La luna es testigo de muchas cosas

Emma bajo del auto y entro al interior de la casa, al abrir la puerta se encontró con la pura soledad. Por primera vez en su vida todo estaba saliendo bien.

-Emma que bueno que llegas- dijo Mujika saliendo de la cocina vestida de un bonito vestido color crema, zapatos de tacón de al menos 5 cm y el cabello perfectamente arreglado en ondas.

-¿Dónde están los demas?

-Norman llamo diciendo que teníamos la tarde libre por el festival, pero estaba esperando a que llegaras. Deje algo de comida preparada, aun esta caliente así puedes acompañar a Norman a comer.

-¿Norman ya llego?- no pudo evitar sorprenderse, normalmente el chico llegaba a las nueve o diez de la noche y recién eran las ocho con treinta minutos.

-Sip.

-Mujika.

Emma se giro y se encontró a Son-Joo parado en la puerta. Había algo raro.

-¡Oh! ya voy. Nos vemos Emma.

Mujika camino hasta quedar a un lado de Son-Joo y salir de la casa sonriendo como un par de enamorados. Iba a comentar algo pero mejor se va a guardar sus comentarios.

Camino hasta llegar a la cocina en donde se encontró a Norman cortando trocitos de la carne que ya hacia en su plato acompañada de puré de papa y un ensalada.

-Llegas tarde.

-No me aleje de Son-Joo.

Dejo sus cosas en la entrada, abrió una estantería y de ahí sacar un plato junto con un tenedor. Del microondas saco un plato envuelto en papel aluminio, retiro el papel y pudo apreciar unos jugoso Takoyakis.

-¿Había Takoyaki?- preguntó Norman ligeramente indignado de que Mujika le escondiera tal manjar.

-No, solo son bolitas.- sono sarcástica sirviéndose y comenzar a comer.- Están buenas.

Norman rodeo la barra quedando justo a un lado de Emma, con su tenedor tomo uno de los Takoyakis y se los llevó a la boca.

-Castigaré a Mujika por esconderme esto- Y es que si, estaban deliciosos, y el que se los haya escondido solo por que Emma era su consentida se le hacia injusto, pero ya esta grande y se tiene que comportar.

-Pensé que estarías fuera mas tarde.

-¿Por lo del festival?

Emma asintió, aun teniendo un trozo de comida en la boca. Luego le pediría a Mujika que le enseñara a preparar tal comida.

-Me invitaron a salir, pero rechace sus ofertas. También creí que irías con alguien.-se alejo de Emma hasta llegar lo que sería su plato de comida original, la cual aun no se terminaba.

-Con Don y Gilda, pero me dio pereza-Mintio. Aun no se veía muy a la necesidad de decirle a Norman que asistía a Terapia todos los días por las tardes. Aun no era el momento.

-Así que era eso- sonrió sereno, dejando la platica por terminada aun que sea un rato.

-Me iré a bañar.

Norman asintió, mirando su comida entretenido. Había perdido el apetito.

Emma tomo sus cosas y salió de la cocina hasta llegar a su habitación, en donde tal y como lo dijo se metió a darse una ducha. El agua caliente caía haciendo que sus músculos se relajaran y se sintiera en paz consigo misma. Era la primera vez que tenia un día de verdad normal, y se le hacia extraño, por que como dirían por ahí, "Después de la calma viene la tormenta". Y ella tan solo rogaba que aquella tormenta nunca llegara, o al menos no por ahora. Salio de la ducha y se dispuso a cambiarse, estaba apunto de cerrar su puerta cuando noto la bolsa en la que ya hacia aquel vestido, se acerco y lo observó por un momento.

^^^

Norman tan solo caminaba de un lado a otro, buscando lo que seria su agenda ya que no la encontraba por ningún lado, salio de su habitación con destino a ir a su estudió, pero antes de poder llegar a hacer eso vio que la puerta de la pelirroja estaba abierta. Se acercó, y pudo apreciar a Emma con el vestido blanco con toques de medias lunas negras. Se miraba en el espejo, tan solo viéndose sin moverse o hacerse algún comentario a si misma de lo hermosa que se veía, y es que si, los ojos cielo del albino estaban deleitándose ante tal perfecta escena, sin pensamientos morbosos o indebidos, en la que el vestido se ajustaba perfectamente a su pequeño cuerpo, en la que sus cabellos húmedos caían y casi llegaban a sus hombros, en la que pudo apreciar su tersa piel. Oh, pero eso cambio, al ver como ella se tocaba la mejilla y notaba el golpe que le había dado Oliver sin pudor alguno, donde el por su descuido le hicieron daño.


Emma parecía estar aguantando las ganas de devolver la cena y el la suya. Ella por motivos de que no esta conforme consigo misma y se da asco, y el solo por su descuido y por verla pasar por una infinidad de cosas durante su vida.

-Emma- la llamo, haciendo que saliera de ese mar en donde ella lamentaba su existencia.

Se adentro mas a la habitación, llegando al tocador y recorriendo la silla hacia atrás, haciéndole señas a la chica para que se sentara. Con inseguridad hizo caso, sentándose mientras el albino la miraba por el espejo.

-Espera un momento.-Norman salió y a los pocos segundos llegó con una cajita de terciopelo rojo.

-¿Qué es?-Preguntó Emma observando por medio del espejo aquella caja, la curiosidad le picaba, pero tampoco lo iba a demostrar mucho.

-Ya lo veras- Norman sonrió, tomo uno de los cepillos para el cabello y comenzó a pasar estos por las hebras pelirrojas de la chica.

Creía que se encontraría con un cabello extremadamente difícil de desenredar, pero fue todo lo contrario. Fue mas fácil de lo pensado, sus finos cabellos era suaves y desprendían un aroma a vainilla, un aroma que te relajaba. Emma no hacia mas que dejarse hacer, tampoco podía protestar diciendo que no le gustaba, por que le verdad es que si le gustaba. Al final de cuentas ella se había permitido ser egoísta, aun que eso significara una vida más.

Cuando Norman finalizo ella pudo sentir un vacío.

Se estaba llenado.

El albino tomo por nueva cuenta la caja, de el saco un adorno para el cabello en forma de mariposa color plata, decorada con diamantes artificiales y en el centro hacia un pequeño diamante rosa, que eso era lo que en material, fuera tan valiosa y costara millones.

Emma no era tonta, y al notar tal cosa se giro viéndolo sorprendida, aquel diamante tenia un valor de millones de dólares.

-Norman eso es...

-Era de mi madre. A simple vista casi nadie conoce el valor de este diamante. Quiero que lo uses aun que sea hoy.

Esta por negarse, mas sabiendo que eso no tan solo tenia valor en dinero, sino que tambien sentimental.

-Y no te atrevas a negarte- advirtió sacando el arreglo de la caja.

Emma rendida tan solo se giro mirando otra vez hacía el espejo. Norman removió algunos cabellos que caían del lado izquierdo del rostro de Emma, recogiéndolos con aquel distinguido adorno y terminar de arreglarlo dejándolo perfectamente puesto.

-Te sienta bien- sonrió desde atrás mientras Emma de igual forma se analizaba, hizo una sonrisa casi invisible, aun que había algo que le inquietaba.

-¿Porqué?- Preguntó, girándose y levantándose y mirar a Norman con duda.

-Por que necesitas verte bien, además de que saldremos- No lo tenía planeado, pero quería llevarla a un lugar que posiblemente le termine gustando.

-¿A donde?

-Vamos.

Sin decir mas se dio media vuelta y salio de la habitación, Emma tomo el primer par de zapatos que encontró, que eran unos tacones blancos de cuatro centímetros. Que cabe agregar que nunca los había ocupado, solo una vez.

Salio de igual forma del cuarto siguiendo a Norman quien ya traía las llaves de su auto. Ambos salieron de la casa y se subieron al deportivo blanco, Emma estaba confundida, pero igual curiosa. Norman condujo hasta lo que seria la entrada de un templo viejo y abandonado, bajo seguido de Emma.

-¿A donde vamos?- preguntó tomando a albino de la mano para que se detuviera.

-Solo sigueme- apretó el agarre, subiendo a lo que serían unas infernales escaleras.

Al llegar hasta la cima se pudo apreciar aquel templo descuidado y abandonado. Norman la jalo para rodearlo, atravesando el bosque siguiendo un sendero que no sabia a donde los llevaría. Le estaba invadiendo el miedo y no sabia el por que, solo que al recordar que Norman aun la tenia tomada de la mano hizo que se relajara.

-Llegamos.-Anunucio el albino, soltando a Emma quien ya hacia embobada por lo que veía.

Era un extenso lago, rodeado del bosque con un muelle extenso, la luna reflejada en la superficie de agua dulce le hacia dar un toque de ensueño, las luciérnagas rodeando el lago y dando un ligero toque de luz hacia la escena mas difícil de ser creíble. Era tan hermoso, tan perfecto, que temía a que tan solo se haya quedado dormida en la ducha y estuviese soñando todo, pero no estaba soñando, ya que Norman llego a su lado dándole un ligero golpe en el hombro.

-¿Te gusta?

-Es lindo.- susurro, mirando sin creer lo que su ojos le mostraban. Y era más que lindo, podría decir que en realidad era sacado de una película romántica o de algo así.

-Eso pensé-Sonrio satisfecho.

-Se parece a ti.

-¿Eh?

Eso no se lo esperaba, es mas ni ella se lo esperaba. Pero ya lo había dicho y no había vuelta atrás.

-No dije nada- miró a un costado.

-Claro que lo dijiste.

-Las luciérnagas son lindas.

Norman tan solo soltó unas cuantas risas, tanto por el nerviosismo de la chica y como se apresuraba en cambiar el tema. Emma lo miró con el propósito de pedirle que se callara, que arruinaba el ambiente, pero la que término guardando silencio fue ella, al ver a Norman de perfil observando la enorme luna que se alzaba en el punto mas alto del cielo estrellado y oscuro. Y ese día fue tal y como cuando lo vio la primera vez, en una luna de estas lo conoció en aquel cementerio repleto de tristes historias con finales pulcros, en donde el héroe termino perdiendo y el villano resulto ser el mismo ser. Que ironías de la vida.

Norman ya se encuentra tocando una de las mejillas de la pelirroja, y ella no hace mas que acurrucarse mas en esta.

No se lo iba a perdonar, nunca lo aria, por que nunca se ha despedido y nunca lo planea hacer, pero ya lo decreto y va a aceptar aquel tacto ¿Porqué? No lo sabe, solo lo quiere hacer.

Se sigue llenando.

Cierra los ojos, esperando a que la distancia fuese cortada, y así es. Norman se encuentra apresando los labios de Emma con delicadeza, con miedo de a que aquella persona de cristal se fuera a romper, ella le sigue, con miedo de que en algún momento la despierten y que tan solo eso fuese una sucia jugada que su mente le haga, pero no es así, ahora se encuentra las manos del albino tomando de la cintura a la chica y ella depositando sus manos en los hombros del albino. El beso no pasa a mas, sin lujuria, deseo o algo mas pasional, por que saben y sienten que a alguien están traicionando, ¿pero por que si esa persona ya no existe?

Por que el formo parte de tu vida y todo.

Le susurran las voces en su cabeza, pero ella no quiere creer en aquello, solo quiere un toque de lo que alguna vez tuvo y que recién esta teniendo.

^^^

Mantiene su distancia, haciendo una sonrisa juguetona pero a la vez satisfecha, todo va conforme quiso, y no se iba a detener ahora. Se aleja, envidiando y a la vez disfrutando del creciente brillo que vuelve a parecer en ella.

Siempre hay alguien que envidia tu felicidad.

Y quiere toda y cada gota de ese brillo de la hija de la luna y el sol.

La luna observa todo, es testigo de todo, de las mentiras y de la verdad, pero no puede interferir, solo es fiel testigo y cómplice, destina a callar y solo observar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top