Igual escondía secretos

Se que les debo muchas, pero muuuuuchas explicaciones. Este capitulo es solo para aclarar algunas cosas o mas bien los motivos y acciones de Ray.
(En el "Notas, curiosidades y más" responderé sus dudas si es que las tienen)

Aclaraciones: les comentó que esto va a ser una parte del pasado de Ray y Norman para aclarar el final y mas que nada para explicar bien los sentimientos de Ray, Ya que nunca hable sobre eso.

Para Ray el simple hecho de conocer a Norman se le hacia lo más maravilloso que le hubiese ocurrido en su vida, el era todo lo que en su mente se plasmaba ser en su futuro.

Cuando llego a la Universidad por motivos de que buscaba la asesoría de una de las profesoras de nombre Ayshe para el mejoramiento de sus materias, le ocurrió lo típico de no conocer un campus tan grande como en el que estaba. Se había perdido.

Miro a sus costados, enfrente y atrás, olvidando por donde había llegado y que camino debía tomar. Bufo cansado, era el colmo de lo que le estaba pasando, a ese paso iba a llegar tarde a su cita con Emma.

Estaba dispuesto a llamar a la dichosa profesora, de no ser por aquella angelical voz que inundo sus oídos interrumpió su acción.

—¿Te has perdido?

—¿Soy algo obvió?— Respondió con sarcasmo.

—Lo lamento. Soy Norman Ratri.—Respondió ligeramente avergonzado.

—Hijo de James Ratri ¿sino me equivocó?

—Veo que conoces a mi padre.

—Quien no lo conocería, además el es el que me hará mi carta de recomendación cuando saliera de la preparatoria.

—¿Ray Grace?

—Ese mismo.

—Valla, papá ha hablado maravillas respecto a ti.

—Supongo.—Se encogió de hombros restándole interés.

—Vienes por la profesora Ayshe ¿cierto?

—¿Sabes en donde esta?

—Mejor que no lo sepas, esta ocupada haciendo "cosas" — hizo comillas con los dedos.

Ray entendió a que se refería con hacer "cosas". Que asco.

—¿Por qué no me acompañas? Tengo que terminar con una pintura.

—¿Estudias artes?—Pregunto sorprendido y ligeramente extrañado.

—Si. No me digas, Creíste que estudiaba  economía, administración, leyes o alguna de esas cosas.

—La verdad si.

—Pues no. Mi padre me dio a escoger lo que quisiera estudiar.

—Ojala y eso me dejaran hacer.—Dijo entre dientes y ligeramente irritado, al recordar como casi todos le decían que estudiara algo en lo que valla toda la administración de capital.

—Ven, vamos.

Ese fue su primer encuentro, la primer vez en la que se vieron y congeniaron de maravilla. Norman lo estuvo llevando constantemente a su estudio, en donde conoció a Nigel, compañero de trabajo del albino y mejor amigo. Ahí Norman le solía explicar todo lo que implicaban las artes, lo sentimientos que se expresaban, ya sea en alguna clase de poema, una pintura, un libro e incluso en una obra teatral.

Llego justo un día en el que pidió que sus clases de encomia avanzada fueran terminadas (obvio todo esto a escondidas), para que fuesen remplazadas por las clases de arte de Norman, quien gustoso acepto la propuesta de Ray de ser su asesor y maestro.

—Me halaga que me hayas elegido como tu profesor.

—No te sientas mucho, eres el único que conozco que sabe sobre arte, el resto de los profesores me caen mal.—Dijo con su cara de aburrido mientras caminaba a un lado de Norman.

—Ray~ ese duele.—Se tocó el pecho dolido.

—¿Eres un adulto no? Actúa como tal.—Regañó Ray.

Norman tan solo río al darse cuenta que los papeles de adulto y adolescente aun no estaban bien definidos.

Ray rodó los ojos, dejando a albino muy atrás, por lo que tuvo que correr para alcanzarlo.

En uno de esos días que asistía a sus "clases extras", Ray notó que Norman se le había quedo viendo por mucho tiempo, lo cual (por una muy rarísima razón) le hacia sonrojar, pareciendo una chica enamorada.

—¿Qué tanto me miras?—Pregunta tratando de sonar enojado y no con una voz completamente vergonzosa.

—Es que tu aroma.

—¿Que tiene mi aroma?—Preguntó extrañado, arqueando una ceja ante la sinceridad del chico de iris cielo.

—Hueles a una chica... ¿Estuviste con una?

Aquello hizo que Ray se quedara quieto y dejase su boceto a medias ¿si estuvo con una chica? Por alguna razón se veía a la necesidad de no decir la verdad, pero si estuvo con una chica, y era su novia, Emma. Trago pesado, dejándose llevar por sus impulsos y responder la incógnita del chico.

—Si.—Respondió tomando su lápiz otra vez y seguir con el dibujo.

—Tardaste en responder ¿Es tu novia?—Pregunto curioso.

—No, es solo una amiga muy cercana.

—¿Como para tener impregnado su olor? Eso es raro.

—Te diré que es raro.—Dejo otra vez su lápiz sobre la mesa, para mirar al albino que no ha apartado la vista de su persona.—Raro es que alguien este hablando de aromas de personas ajenas y de su olor cuando se combinan, eso si es raro.—Volvio a tomar lápiz y goma, para seguir con su dibujo que ya le estaba saliendo un poco mal, o mas bien no quedaba como el quería.

—Es algo que no puedo evitar. ¿Cómo se llama?

—¿Quién?

—La chica obvio.

—Ah, Emma.—Responde de manera cortante, como no queriendo seguir con la conversación.

—Ya veo— Mira por un momento el dibujo de Ray, y piensa que esos ojos se le hacen muy familiares.—¿De pura casualidad esos no son mis ojos?

Ray enrojece, e intenta mirar a cualquier lado que no fuese a Norman que lo este mirando con burla y  con mucha curiosidad por su respuesta.

—No, son imaginaciones tuyas.—Mueve el dibujo a un lado, para que Norman no lo siguiera viendo y su vergüenza no fuese mayor.

—Claro que lo son. Mis ojos no tiene comparación con ningún otro.

—Sabes que, creo que tu ego llegó hasta Francia, porque no vas por ella.

—A la cuna de Leonardo, oh claro que si.—Tras eso y soltando unas cuantas risas se encamina al otro lado del estudio, para seguir con su propia pintura y dejar de fastidiar un momento a Ray.—¿No quieres una foto de mis ojos?

—¡Calla!—Toma unos pinceles y se los avienta al albino, quien esquiva todos y ríe ante lo rojo que se ha puesto Ray.

Y es que el no necesita una foto de los ojos de Norman, ya se los ha grabado en su mente, sabiendo cada detalle de ellos y lo pulcro que se ven.

No necesitas una fotografía cuando la imagen la tienes eternamente grabada en tu corazón.

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Y cree que lo que esta escuchando es una completa locura, que aquella niña de cabellos azules y de ojos parecidos a los de una misma galaxia esta diciendo la peor cosa y mentira que haya escuchado. Pero que va, se escucha muy tentador y convincente, para que negar eso.

—¿Qué dices? ¿Aceptas?

—¿Cómo se que no me dejarás morir?—Se cruza de brazos, aun creyendo que esa idea esta completamente fuera de la razón lógica de todo ser humano.

—No por nada soy la mejor a la hora de jugar con la mente de la gente. Con esto soy capaz de jugar con sus sueño y las cosas que las atormentan —De uno de sus bolsillos saca tres inciensos, que desprenden de un embriagador olor a violetas.

—¿Un simple incienso y unos cerillos? Ja, valla broma.

—¿Y tu quien crees que ha atormentado a Emma desde su nacimiento?

Ray se ha quedado mudo, no cree que la simple mala vida de Emma se ha cosa del destino, siempre hay alguien manipulando todo.

—Escucha Ray, mi deber es hacer que toda persona que este cerca de Emma muera. Cuando te conocí creí que serias como el resto de las personas que se le acercaban, pero comprobé que no era así, porque tu no estas enamorado de Emma. Ese es mi trato Ray, tu "mueres" ante todos y cumples con mi capricho, y yo me encargó de darte a Norman. ¿Entonces que dices? ¿Aceptaras?

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—Si algún día llego a morir...

—¿Mmh?

—Si algún día llego a morir, quiero que cuides a Emma por mi.

Aquel viento que estaba corriendo era frío, a pesar de que en el horizonte el sol aun calentaba. El ambiente se había puesto tan deprimente que preocupó a Norman, agregando que la mirada pérdida de Ray se encontraba desdichada.

—Ray no digas tonterías. —Regaño Norman.

—¿Me lo prometes?—Su voz no sonaba a juego, decía todo de una manera seria y con miedo.

—Si, lo prometo.—Rendido aceptó, creyendo que si hacia eso Ray dejaría de pensar en la muerte.

Que tonto fue...

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Su trato fue sellado, gracias a aquella niña aprendió todo lo que consistía para transforma sueños y controlar a todo a su antojo.


El día de su dichoso fallecimiento se llevo el peor dolor que se pudo haber imaginado, y fue el ver a Norman derramando lágrimas en el estudió donde compartieron momentos de todo sentimientos, desordenando todo y culpándose de su muerte de la cual no tenia nada que ver.  Pero lo que mas lo destrozó, fue el ver como Norman tomaba el dibujo terminado que había hecho, para llevarlo afuera del campus y quemarlo, mientras sollozaba y sus lágrimas brotaban a no mas parara. Claro que le dolió, demasiado, pero no se podía hacer presente, aun no.

Cuando fue su funeral no se alejo de Norman ni un solo segundo, cuando lo vio salir por la madrugada lo siguió en completo silencio, hasta que llego al cementerio, dejando una rosa blanca en donde estaba su tumba, diciendo una infinidad de cosas que hacían que su corazón se acelerar de una manera desenfrenada, sintiéndose vivo una segunda vez.

Cuando Norman estaba apunto de salir del cementerio, lo vio detenerse abruptamente y mirar a Emma a lo lejos, con los ojos abiertos de par en par y con un ligero sonrojo en sus mejillas.

—¿Ahora entiendes por qué quiero acabar con Emma?—La voz de aquella niña lo hace irritar un poco más, sintiendo como esta la rodea por los hombros, tomándolo de la barbilla y haciendo que mire cada expresión ilusionada del albino.—Sino nos deshacemos de ella, se quedar con todo lo que te pertenece.

Traga pesado, y siente el mismo extraño coraje recorrer cada fibra de su cuerpo. La niña de destellantes ojos galácticos sonríe con malicia, sabiendo que en la mente de Ray ya había un plan en concreto.

—¿Alguna sugerencia, Ray?

—Una muy grande.





~Lo único que no sabia aquel chico consumido por su mente, es que muy en el fondo, igual era amado y correspondido ~

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