Quiero Una Ignorante Felicidad

—Estas enfadada o ¿me equivoco?— preguntaba Norman quien caminaba tranquilo a un lado de Emma quien ya de se hace un rato se le notaba un tanto molesta.

Ya había pasado 2 semanas desde que había llegado a la ¿casa? Si es que se le puede llamar casa a la colosal estructura en donde vivía solo el albino con el personal.

Había sido presentada a todos como una "amiga" de Norman, algunos le restaron importancias y a otras simplemente las invadió la furia. Era el primer día que había llegado y sin pedirlo o hacer algo ya había tenido de enemiga a 3 chicas de lugar, Barbara, Violet y una tal Gillian quien la miraban con superioridad y despreció, muy chistoso para tres chicas que son las mucamas de la casa. Y las cosas iban de mal en peor. Zack un chico de 19 años de edad encargado de seguridad de la casa, se la pasaba acosándola todo el tiempo y mirándola de una manera para nada amistosa, mas bien sus miradas eran lujuriosas. De la nada sintió que el desayuno lo devolvería en cualquier momento. Había hablado con Norman sobre eso ya que de una u otra forma le incomodaba, al parecer este si tomó cartas en el asunto y el chico fue despedido y remplazado por un hombre de nombre totalmente desconocido para ella.

Tanta atención le daba escalofríos.

—No estoy molesta, pero hubiera preferido tomara la escuela en linea— dijo mirando al frente de manera inexpresiva con la mirada cansada. Otra ve no había podido dormir.

—deberías tratar de dormir— comentaba pasando su dedo pulgar por las ojeras tan notorias de Emma.

Aparto la mano de Norman sin decir nada mas.

—Esta bien. Llegamos— anuncio deteniendo su paso al igual que ella observando el edificio de 4 pisos que pertenecía al plantel educativo de educación media superior.— ¿quieres que venga por ti o tienes planes?

—Me iré yo sola, saldré la ciudad. Lo mas probable es que regrese hasta la noche.— respondió mas seca que el desierto a la preocupación de Norman.

—Esta bien, si ocurre algo no dudes en llamarme. Iré a la Universidad nos vemos en la noche.— se despidió yendo a dirección contraria a la de Emma.

No quería regresar a la escuela, le sofocaba y le daba escalofríos en tan solo pensar estar en medio de tanta gente y que le entrara una crisis nerviosa. Soltó un suspiro resignada.

Camino por los pasillos hasta llegar a su aula asignada B-6. Apenas entró y todas las miradas se concentraron en ella y los murmullos no se hicieron desapercibidos. Ignorando aquellos comentarios que hacían se fue a sentar hasta atrás en una esquina para esperar su clase. La campana se hizo sonar y la clase estaba a punto de comenzar. Con notoria flojera comenzó a tomar apuntes de la clase de literatura, le gustaba pero el sueño era mas grande que cualquier cosa y sin darse cuenta se había quedado dormida, despertó por el sonido de la campana anunciando en final de la clase. Noto que todos ya tenían sus grupos, miro a la ventana para volver a dormir hasta que alguien se interpuso en sus planes. Era una chica un poco mas baja que ella, cabellos verde oscuros y unos lentes redondos.

—Hola, soy Gilda. Nunca te había visto así que supongo que eres nueva.— saludo animada. Seria un pan de dios si aguantaba el carácter tan amargado que tiene por haber interrumpido su siesta.

—Emma, es un gusto y si soy nueva— respondió con toda la calma del mundo recargando su cabeza en la mesa sin hacer contacto visual.

—¡Oye! Gilda vamos, quiero algo de beber— suplicaba un moreno que se sentaba hasta al frente, si mal no recordaba se llamaba Don.

—Ya voy no grites que no estoy tan lejos— pidió Gilda rodando los ojos y volviendo a prestar su atención en Emma.— ¿Vienes?

—No, tengo sueño así que me quedo.

Concluyó mirando otra vez a la ventana y volver a dormir.

—Esta bien. Se nota que tienes mucho por que hasta dormiste durante la clase. Toma— dijo dejándole en la mesa una librete de pasta azul con unos stickers de emojis pegados en esta.— necesitarás los apuntes si quieres pasar el examen.

—Gracias— agradeció incorporándose y guardando la libreta en su mochila.— te la traeré mañana.

—No hay problema.

—¡Gilda apurate!

—¡Ya voy!— le devolvió el grito saliendo del aula dejando a Emma en su soledad.

—ruidosos—susurro volviendo a dormir.

El final del horario escolar llego. Se escabulló entre la gente evitando encontrase con Gilda, ya que durante todos los descansos la iba a ver a su lugar y no la dejaba en paz ni un solo momento. Ruidosos era la palabra con la que definía a ella y a su amigo Don, muy ruidosos.

Llegó a la parada de autobús con destino a salir de la ciudad e ir a ver a Dina, ya hacia un tiempo que no le iba a ver. Durmió durante el viaje hasta llegar a su destino, bajo y tomo un taxi en dirección a la casa de la mujer. Llego y como siempre entro sin permiso y subió al segundo piso.

—Bienvenida— la recibió la mujer quien estaba sentada en su mismo lugar cruzada de piernas.

—Hola— saludo cortante acostándose en el mismo lugar de siempre.

—¿En donde habías estado? Por lo que leí en tu mensaje estas en la ciudad vecina.

—Si. Estoy con un completo desconocido.

—¿desconocido?— pregunto la mujer bebiendo de su humeante taza de té.

—Un amigo de Ray.

El silencio invadió la habitación, Emma solo miraba el techo sin hacer un solo movimiento, Dina solo la observaba.

—¿Como te has sentido ahí?

—Igual. Aun que ahora no hay nadie que me repita constantemente "Loveless"

La charla siguió al rededor de 2 horas, la mayor parte fueron silencios y preguntas de la mayor y respuestas de la menor. Dieron las 5 de la tarde y ya era hora de que se fuera y regresara.

—Si ocurre algo no dudes en llamar— recordaba la mayor sin apartar la vista de Emma quien se encontraba abriendo la puerta dispuesta a irse.

—Si— respondió y salio dejando a la mujer sola.

Su camino fue tranquilo hasta la parada de autobús, o ese había sido el plan hasta que en su camino noto cierta cabellera albina y no, no era la de Norman, era la de Oliver.

—Pero miren a quien tenemos aquí. Loveless, tiempo sin vernos.

Lo que menos quería era cruzarse con alguien de la pensión Grace , pero parece que sus suplicas no fueron escuchadas. Bajo la vista e ignoro al albino tratando de rodearlo y seguir su camino, cosa que fue imposible ya que este la tomo del antebrazo ejerciendo mucha fuerza.

—Su-Sueltame— pedía Emma con notorio dolor en su brazo.

—Desde que desapareciste de la nada ya no tengo con que entretenerme. Sonia no me sirve y ya me estoy cansando de ella.— decía con voz ronca, causándole un escalofrío a Emma. No quería eso, no quería volver a ser violada por Oliver.

—Suel-tame— dijo logrando librase del agarre del albino.

Mala idea.

Sin pensarlo dos veces Oliver impacto un golpe en la mejilla izquierda de Emma. No, no iba a llorar, ya no recordaba como hacerlo.

—Escucha bien maldita. Te voy a recordar quien eres. Tu no eres mas que una maldita puta y una asquerosa asesina. Recuerdalo bien, tu mataste a Ray.

Estaba enojada, furiosa, triste, quería llorar pero no podía. El tan solo pensar que aquella persona que estaba viendo no era al niño que alguna vez llamo hermano mayor, que al igual que todos le habían brindado un falso y amargo amor. Se sentía mareada. Oliver como ultimo, impacto una patada en las costillas de Emma, no sin antes decirle algunos insultos de lo asquerosa que era. Siguió caminando dejando a una Emma con un horrible dolor y con unos golpes que al día siguiente se le notarían en su nívea piel.

A duras penas se levanto y pidió un taxi que la llevara hasta su casa, le cobraría mas pero no le importaba, solo quería llegar y darse un buen baño, por que si, las palabras de Oliver habían surtido efecto, se sentía la persona mas sucia y asquerosa en todo el mundo.

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9:30 de la noche y ya estaba mas que preocupado.

—No puedo seguir esperando mas tiempo— dijo Norman al haber llegado a su limite de espera. Le preocupaba ya había pasado un tiempo y ella no llegaba.

—Señor calmese ya verá que llegara pronto— Barbara intentaba convencer a su jefe de no salir en busca de Emma. Obviamente a ella no le preocupaba pero le preocupaba lo que le fuera a pasar a Norman.

La puerta siendo abierta capto los sentidos del albino. Su alma regreso al ver a la pelirroja entrar, pero un sentimiento de furia con preocupación se hizo presente al ver el estado de Emma. Preocupado se acerco a ella para auxiliar la.

Barbara, solo chasqueo la lengua enojada.

—¡Emma! ¿que fue lo que te paso?— pregunto tomando de la cintura a la pelirroja que pareciera que en cualquier momento se iba a caer.

—Llevame a mi habitación— pidió en un susurro ya que el dolor en su estomago y costillas aun no se había pasado.

La cargo en brazos y subieron al segundo piso, al llegar a su habitación la dejo recostada en su cama. Sin darse cuenta, Emma ya había caído en un profundo sueño.

Examino con la mirada a Emma notando los golpes que ya se estaban comenzando a ver. En su brazo se apreciaba una marca roja, por un forcejeo, en la mejilla un tono verde y morado ya estaba comenzando a aparecer, al levantar la camisa y noto aquel golpe que ya estaba de igual forma haciéndose presente.

—Lo siento Ray, no pude protegerla.

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