Nació en invierno.
Declaismer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Título: Nació en invierno.
Sinopsis:
Él ha encontrado a la mujer ideal, con quién sueña casarse todas las noches. Solamente existe un problema, la edad de ella.
Ella es cinco años mayor que él, razón por la que todos creen que jamás sería correspondido. Tanto que Konohamaru comienza a creerlo.
—Me gusta una chica— anunció el castaño a su mejor amigo, Udon le observó sorprendido.
—Ah, ya era hora. ¿La conozco?, ¿Cuántos años tiene?, ¿Veinte?, ¿Veintitrés?— Konohamaru metió sus manos a los bolsillos de su gran abrigo y negó con la cabeza.
—Ella tiene veintinueve— sonrió al por fin confesar su secreto, le gustaba una mujer que probablemente jamás iba a voltear a verlo. Aunque consideraba que todavía no era momento para rendirse.
Advertencia: Mundo alterno.
Edades:
Hinata: 29
Konohamaru: 24
Pareja: KonohamaruXHinata.
Capítulo único.
.
.
.
El amor más puro de todos ha nacido en la temporada de navidad, cuando los corazones se vuelven más cálidos sin importar lo frío que es el invierno. Konohamaru Sarutobi no puede evitar que su pulso se acelere cada que mira a Hinata Hyūga.
Dicen que el primer amor es para siempre, y Konohamaru está dispuesto a luchar por la mujer que siempre ha ocupado su corazón.
.
.
.
Sus zapatillas resonaban al contacto con los mosaicos de porcelana del suelo, los empleados al verla no pasaban por alto la oportunidad de saludarla, Hinata sonreía a sus compañeros y continuaba con su camino. Sujetó con más fuerza las carpetas en sus manos para acomodarlas en su maletín, sin dejar de caminar en ningún momento. Ya iba demasiado tarde a su reunión, todo culpa de su hermana menor. En ocasiones, se preguntaba porque no se mudaba a un departamento para vivir sola, eso sin duda sería mejor que esperar a que su hermana termine sus largos baños.
Al estar frente a la puerta de la oficina de sus superiores, tomó una gran cantidad de aire para reunir valor. Acomodó rápidamente algunos mechones de su cabello, luego los regresó al mismo lugar, estaba demasiado nerviosa como para sentirse cómoda con su peinado. Al final se decidió a tocar la puerta, la voz gruesa de dos personas le hicieron saber que podía pasar.
—Hinata-san, que gusto tenerte aquí— Madara se levantó de su asiento para acercarse a ella y saludarla. La Hyūga estrechó su mano mostrándose profesional con su jefe.
—Hey Hinata-chan, con tu hermano mayor no seas tan formal— Obito la abrazó ligeramente, frotando su cabello y desordenado todo a su paso.
—¡Obito-kun!, Pasé toda la mañana arreglando mi peinado— se quejó mientras trataba de separarse de él, Madara no pudo evitar sonreír y negar con la cabeza al verlos. Esos dos eran como sus pequeños hijos, y le gustaba que se quisieran como hermanos.
—Suficiente, Obito— el Uchiha se detuvo al escuchar hablar a su tío. Quiso ordenar un poco el cabello de Hinata, pero después de unos minutos ella le apartó con rencor. Obito sólo atinó a reír nervioso.
—Ya, lo siento. Te prometo que la noticia que tenemos lo compensa— Hinata dejó de lado su cabello para prestar más atención a Obito, el sonreía feliz y con los brazos entrelazados detrás de su cabeza. Entonces se dirigió a Madara, él también parecía estar contento por algún motivo.
—Es verdad, tenemos la mejor noticia que escucharás en décadas— sabía que Madara nuca hacía bromas, lo que estuviera por decir debía ser demasiado increíble. Hinata comenzaba a sospechar que su meta dentro de la firma de abogados a la que pertenecía se haría realidad.
—¿Cuál es?— preguntó sin poder ocultar la felicidad que se reflejaba en su rostro. Estaba a unos segundos de escuchar lo que le dirían, la gran noticia, como lo mencionó Obito en sus mensajes.
—¿Te gusta la idea de ver tu apellido junto al nuestro?— Obito la miró directamente a los ojos, la ojiperla pudo sentir también la mirada de Madara sobre ella. Estaban esperando su respuesta impacientes.
—¿Eso significa que...?— susurró más para sí misma, pero siendo escuchada por ambos hombres.
—Serás una socia mayoritaria como nosotros— sentenció Madara sin perder su tono serio de siempre, Hinata debió reprimir sus deseos dar saltos de alegría. No quería romper su compostura frente a sus jefes.
—¿En serio?— sus ojos se volvieron húmedos, uno de sus grandes sueños se hacía realidad.
—Lo mereces, encontraste a la persona que nos estaba estafado y robaba nuestro dinero— el mayor de los Uchiha tomó la palabra nuevamente. Detestaba la idea de que alguien se haya atrevido a traicionar su firma, aunque agradecía que Hinata fuera tan inteligente para descubrirlo —Proteges esta firma como lo haría un miembro de mi familia.
—Eres parte de nuestra familia, Hinata. Solamente los estamos haciendo oficial— Obito le guiñó con el ojo derecho, empero, no imaginó que la Hyūga comenzara a llorar un poco. De inmediato le extendió un pañuelo que ella aceptó sin protestar.
—¡Muchas gracias!, ¡Prometo que no los defraudaré!— realizó una reverencia luego de limpiar sus lágrimas con el pañuelo, tanto Madara como Obito creían en sus palabras.
—Lo sabemos.
De sólo imaginar que próximamente su apellido acompañaría al de los Uchiha en la firma de abogados a la que pertenecía desde que se graduó de la universidad, Hinata sentía que no podría dejar de sonreír por mucho tiempo. Uchiha y Hyūga. Su nombre sería todavía más reconocido que antes, ella que venía de una familia de clase media, consiguió destacar gracias a su gran talento e inteligencia. Por eso es que jamás había perdido un caso hasta el momento.
—Pueden retirarse— Madara se dirigió a su sobrino y a la Hyūga, ambos asintieron —Hinata, tenemos una conferencia en una hora para anunciar tu nombramiento oficialmente con los demás socios— le avisó antes que salieran de su oficina, ella le dió una corta respuesta en afirmación.
—Arregla un poco tu cabello antes de la reunión— Obito se burló un poco de ella al estar fuera de la presencia de su tío, Hinata evitó que la volviera a despeinar empujando su brazo.
—Si continúas desordenado mi peinado, no te ayudaré con tu regalo de aniversario para Kakashi-san— ella sonrió al ver que conseguía ponerlo nervioso, a Obito siempre le daba miedo no encontrar un regalo adecuado para su novio.
—Hey, eso no es justo— le reprochó sin dejar de seguirla, Hinata había continuado su camino fingiendo estar sola —No me ignores, tú prometiste ayudarme con el regalo de Kakashi.
—Deja de llorar, Obito-kun. Consígueme un lindo arreglo de flores por mi ascenso y lo consideraré— se detuvo cerca de su oficina, no entró en ella, porque eso significaría que Obito iría con ella para seguir insistiendo en el asunto del regalo.
—Dalo por hecho, compraré tus favoritas— el Uchiha se despidió de ella con la mano, a Hinata le sorprendió ver lo rápido que corrió por el pasillo. En segundos, Obito se había perdido de vista.
—Me enteré de tu nuevo puesto— la ojiperla dió un salto al escuchar la voz a sus espaldas, estaba tan distraída hablando con Obito que no sintió a su compañero llegar.
—Sasuke-kun...
—Debemos celebrarlo, ¿Una cena para hoy?— el Uchiha no perdió la oportunidad de ver bien a la Hyūga, desde que la conoció no podía evitar sus fantasías con esas lindas curvas que poseía. Hinata Hyūga era más que un rostro lindo, tenía un cuerpo ideal y además un gran intelecto. Era su tipo, pero ella siempre lo rechazaba.
—Lo siento, Sasuke-kun. Ya me han invitado a cenar— mintió sin ser descubierta, desde que comenzó a trabajar para Madara Uchiha aprendió a engañar y manipular a los que la rodeaban.
Sasuke quiso continuar con su invitación, sin embargo, fue detenido bruscamente. Hinata le había cerrado la puerta en la cara, ese acto lo molestó demasiado, por culpa de la ojiperla, algunos empleados se burlaban de él.
.
.
.
—Tu cumpleaños se acerca, ya es primero de diciembre...— Ino movía un poco el popote de su malteada, había citado a su mejor amiga en su cafetería favorita para idear algún plan de celebración.
—Lo sé, pero no quiero celebrarlo— su cumpleaños era el día en que una persona importante para ella había dejado la ciudad, a Hinata no le gustaba celebrar esa fecha desde entonces.
—Ya han pasado seis años, no tienes porqué culparte. Él sólo era un niño enamorado, seguramente ya lo superó— bebió una buena cantidad de su malteada al terminar de hablar, le encantaba el sabor a fresa.
—En ocasiones creo, que también me gustaba— murmuró sin ver a Ino, a diferencia de su mejor amiga, Hinata decidió ordenar un frappé.
—Lo que necesitas es algo de sexo, ¿Recuerdas cuando salías con Toneri?— la rubia comenzó a dibujar la figura del antiguo novio de Hinata en el aire —Dios, ese si era un hombre— la ojiperla se sonrojó fuertemente por su comentario.
—¡Ino-chan!— chilló avergonzada.
—Si quieres, puedo decirle a mi novio que te presente a alguien— le sugirió con su tono pícaro al que Hinata se había acostumbrado desde hace tiempo.
—¡No!, Sería muy vergonzoso que mi jefe intente conseguirme pareja— movió sus manos una y otra vez, queriendo enfatizar su punto, la idea de Ino le parecía terrible y muy vergonzosa.
—Pero Madara tiene amigos muy atractivos— insistió Ino divertida.
—Ya dije que no. No me interesa salir con alguien por ahora— se cruzó de brazos, fingiendo estar molesta. Ino suspiró, por ahora no iba a insistir en el tema.
—Está bien, aunque debes prometer que haremos algo para tu cumpleaños— la Hyūga asintió feliz, sus salidas con Ino siempre serían más entretenidas.
—De acuerdo. ¿Te gustaría ir de compras?— le propuso Hinata, la mirada de Ino se iluminó en un instante.
—¡Oh!, Eso suena fantástico— Ino junto sus manos y las colocó cerca de su rostro, le encantaría tener una tarde de compras junto a su mejor amiga
.
.
.
Las noches para Hanabi Hyūga eran las más entretenidas, es cuando podía salir a divertirse un poco con sus amigos. En ocasiones iba de paseo al centro con Moegi, en otros días disfrutaba de alguna función de cine, lo que le agrada es poder estar lejos de su padre y sus constantes reclamos.
Ese día en especial, sus amigos y ella estaban en un momento de celebración. Konohamaru Sarutobi regresaba a la ciudad, después de seis largos años su amigo de la infancia volvía para quedarse. Ella no estaba tan emocionada como Udon, él se la pasó recordándoles la fecha en que Konohamaru regresaría, también les pasó todos los detalles de su fiesta de bienvenida. No sería nada muy llamativo, solamente saldrían a cenar y beber hasta sentirse muy felices, después de que Konohamaru hablara sobre todo lo que hizo estando lejos de ellos.
—Ah por fin llegas, Hanabi— Moegi la recibió con una mirada de desaprobación, que Hanabi sabía que merecía. Llegaba quince minutos tarde, Konohamaru ya hasta estaba en el lugar.
—Lo siento, mi padre no dejaba de molestar— se sentó de mala manera en su lugar, a sus demás amigos solamente los saludó con un gesto de mano.
—Bueno, si consiguieras un trabajo...— Udon inició una oración que le fue imposible terminar, Hanabi había golpeado la mesa antes de que lo hiciera.
—Cállate Udon, ¿O quieres llegar mañana con un ojo morado a tu trabajo?— estuvo por tomarle del cuello de la camisa, lo único que se lo impedía es que Konohamaru estaba entre ellos.
—¿Todavía no tienes trabajo?— Konohamaru observó a su amiga con una ceja alzada, no podía creer que Hanabi siguiera aprovechándose de Hinata, que desde hace años le daba una mensualidad y arreglaba todos sus desastres.
—Hola Hanabi, cuanto tiempo sin verte. Es bueno saber que estás bien— soltó sus palabras llenas de sarcasmo, Konohamaru rodó los ojos por su actuar tan infantil.
—Que graciosa, Hanabi. Ahora sé porque tu padre se queja tanto— Moegi cubrió su boca debido la impresión, no creía que Konohamaru sería capaz de ser cruel con Hanabi. Shino hasta el momento se había mantenido al margen, simplemente analizando el comportamiento de sus amigos.
—Sólo dame una botella— Hanabi le arrebató la botella de las manos a Konohamaru, éste ni siquiera se quejó, su amiga estaba demasiado molesta como para contradecirla.
—¿Y tienes algo nuevo que contarnos?— Shino por fin decidió unirse a la conversación, Moegi agradeció al cielo que no siquiera con la plática anterior. Hablar del padre de Hanabi sólo traería problemas.
—Es verdad, seguro tienes muchas historias de tu vida fuera de Konoha— Moegi continuó cambiando el tema, lo que funcionó para mejorar el ambiente. Konohamaru tenía una nueva botella y Hanabi un plato de fideos que la mantenía ocupada.
—¿Ya conociste a una chica?— Udon le dió ligeros golpes a sus costillas, Konohamaru lo apartó sonriendo.
—Me gusta una chica— anunció el castaño a su mejor amigo, Udon le observó sorprendido.
—Ah, ya era hora. ¿La conozco?, ¿Cuántos años tiene?, ¿Veinte?, ¿Veintitrés?— Konohamaru metió sus manos a los bolsillos de su gran abrigo y negó con la cabeza.
—Ella tiene veintinueve— sonrió al por fin confesar su secreto, le gustaba una mujer que probablemente jamás iba a voltear a verlo. Aunque consideraba que todavía no era momento para rendirse.
Todos se quedaron mudos por unos segundos, incluso Hanabi dejó de beber debido a la sorpresa. Moegi casi se ahoga con los fideos que ordenó anteriormente, Shino se ajustó sus gafas para retomar la compostura.
—¿Qué?, ¿Lo dices en serio?— Udon fue el primero de sus amigos en hablar, parecía creer que se trataba de alguna broma de Konohamaru.
—¿Qué les sorprende?, La diferencia de edad no es tan grande— se defendió ante la mirada de incredulidad que recibía de la mayoría de sus amigos. No le agradaba que se sorprendieran demasiado, no era para tanto el hecho de que le gustaba una mujer mayor.
—Es cinco años mayor, la hermana de Hanabi también lo es— Moegi también decidió dar su punto de vista al notar el silencio que se iba formando.
—¿Y eso qué tiene que ver?— expresó molesto por lo que creía que su amiga estaba insinuando.
—Lo que Moegi intenta decir, es que esa mujer podría ser tu hermana— Shino aclaró el punto de Moegi antes de que se prestara a malas interpretaciones.
—Que tonterías dicen— a ese punto, Konohamaru comenzaba a perder la paciencia. Shino fue el único consciente del estado de su amigo.
—Hey, tú no tienes derecho a enamorarte de mi hermana. Ella está fuera de tu liga, es prohibido— Hanabi mantenía los ojos cerrados mientas hablaba, una vena se iba resaltando en su frente. Era evidente que su enojo estaba volviendo.
—¿Y qué si decido enamorarme de Hinata?, ¿Quién eres tú para impedirlo?— Konohamaru se contagió del mal humor de sus amiga, en ese instante no se dejaría intimidar por Hanabi. A Shino le pareció que su encuentro se hacía más interesante.
—Soy su hermana, todos saben que enamorarte de la hermana de tus amigos está prohibido— Konohamaru se quejó al recibir el fuerte golpe de Hanabi sobre su hombro, ella se detuvo sólo porque Moegi la sostuvo.
—¿Ah, sí?, Apuesto a que yo le daría menos dolores de cabeza a Hinata que tú— tanto Hanabi como Moegi y Udon se mostraron sorprendidos por la declaración de Konohamaru, Shino no demostró ninguna expresión, se limitaba a beber un poco y pensar cuándo sería bueno intervenir.
—En eso tienes razón, punto para Konohamaru— Hanabi se apartó de Moegi con molestia por culpa de su comentario, le hería que su amiga pensara igual que Konohamaru.
—¿Y tú de qué lado estás?— le cuestionó Hanabi al darle la espalda a su amiga, por el momento no quería ver a Moegi.
—Hanabi, todos sabemos que no eres la hermana modelo— Shino ajustó sus gafas una vez más, Hanabi apretó las manos con molestia. Ahora incluso Shino la insultaba.
—No trabajas, prácticamente es Hinata-san quien te mantiene— Udon se unió a sus amigos, ya iba siendo hora de que alguien hiciera entrar en razón a Hanabi. Debía realizar su vida propia, y conseguir un trabajo era el primer paso.
—Para eso están los hermanos, para apoyar a los menores— para ese punto, Hanabi había perdido la paciencia. No planeó salir de casa con sus amigos para escuchar las mismas palabras que su padre repetía.
—Sí, pero no para abusar de su bondad— Konohamaru bebió un poco de su botella, le fue imposible tomar el resto, Hanabi se la había quitado de las manos para terminar lanzandola al suelo.
—¡No te atrevas a hablar como mi padre!— la ojiperla se levantó de su asiento, tirando la silla en el proceso. No esperó otro comentario por parte de sus amigos, ella ya estaba caminando hacia la salida.
—¡Hanabi!— Moegi salió detrás de ella, sabía que su amiga se encontraba muy herida por las palabras de todos. Udon decidió salir junto a Moegi para intentar disculparse con la Hyūga.
Konohamaru pidió otra botella más, detestaba que Hanabi arruinara su noche por culpa de ese pésimo humor que poseía. También detestaba que siguiera aprovechándose de Hinata, vivía dependiendo de su hermana y no hacía ni un mínimo esfuerzo por cambiar esa situación.
—Hinata es una mujer increíble— Shino terminó el contenido de su bebida para pedir otra, la noche terminó siendo un fracaso.
—¿Qué?— el castaño casi se ahoga con su propia saliva, ¿Por qué de pronto Shino mencionaba a Hinata?
—Es una de mis mejores amigas, la conozco muy bien— Shino sonrió al recordar a Hinata, era una de sus mejores amigas, prácticamente una hermana. A él le haría muy feliz que Hinata saliera con una persona tan buena como Konohamaru.
—¿Cómo dices?— se sintió nervioso al notar que Shino giraba su rostro en su dirección, con esas gafas oscuras que siempre llevaba puestas, nunca sabía si Shino lo veía o no.
—Sé que hablabas de ella— le indicó con un ligero golpe en su hombro, Konohamaru se sonrojó fuertemente.
—Bueno, es imposible ocultarte algo— se encogió de hombros y bebió otro trago, no sabía cómo sentirse al verse descubierto. Por un lado estaba aliviado, Shino era una persona en que se podía confiar, empero, el anterior encuentro con Hanabi le había arruinado su noche.
—No la dejes ir, Hinata es grandiosa— chocó su botella con la de Konohamaru para atraer nuevamente su atención.
—Pero Hanabi...
—¿Te rendirás solamente por qué ella te dijo que está prohibida?— Shino hizo una señal para pedir la cuenta, el mesero que los atendía asintió para después alejarse.
—No, no lo haré— habló con bastante seguridad, si había decidido regresar era para hacer un intento más de obtener el amor de Hinata.
—Es lo que esperaba escuchar— Shino sonrió, le gustaba que Konohamaru no dudara de sus sentimientos.
—¿Tú crees que tengo una oportunidad?— se atrevió a preguntarle a Shino, él era uno de los mejores amigos de Hinata, seguramente sabría darle un buen consejo.
—Hinata corresponde a tus sentimientos— la forma en que lo decía era sincera, por lo que Konohamaru se sorprendió con su revelación.
—¿Cómo estás tan seguro?— no se quería emocionar a menos que Shino se lo confirmara de nuevo. Podría escuchar por horas que Hinata sentía lo mismo que él.
—Te lo dije antes, la conozco muy bien— Shino tomó el recibo de la cuenta que el mesero le entregó, al ver la cantidad, decidió que era mejor esperar a que sus amigos regresaran para compartir los gastos.
—¿Le gusto a Hinata?— estaba ilusionado al sólo imaginar que Hinata aceptaría sus sentimientos.
—Fue un poco obvio después de que dejaste Konoha, creo que incluso desde antes— admitió Shino después de reflexionar un poco, a Hinata le agradaba Konohamaru, pero también aparecía un brillo especial en sus ojos cuando lo veía. Conocía lo suficiente a Hinata, ella no era de las personas que olvidaba fácilmente, por lo que todavía debía tener sentimientos hacia Konohamaru.
—Le gustaba a Hinata— murmuró el castaño con una linda sonrisa plasmada en su rostro
—En realidad, todavía le gustas. Puedo asegurarlo— respondió Shino, quien intentaba beber lo último de su botella.
—Le gusto a Hinata— repitió emocionado, Shino fue consciente en ese momento de que Konohamaru ya no le estaba prestando atención.
—Sí, fue lo que dije— Shino observó a Konohamaru, él ya no prestaba atención a nada más.
—¡Le gusto a Hinata!— se levantó de su asiento, tomando a Shino por los hombros y agitando su cuerpo hacia adelante y atrás.
—Konohamaru...
—¡Le gusto a Hinata!— se alejó de Shino para poder saltar, no encontraba cómo expresar su completa felicidad. Ahora se sentía el hombre más afortunado.
.
.
.
Hinata caminaba de regreso a su casa después de una mañana de ejercicio, todos los días le gustaba salir a correr para mantenerse en forma. Los fines de semana por las tardes, asistía a un dojo para entrenar, le agradaba sentirse activa.
Su atuendo de ese día era un conjunto deportivo color lila, como usaba un top, estaba un poco incómoda por tener su cintura y abdomen al descubierto. Ella no solía vestir con ropa demasiado reveladora, pero su amiga Ino insistía en aconsejarla para mejorar su gusto, y debía admitir que Ino escogía atuendos que me favorecían demasiado. Era una experta en moda, y Hinata su pequeña estudiante.
—¡Hinata!— se detuvo tan pronto su nombre fue pronunciado por una persona de su pasado. Lentamente se dió la vuelta, no podía creer lo que sus ojos miraban frente a ella.
—Konohamaru-kun...— susurró nerviosa, él de inmediato corrió hacia ella para envolverla en sus brazos —Volviste— se sonrojó por el abrazo, también porque seguramente estaba sudando por culpa de sus ejercicios matutinos. No le gustaba imaginar que Konohamaru se daría cuenta de ello.
—Te extrañé tanto, Hinata— aspiró el aroma de su cabello, su amiga estaba casi igual que la última vez que la miró. Sólo que ahora era todavía más atractiva, algo que no creyó que sería posible.
—Yo también te extrañé— aceptó al mismo tiempo que un fuerte rubor cubría sus mejillas.
—¿T-te gustaría ir a desayunar?, Tenemos que ponernos al día— al momento de deshacer su abrazo, Konohamaru rascó su cuello y desvió la mirada. Hinata lo ponía muy nervioso —Hay tantas cosas que quiero contarte.
—Me encantaría, pero en realidad no estoy presentable— se señaló a sí misma, una fina capa de sudor cubría su frente. También estaba su cabello, que se encontraba muy desordenado.
—Oh, bueno, podría ser otro día— después de eso siguió una pequeña risita, misma que Hinata imitó
—Sí, me gustaría salir contigo— ambos comenzaron a caminar, Konohamaru notaba que Hinata no estaba muy cómoda al seguir en el parque habiendo sudado por sus ejercicios. El castaño, por alguna razón no veía de mala manera su estado de cansancio, en realidad le gustaría ver a Hinata de la misma manera pero en su cama... Negó varias veces para alejar esos pensamientos, Naruto era una mala influencia.
—Hinata... Será una cita— aclaró un poco su garganta, todavía estaba teniendo fantasías con Hinata, y eso sin duda no era bueno.
—¿Una cita?— repitió ella, volteando a ver a Konohamaru con sorpresa. Creyó que él jamás lo intentaría de nuevo con ella.
—Yo... No te he olvidado, la verdad es que, jamás lo intenté— no le interesaba alguien que no fuera Hinata, y ahora que había crecido creía que ella no lo rechazaría. Cuándo le confesó su amor tenía dieciocho años, y creía que Hinata lo rechazaba porque ella ya era una adulta que iniciaba a trabajar, y Konohamaru sólo un estudiante —Mis sentimientos por ti no han cambiado, todavía te amo— sus esperanzas estaban puestas en esa confesión, si Hinata lo rechazaba, estaría dispuesto a ya no seguirle insistiendo.
—Konohamaru-kun, yo...
—No tienes porque responder, pero si aceptas, entenderé que me estás dando una oportunidad— Hinata se quedó meditando en las palabras de Konohamaru y en su conversación con Ino en la cafetería. Probablemente, ya era hora de que se diera una oportunidad en el amor después de tanto. No siempre sería la que sostenía a su familia, algún día debía buscar su vida propia —Así que lo preguntaré de nuevo, ¿Te gustaría ir a desayunar conmigo?— el Sarutobi cruzó los dedos detrás de su espalda, sin que Hinata pudiera notarlo. En su mente, no dejaba de rezar para escuchar una respuesta positiva de la mujer que amaba.
—¿Qué día?— preguntó ella con la intención de dar suspenso, y por consiguiente, dejarlo más nervioso.
—Mañana, no puedo esperar más de un día sin verte— tal vez sonaría muy desesperado, sin embargo, Konohamaru no quiso preocuparse por ese detalle.
—Acepto, quiero ir contigo— Hinata miraba hacia el suelo, se sentía bien tener una cita con una persona que le atraía. Konohamaru conseguía alguna clase de efecto en ella, no pensaba con claridad y su respiración se volvía irregular.
Konohamaru pronto dejó de caminar, todavía sin poder creer que Hinata no lo estaba rechazando. La Hyūga se detuvo a su lado, esperando una reacción de parte de su acompañante.
—Por los dioses, no sabes lo feliz que me haces— Konohamaru la tomó por sorpresa al elevarla del suelo sujetando su cintura, también dió algunas vueltas con ella en brazos. Hinata reía por su gran entusiasmo.
—Sigues siendo tan alegre, de verdad te extrañé— ambos se quedaron viendo el uno al otro cuando Konohamaru por fin decidió bajarla, al castaño le hizo bien ver los lindos ojos de Hinata. Ella era tan sincera, tan amable, Konohamaru tenía una lista larga de razones por las cuales la amaba.
—¿Me permites acompañarte a casa?— el castaño sostuvo la mano de Hinata, no estaba dispuesto a separarse por completo de ella.
—Por supuesto— accedió complacida, le parecía más entretenido regresar con Konohamaru a casa que hacerlo solo.
—Pensé que no aceptarías, ya me imaginaba siendo rechazado como hace seis años— habló nuevamente después de unos minutos. En el pasado, antes de irse de Konoha, decidió confesarse a Hinata. Ella lo rechazó con delicadeza, y Konohamaru se hizo la promesa de regresar siendo un hombre digno de Hinata.
—En ese entonces sólo eras un niño, no creí que hablaras en serio— le respondió para hacerlo sentir mejor, ninguno recordaba con felicidad lo sucedido entre ellos hace seis años.
—Ya tenía dieciocho, y sabes bien que nunca me atrevería a mentirte. No jugaría con mi amor por ti— fue claro en lo que sentía en aquel entonces, él sentía un fuerte amor por Hinata, uno que difícilmente terminaría.
—Konohamru-kun, yo soy mayor— murmuró la ojiperla con melancolía, esa fue la misma oración con que comenzó su discurso de rechazo hace seis años.
—Solamente son cinco años de diferencia. Las mujeres salen con hombres que tienen hasta más de seis años que ellas, ¿Por qué nosotros no podríamos intentarlo?— Konohamaru hizo un gran esfuerzo por no alzar la voz, estaba cansado de esa excusa. Hinata tal vez lo rechazaba por miedo, o porque no sentía lo mismo, pero la diferencia de edad le aprecia un impedimento ridículo. Ella era lo suficientemente inteligente para no caer en prejuicios.
—Supongo que tienes razón— reconoció en voz baja, ya no necesitaba esconderse detrás de esa mentira. Ambos eran unos adultos que podían escoger a plena conciencia lo que más querían..
—Confía en mí, Hinata. No te arrepentirás de haberme dado una oportunidad de ganar tu corazón— apretó con más fuerza la mano de Hinata, le encantaba la sensación que le causaba tener sus dedos entrelazados con los de ella.
—Está bien, confiaré en ti.
.
.
.
La cena dentro de la casa Hyūga era tranquila, Hiashi había decidido ayudar un poco a Hinata con los preparativos, así que desde temprano realizó un platillo de sus favoritos. Entre sus espacios libres, aprovechaba las oportunidades para intentar que Hanabi saliera de su habitación, lamentablemente no obtenía éxito.
Hiashi estaba cansado de que Hanabi estuviera tirando su vida a la basura, no buscaba trabajo o intentaba estudiar alguna carrera universitaria de su interés. Ella decía que era una mujer liberal, pero en realidad seguía dependiendo de Hinata, y eso le molestaba. Hanabi antes comenzaba a pintar lienzos, tratando de sobresalir para ser reconocida en el mundo artístico. Un día trágico, todas sus obras fueron destruidas cuando unos delincuentes creyeron que sería divertido incendiar una bodega. Su hija atravesó un fuerte trastorno depresivo, no quiso volver a su sueño y ahora vivía a costa de su hermana mayor.
En la mesa, Hinata ya estaba colocando los platos y cubiertos, Hanabi había decidido salir por fin de su cuarto cuando escuchó que su hermana mayor la llamaba. Después de que los tres se sentaron en su sitio de siempre, todo se sumió en un completo silencio. Hinata estaba un poco incómoda al ver que su padre y Hanabi no se dirigían siquiera la mirada, seguramente habían vuelto a discutir y no tenía idea del motivo.
—¿Por qué llegaste tarde hoy, Hinata?— Hiashi fue el primero en decir algo desde que se sentaron a comer, Hinata se sonrojó al tener toda la atención de su familia. Todavía no se creía preparada para confesar que estaba saliendo con Konohamaru.
—Bueno, yo...
—No la molestes, Otōsan. Hinata también tiene derecho a una vida privada— Hanabi salió en defensa de su hermana mayor, ésta le miró agradecida por su oportuna intervención.
—Claro, porque tu hermana si tiene una— soltó mordaz para después probar un poco de su comida, Hiashi aún estaba molesto con Hanabi por sus actitudes de siempre.
—Otōsan— Hinata trató de detener la discusión que seguramente estaba por iniciar, aunque no lo logró.
—¡Suficiente!— Hanabi dejó caer los cubiertos caer de mala manera a la mesa, Hiashi no se inmutó por su actitud —¿Quieres decirme algo?
—¿Cuántas veces debo repetirte que consigas un nuevo trabajo?— la mirada fría de Hiashi hacia Hanabi no hizo retroceder a la castaña. Hinata no encontraba la manera correcta de terminar con su pelea.
—¡No lo necesito!— Hanabi se levantó de su asiento con brusquedad, su voz se terminó convirtendo en un fuerte grito que resonó por todo el comedor.
—¿Pretendes depender de tu hermana toda la vida?— Hiashi también se puso de pie, sus manos habían golpeado con fuerza la mesa. Hanabi de nuevo se negó a retroceder ante su padre.
—Es su obligación ayudarme, es la mayor— Hinata se sorprendió al escuchar a Hanabi, no creía que su hermana pensara de esa manera.
—¡Basta!, Ahora mismo recogerás toda la mesa. Si no nos ayudarás con los gastos, por lo menos sirve para recoger el hogar— Hiashi estuvo a punto de abofetear a Hanabi enmedio de sus gritos, Hinata se lo impidió sujetando sus brazos. Si su padre lo hacía, el problema se volvería más grave.
—¡Te detesto!— Hanabi abandonó la habitación y se dirigió a la cocina. No soportaba estar un segundo as en presencia de su padre.
—¡Hanabi!— le gritó su padre con la intención de que no lo dejara hablando solo.
—Iré a hablar con ella— Hinata se levantó de la mesa, recogiendo algunos trastes, sólo los que podía llevar en las manos. Al final, no comieron demasiado por culpa de la discusión de su familia.
Su padre se retiró a su habitación, discutir con Hanabi siempre le hacía sentirse más cansado. Por otro lado, Hanabi se encontraba en la cocina, preparando un poco de jabón para lavar los platos que se ensuciaron.
Hinata llegó pronto a lado de su hermana, la cual le arrebató en automático los platos de sus manos para comenzar a lavarlos. La Hyūga mayor le sonrió mientras tomaba sus hombros para ayudarla a relajarse.
—¿Vendrás a decirme que Otōsan está en lo correcto?— murmuró Hanabi con amargura, lo único que faltaba es que Hinata también le diera el mismo discurso.
—Pienso que te estoy haciendo daño, soluciono todos tus problemas económicos... Debería permitir que también enfrentes dificultades por tu cuenta— Hinata se alejó un poco de Hanabi, la castaña comenzó a llorar por sus palabras. Su hermana mayor siempre la había apoyado, llegando al punto en que Hanabi se aprovechó de ese amor que le tenía. Se sentía culpable por haber tomado esa actitud con Hinata, como si ella fuera la responsable de sus problemas.
—Lo entiendo, Onee-sama— susurró e intentó limpiar sus ojos.
—Lamento hacerte daño— Hinata le sonrió, aunque Hanabi no podía verla. Tal vez la noche no terminaría tan mal después de todo.
—No, soy yo quien debería disculparse. Me he aprovechado de ti todo este tiempo— Hanabi abrazó a su hermana, Hinata aceptó con cariño su disculpa. No podría estar enfadada con su hermana —Perdón.
—Hanabi, yo siempre cuidaré de ti— acarició su cabello con delicadeza, Hanabi se sentía mejor estando de esa manera con su hermana —Aunque a partir de hoy, dejaré que afrontes tus propias batallas— le recordó para enfatizar su decisión.
—Lo comprendo— Hanabi se separó de Hinata lentamente, necesitaba seguir limpiando su rostro —Supongo que Konohamaru tenía razón— reconoció al estar más tranquila.
—¿Konohamaru-kun?— susurró nerviosa, Hinata trató de voltear su rostro para que su hermana menor no se percatara del rubor en sus mejillas.
—¿No te lo había dicho antes?, Konohamaru regresó a la ciudad, incluso le hicimos una fiesta de bienvenida y todo eso— Hanabi no parecía muy entusiasmada al hablar de su amigo, aún se encontraba resentida con él por la pelea que tuvieron.
—¿Y cómo está Konohamaru-kun?— preguntó Hinata, tratando de ocultar su estado de nerviosismo. Todavía no encontraba la manera de confesarle su romance con su amigo.
—Más feliz que de costumbre, parece que ha conseguido novia— respondió Hanabi sin interés, ¿A quién le importaba la vida de Konohamaru?
—Espero que les vaya bien— Hinata sonrió, sin perder el color rojo de su rostro. Cuándo Hanabi descubriera que su hermana era la novia de Konohamaru...
—Ya lo creo, él realmente parece muy enamorado.
.
.
.
—¿Por qué están los tres en mi oficina?— Hinata tenía los brazos cruzados, en la espera de una explicación. Madara, Obito y Sasuke se observaron entre sí para elegir el que respondería.
Madara empujó a Obito con su brazo y señaló a Hinata con la vista, el Uchiha entendió que era él quien hablaría —Bueno, alguien que no soy yo te ha enviado flores— Obito se movió para que Hinata pudiera ver el arreglo de flores sobre su escritorio. La Hyūga se acercó emocionada a las flores que le habían regalado.
—Tiene una tarjeta, debes leerla— Madara apuntó con su dedo índice la tarjeta que estaba por arriba del arreglo.
Hinata tomó el papel para poder leerlo, con cada palabra su corazón se aceleraba y su rostro se sentía más caliente.
Dicen que las flores se obsequian en momentos especiales, y siempre que estoy a tu lado se siente de esa manera.
Te amo, Hinata. Espero que pronto podamos hacerlo oficial.
Deseo que inicies una buena semana.
Atentamente: Konohamaru Sarutobi.
—Por esa sonrisa, apuesto que es un hombre— Obito comenzó a burlarse un poco de Hinata, casi nunca tenía la operación de molestarla por algún novio. Su casi hermana siempre rechazaba a sus pretendientes.
—Y no cualquier hombre— Madara decidió unirse a la broma de Obito, Sasuke miraba con celos la escena. No le agarraba que la idea de Hinata saliendo con alguien.
—¡Ay!, Mi querida Hinata-chan tiene novio— Obito apretó las mejillas de la Hyūga, ella le apartó las manos para que no siguiera estirando su piel.
—Crecen tan rápido— dijo Madara al tiempo que limpiaba unas lágrimas inexistentes de sus ojos.
—Todavía recuerdo cuando cuando sólo era una estudiante pidiendo hacer su pasantía en nuestra firma— Obito continuó la broma, haciendo sentir más avergonzada a Hinata.
—Como olvidarlo, en su primer día casi derrama el café sobre ti— Madara volvió a hablar, su sobrino rió junto a él. Resultaba divertido jugar de esa manera con la pequeña Hinata, como solía verla Madara.
—Ya fue suficiente, no me gusta que se burlen de mí. Recuerden que soy su socia— se defendió Hinata, su arreglo lo tomó entre sus manos para moverlo de lugar y que Madara y Obito no siguieran intentando ver la nota.
—Olvidé que la gatita tiene garras— Obito movió sus manos en su dirección, fingiendo que la quería rasguñar.
—Acércate un poco y verás que rasguño peor que Kakashi-san— Obito se quedó sin palabras por un momento, Madara ahora reía de su sobrino por su reacción.
—Que atrevida, Hinata-chan— la mano derecha de Obito fue a parar a su pecho, le tomó un tiempo recuperarse del sonrojo en su rostro —¿Quieres que le diga a tu novio que me hiciste una propuesta indecente?— su mirada cambió por una más divertida, ahora la espantada era Hinata.
—No te atreverías— Hinata le observó con desconfianza, no creía a Obito capaz de Eva de algo parecido.
—¡Lo sabíamos!, ¡Tienes novio!— Madara y Obito hablaron al mismo tiempo, Hinata comprendió que cayó en su trampa.
—Aun así, no les diré su nombre— le quedaba su última carta, y con ello consiguió que Madara y Obito comenzaran a insistir en saber el nombre.
Sasuke estaba más que enfadado por saber que Hinata tenía novio.
.
.
.
—No estoy segura de que estar en tu departamento a esta hora sea correcto, mañana tienes que ir a trabajar y...
—Hinata, tú aceptaste venir conmigo— la ojiperla jugaba con sus dedos índices, se sentía nerviosa por estar sola con Konohamaru en su departamento. Sabía cuales podrían ser los resultados de la noche, y eso la emocionaba en lugar de asustarle.
—Dijiste que harías de este un cumpleaños diferente— si era sincera con ella misma, cenar con Konohamaru si fue muy encantador.
—Lo será— acarició las mejillas de su novia, le gustaba mucho tener contacto con su suave piel —Después de seis años, pasaremos tu cumpleaños juntos.
Hinata fue quein se atrevió a besar sus labios, iba lento en la forma que sus movimientos se volvían una danza dulce. El sabor de Konohamaru le parecía adictivo. El castaño tomó la cintura de Hinata para sentarla sobre su regazo, intentando no romper la unión entre ellos.
—Me gusta estar contigo— susurró sin apartarse mucho de él.
—¿Quieres pasar la noche aquí?, Tengo buena calefacción— Konohamaru la acercó más a su cuerpo, ambos podían sentir el calor que transmitía el otro.
—Por supuesto— accedió antes de volver a besarlo.
—Te amo, Hinata.
—También te amo, Konohamaru.
.
.
.
Hinata estaba saliendo de su trabajo, iba caminando rápido por el estacionamiento, tenía una cita con Konohamaru y quería llegar a tiempo. Sus tacones se escuchaban por todo el sitio, que esa hora se encontraba vacío.
La alarma de su auto se desactivó gracias a sus llaves, estaba a punto de abrir la puerta cuando sintió que alguien la empujaba y la aprisionaba contra su propio coche. Al girar un poco su rostro descubrió que se trataba de uno de sus compañeros de trabajo
—Sasuke-kun, ¿Qué estás...?
—No quisiste estar conmigo por las buenas, será por las malas— el Uchiha sujetaba los brazos de junta por detrás de su espalda, haciéndole difícil la tarea de escapar.
—Deten esto, si lo haces ahora no le diré a Madara-san y Obito-kun— lo amenazó usando el tono que siempre intimidaba a sus oponentes en un juicio. Con Sasuke no funcionó.
—¿Y crees que ellos te prefieran a ti antes que a su propia familia?— Sasuke lastimó más su brazo, Hinata no quiso mostrar alguna señal de dolor.
—Yo también soy como su familia, así que no pongas a prueba la lealtad que le tienen a una socia mayoritaria— volvió a intentar con más amenazas, no quería lastimar a Sasuke, pero lo haría si no le dejaba otra opción.
—Voy a correr el riesgo, vales la pena— Sasuke se acercó a su cuello para besarlo, la ojiperla se removió para impedirlo.
—¿Por eso Sakura-san terminó contigo?, Eres un...
—Cuida tu boca, pronto la usaré para otra cosa— el Uchiha apretó más la cabeza de Hinata contra el cristal del auto, la Hyūga acababa con su paciencia.
—Suelta a Hinata en este momento— la voz de Konohamaru fue su salvación, su novio pronto apartó a Sasuke de su lado.
—¿Tú eres el famoso novio?, Pensé que tenías mejores gustos, Hinata— se burló Sasuke antes de recibir un fuerte golpe del castaño, Sasuke fue a parar al suelo por el impacto.
—¡Konohamaru-kun!— gritó Hinata para detenerlo.
—No te acerques de nuevo a Hinata, ¿Entendiste?— le exigió Konohamaru molesto, Hinata lo detuvo antes de que le diera otro golpe
—Ya fue suficiente, Konohamaru-kun. Llamaré a la policía— su novio asintió, tomando a Sasuke para inmovilizarlo y evitar que escape. Hinata se sintió aliviada al ver que no tendrían una pela más fuerte.
Después de la llegada a la policía, Hinata y Konohamaru seguían en el estacionamiento, el castaño trataba de animar a su novia. Hinata no había hablado demasiado después del incidente, tal vez no sabía cómo manejar la situación, y Konohamaru creía que debía hacer todo por mostrarle su apoyo.
Sasuke había sido arrestado, por lo que no la molestaría por un tiempo. Aunque ahora se había propuesto pasar más seguido por ella. Fue una suerte que esa noche le quiso dar la sorpresa de pasar por su trabajo para ir juntos a su cita.
—¿No llamarás a tu padre?— llamó la atención de la ojiperla, que rápidamente negó con la cabeza.
—No quiero preocuparlo— murmuró en respuesta, su rostro no reflejaba ninguna expresión.
—¿Y tus socios?— insistió Konohamaru.
—No lo sé, no me gustaría darles una mala noticia en estas fechas— estaban cerca de año nuevo, Hinata no quería arruinar las festividades de quién consideraba una familia.
—Todo estará bien, Hinata. Yo siempre estaré a tu lado— él tomó su mano, sonriendo con la intención de transmitirle que todo iría bien.
—Gracias, Konohamaru-kun. Estaba asustada— la ojiperla recargó su cabeza sobre el hombro de su novio, con Konohamaru a su lado estaba más tranquila.
—Te lo he dicho antes, estoy enamorado de ti. Jamás voy a abandonarte— Konohamaru besó la coronilla de su cabeza, ella sonrió al sentir sus labios. Ya no se imaginaba con alguien que no fuera él.
—Yo también estoy enamorada de ti— se abrazó más de Konohamaru, le gustaba poder estar de esa manera con la persona que amaba.
—¿Para siempre?— preguntó sonriendo.
—Para siempre y un poco más— le contestó Hinata, sellando su promesa con un cálido beso.
.
.
.
Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos.
• Está historia forma parte de un reto navideño junto a otras escritoras. No olviden pasar a ver los relatos de ellas también 💜✨
@Wanderlust_326
@Doradita092
@ItzelBadban
• La verdad es que esta pareja jamás habría pasado por mi mente, pero fue la que me tocó en un sorteo y decidí aceptar el reto 🤷 Espero les haya gustado esta combinación 🙊
• Aquí Hanabi estaba atravesando un mal momento de su vida, y Hinata decidió apoyarla. Lamentablemente Hanabi se aprovechó de ese hecho y se trató de convencer de que era una obligación de Hinata mantenerla. Al final ambas pudieron solucionar ese problema.
• En la historia Hinata tiene 29 y Konohamaru 24.
• El One-Shot es para celebrar la época navideña, pero también el cumpleaños de Hinata 💝
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en otro historia 👀❣️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top