Capítulo 3
Milán, 11 de abril de 2011
Gino tenía la cabeza apoyada en el sillón, habían llegado al hotel media hora antes y estaba muerto del cansancio, no tenía sueño por todo lo que había dormido en el avión pero sí estaba lo suficientemente cansado como para no querer hacer nada más que estar en el sillón del hotel. T.J brincó al sillón para molestarlo y caer sobre él.
—Bájate—le dijo Gino.
—Nop—respondió el chico, Griffin observó la escena y brincó sobre T.J para seguir molestando a Gino. Axel también se unió en una risa, era divertido cuando todos se juntaban para molestar a Gino.
—Aléjense de mí.
—Esta es nuestra venganza por haber dejado la banda hace dos años—respondió T.J.
—Supérenlo—respondió el chico intentando mostrar una cara seria, pero no pudo al final cedió a sus amigos y los acompañó en la risa.
Esas eran sus noches favoritas, cuando eran cuatro jóvenes sin preocuparse de la vida, divirtiéndose a escondidas del mundo entero.
—Los quiero mucho, chicos—murmuró Axel quitando su cuerpo sobre el de Griffin y sentándose al lado de ellos en el sillón.
Griffin se bajó de ellos también y miró con preocupación a Axel. Su mejor amigo había estado comportándose de esa manera por un tiempo. Ya había superado muchas emociones que la separación con su exnovia le había causado, sin embargo, en momentos muy específicos, la recordaba y todo se volvía triste.
T.J se sentó al lado de Axel y le dio un abrazo para reconfortarlo. El chico no esperó mucho para comenzar a llorar. El mayor le daba pequeñas palmadas en la espalda mientras que el rubio sólo lloraba por toda la rabia que sentía dentro.
—La extraño—dijo, T.J asintió mientras le daba palmadas en su espalda.
—Lo sé, Ax, lo sé—habló, Griffin se sentó al otro lado del chico y apoyó su cabeza sobre el hombre de su mejor amigo, Axel lo miró y se rió por la expresión que llevaba en el rostro.
—Me miras así y haces que me ría.
—Para eso estoy, para hacerte sentir mejor cuando estás mal—respondió el pelinegro—. Gino y yo iremos por algo de helado, ¿quieres?
—El helado es una cliché de rupturas—murmuró Axel.
—¿Entonces no quieres?
—Sí quiero—dijo y Griffin rio para luego tomar su chaqueta, sus lentes y caminar hacia la puerta.
Gino lo miró y se rio.
—Ya regreso, el Sr. Pasarela y yo iremos a comprar helado—mencionó Gino—, aunque dudo que tengan un SuperPot en Italia.
—No lo sabremos nunca si no vamos a buscarlo—mencionó el menor y abrió la puerta para marcharse con Gino.
T.J sobó la espalda de Axel y lo miró de reojo.
—¿Estás mejor?
—Es muy difícil, T.J—le dijo—, la recuerdo a cada rato, ¿por qué no puede si quiera enviarme un mensaje para decirme que ya no me quiere? ¿Por qué tuvo que dejarme así?
—A veces las personas no son sinceras con ellas mismas y tampoco pueden serlo con los demás.
—¿Crees que piense en mí? ¿Crees que haya escuchado el álbum?
—¿Qué pasa si es un sí a ambos?
—Me sentiré peor—susurró—, porque incluso así no quiso verme y darme una explicación.
...
—Les diré un dato por si no sabían—mencionó Vincent—, a la dos de la madrugada, es muy poco probable que encuentren algo abierto.
—¡Lo sabemos Vincent!—dijo Griffin mientras que le tomaba fotos a las calles y a las estrellas en el cielo—. Pero Axel quiere helado, ¿le negarás a un chico con el corazón roto helado?
—Lo hacemos por un bien en común—dijo Gino—, yo también quiero helado.
Vincent negó por la idea de estar a las dos de la madrugada en medio de la calle caminando hasta una heladería que habían encontrado en google maps.
—¿Por qué Griffin lleva lentes oscuros si es de noche?
—Griffin cree que está en una película, nunca se viste mal—respondió Gino, el pelinegro se quitó los lentes y le sonrió a Vincent.
—Hay que verse bien siempre, no sabes cuando conoces al amor de tu vida.
—Yo podría verme como vagabundo entonces, ya conocí al amor de mi vida—suspiró.
—Que cursi.
—¿Yo? Tú eres el cursi—le dijo en medio de una risa—, tú eres el que está escribiendo canciones de amor.
—Tú eres el que se enamoró de su mejor amiga y terminó saliendo con el chico que a ella le gustaba.
Vincent se rio y ambos voltearon a verlo.
—Eso no es ser cursi, eso es ser inteligente—Gino asintió orgulloso.
Recordó cuando T.J llegó esa noche a su casa y le confesó todo lo que sentía. En ese momento no supo qué hacer cuando él lo besó, pero se sintió tan bien, se sintió tan correcto que nada más le importó y supo que no quería alejarse de esa sensación. No lo supo hasta meses luego de ello, estaba enamorado de ese chico sin darse cuenta, todo el odio que pudo haberle tenido era todo el amor que intentaba ocultar.
Y desde ese día, no hubo momento en donde no quisiera tenerlo a su lado.
—Emm, Griff, ¿te puedo hacer una pregunta?—Gino miró a su amigo con una expresión más seria, había estado pensando por mucho tiempo si era correcto meter a los chicos en eso pero no tenía con quién más conversarlo.
—Vale—dijo Griffin, le daba un poco de miedo la expresión seria que llevaba su amigo pero supuso que se relacionaba a todo lo que estaban hablando.
—¿Crees que es normal que T.J no haya intentado tener nada conmigo? Algo más...físico, más íntimo.
—¿Te refieres a tener relaciones sexuales?
Gino asintió un poco incómodo, no sabía cómo tocar el tema. Nunca había tenido esa relación con su madre como para conversarlo y no tenía un padre para hablar de ello, menos si era una relación con otro hombre, no sabía a quién preguntarle sus dudas.
—Bueno, yo nunca he tenido relaciones, por lo que no sé realmente cómo hablar de esto—confesó el pelinegro—, pero creo que a T.J le pasa lo mismo.
—Él ha tenido muchas novias, ha estado con ellas sexualmente.
—Sí, pero eso no significa que no tenga nervios de estar contigo, puede que sea una sensación diferente para él porque contigo es mucho más íntimo. ¿Me explico? T.J te ama.
—Pero no quiere estar físicamente conmigo.
—Oye, no creo que sea eso—Griffin intentó buscar las palabras correctas—. Es como la primera vez que haces algo, te da un poco de miedo, ¿no?—Gino asintió—. Es la misma cosa con las relaciones amorosas, da miedo cuando es la primera vez que te sientes de esa forma, pero eso no significa que no quieras. Eso no significa que él no quiera estar contigo.
—¿Eso crees?
—¿Lo han hablado?
—Me dice que no está listo.
—Entonces dale su tiempo—le respondió—. No debes de presionarlo.
—Pero no lo entiendo—dijo—, fue él quién me besó primero, fue él quién confesó lo que sentía por mí. Hasta ese momento yo no lo veía de otra manera pero él me vio como como alguien con quién quería estar. No debería sentirse así ahora.
Griffin suspiró al no saber qué responderle, nunca había tenido una relación por lo que le era muy difícil darle un consejo o ayudarlo en cómo podía sentirse la otra persona en una relación. Nunca le había gustado una chica realmente al punto de querer estar con ella, por lo que no sabía cómo se sentía Gino, menos sabía cómo podía sentirse T.J.
Miró a Vincent con la esperanza de que lo ayudase. Agradecía que fuese de noche y nadie pudiese ver que, a pesar de ser el líder del grupo y ante todos era el ejemplo, no sabía si quiera cómo se sentía estar en esa situación conalguien.
Gino guardó sus manos en los bolsillos de la chaqueta y caminó hasta la heladería que se encontraba a una cuadra cuyas letras seguían encendidas.
—Gino—lo llamó Vincent caminando a su lado—, ¿tú has estado con alguien de esa manera antes?
—No.
—¿Y cómo te sientes cuando piensas en esa idea?
—Me da miedo—Vincent asintió.
—¿Y por qué crees que a T.J no le sucede lo mismo?—preguntó—. No puedes dudar si te ama o no porque no haya tenido relaciones contigo. El amor no se trata sólo de eso, el amor es estar a tu lado cuando lo necesitas, apoyarte cuando haces algo bueno y ayudarte cuando te estás equivocando. ¿T.J es así contigo?
—S-sí.
—Entonces. ¿por qué dudas?
—Tengo miedo, no quiero perderlo.
—Si no mejoras tus inseguridades, entonces te perderás a ti mismo.
Fueron esas palabras las que lo hicieron quedarse callado. Cuanta verdad existía en ellas, cuántos miedos podían estar ocultos en todas sus dudas, en todas sus falsas ideas de no quererlo. Gino estaba asustado, no quería perder a T.J por eso cada vez que se comparaba con alguna de sus exnovias, terminaba lastimado.
Pero la realidad era que no podía compararse con ellas. Compararse sólo le causaría celos y los celos le darían inseguridades. Ya tenía suficientes como para añadir nuevas a su lista.
—Tienen razón—susurró—. Estoy actuando como un idiota.
Lo estaba y debía quitarse todas sus inseguridades de la cabeza si quería que pudiesen estar juntos sin ningún prejuicio o ningún problema frente a ellos. T.J no había hecho nada como para que él dudara de lo que sentía, pero no podía mentir que le dolía cada vez que él se negaba a estar con él. Era cierto, era nuevo, pero la idea de no quererlo era imposible que no se le pasase por la cabeza.
¿Y si realmente T.J estaba confundido? Todo el miedo aparecía en su cuerpo ante esa idea. ¡Jamás! Jamás debía de pensar en eso nuevamente.
Era horrible ser un adolescente y crecer frente al ojo del mundo, pero estando con sus amigos, no se sentía solo en ningún momento.
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