Capítulo #12. El regreso de un demonio
Como era de esperarse, yo quería saber aún más acerca de la gran Malhadeth Malpris, mi ídolo y la única súper elegida de todos los tiempos, la cual, tras enamorarse profundamente como Julieta sufrió un severo castigo, pues la pobre mujer murió esperando una salida que jamás llegó porque la vida le hizo entender que debía de afrontar las difíciles consecuencias luego de intentar revivir a la siniestra Sombra Negra y a su fallecida madre años atrás, por lo tanto, tal como sus padres, ella tuvo el peor desenlace solo por jugar a ser Dios, ya que se ahogó en sus propias lágrimas hechas de sangre.
Por el momento, la profesora Rarelía me seguía contando las aventuras y trágicos destinos de los parientes más cercanos de Malhadeth Malpris, no obstante, un punto importante que dijo después me dejó sin aliento tras saber que su segunda hija estaba perdida en algún lugar, posiblemente en Eraleft o Luzeft, el destino de los niños robados tal como yo, además, el hecho de que la profesora arrogante de Malissa pudiera ser capaz de mostrar tanta bondad en el pasado me provocó ganas de llorar, ya que según los relatos de mi tutora mágica, ella demostró ser muy valiente como para hacerse responsable de una niñita huérfana que ni siquiera era de su familia, lo cual, me hizo recordar que esa profesora también me intentó adoptar cuando estuvieron a punto de expulsarme definitivamente en Eraleft meses atrás.
—Escucha Ray... Tres años después Malhadeth volvió a quedar embarazada de otra hermosa niña y la llamó por el nombre de Erinmore Baltimore Malpris, sin embargo esa bebé fue su peor error, pues ella solo podía tener un hijo y Annalissa ya existía, así que la magia les hizo pagar por desobedecer las reglas naturales y sus destinos fueron separados para siempre.
—Espera Rarelía, ¿Qué dijiste? ¿La señora Malhadeth tuvo otra hija? ¡Ohhhh! ¡No lo puedo creer! ¿Qué sucedió después? ¿Acaso pudieron volver a estar juntos?
—No, por desgracia ese no fue su final, pues tras enterarse de su estado, el Concejo Mágico amenazó al matrimonio Malpris con quitarles todo, sin embargo, como ella era muy poderosa y todos la necesitaban cerca, decidieron darle una última oportunidad para no ser penalizados por el mal uso de la magia y el precio sería SACRIFICAR a su segunda hija mediante un frío aborto, pero obviamente Malhadeth se negó a pesar de estar en contra de todos cuando tenía tres meses de embarazo.
—¿Un frío aborto? ¡Ay no! ¡Los odio! ¡Ellos no tenían derecho a decidir en el cuerpo de Malhadeth! ¡Uff! Yo no podría hacer algo como eso ni aunque me pagaran con millones de monedas hechas de oro y plata, pero Rarelía, ¿Entonces qué les sucedió?
—Malhadeth luchó hasta el final al igual que una feroz leona para proteger a su segunda hija de quienes deseaban dañarla, pero Dianne, o sea la Sombra Negra, tomó ventaja de su repentina debilidad porque se fortaleció con su sufrimiento de tal forma que, sin querer continuó con su fría venganza y horas antes de que aquella niña naciera, uno de sus demonios atacó, sin embargo ella lo sintió a tiempo y por eso le hizo jurar a su hija primogénita que cuidara de su hermanita para siempre, empero no fue así porque esa bruja sin alma encontró a Erinmore en el cunero y se la robó como a muchos otros bebés.
—¡Ohhhh! —exclamé con un ligero mareo.
—¿Ahora entiendes la razón del porqué nunca debes salir de las Eras a pesar de los sentimentalismos baratos, eh?
—¡Santos soles! ¡Ella fue la elegida antes que yo! ¡Oh no! ¿Entonces eso significa que la segunda hija de Malhadeth Malpris está en alguna de las dos Eras? ¡Uff! Seguramente se encuentra en Luzeft pero esos locos la mantienen oculta.
—Eh... Eso nadie lo sabe, Rainey.
—Muy bien, profesora Rarelía, quiero que esté tranquila, pues yo no saldré de aquí ni trataré de revivir a los muertos tal como ella, ¡Rayos! Pobre chica, solo se enamoró en un mal momento de su vida.
—¡Más te vale! Esto es demasiado delicado y todos estaríamos en peligro por culpa de tu inmadurez, además, si lo haces me veré obligada a enviarte de regreso a Eraleft o a un orfanato allá fuera tal como la directora Harlem dijo meses atrás, ¡Te lo advierto jovencita! Nunca lo intentes. —repitió la profesora Rarelía con una expresión de seguridad absoluta, pues se cruzó de brazos en señal de que yo debía obedecer.
—¡Calma, profesora Rarelía! Yo no soy tan tonta como parezco, pues protegeré al mundo entero de la maldad de Dianne Bubble desde aquí adentro, ¡Lo juro!
—Querida Rainey... Ese es tu deber desde el día en que naciste, así que prepárate porque los entrenamientos para controlar tus poderes iniciarán muy pronto, ¡Ah! No creas que serán fáciles, pues deberás luchar, derramar sangre si es necesario y atreverte a despertar tu tercer ojo a través del vasto universo. —aseguró la profesora con una ligera sonrisa mientras me obsequiaba un pañuelo violeta para secarme las lágrimas, ya que aquellas emociones fueron muy fuertes.
—De acuerdo Rarelía, pero si aquí está la hija de Malhadeth, yo misma la buscaré, rescataré y me prepararé tal como dice para ser una elegida digna de su confianza, ¡Lo juro! Cada vez que un nuevo poder resurja desde mi interior pensaré en mi ídolo sin desconcentrarme y esa será mi fuente de inspiración para luchar contra lo que sea que venga. —aseguré mientras lloraba un poco y veía por la ventana.
—¡Por supuesto que lo lograrás! Yo sí tengo completa fe en tí porque eres la elegida de esta época y como tal puedes hacer muchísimas cosas de las que cualquier persona desearía, así que ten por seguro que te seguiré hasta el final de mis días y desde ahora soy tu primera seguidora oficial. —asintió la profesora Rarelía con una expresión realista y entusiasta, lo cual, causó que llorara de felicidad al saber que esta vez sí tenía a alguien que creía en mí.
—¡Muchas gracias, profesora! No sabe lo feliz que me hace saber eso porque nunca he tenido quien se preocupe por mí de verdad, es más, ¿Sabe algo? Ahora admiro muchísimo más a Malhadeth, pues ella fue una niña y mujer increíble que merece el respeto del mundo entero al proteger a sus hijas contra quien quisiera hacerles daño, por eso yo la honraré como la nueva elegida e iré ahora mismo con las directoras Onix y Harlem para que ellas me... —dije tras estar completamente decidida a recuperar parte de la vida perdida de mi ídolo mágico aunque ella estuviera muerta según las leyendas, pues me levanté de donde estaba para hacer algo importante cuando la profesora Rarelía me volvió a interrumpir.
—¡NO! ¡Escúchame muy bien! Si tú vas con ellas dos, te separarán de las Eras y correrías mucho peligro allá afuera, por eso fue que alejaron a tus mejores amigos tales como Larrypeth, Aquapalya, Connor y Ashley, pues todos ellos son puntos clave para tu captura si la Sombra Negra los conecta contigo, así que no lo vayas a hacer nunca, por favor. —aseguró de pronto la profesora Rarelía con una mueca de nerviosismo, pues sus ojos mostraron odio y resentimiento hacia esa acción.
—¡¿Qué!? ¿Cómo que los alejaron de mí a propósito? ¿Quién hizo esa crueldad? ¿Dónde están ellos justo ahora?
—No lo sé, pero te aseguro que todos ellos fueron amenazados de muerte si los veían junto a tí, probablemente por la intensa de Harlem, puesto que todavía la tonta de Onix ignora que tú eres la nueva elegida.
—Okey Rarelía, pero por favor no actúes así, ¡Me estás asustando de nuevo y ya habíamos quedado en un trato!
—Muy bien, discúlpame, elegida.
...
No me iba a quedar con los brazos cruzados luego de saber que la segunda hija de mi ejemplo a seguir estaba perdida entre alguna de las Eras, así que me dí a la tarea de investigar más a fondo de qué sucedió en realidad con aquella desafortunada familia, pues sentía que algo no calzaba bien con las historias que la profesora Rarelía me estaba contando a escondidas de todos por mi propia seguridad, no obstante, esa peculiar señora aún me daba algo de desconfianza y cuando se alteraba conmigo, sentía que debía de correr muy lejos de ella.
Una noche, al ser las once y once minutos me dispuse a ir de hurtadillas hasta la gran biblioteca de Luzeft con una vieja linterna y unos cuantos clips para poder abrir la cerradura de la puerta, pues quería buscar más información acerca de aquel relato sobre la vida de Malhadeth Malpris e increíblemente encontré algo que jamás esperé porque sobre un empolvado estante había un llamativo y desteñido libro de color marrón que tenía unas cuerdas doradas como decoración en su exterior, así que no pude contenerme a averiguar qué poseía tras sentir un fuerte llamado hacia mí desde su interior carcomido.
Cuando pretendía tomar prestado aquel antiguo libro se me resbalaba de las manos como mantequilla y era imposible de obtener hasta que finalmente lo logré luego de mil intentos y cuando lo abrí decía algo realmente escalofriante que me dejó con la piel de gallina y por eso decidí quedarme callada ante la extraña de Rarelía al suponer que ella me mataría a golpes si descubría mi travesura secreta, pero el dichoso mensaje sí me dejó atónita.
"Este libro es propiedad del Señor Isaac M y de toda la familia Baltimore, por lo que solo uno de sus descendientes podrá abrirlo y cualquier desconocido que pretenda violar su contenido, será duramente castigado..."
Obviamente me llevé un enorme susto luego de leer aquel misterioso prólogo, pues como yo no era de su familia y me consideraba una desconocida según las advertencias temía que algo malo me sucediera, pero mi curiosidad terminó por ganar y dado que dentro de él venían una serie de profecías muy antiguas que quería aprender, continué leyendo y observándolo más a fondo hasta por error pronuncié en voz alta aquellas palabras y para mi sorpresa, resultaron en un gran resplandor que surgió de la nada y me golpeó la cabeza tras cegarme ante aquel brillo.
Al despertar, sentí algo muy extraño cerca de mí, pues mi piel estaba grisácea, mis ojos cambiaron de color otra vez, tenía un mal sabor de boca y vestía una aterradora bata blanca sin razón lógica en un escenario completamente desconocido para mí, ya que encontré un estante en el cual habían una serie de libros con hechizos ancestrales y a pesar de estar perdida en medio de una biblioteca gigantesca, tomé uno de ellos e inmediatamente ví cómo mis manos brillaban y pronunciaba las mismas palabras que Rarelía me había dicho en su historia cuando el padre de Malhadeth desapareció tras ver a su fallecida mujer dentro de su propia casa.
Con el corazón a todo galope presencié cómo después de recibir aquel golpe un hombre muy alto, de cabello canoso, con la nariz torcida, ojos verdes y un largo vestido marrón se levantó de uno de los libros mágicamente y lógicamente se quedó impresionado, extraviado, mareado y algo confundido con mi presencia, ya que me preguntó qué sucedía justo ahora, pero al verme mejor con la bata blanca y los ojos teñidos de dos colores, se acercó más hacia mí, me tomó de las manos y lloró como loco mientras me ofrecía perdón desde un rincón de la biblioteca Luzeft.
—¡Ough! ¿Dónde estoy? ¿Quién carajos eres tú, niña? —preguntó un mágico señor con una apariencia física peculiar, pues estaba desubicado y adolorido.
—Eh, discúlpeme señor, pe-pe-ro no sé quién es usted y lo mismo me pregunto yo, ¿Dónde estoy ahora y por qué diablos salió de ese antiguo libro marrón?
—No lo sé, mocosa, por eso es que te estoy cuestionando, ¡Tú llevas más tiempo aquí fuera en comparación a mí! Por piedad ten un poco más de compasión.
—Bien, seré amable con usted aunque aún no lo conozca y haya aparecido mágicamente... En fin, mi nombre es Rainey Ferrer y aunque suene bastante ridículo, yo fuí la persona que abrió el sucio libro de dónde salió. —confesé tras estar muy asustada y nerviosa, pues traté de contener la respiración mientras temblaba de pies a cabeza.
—¿QUÉ? ¡Es imposible! Sí, ¡Claro que eres tú! ¡Ohhhh! Mi niña, ¡Por fin se acabará todo esto que yo mismo inicié por culpa de mi cobardía! —aseguró el señor luego de verme a los ojos, ya que sonrió de alegría como si ambos fuéramos muy cercanos.
—¿Perdón? No entendí nada de lo que acaba de decir, ¡Ah! Claro, ¡Debió confundirse de persona y eso explica su reacción! ¡Uff! Mire señor, yo soy...
—Veo que usaste mi diario de encantamientos cuando te llamé esta mañana, ¿Cierto, mi brujilla pelirroja?
—¿Su qué? ¡Ay rayos! ¿Entonces fue usted quién me llamó desde el interior de este viejo y polvoriento libro? ¡Ay no! ¡Santos Soles! ¿Usted es el Señor Isaac Malpris, verdad? —pregunté con confusión y miedo, pues según Rarelía Él también había muerto como su frágil esposa.
—Así es, ¡Tú eres a quien todo el mundo busca desde hace quinientos años a causa de tus infinitos poderes!
—Sí, sé perfectamente que soy la elegida.
—¡Uff! Linda, ¿Qué acaso no sabes que en realidad te llamas E... —decía el Señor Isaac con un tono de voz suave cuando de pronto fue interrumpido por mi misma al hallarme muy inquieta.
—Espere un momento, Señor Isaac... Aún estoy muy confundida y no entiendo de qué carajos está hablando por más que pretenda concentrarme en sus palabras, pero lo que sí sé, es que usted está frente a mí justo ahora y eso es naturalmente imposible, ¡Ay no! ¿Acaso yo lo desperté de la muerte o es una clase de holograma programado por la siniestra directora Onix Diamond para ahuyentar a los chicos rebeldes como yo? —pregunté llena de pánico tras verlo indiscutiblemente vivo.
—¡Pero claro que estoy vivo nuevamente y solo es gracias a tí, querida! ¡Oh sí! Esa es la increíble profecía número siete, cariño mío, ¿Acaso no habías experimentado dicho poder antes? Es que parece como si fueras una experta en el manejo del poder.
—No entiendo, ¡Usted desapareció del mapa luego de ver cómo alguien sin escrúpulos asesinó a su pobre esposa durante el día y por eso lo declararon muerto a pesar de no haber encontrado su cuerpo hace más de cuarenta y siete años! ¡AHHH! En serio estoy volviéndome completamente loca y ya no puedo más.
—Tranquila palomita, tranquila.
—A ver, Señor Malpris, ¿Cómo fue que murió? ¿Quiere por favor contarme sobre eso para poder comprender mejor toda esta ilusión que me apodera de mí? Solo así estaré más tranquila ante usted.
—De acuerdo, preciosa niña, te diré todo lo que sé, pero la historia es algo larga, ¿Estás dispuesta a escuchar a un viejo esquelético que resurgió de la muerte? Temo que te aburras con mis anticuados relatos.
—Sí, adelante. —Quiero saber más.
—Para empezar, tengo ciento cincuenta y dos años de edad, y sí, ¡Las leyendas urbanas son ciertas! Después de ver cómo mi amada esposa Dalumbia murió desangrada frente a mis ojos por culpa de un asesino enmascarado, tuve que dejar sola a mi única hija llamada Malhadeth debido al miedo que sentí en ese instante.
—No, no se equivoque, ¡Usted LA ABANDONÓ cuando ella más lo necesitaba a su lado! Pero dígame, ¿Cómo pudo ser capaz de hacerle algo tan monstruoso e inhumano a una niñita tan pequeña que de paso era su única hija, ah? ¿Acaso supo que sus estúpidos parientes lejanos decidieron ignorarla y fingir que era totalmente huérfana para no cuidarla?
—Créeme que no tuve otra opción, ¡Yo sufriría demasiado después de tener que sepultar a mi gran amor bajo una fría lápida comunal y jamás hubiera podido hacerme cargo de nuestra única hija yo solo! Por eso, decidí huir hacia la selva, pero mientras cruzaba uno de los ríos más caudalosos en la frontera, un enorme cocodrilo me desgarró la pierna y quedé malherido en medio de la nada.
—¡Auch! ¿Y entonces? ¿Cómo pudo salir ileso de esa? ¿Por qué no regresó a su casa para aclararlo todo e impedir que su hija sufriera tanto en manos de unos desconocidos? Ella era muy pequeña.
—Amor, ¿Acaso crees que no quería volver junto a mi princesa? Por supuesto que sí, pero en ese momento me encontraba desesperado por la espantosa herida en mi pierna derecha y me apoyé contra un viejo árbol para frenar el sangrado, no obstante, una serpiente apareció por detrás y me mordió el cuello, así que morí en cuestión de minutos debido a su letal veneno.
—¡Ohhhh! —exclamé con asombro.
—Lo importante aquí es que tú me has liberado del espantoso Inframundo y al fin podré solucionar mis errores pasados aunque ya sea un viejo canoso, débil y lleno de arrugas, pero ahora estoy vivo otra vez gracias a tí. —aseguró el Señor Isaac mientras me contaba sus aventuras, pues lloró al recordar su dolor.
Según las profecías y los relatos de la profesora Rarelía, el Señor Isaac era un buen hombre hasta el fin de sus días, sin embargo, ahora que había vuelto a la vida comencé a dudar sobre ese hecho porque pude distinguir una extraña vibra malvada en sus grandes ojos marrones, la cual me aterró aún más de lo que ya estaba, pues temía que Él pudiera ser un vil demonio disfrazado de persona que quisiera aprovecharse de mí para darle información valiosa a la Sombra Negra.
—¿Qué sucede contigo, eh? ¿Acaso me tienes miedo, jovencita? Dime la verdad.
—Bueno, si consideramos que literalmente acaba de salir de un libro antiguo porque no puedo cerrar mi bocota, supongo que sí, ¡Pero claro que tengo demasiado miedo! ¿Qué no es obvio? También soy humana.
—Nenita, ¡Yo soy uno de tus antepasados, así que debes estar tranquila porque nunca podría hacerte daño! Además, tú solita me salvaste de la muerte y eres sangre de mi sangre, así que siempre te protegeré de quien quiera lastimarte en esta vida.
—¿QUÉ? ¿Yo soy una Baltimore de verdad? ¡Ohhhh! ¿Pero qué rayos tengo que ver en su descendencia? ¡Ashh! Mire señor... Por desgracia, nunca conocí a alguien de mi familia biológica porque fuí robada como los otros niños de las Eras y ahora usted solo me confunde aún más. —pregunté muy asustada, pues casi no podía respirar cuando aquel hombre me dijo eso.
—Te advierto que si estás esperando una disculpa de mi parte jamás la vas a tener.
—¿Por qué? ¿Usted es tan egocéntrico y machista que no permite que una mujer lo contradiga? Pues para su mala suerte, yo soy la nueva elegida y como tal, tiene que escucharme, ¡Aún tengo dudas!
—Escúchame bien, niña, ¡Tú no puedes ser así de débil y dejarte llevar por las emociones! Es más, debes aprender a no esperar nada de nadie porque las personas te traicionan cuando menos lo esperas, ¡Ah! Quizá sí seas de mi familia después de todo, solo hay que esperar el momento ideal
—Eso es lo que mi tutora mágica me dice casi todo el tiempo, ¡Uff! ¿Pero cómo puedo evitar no emocionarme si aún soy una simple adolescente descontrolada?
—Tú eres quien más importa de todos nosotros al ser la elegida desde el día en que naciste, ya que heredaste los dones de tu madre como mover objetos y controlar las otras profecías. —aseguró el Señor Isaac con una mirada nostálgica mientras se peinaba la barba, lo cual provocó que mis miedos más profundos salieran a la luz y con ellas nuevos poderes.
—Espere, ¿Cómo que mi madre? ¿Ella también fue una telepática? ¿Usted la conoció? ¡Ohhhh! No puedo creerlo, ¡Mi sueño al fin se hizo realidad! —exclamé con una expresión de asombro inmediato, pues lo cuestioné para estar en paz luego de saber que alguien más la llegó a ver con vida, no obstante, en ese momento sentí cómo una extraña vibra congelante resurgiría dentro de mí con fuerza.
—Claro que la conocí, y en sus mejores años, ¿O de dónde crees que tú obtuviste esos poderes, eh? ¡Ella ESTÁ VIVA y te está buscando justo ahora! —aseguró Isaac con una mirada fija y sincera, pues pude sentir fácilmente que decía la verdad.
—¿Qué está diciendo? ¿Entonces mi mamá está viva? ¡Ohhhh! ¿Cómo lo sabe?
—Simplemente lo sé y ya, ¡No preguntes más! A veces es mejor ser un completo ignorante en ciertas cosas, créeme.
—No, ¡Yo quiero respuestas! Literalmente he esperado durante mucho tiempo para tener noticias de mi madre o al menos conocerla por las anécdotas de alguien más, ¡Por favor tenga compasión conmigo!
—¡Ashh! Ni aunque llores lágrimas de sangre te daré más información.
—¡Tú eres el padre de Malhadeth Malpris, por lo tanto sabes muchísimas cosas que la mayoría de personas desconocemos! ¡Uff! Tu hija fue la elegida antes que yo y por algo que rebasaba tus límites decidiste alejarte de ella a pesar de sufrir las consecuencias, ¡Por favor ayúdeme!
—¿Y eso qué? —respondió Isaac con una mueca de desinterés.
—Yo considero que Malhadeth jamás te guardó rencor porque ella encontró el amor en medio de la oscuridad... Por un lado, el de una segunda madre que la quiso muchísimo, y por el otro, el de un buen hombre con quien se casó y tuvo dos preciosas hijas. —dije mientras intentaba convencerlo de hablar más acerca de su pasado, pero de pronto sentí una intensa rabia dentro de mi cuerpo.
—¡Ishh! Mejor que ni me lo recuerdes, pues mi hija Malhadeth fue una estúpida chiquilla que se enamoró de un maldito chico que no estaba a su altura, y para empeorar más las cosas, se fue a vivir con una mujerzuela que solo la usó por conveniencia propia cuando tuvo la oportunidad de exprimir su poder, ¡Uff!
—No, ahí se equivoca, ¡La profesora Malissa es un GRAN ejemplo a seguir y al fin puedo entender su dolor! Ella se comportó muchísimo mejor que usted, el supuesto padre de Malhadeth cuando simplemente decidió abandonarla a su suerte a los siete años de edad.
—Mira, yo me alejé de ella para siempre porque sabía que me mataría cuando supiera toda la verdad al crecer y eso jamás lo hubiera soportado. —mencionó el Señor Isaac tras hallarse muy molesto por recordar el turbio pasado, pues cogía de una pierna mientras caminaba en círculos.
—¡Ya basta! ¡Deje de caminar así porque me tiene HARTA! —grité de pronto tras estar realmente desesperada por aquel viejo sin vergüenza, pues de la nada liberé un rayo congelante con mis manos y provoqué que en esa parte de la antigua biblioteca nevara bajo techo.
—¡Oh, genial! ¡Esa es la profecía número nueve, querida muchacha! Muy bien, ¡Lo estás logrando! —exclamó el anciano mientras se reía de felicidad y placer ante mi preocupación, pues dejó que la nieve que provoqué cubriera su arrugado rostro de manera perturbadora.
—¿Yo hice esto? ¡Ay no! ¡No, no! ¡Es imposible! ¡AHHH! —pregunté tras estar muy alterada y con una sensación de impotencia que superaba a la ansiedad, pues obviamente me hallaba en shock luego de ver lo que había surgido de mí.
—¡Así es! ¡Tú lo hiciste! ¡Oh sí! ¡Ya es la hora indicada! Mira pequeña, esto que atravesaste hoy así como las otras peculiaridades que te han sucedido en los últimos meses, son claras señales de que debes SALIR de las Eras, pues solo tú eres capaz de controlar esos poderes por tí misma, así que vamos, ¿Qué esperas para ser libre justo ahora? Aprovecha.
—¿Disculpe, Señor Isaac? Yo tengo entendido que esa acción está fuera de nuestro alcance porque se considera prohibido para todos, de hecho, según la profesora Rarelía, mi tutora mágica, yo no debo de salir de las Eras bajo ninguna circunstancia porque la Sombra Negra puede asesinarme fácilmente, ¡Uff! Demonios, ¿Qué hago? ¿La desobedezco y me arriesgo a perderlo todo?
—¿Rarelía es tu tutora mágica? ¡Buah! ¡Esa no es más que una bruja inmunda que te está vacilando porque quiere tu poder para ella sola! ¡Mírame a mí querida! ¿Acaso crees que la Sombra Negra no intentó asesinarme por el simple hecho de ser el padre de su mayor enemiga hace años? Claro que sí y aquí estoy junto a tí.
—Pero tengo miedo. —confesé mientras bajaba la cabeza en señal de duda.
—Aprovecha esta oportunidad, niña... Tú sí puedes salir de las Eras gracias a tus grandiosos poderes, así hazlo ahora que nadie te está vigilando, ¡Tranquila! Ya luego te darás cuenta de las ventajas por tí misma y me agradecerás por abrirte los ojos, además, el mundo real es maravilloso y sé que pasarás un espléndido tiempo de calidad con tu familia verdadera, ¿O ya no quieres reunirte con ellos nuevamente?
...
Nota importante.
💧La mayoría de imágenes representativas de los personajes que se verán en esta historia, fueron creadas a partir de la Inteligencia Artificial (IA) de Microsoft Bing, por lo tanto, ninguna de ellas es real.
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