*⁠.⁠✧ 7. La luz brilla en sus ojos [1]

Sumamente decidido, Zhang Hao se abrió paso entre los presentes que lo seguían con la mirada, regresando a su hogar (su casa en el árbol) para alistarse. Una vez ahí, pudo mirarse mejor en su espejo de cuerpo completo que recargaba en la pared de su habitación. Observó sus ropas con esa ligera capa de dorado brilloso, y la bolsita que colgaba de su cintura. Hacía un recuento de lo que había sucedido hasta el momento, desde que despertó hasta que ocurrió la aparición de los reyes. No podía creer lo que le había pasado. Alguien se había opuesto a su coronación, y sin saberlo, le habían salvado su sueño más preciado. Un hada de los sueños. Sí, le gustaba la idea. Respiró hondo, sonrió con las manos colocadas en el corazón, y muy entusiasmado abrió su baúl para revisar sus pertenencias. Llevándose una mano al mentón.

―Humm, ¿qué debería llevar? ―se preguntó en voz alta. Sacó un lindo suéter blanco de algodón, acarició la tela en lo que lo ponía en su regazo. Él mismo lo había tejido, pensaba realizar un conjunto de pareja, por lo que tenía otro guardado en donde solo llevaba la mitad. Posiblemente lo necesitaría. Continuo revisando. Miró un cuaderno de madera de bambú y una pluma de ave. Seguro necesitaría realizar anotaciones. Revolvió más cosas. Nadie le dio instrucciones sobre como prepararse, solo intuía que debía llevar algo además del polvillo. En eso estaba cuando se dio cuenta de algo —¡Un momento! —su expresión cambio a confusión—. ¿Cómo sabré como es Matthew? ¿Y en dónde vive? —se preguntó en voz alta, y al hacerlo, como si fuese una chispa, en su mente apareció la imagen de una casa, y luego la silueta de un muchacho. Un brillo dorado recorrió en sus ojos y desapareció. Ahora sabía como era y en donde vivía —. Wow, entonces es así como funciona.

Cerró el baúl.

Siguiendo las indicaciones para encontrar a Matthew. Por primera vez, respiró hondo y salió del bosque para hacer este trabajo duro. Cubierto de un polvillo especial que lo ayudaba a esconderse de los humanos. Realizó su recorrido para llegar a la casa del chico. Una vez ahí, decidió hacer anotaciones de sus primeras impresiones respecto a la casa. Anotaba que era una casa grande de dos pisos, varias habitaciones y sin jardín. Dio vuelta a la hoja y guardó sus apuntes. Inspeccionó la calle de un lado a otro, buscando un lugar en donde esconderse. Por suerte, había un gran árbol frente a la casa de Matthew. Dio saltos alegres hacia allá, se escondió detrás y espero su llegada. Tenía mucha curiosidad sobre como era el chico. Una silueta era diferente al poder verlo de cerca. La tarde llegó cuando Matthew, con su uniforme escolar y sosteniendo las correas de su mochila, llegaba a casa muy contento, sostenía un celular en la mano con adornos de cuentas de colores sostenidos de la tapa. Le mandaba mensaje a un amigo. –No parece alguien que la pasa mal–. Pensaba Hao, con las manos posadas en la corteza. La sonrisa de Matthew era angelical. La brisa acariciaba su bello rostro y alborotaba su cabello castaño. Su caminar a casa era tranquilo y despreocupado. Hao reconocía que era un chico muy guapo, pero no llamaba su atención en especial. Creía que se encontraría con alguien triste y decaído. Bueno, habría que ver que pasaba. Hao subió al árbol y se acomodó en una gran rama, desde ahí podía vigilar al chico, ya que, en lo que hacía anotaciones, se había dado cuenta, viendo hacia la ventana, que Matthew había ingresado a la habitación de arriba. Dejando su mochila en el suelo y lanzándose a la cama para seguir mandando mensajes. Hao hizo más anotaciones y agregó un recordatorio: aprender a empatizar con él.

En lo que transcurría la tarde hacia la noche, Hao ya se hallaba completamente aburrido. El chico no le causaba ningún tipo de emoción. Le parecía alguien muy común y aburrido. Toda la tarde había estado haciendo tareas. Matthew había deseado las buenas noches a su familia y había subido las escaleras. Ya en su habitación, se había colocado la pijama de seda con figuritas de nubes y metido en la cama con tranquilidad. Hao lo veía porque no había cerrado las cortinas y la ventana que había abierto antes de hacer su tarea también la había dejado abierta. Hao, quien no había sentido nada, pensaba una forma de sobrellevar la semana para poder cumplir con su misión, todavía preocupado y asustado por la coronación. En eso estaba pensando cuando una sensación extraña lo hizo voltear en dirección a la ventana. Matthew, ya dormido, fruncía el entrecejo, moviéndose de un lado a otro con mucha inquietud. El chico se agitaba y parecía estar sufriendo una terrible pesadilla. Hao sintió el impulso de ir con él, pero se contuvo, preocupado, se quedó en la rama, sin saber qué hacer. Quería ingresar a la habitación en ese instante para esparcir el polvillo dorado sobre él, pero recordó que el efecto del polvillo que le impedía ser visto por humanos no era tan fuerte en la noche como lo era durante el día, era su primer día y no podía correr el riesgo a ser descubierto. Además, ¿y si el polvillo dorado no se activaba? Todavía no había logrado tener una conexión fuerte y especial con él. Pensaba en ello cuando Matthew se despertó dando un sobresalto, con los ojos bien abiertos y la respiración agitada, tembló y se miró las manos. Su cabeza daba vueltas. Su visión se hacía borrosa. Hao se preguntaba que le pasaba ¿Qué había soñado? Mirándolo con sorpresa. Matthew, todavía afectado por la pesadilla recurrente, hizo la colcha a un lado, se levantó de la cama, fue a cerrar la ventana y las cortinas. Hao todavía seguía sorprendido. En lo que se recuperaba de la sorpresa, bajó del árbol y caminó de regreso a su bosque. En donde todos debían estar dormidos también. Ya en su casa en el árbol, pensó mucho en la reacción de Matthew, al tiempo de que recordaba las cosas que había aprendido de los humanos y su mundo. Comenzando a sentir curiosidad por ellos. Por lo que decidió ir a la biblioteca por libros sobre el tema. Ya al día siguiente, se preparó desde muy temprano para continuar con su vigilancia. Matthew se había despertado como si nada, se levantó para descorrer las cortinas primeramente y luego procedió con ir a asearse para prepararse para ir a la escuela. Había salido de casa con el uniforme y gafas de armazón dorado y delgado. Hao se había preguntado que eran esas cosas y para qué servían. Siguiéndolo conoció la escuela y a los múltiples estudiantes que ingresaban a la institución con el mismo uniforme idéntico al de Matthew. En el mundo de las hadas también había escuelas, pero se veía todo muy distinto a las de los humanos. Hao observaba escondido detrás de unos arbustos. Por un momento creyó que Matthew sería un chico solitario como él, pero se equivocaba. Matthew era muy alegre y sociable, presumía a sus compañeros sus nuevas gafas que se habían comprado en un mercado. De nuevo Hao perdía interés en él. Como Matthew estaría en clases por horas, él aprovechó para quedarse detrás del arbusto y ponerse a leer uno de los libros que había sacado de la biblioteca. Estaba en medio de su lectura cuando algo atrajo su atención. Después del receso, una pareja se había escapado de clases y corrían por los pasillos al exterior. Se reían. Él tomaba de la mano a una chica, llevándola a algún lugar. Hao curioso, cerró el libro, lo dejo botado y los siguió. Los jóvenes se detuvieron. Hao había logrado esconderse detrás de otro arbusto, a poca distancia de la pareja. Miró a su alrededor sorprendido por la variedad de vegetación y el gran árbol de flores claras que se imponían bellamente por arriba de la pareja. Hacía viento y se elevaban los pétalos en el aire. La pareja se miraba de frente sosteniéndose de una mano. Él, con una flor en la otra mano, la extendía hacia ella, quien estaba muy sonrojada de la cara.

—¿Quieres ser mi novia? —le preguntaba él. Hao sintió cómo su corazón se aceleraba al ver a la pareja. Estaba acostumbrado a ver a parejas hadas y anhelar el amor, pero al ver a una pareja humana, la sensación de enamoramiento se intensificó. El anhelo se hacía más grande, más fuerte. Nunca había sentido nada igual. Su corazón latía con fuerza.

El viento elevó los pétalos florales hacia él. Sus ojos brillaron.

☆☆☆☆☆☆☆☆☆
¡Nueva actu
Una vez más volví a decidir dividir el cap, no sé que tan recurrente vayan a ser estas divisiones en el futuro, pero es que de verdad no quería que quedará muy largo y el título queda perfecto para ambos.

Espero que les este gustando esta historia.

¡Mil gracias por leer! 💕

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