por cierto, lo siguió hasta Argentina.

«¿Y? ¿Quién no ha hecho una tontería estando borracho? Empezando por vos.»

Pero...

«Andrés es buen pibe.»

Lo sé, pero...

«Y en este momento necesita a su amiga, así que tal vez deberías reconsiderar las cosas y ayudarle.»

No sé si sumarle más drama a mi vida sea lo que necesito.

«Eres Margot Bermúdez, no puedes vivir sin un poco de drama.»

¡Ah! ¡De acuerdo! Les contaré lo que sé.

Mi Brisko amigo fue a la despedida de soltero de uno de sus mejores amigos, Pablo, el mismo pibe que lo hizo registrarse en la aplicación. Ha accedido por petición del mismo a ser su padrino e irse hasta las Vegas para dicha celebración, por más que la idea de salir del país no fuese algo que a él le atrajese mucho.

Estuvieron bebiendo toda la noche en algún casino y luego (según Andrés) todo es muy borroso. Lo siguiente que recuerda de estar sentado en una mesa con un par de cartas es despertar en una habitación de hotel que no reconocía, completamente desnudo y con una hermosa pelirroja durmiendo a su lado.

Una pelirroja que después se encargó de avisarle que se casaron la noche anterior.

Es ahí, donde comienza todo el drama al estilo Telemundo, donde al lado de la misma, toda mi historia con Manuel y Santiago se queda pendeja.

Ha intentado pedir por una anulación, cosa que no ha conseguido por alguna extraña política de ''matrimonio consumado'' y para completar el hermoso cuadro la pelirroja se ha negado a darle el divorcio.

No me dio muchos detalles, tan solo me dijo que decidió volver a Argentina para pensar bien las cosas y ver si podía hablar con su hermano (que es abogado) a ver qué consejo podía darle para esta situación.

Sin contar con que la pelirroja lo seguiría y tocaría a su puerta.

''Próxima estación, Bulnes.''

¡Eso, tan solo tres paradas más!

Ay, perdón ¿En dónde me quedé?

¡Ah sí!

¿Quieren que les cuente algo gracioso? Andrés habla poco o casi nada de inglés.

La piba, por su lado, habla muy poco español también.

Entonces...se preguntarán ¿Cómo mierda ha terminado casado con alguien con quien no puede comunicarse? Lo mismo me pregunto yo, pero bueno, ya saben, el alcohol tiene sus trucos.

El punto es que la pelirroja tiene una semana quedándose con él en su casa y Andrés sigue sin entender por qué no le da el divorcio.

Y es ahí donde entro yo en la telenovela, la amiga que habla inglés.

Quiere que sirva de algo así como su traductora, mientras intenta encontrar una manera de resolver todo este asunto.

Es en lo que yo no estoy muy segura. Y lo peor es que parezco una completa plasta de mierda por siquiera dudar en ayudarle o no.

No es que no quiera ayudarle. Quiero hacerlo.

Yo a Andrés lo quiero, es mi amigo. Pero, tengo miedo de verme involucrada en una situación que no me corresponde.

Pero recuerdo su manera de pedírmelo ''por favor'' en el teléfono, su voz era casi un ruego. Y recuerdo cómo ni dudó en ayudarme a terminar de decorar la torta para Manuel cuando este aparece de improviso. El cómo ha tolerado mis crisis existenciales de los últimos meses y ha estado para mí por más loca que fuese la decisión que tomara.

Entonces... ¿Cómo no podría estar ahí para él?

El tren llega a la siguiente estación y bajaron bastantes personas ¡Gracias padre celestial! Me acerco a un asiento que ha quedado vacío y me siento.

Saco mi teléfono, abro su chat y le envío un mensaje:

YO:

Entonces... ¿A qué hora y qué día debo estar en tu casa?


ANDRÉS (MI BRISKO AMIGO):

¿Qué?


YO:

Pensé que querías que hablara con la pelirroja.

Pasan un par de segundos escribiendo, tal vez borrando y reescribiendo, antes de contestar.


ANDRÉS (MI BRISKO AMIGO):

Gracias, Maggie.

Una sensación de alivio recorre mi cuerpo, y me doy cuenta de que haría cualquier cosa por él, así como él haría cualquier cosa por mí porque, aunque no nos conozcamos de hace mucho, hemos creado una confianza que muchos en años no logran formar, una amistad real, sin mayores complicaciones.


YO:

Por nada, Brisko amigo.


ANDRÉS (MI BRISKO AMIGO):

¿El sábado te parece bien? ¿A la mañana?


Lo pienso. El sábado tengo que trabajar, pero entro hasta la tarde así que queda perfecto.


YO:

Perfecto. Estaré ahí a las 11 hrs.


ANDRÉS (MI BRISKO AMIGO):

Te quiero, Brisko amiga.

Sonrío.


YO:

Y yo a ti, Brisko amigo.

Me muerdo el labio inferior mientras cierro su chat y abro el de Santiago. Tengo un mensaje sin leer de hace un par de horas. No puedo simplemente evitarle por siempre.

Al igual como tomé la decisión con la universidad, con Andrés...si puedo ser adulta y tomar decisiones responsables para ello ¿Por qué no puedo hacerlo con esto también?

La respuesta es sencilla: porque me siento culpable.

Muy pero muy culpable.

Porque Santiago es increíble, creo que de las mejores personas que he conocido en mucho tiempo. Me hace reír, podemos conversar sobre un montón de cosas y bueno...en el aspecto sexual, creo que eso no tengo ni por qué mencionarlo.

Me he sentido tan bien a su lado, especial, como si hubiese sido algo que tenía que vivir.

Pero no debí haber permitido que se transformase en algo más serio. No porque él no fuese el tipo de hombre con el que yo no tendría algo serio.

En cualquier otra circunstancia, no dudaría en pensar que podríamos llegar a ser muy felices juntos.

Pero...no estoy enamorada de él.

Intenté que esta especie de imán que me ha atraído hacia él se convirtiese en algo más, pero si hay algo que también entiendo es que no se pueden forzar los sentimientos.

No puedes forzar a alguien a quererte.

Así como tampoco puedes forzarte a querer.

Y sé que es lo que están pensando.

Pero esto no tiene nada que ver con Manuel, lo prometo.

Bueno, tal vez un poco...pero solo en el sentido de que no es justo para Santiago el proseguir una relación con él si todavía tengo sentimientos por alguien más.

Porque es cierto, no tiene ningún sentido negarlo (por lo menos a ustedes) aunque sé que tampoco será una sorpresa, sigo enamorada de Manuel. Aunque eso tampoco signifique que vaya a salir corriendo a sus brazos tampoco.

Sigo en la firme convicción de que para que Manuel y yo pudiésemos llevar una relación estable y saludable, tendría que ser porque hemos trabajado en un montón de cosas.

Bueno, me estoy yendo por las ramas.

Volviendo a lo que me lleva a pensar en todo esto.

YO:

Santi... ¿Crees que podríamos vernos mañana en mi casa? Necesitamos hablar.

Siento que me tiembla todo el cuerpo, y los latidos de mi corazón se disparan.

Está en línea, así que no tarda en ver mi mensaje y contestar.

SANTIAGO (el lindo, lindo):

¿Te parece a eso del mediodía? Salgo de ver unos asuntos del gimnasio y paso por allá.

¿Por qué tiene que ser tan bueno?

YO:

Me parece bien, te veo mañana.

SANTIAGO (el lindo, lindo):

Te veo mañana, linda.

Guardo el teléfono justo cuando la voz indica que he llegado a mi parada. Me levanto y salgo del tren con el corazón encogido y la cabeza en mil pensamientos a la vez.

—Te juro por Dios que, si la bebé no sale ahora mismo, voy a matar a alguien —Patricia suspira, cansada, se deja caer en la silla mecedora en la ya terminada habitación de su hija nonata.

Su panza está enorme, sobresale por debajo de su remera negra desgastada, las grandes ojeras bajo sus ojos demuestran lo poco que ha podido dormir en el último par de días.

Me acerco a ella y comienzo a acariciar su cabello con cuidado, tratando de tranquilizarla. Está ya en su semana cuarenta y la bebé no da muestra alguna de querer ir, a... ¿Cómo llamarlo? El mundo exterior. En el turno en el médico temprano el doctor le ha dicho que de no haber señales de empezar el parto de manera natural en los próximos dos días iban a tener que inducirlo.

—Ya verás que todo pasará rápido, cuando menos te des cuenta ya tendrás contigo a tu beba —respondo con calma, consiguiendo que mi amiga me fulmine con la mirada.

—No empieces con balbuceo sin sentido, por favor, que ya para eso lo tengo a Francisco.

Observo al pelinegro que está recostado en el marco de la puerta, con los ojos también cansados, niega con la cabeza en su manera de decirme ''no le hagas caso, está cansada y ya no tiene filtro para decir nada''.

Suspiro, ya quiso advertirme cuando entré que mi amiga no estaba del mejor humor.

Francisco se aleja de la puerta y se acerca a nosotras, la mira tiernamente y le dice:

— ¿Quieres probar alguna de las cosas que nos recomendó el doctor? Recién hice tacos con salsa picante, dijo que lo picante podría ayudar.

Patricia lo mira, pero no dice nada por un par de minutos, solo se dedican a mirarse mutuamente. No estoy muy segura de en qué estado está su relación en la actualidad, pero sea lo que sea, parece por el momento estar funcionando porque finalmente mi amiga asiente y sonriéndole le tiende la mano para que la ayude a levantarse.

Una vez de pie, empiezan a caminar hasta la puerta tomados de la mano. Patricia se vuelve hacia mí:

— ¿Un taco, Maggie?

—Me vendría bien —sonrío y los sigo hasta la cocina.

Esa misma noche, ya en casa y acostada en mi cama, dejo nuevamente que mis pensamientos vuelen entre mil y una cosas, hasta que como de costumbre se concentran en uno en particular: unos muy hermosos ojos azules.

Pienso en lo que puede estar haciendo en este momento. En si habrá cenado o si estará cansado después de un largo día.

Pienso en su barba recién cortada y en lo bien que se ve en uniforme.

En la sensación de su mano rozar con la mía.

El cómo se sienten sus labios sobre mi cuerpo.

Como se siente el suyo cuando lo toco.

Pero, sobre todo, me pregunto si él también pensará en mí.

Tomo mi teléfono de mi mesita de luz y al entrar en su chat me detengo, probablemente ni siquiera lo dejen usar el teléfono, pero... ¿tanto daño haría un mensaje?

Empiezo a escribir antes de tener la oportunidad de arrepentirme.

YO:

Manu, ¿estás por ahí?

El mensaje se envía, pero solo llega una tilde, es decir, que no lo ha recibido.

Suspiro con resignación y bloqueando mi teléfono lo dejo a mi lado, me fuerzo a mí misma a intentar quedarme dormida.

Unos minutos más tarde, el sonido de un mensaje entrante me hace abrir los ojos abruptamente y agarrar el teléfono en cuestión de segundos, casi se me cae de las manos.

Mi corazón late con violencia cuando veo su nombre entre las notificaciones.

Entro en la aplicación.


MANU:

Aquí estoy... ¿Estás bien, Mags?

¿Si estoy bien? Pues no, todo es un desastre.

Pero no puedo decirle eso.


YO:

Todo bien, yo solo... bueno, andaba por acá sin poder dormir y bueno...

''Estaba pensando en vos'' quiero poner, pero no puedo decirle eso.

Perdona, no quiero molestarte.


MANU:

No te preocupés.

A mí también me pasa.


YO:

¿No poder dormir?

Tarda un par de minutos en contestar.


MANU:

Pensar en vos.

Querer escribirte y no saber si hacerlo.


La bandada de mariposas golpea con fuerza contra mi panza, y tengo muchas ganas de llorar.


YO:

Te extraño.


MANU:

Y yo a vos, Mags.

«Y nos veremos en un próximo episodio de ''¿Cuándo Margot aceptará la verdad y dejará de tomar decisiones de mierda?''.»

Esperemos que no tarde mucho.

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