Desde mi conciencia

Ocurrió en un verano, uno no muy diferente al que no hace mucho había terminado. Sus cabellos se movían al par del viento, estando de rodillas con las manos apretando la arena y sus lágrimas se perdían en el agua marina, era un día reluciente, todo lo opuesto a su estado de animo. El atardecer se hacia ver en el horizonte, y ella seguía ahí, llorando y preguntando del por que ella no podía tener una vida plena como la del cualquier infante que no hace más que ser feliz de la vida. Su llanto se apaciguó, pero el dolor en su pecho seguía.

Se removió los rastros de lágrimas, para después mirar a su costado y mirar a un niño de al menos 8 años mirando al sol esconderse, demasiado tranquilo, con una expresión de desinterés y aburrimiento. El niño volteo a verla, haciendo una minúscula sonrisa, caminando y sentarse a un lado de la niña de corazón muerto.

-¿Por que llorabas?- preguntó, ella tan solo miró a un lado, escondiéndose con sus cabellos de oro que ya hacían perdiendo su valor original.

-No es nada.

-Entonces llorabas sin motivo  alguno.

-Tampoco.

-¿Entonces?

Creyó ver a una deidad, e incluso en un santo, un súper héroe, un salvador, para ella fue todo eso desde la primera pregunta que le hizo. Fue rápido, una mirada, un encuentro furtivo, demasiado hermoso ante los ojos cielo de ella.

Trago pesado, haciendo un sonrisa minúscula de tristeza plasmada, y sintiendo el ambiente rodeando confianza.

-Mis padres ya no están aquí.... Y tengo poco tiempo vida.

Eso basto, para que aquel niño de mente inteligente entendiera todo, no decidió preguntar más, solo se quedaría ahí, mirando junto con ella el atardecer y como ya el cielo tornaba de un color azul oscuro y las tintineantes estrellas aparecían.

-Seamos amigos.

No preguntó, simplemente lo decreto con esa cara de "Nada me importa", tal vez sintiendo lastima por aquella niña de cabellos dorados, pero para ella fue como el mejor regaló del mundo. Aceptó, con un asentamiento de cabeza.

-Soy Ray.

-Soy Anna.

Los próximos días transcurrieron, teniendo encuentros "casuales" en aquella playa. La confianza crecía cada vez más, hasta que se armo de valor y le contó a Ray sobre su enfermedad, su corazón estaba muriendo, las emociones fuertes casi le causaban la muerte en más de una ocasión, tratando de sobrellevar todo de manera pacífica todo el tiempo que pudiera.

A Isabella la conoció el día que le dijeron que ya no podría vivir más con la casa que originalmente era suya, siendo arrebatada de sus familias por los egoístas de sus abuelos, quedando desheredada, quitándole su apellido y dejándola al son de vivir a su propia suerte. Cuando Ray se entero de inmediato le pidió ayuda a su madre y esta aceptó acogiendo a la niña, dejando que esta se quedara en su hogar y cuidando de ella, tomándole un cariño tan grande haciendo que el dolor de la mujer de orbes purpura desapareciera.

Al pasar de los años Anna y Ray convivían siempre juntos, disfrutando de la compañía mutua y defendiendo a la rubia en caso de que la llegaran a molestar, siendo el la mayoría de veces que recibía los golpes, pero eso no le importaba, por que el solo la quería cuidar, proteger y hacerle sentir que no estaba sola y sobre todo, que la fecha de muerte de la rubia se extendiera aun que sea unas horas más.

Para ella eso fue lo mas hermoso que pudo haber visto alguna vez, importándole muy poco lo de su familia que ya la tomaban por muerta, olvidando por completo que ella estaba muriendo, tomando la decisión de nunca, Nunca dejar a Ray, que lo amaría, y que siempre seria su amiga, hermana e incluso su compañera de vida. Estaba decidía, le debía mucho a ese chico dos años mayor.

Pero...

Ella llego arrebatando lo que con años le tomo formar, en menos de un año arrebató lo de un plan de al menos 6 años, teniendo recién sus doce podía sentir que le estaban arrebatando todo.

Ya no estaban juntos, ya no convivían juntos, los abusos a su persona llegaron, como si nunca hubiera existido ese chico. Lo ultimo que hicieron fue pelear, por sus celos al perder todo, esa fue la gota que derramo el vaso, llegando a los limites de su vida.

^^^.

Isabella amaba a esa niña con su todo corazón, ella fue la salvación de su depresión interna después de haber perdido a su esposo y a su bebé en aquel accidente. Ella seria un año menor que el y llevaría por nombre Susan, ese era el plan.

Cuando conoció a Emma no tenía rencor u odio alguna sobre ella, es más cuando Ray le ofreció a la pelirroja mudarse a la pensión que formo dos años después de la llegada de Anna no se interpuso y la aceptó, pero no iba a negar que le molestaba y que no la dejaba dormir cada noche desde que Anna había comenzado a llorar, le tenia tanto amor a esa niña que no iba a negar que le dolía cada lágrima que derramaba su hija de otra sangre.

Las cosas cambiaron, cuando sus dos tesoros discutieron, se estaban distanciando demasiadoNo dijo nada, solo esperaría hasta que Ray se fuera y hablaría con Anna. Recogieron a su hijo en la entrada, ella lo despidió con la ahora Novia de su hijo mientras que desde la ventana pudo observar a Anna apretar la mandíbula y cerrar la cortina.

No va a negar que todo eso le dolía.

La historia dio un giro de 360 grados cuando la noticia llego en la Pensión Grace, la muerte de Ray  le causó un gran impacto emocional. Habia perdiendo a su primer hijo, y eso no era todo, Anna entro en un estado grave de salud, su corazón se había debilitado tanto en un segundo que hizo que todo los medios tratados para que mejorar a fuese una perdida de tiempo.

Isabella no dejaría que ella muriera.

Recuerda haber estado en el hospital, caminando por los pasillos seguida de Emma que de igual forma se notaba preocupada por Anna. El doctor llegó y las noticias no podían ser peor.

-Esta en estado critico, dudo que sobreviva la noche.

-Debe de existir una forma, no pueden dejarla así- Rogó Isabella, estaba llorando, no podía perderla, no a ella.

-Se puede reemplazar el órgano, pero no hay tiempo y la cirugía sería muy arriesgada. Lo siento.

Isabella maldijo una y mil veces, no podía dejar todo aquello, siempre tiene que encontrar una solución, para todo, y Anna no iba a morir esa misma noche.

-Yo me encargare de conseguir el donante.

Giro, encontrando ahí mismo al hombre que cambiaría la vida de todos, su salvador y al mismo tiempo su destrucción.

-¿Puede hacer eso?

-Estoy al tanto de la situación. Peter Ratri, director principal de los hospitales del país.

-Isabella Grace.

-Le propongo algo. Si acepta la vida de su hija sera salvada, pero tengo mis condiciones.

Ella estaba mas que al tanto de las artimañas de ese hombre y de los tratos que hacía, pero, es madre y no piensa por nada del mundo perder a esa niña, e incluso haría el trato con el mismo diablo para salvarla.

-¿Qué condiciones?

-Que Anna lleve mi apellido y que sea mi hija.

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El costo de su vida fue alto, perdiendo parte de su libertad, corriendo a brazos de un hombre  que no la quiera mas que para profanar su cuerpo mientras que a ella ya eso no le importaba, solo quería calmar ese horrible dolor en el pecho cegándolo con la palabra Placer, pero tambien estaba satisfecha, mas no feliz, el trato después de que el tratamiento respecto a su salud salio muy bien, asistió al funeral, y fue ahí que lamento seguir con vida.

Ambas mujeres ya hacia con sus vidas vacías, sin propósito alguno, a Isabella lo único que la sostenía era el odio y rencor por si misma y por aquella chica pelirroja (tambien una parte era la vida de Anna), ya que aquella niña  que llego irrumpiendo y perturbando sus vidas fue la culpable de todo y en silencio lloraba haber condenada aquella niña rubia que antes irradiaba pureza.  Para Anna sólo la sostenía el odio y el deseo de acabar con la vida podrida de Emma.

Ella le arrebató todo, su vida, su amor, su alama, cambiando radicalmente esa personalidad dulce a una llena de hipocresía y veneno. Haciendo un trato silencioso con la mujer que tiene la fortuna de llamar "Madre".

Acabarían con la vida de Emma sin importarles lo que piensen los demás.

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