*.✧ 20. Una carta y un corazón ✉️「2」
—¿En... un humano? —El padre de Hao no cabía de la sorpresa. Tardando en reaccionar—. Hijo, ¿por qué quieres hacer algo así? Bueno, entiendo que tu verdadero amor sea un humano, pero la regla es clara para ti, él debe ser quien se convierta en hada, no tú, porque tú eres un príncipe.
—Padre, esa regla ya no funciona conmigo.
—¿De qué hablas?
Evitando esa pregunta, Hao soltó un suspiro y continuó.
—Lo pensé bien, lo pensé durante toda la noche y creo que lo mejor es que yo no esté aquí, lo mejor sería buscar pertenecer al mundo en el que pertenece mi amor.
—Hijo, yo lo sé, no debe ser fácil pertenecer, pero ¿estás seguro... ? — Justo en ese momento, las palabras del rey fueron interrumpidas al escuchar el estruendo de las puertas abriéndose. Hadas guerreras del viento ingresaron rápidamente. Hao las miró acercarse, sorprendido de la velocidad con la que podía viajar un chisme, sabía lo que estaba por pasar, pero esperaba ya ser un humano antes de que pasara. Desesperado, se volvió a su padre con las manos juntas.
—¡Papá, por favor conviérteme antes de que me lleven! ¡Papá! —apenas pudo proferir la última palabra porque unas fuertes manos se cerraron sobre sus brazos, luego más y más manos comenzaron a jalarlo con la intención de sacarlo del palacio.
—¡Oigan! ¡¿Qué hacen?! ¡¿A dónde se llevan a mi hijo!?
—Tenemos órdenes del rey del viento.
Antes de que pudiera pasar otra cosa, Hao fue arrastrado fuera del palacio, su padre todavía no terminaba de procesar el shock ante la decisión de su hijo. Necesitaba tiempo para pensar en ello y eso era justo lo que no tenía.
Hao fue cruelmente arrastrado hasta la plaza en donde trataban de mantener alejados a los curiosos. El príncipe fue lanzado al pasto. Hao no terminaba de reponerse cuando el rey del viento apareció ferozmente portando su centro. No había ningún otro rey o reina más que él.
—Así que ya no quieres ser siquiera un hada, ¿eh? —. En los ojos del rey solo se podía presenciar la furia. Hao temió al ver el cetro resplandeciendo fuertemente en lo que una espiral de luz comenzaba a girar en constante movimiento. Se quedó inmóvil con las manos pegadas al césped —. Solo te has estado burlando de todos, de tu bosque, tus compañeras ¡Y tu mundo! Ahora entiendo todo lo que dicen sobre ti. Tantas ganas tienes en convertirte en algo que no eres. Tanto deseas negar tu naturaleza ¡Muy bien! ¡¿Qué te parece si te convierto en una rana?! —El rey del viento elevó su cetro decidido esta vez a dejar caer su magia sobre él. Fijó su objetivo y lo dejó caer.
Jiwoong estaba llegando a la plaza cuando vio el cetro del rey del viento girando en esa espectral luz. Estaba sumamente agotado debido al vuelo rápido. Se sostuvo de la corteza de un árbol. Hizo una mueca de cansancio y desplegó sus alas con dificultad, dispuesto a defender a Hao.
Todo pareció ir en velocidad lenta cuando Jiwoong apenas empezaba a volar. Vio el cetro que iba descendiendo en dirección a Hao y se dio cuenta de que no lo iba a poder alcanzar. Los ojos de Jiwoong brillaron con temor ante la imagen. Estaba por tomar su espada que llevaba detrás.
Y de pronto, una ráfaga de viento lo golpeó, haciéndolo atravesar las flores blanquecinas de la copa del árbol y devolviéndolo junto a este. Cayendo sobre su espalda en esa área verde. Se repuso lentamente después del gran golpe, esperando presenciar lo peor.
—Pero, ¡¿Qué estás haciendo?! —espetó el rey del viento, sumamente sorprendido.
—¡¿Qué crees que hago?! ¡Defiendo a mi hijo! —gritó el padre de Hao, el rey del bosque del amor y la bondad, quien blandía su propio cetro contra el cetro del rey del viento. Forcejeando en lo que uno intentaba ser más fuerte que el otro. Una lucha por la dominancia.
—Tu muchacho está loco, se la pasa causando problemas, necesita que alguien le dé una lección —decía el rey del viento con esfuerzo.
—El amor de su vida es un humano, es lógico que quiera ser uno —estiró los brazos para golpear con el largo del cetro, el pecho del rey del viento.
Hao miraba la escena desde abajo, aún se encontraba tirado en el césped.
—Todo esto lo hace porque ese humano no puede formar parte de nuestro mundo.
—Mayor razón tiene para tomar esa decisión —el padre de Hao dio un paso al frente, el rey del viento se tambaleó. Quien perdiera el control estaba perdido y en disposición sin duda alguna a la magia del otro. Las hadas guerreras de ambos bosques se apuntaban entre sí, preparándose para lo que sea—. Estoy harto de la forma en como tratan a mi hijo. No voy a permitir que le sigan haciendo daño. Él se enamoró y tomó una decisión, yo voy a apoyarlo. ¡Si él quiere ser humano, lo será!
—No sabes en lo que te estás metiendo —el rey del viento endureció la mirada, sostenía el cetro fuertemente. En su cabeza ya se hacía la idea de una guerra y una posible aniquilación de su bosque. Siempre supo que había algo raro con la coronación de este rey, no legítimo, pues la reina legítima del bosque del amor y la bondad había elegido a una hada campesina y misteriosa como su pareja. El rey del viento sospechó hasta el final sin haber llegado a ninguna conclusión.
—Disculpe, majestad —un hada habló al costado del hombro del rey del viento. Este echó un vistazo al hada que se había colocado a su lado como si nada. En lo que ambos reyes seguían en un forcejeo. Juntó las cejas, confundido.
—¡Apártate! ¿Qué no ves que estoy luchando por la dominancia y el poder?
El hada, con una expresión apagada, se aclaró la garganta, colocando el puño cerca de su boca.
—Usted perdone —sacó algo de su uniforme azul y extendió el objeto hacia el rey del viento—. Vengo del bosque de la furia y la comprensión, el rey Gunwook me ha pedido que le entregue esto —el rey del viento volteó a ver el sobre, completamente perplejo—. Me parece que tiene algo que ver con lo que hablaron el otro día —al escuchar al hada informante decir eso. Dejó de forcejear y de inmediato se apresuró a tomar el sobre y abrirlo para leer el contenido, manteniendo su expresión de perplejidad. Los que estaban a su alrededor solo se le quedaron viendo, incluido el padre de Hao.
—Lo hizo —pronunció—, ese %$*&#× lo hizo —. El rey del viento sostuvo el sobre y miró nervioso de Hao a su padre y al hada informante. A Hao le había llamado la atención escuchar el nombre de Gunwook. Después de un momento, el rey del viento doblo la hoja y la guardó en el interior de su abrigo—. Debo irme, ¿saben qué? Hagan lo que quieran —dijo, viéndose sumamente nervioso por algún motivo. Se detuvo cuando estaba a punto de volar—. Eso sí, no cuenten más con mi ayuda para la protección de su bosque —aclaró con seriedad, luego mandó a llamar a sus hadas guerreras. Sabía que sin su ayuda los trolls no tardarían en invadirlos y de todas formas el bosque del amor y la bondad terminaría en la ruina. Estaba satisfecho de solo pensarlo, cuando fue sorprendido de nuevo, al presenciar en la retirada de sus hadas guerreras, la llegada de un gran escuadrón de otras hadas guerreras, que iban en trajes azules y se especializaban en la arquería.
—Su majestad, somos hadas guerreras del bosque de la furia y la comprensión, venimos en órdenes de nuestro rey Gunwook. Tenemos la disposición de ayudarlos a proteger su bosque de las amenazas exteriores —habló el hada guerrera que iba al mando.
—Entiendo, gracias —pronunció el padre de Hao, todavía sorprendido por el extraño giro de la situación.
El rey del viento, frunció el entrecejo y volteó la mirada. Se fue volando rápidamente, en lo que las hadas guerreras de su bosque terminaban de abandonar la plaza.
—Esperamos sus órdenes, majestad —continuó el hada guerrera del bosque vecino.
—Por favor... —el rey habló despacio—. Ayuden a retener a los curiosos... quiero que esta plaza se quede vacía.
El hada guerrera asintió y se pusieron en marcha. Jiwoong, quien se aferraba a la corteza del árbol, de nuevo se dio cuenta de que no había hecho nada, y otra vez, (de muchas) solo se había quedado mirando. Las hadas guerreras que habían llegado le taparon la vista al ponerse en frente, siendo la última imagen la del rey, de pie, sosteniendo su cetro y detrás a Hao, quien seguía tirado sobre el césped. Una visión se hizo presente en su imaginación, una en la que esquivaba a las hadas guerreras para correr hasta Hao, tomar sus manos para ayudarlo a levantarse y decirle que no tenía por qué convertirse en un humano si él estaba ahí y lo amaba... ¿Lo amaba?
No pudo realizar lo de su visión debido a una punzada de dolor en su cabeza.
El rey del bosque del amor y la bondad dio la vuelta.
—¡Papá! —Hao se levantó con lágrimas de felicidad acumuladas en sus ojos y fue a abrazar a su padre—. Gracias —dijo simplemente. Padre e hijo se abrazaron.
—Zhang Hao, mi hijo amado, perdóname por hacerte soportar tanto —el rey temblaba, solo podía pensar en la petición que le había hecho.
—Ahora perdónenme a mí por arruinar su especial momento —dijo alguien. El rey y Hao dejaron de abrazarse y voltearon. Frente ellos un hada de ropas doradas y portando un cetro en forma de Z se hallaba frente a ellos—. No pude estar el día de tu coronación desastrosa Zhang, ni cuando te metiste en problemas, pero ahora estoy aquí —. Se trataba del Rey de las hadas del sueño.
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