*⁠.⁠✧ 23. Golpe de realidad (1)

Hanbin estaba de espaldas, Yujin y Gyuvin estaban frente a él. Entre ellos hablaban y se reían. Nunca había escuchado palabras tan claras salir de la boca de Hanbin. Hao, atraído por la presencia de su amor, se fue acercando y ahí notó que ellos rodeaban algo, como un contenedor grande y azul. Yujin y Gyuvin sostenían a alguien de los pies. Ese alguien estaba de cabeza.

—Sumérjanlo más —se reía Hanbin en brazos cruzados.

—Por favor, Hanbin, déjame ir —el chico suplicaba—. Apesta ahí dentro.

—Es tu castigo por lo de la tarea. La basura debe estar con la basura.

Los tres rieron y se burlaron.

Hao entendió la situación de inmediato. Los tres molestaban a ese pobre chico indefenso. Al verlo, Hao no pudo evitar reaccionar ante la negativa que le provocaba ver esa escena. Se puso firme y se cruzó de brazos, en lo que endurecía su mirada hacia Hanbin.

—¡Hanbin! ¡¿Qué haces?! —gritó Hao con las cejas juntas, denotando su molestia. Estaba completamente consternado por lo que veía.

Yujin y Gyuvin fueron los primeros en voltear a verlo.

—Creo que es el nuevo —dijo Yujin—. Escuché a la sub decir que vendría un nuevo a nuestra clase.

—Uy, Hanbin, te ha llamado por tu nombre —se burló Gyuvin, agitando una mano. A su lado, Yujin soltó una carcajada.

—El nuevo te acaba de hablar con mucha confianza, Han-bin... qué gran error.

En ese instante, Hanbin dio la vuelta con una mirada, irradiando en ira, y miró hacia quien lo había llamado. Hao, muy seguro, le sostuvo la mirada, se cruzó de brazos.

—Miren, pero ¿qué tenemos aquí? —Hanbin soltó al chico, el cual estrelló su cabeza contra la base del contenedor. En una sonrisa maliciosa se fue acercando a Hao. Él, por un momento, sintió una ligera punzada de miedo, pero recordó que a quien estaba mirando era a su amor. Tomó eso como si fuera una clase de pelea de pareja. Ese no era el primer encuentro que Hao esperaba.

—No puedes hacerle eso a ese chico indefenso —señaló hacia el contenedor con un dedo como si tratara de reprender a un niño pequeño. Hanbin hizo una mueca de desagrado. ¿El nuevo es un demente? ¿Acaso no sabe con quién está hablando? Hanbin endureció la mirada cual fuera un animal salvaje. Le enseñaría con quién se estaba metiendo.

—¿Quién te crees para hablarme así? ¿Acaso eres mi novia o algo así? —dijo Hanbin con ironía, y señalando con un dedo también, apartó con fuerza el dedo con que Hao señalaba. Él cambió su expresión, sorprendido porque le había dolido ese pequeño golpe a su dedo—. Te lo advierto, ¡Presa! No vuelvas a llamarme por mi nombre con tanta confianza si no quieres tomar su lugar —señaló con un pulgar al estudiante que había detrás y estaba colocado boca arriba en el montón de basura.

—¿Hanbin? —pronunció Hao, esta vez en tono preocupado y sorprendido por la forma en que le hablaba, en que lo miraba. Hanbin se colocó en una postura erguida frente a él, como si fuese una bestia o algo parecido. Arrugó la nariz con furia y Hao notó su mirada distante.

—Te lo advertí —pronunció Hanbin con los dientes apretados, pero antes de que pudiera hacerle algo, una puerta del aula se abrió y salió una profesora.

Hao ahora se hallaba completamente confundido e impactado por el primer encuentro.

—¿Qué hacen el pasillo?

—No es nada, profesora, solo le mostraba al nuevo cuál es el camino —Hanbin sacudió los hombros de Hao con brusquedad. Hao soltó un pequeño quejido debido a la fuerza que había ejercido—. A mi compañero —miró hacia su gafete—, Zhang —añadió y luego se acercó a su oído con la intención de susurrarle algo—. Te doy un consejo. Amárrate las agujetas.

Entonces Hanbin empujó a Hao con el hombro para pasar al interior del salón. Hao, sorprendido todavía, se tambaleó hacia atrás y luego se quedó mirando hacia las agujetas de sus zapatos, las cuales estaban mal amarradas.

En eso, el presidente de la clase, Taerae, iba pasando con el broche colocado en su saco, con el cual le otorgaba el derecho para vigilar los pasillos. Con las manos en el interior de los bolsillos de lejos había presenciado toda la escena. Hao no se percató de su presencia cuando se agachó para intentar amarrarse bien las agujetas. Taerae se le quedó viendo a Hao, curioso por la forma puntiaguda de sus orejas. La presencia de Hao, por alguna razón, había llamado su atención de inmediato. Al reponerse, la profesora reconoció a Hao como el nuevo debido a su gafete, tal y como lo había ubicado Hanbin, así que lo condujo al interior del salón. Taerae todavía serio, se quedó mirando un momento y después apartó la mirada, continuando con su camino, con su vigilancia. Una sensación extraña se apoderó de él, no sabía qué era, solo sabía que ese chico nuevo la había provocado.

—Buen día, clase. Quiero presentarles a su nuevo compañero de clases, Zhang Hao —dijo rápidamente. La clase no reaccionó, solo se le quedaron viendo.

La profesora animó a Hao a tomar un asiento, y él, tímido por las miradas de sus compañeros, buscó un asiento, eligiendo uno en el medio en la misma fila que la de Hanbin, quien estaba sentado al final de esa fila en una postura cómoda y al mismo tiempo desinteresada. Seguía mirando a Hao fijamente. Hao se apenó y fue a sentarse sin más.

La profesora entonces fue a su escritorio para revisar unos papeles. Luego regresó.

—Por cierto, debo informar que su compañero Matthew estará ausente por unas dos semanas debido a que ha enfermado y necesita mucho descanso.

Hao escuchó atentamente. Se dio cuenta entonces de que también estaba en la clase de Matthew. Pensó en ello por un momento, recordando su misión anterior, en la que había fracasado.

—Perdonen, debo atender una llamada —informó la profesora y se dirigió a la puerta para salir.

Hao, nervioso, miraba de un lado a otro, tratando de averiguar qué hacer. Algunos abrieron su mochila y él se dio cuenta de que no tenía ningún material escolar consigo, solo llevaba puesto el uniforme y su gafete. Alguien le prestó una hoja y un bolígrafo; Hao agradeció con pena.

Hao, nervioso, probó lo que es usar un bolígrafo de plástico; él estaba acostumbrado a usar plumas de ave.

Escribía en la hoja en lo que trataba de asimilar lo que había visto y su primera impresión de Hanbin. Pensaba en eso, cuando a su costado, en la fila siguiente, volteó y se percató de que Hanbin lo estaba mirando. A Hao de inmediato se le puso la cara del color de un tomate.

—Hanbin —pronunció Hao por costumbre.

—Ya te dije que no me llames por mi nombre, para ti solo soy Sung.

Hao se encorvó por el tono tan rudo que había utilizado.

Yujin y Gyuvin se unieron, acercándose a su pupitre. Hao estaba rodeado, y de pronto había tenido un Déjà vu que venía de sus años escolares durante la infancia.

—Mira, Hanbin, ¿ya viste sus orejas? —se burló Yujin entre risas. Los otros dos se rieron.

—Parecen de duende —dijo Hanbin, picando con un dedo en la oreja de Hao, quien se sorprendió por el tacto y cubrió sus orejas con las manos, las cuales se pusieron rojas, al igual que su rostro—. Es como un duendecillo—. Hao comenzó a sentirse ansioso, evitando mirarlos directamente—Hmm... te llamaré —Hanbin se inclinó hacia el costado de su hombro para susurrar—. Orejas de duende —. Más risas. Hao agachó la mirada, él nunca había considerado que sus orejas puntiagudas pudiesen ser consideradas como una clase de defecto. Los tres se continuaron burlando. Hao evitaba los picoteos de Hanbin que hacía con su dedo. No entendía el porqué de la situación en la que se encontraba y el porqué le recordaba tanto a...

La profesora ingresó al aula. Gyuvin y Yujin regresaron a sus lugares rápidamente. Hanbin se quedó en el mismo asiento al costado de Hao, fingiendo que no había pasado nada.

—Lo siento, era una llamada importante —apagó el celular—. Bueno, ¿en qué estaba? —la profesora inspeccionó el salón. No se dio cuenta de que Hanbin no se encontraba en el lugar que le correspondía, su mirada se detuvo en Hao, quien se había quedado con las manos cubriendo sus orejas—. Ah, Hao, se me olvidaba pedirte a ti mismo que te presentaras de forma adecuada frente a la clase. ¿Por qué no te acercas al pizarrón para que puedas hacerlo frente a la clase? —. Hao, todavía afectado por lo de las burlas, bajó las manos, asintió y se puso de pie para ir al frente. A penas había dado dos pasos cuando Hanbin pisó las agujetas de Hao y él cayó al piso. Toda la clase se río. Hao, desde abajo, volteó a ver a Hanbin, quien le sonrió de manera maliciosa.

—Te dije que te amarraras las agujetas —dijo sin dejar de sonreír en modo de burla.

Zhang Hao no sabía que ese era el inicio de lo peor que se venía.

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Hola, ¿qué tal? Regreso con una actualización de esta historia, pero no con el maratón. No pude hacerlo debido al trabajo inesperado y abundante que tuve, afortunadamente, porque si no, no como XD. Bueno... la razón por la que quería hacer un maratón es precisamente por este capítulo, no quería que se quedaran solamente con este capítulo, que como ya pudieron leer, es un capítulo bastante duro, oscuro, diría yo.  

Me gustaría aclarar que no pretendo romantizar el abuso, ese no es mi objetivo con esta historia, para nada, de hecho, es todo lo contrario. Mi intención es buena de verdad. 

¿Han visto esos videos que se titulan "confía en el proceso"? Pues eso es lo que a mi me gustaría que hicieran con esta historia, que confíen en el proceso; y lo menciono porque quiero advertir que los capítulos que se vienen van hacer duros y bastante tristes :c

Me disculpo de antemano por si esperaban algo diferente. Cuando yo decidí comenzar esta historia tuve presente en mi mente todo lo que quería transmitir con ella y en serio agradezco mucho por el apoyo que le han brindado hasta ahora. 

Trabajaré en los siguientes capítulos e intentaré seguir actualizando como lo he hecho hasta este momento. 

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