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Por el pequeño espacio entre la ventana y la cortina, pudo ver de lejos como las nubes, acompañadas del sol matutino, se hacían presentes en el patio.

Era jueves 3 de marzo. No quería despertarse, ni mucho menos ir, pero debía pues, se adelantaron las clases y aquel jueves, caía su primer gran día.

Suspiro tras levantarse de la cama, luego de mirar hacia techo por unos minutos.
Frotó su mano derecha por su cara, mientras tomaba el uniforme y se dirigía al baño.

En el comedor, saludo a sus padres, quienes lo felicitaron otra vez, por estar en sexto año.

Namjoon simplemente les siguió la corriente, sonriendo de manera falsa como era de esperarse.

Al saber que decir alguna objeción no era opción, dentro de su boca se mordía la lengua con la ayuda de sus dientes molares.
Le dolía, claro, pero se detuvo cuando su hermano salió del tocador.

Rápido, se encerró en esas cuatro paredes, de azulejos marrones y comenzó a desvestirse.

Su madre le había preparado el agua, por lo que se ahorró la necesidad de esperar a que se caliente.

Tras ducharse y vestirse, tomó de nuevo su reloj, donde vio marcadas las 8:15.
Pasaron nada más, 10 minutos de su día.

Salió camino al comedor, donde su progenitora lo esperaba sentada, ahora sin señales de su padre.

-- ¿Hiciste tu cama? -- inquirió la mujer mirándolo de pies a cabeza, queriendo guardar en su infalible memoria, aquel atuendo ajeno pues su trabajo, no le permitiría verlo seguido.

Nam negó con la cabeza y se perdió por el pasillo para luego irse.

Primero la casa y luego el desayuno, así eran las reglas.

Limpio su cuarto como todos los días, agarró su mochila roja y fue a la cocina, en busca del yogur sabor frutilla y los cereales sin azúcar.

Ese sabor lo estaba hartando poco a poco, pero no quería saber nada de la leche vencida en febrero.
A pesar, de que su hermano la tomaba y por alguna extraña razón, seguía como si nada.

No sabía que o cuántas materias habría, solo tenía noción del horario de entrada y salida de la escuela y educación física.

Mediante se acercaba al portón negro, pensaba en su mente que respondería si preguntaban por sus vacaciones, es decir, no había salido mucho que digamos, a diferencia de la gran mayoría.

Ya unos metros del lugar, se despidió de su hermano y avisó por mensaje a sus padres, que habían llegado. Esto era algo de todos los años, bastante típico y nada de malo tenía pero, ahora la protección de sus progenitores era peor y todo, por ser su último año.

Detrás suyo aunque algo lejos, los de sexto, es decir sus compañeros, comenzaron a gritar y cantar tras lanzar espuma al aire y demás.

Su madre lo cortaría en mil pedazos si llegaba con su nuevo uniforme húmedo.
Tardaría demasiado en secarse y el llevarlo solo un día, no estaba en sus planes, por lo  que cruzó entre la multitud rápidamente y entró al fin.

Su salón era el 6, estaba delante de la cocina y casi al frente de la galería.
Era algo pequeño, pues al llegar los demás, necesitaron mesas. Aunque viendo el lado positivo, no estaba a centímetros del baño de profesores, como le sucedía al 7.

Su lugar era al frente de todo, le gustaba desde tercero y nadie iba ahí excepto Rosé y él.
Park, una chica de signo escorpio, cabello castaño oscuro, ojos avellana y algo alta que había conocido en primer año.

Tenían sus diferencias, claro, pero era su única y verdadera amiga de la escuela.

Rosé tenía que preguntarle algo a su antigua preceptora, por lo que Namjoon tenía que acompañarla.
No era necesario el entrar a la dirección, por supuesto, simplemente debía ir con ella hasta determinado punto y luego, esperarla.

La joven fue camino a su destino mientras que él, se quedó en la galería, en uno de los bancos de madera color blanco.

Sacó del bolsillo su teléfono, con claras intenciones de usarlo cuando, una voz masculina, le hablo interrumpiendo dicha acción.

-- Hola -- saludó contento el de cabellera negra con algunas canas y lentes de marco cuadrado.
Era Taehyung, su profesor del año pasado.

El castaño se paró como pudo del lugar, tras responder lo dicho en automático.
Le fue inevitable durante el proceso el formar una sonrisa al instante en su rostro, la cual, dejo ver sin duda, sus característicos hoyuelos en ambas mejillas.

Hacía bastante que no veía al mayor y esté, también a él por lo que, la felicidad, era mutua y notable a kilómetros de distancia.

Ante las preguntas del ajeno, las cuales eran de esperarse, Joon respondió tranquilamente a cada una de ellas.

Hablaron de todo, como lo habían hecho desde antes, a comparación de Rosé quien por su parte, quiso con todo su ser irse rápidamente al salón tras ver a Tae con su amigo.

Luego del receso, los directivos organizaron una bienvenida, donde compartieron masas finas con los demás sextos.

Alli en el patio, vio nuevamente a Kim, quien se encontraba tomándose fotos con sus alumnos mientras comía.

Nam estaba estático admirandolo por varios minutos desde su lugar. Se quedaba corto al decir que extrañaba el ver cómo interactuaba con los demás y mostraba su gran sonrisa cuadrada.

Joon para nada estaba enamorado de su profesor o algo por el estilo, siempre tuvo en claro que lo que sentía por él, era admiración y cariño.

Sin duda Taehyung era una de esas personas que amaban su vocación y empleaban en ella, su entera disposición hasta el final.

A comparación de su madre que, a pesar de que amaba a los niños, no soportaba sus comportamientos "infantiles". Llegando a tal punto de hacer todo, por solo el dinero.

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