Cap. 5
-¿Cómo te llamas? –pregunta él curioso.
-Nicole… -Susurra algo tímida, cosa que hace al chico sonreír.
-Michael –Responde él extendiendo su mano, ella duda al principio pero al ver su sonrisa siente algo de confianza y la toma estrechándola.
-No te había visto en la escuela. –dice Nicole sentándose a su lado.
-No voy a la escuela, solo trabajo. –le explica mientras pasa la mano por su cabeza para intentar arreglar su cabello negro.
-¿Por qué no? –pregunta confundida.
-Me expulsaron hace tiempo y no hay otra escuela cerca por eso solo trabajo. –Contesta inclinándose hacia adelante y apoyando los codos sobre las rodillas -¿Y tú? –mira a Nicole.
-Me suspendieron por una semana. –Michael le recuerda el castigo de la directora y una lágrima cae.
-No llores. Para mí sería algo bueno, no me agrada la escuela. –murmura sonriendo mientras borra la lágrima con su pulgar.
-No lloro por eso… es que… -Nicole se queda en silencio, cree que no es correcto hablar de sus sentimientos con alguien desconocido como Michael.
-Puedes contarme todo, te prometo que no le diré a nadie. –él hace una cruz sobre su pecho como una promesa.
Nicole no está segura pero necesita desahogarse antes de que comience a llorar de nuevo.
-M-me equivoqué con una persona, creí que… -comienza a contarle pero su voz suena distorsionada.
-Tú creíste que eran amigos pero él terminó burlándose de ti, sé cómo te sientes… -interrumpe Michael.
-¿Hiciste lo mismo con otra chica? –pregunta sorprendida Nicole corriéndose unos centímetros de él.
-No. Es un dolor diferente… amo mucho a una chica pero ella ama a otro. –confiesa dolido.
-¿Quién es ella? –pregunta tocando su hombro para consolarlo.
-No necesitas sabes su nombre, quiero conquistarla y no me daré por vencido hasta estar con ella. Tú tampoco debes hacerlo… -le aconseja con una pequeña sonrisa en su rostro.
-Gracias… -murmura Nicole con una pequeña sonrisa.
-No debes dármelas. –niega con la cabeza.
-Sí, tú eres el único amigo que hice desde que llegué aquí, el único. –susurra agachando la cabeza.
-Tranquila, no seré el único, debo irme. –Michael se levanta y camina hacia la ventana.
-Espera, puedes salir por la puerta. –Nicole intenta detenerlo pero él ya tiene una de sus piernas afuera.
-No creo que sea una buena idea, tu ama de llaves puede pensar mal si ve a un muchacho desconocido en tu habitación. –él se niega.
En ese momento Clara golpea la puerta y la abre.
-¡Pu-puedo explicarte! –dice Nicole alarmada.
-¿Explicarme qué? –pregunta Clara confundida, ella subió a la habitación una charola con la cena.
-Eh… -Nicole mira a su derecha y ve la ventana vacía –Eh… esto. –ella le muestra la nota que envió la directora.
-Querida esto es muy serio. –dice al leer el papel con sus anteojos antiguos, Clara tiene más de 60 años y está chapada a la antigua, cualquier cosa mínima que sucede a su alrededor es un drama para ella; un día vio a un gato con un ave entre sus dientes, Clara golpeó al gato con una escoba y enterró al pájaro hasta rezó por él.
Nicole no sabe como tomará esto y tampoco qué hará al respecto.
-No es tan malo. –habla Nicole en su defensa y con tranquilidad.
-Es muy grave, pero tengo una idea para que no se vuelva repetir esto. –responde seria.
-¿Idea? ¿Cuál? –ella arquea la ceja un poco asustada y confundida.
-Esta semana que estarás suspendida trabajarás. –sentencia Clara molesta.
-¡¿Qué?!
-Si no estudias, trabajaras… así se hacen las cosas en mis tiempos. –comenta mientras deja la charola sobre los pies de la cama y abandona el cuarto.
Nicole no puede creer que Clara, quien siempre fue comprensiva con ella, le impusiera un castigo como este, sin embargo perdería su tiempo suplicando porque cuando Clara toma una decisión jamás cambia de parecer.
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