¡ T R A C K : SIETE !
JEONGBIN¡!
ǝɹnʇnɟ
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en donde changbin tiene una pequeña familia,
y jeongin quiere ser parte de ella
Changbin chilla despacio, quitando la pequeña boca del bebé de su pezón, y apartando su diminuta mano con cuidado. En el sillón, a sólo unos centímetros de distancia, Jeongin se remueve y lentamente se incorpora.
Tallándose los ojos, Jeongin sonríe en grande dando los buenas días.
―¿Y esa cara? ―Es lo primero que sale de Jeongin en un buen rato.
Changbin se está desabotonando la camisa cuando Jeongin se voltea a verle por segunda vez, confundido por la acción del mayor. Changbin, haciendo pequeñas muecas, retira el parche que absorbe la leche y evita que sus camisetas se ensucien.
Las pequeñas y largas uñas de Hyunjin habían retorcido sus pezones, en cada oportunidad, mientras mamaba. Inconscientemente, en sus sueños, el bebé se apegaba más a su papá, buscando su olor.
―Jinnie tiene las uñitas largas ―responde Changbin, revisando su pezón derecho con una mano―. Los parches se pegan a mi piel ya herida y duele.
―¿Duele mucho, mucho? ―pregunta Jeongin, acercándose a su novio y agachándose a la altura de este, mirando con atención los alrededores del pezón.
―Algo... ¿Podrías soplar un poco? ―pregunta, incorporándose mejor.
Jeongin asiente mientras sopla, dándole alivio de aquella manera a su novio, quien jadea y ríe bajito.
―Voy a aprovechar que está dormido para cortarle las uñas ―avisa Changbin, y cuando está apunto de levantarse, Jeongin lo hace.
―Déjame hacerlo ―pide antes de desaparecer por el pasillo.
Sólo unos minutos más tarde, Jeongin regresa con un cortauñas pequeño y toma con delicadeza la diminuta mano de Hyunjin. Con cuidado, comienza a cortar las uñas una a una, ante las quejas suaves del bebé y sus pequeños movimientos que dificultaban el proceso.
Los ojos brillosos de Seo no se apartaron del cariño y la adoración que expresaba Jeongin con todo su cuerpo mientras cuidaba de su bebé. Apesar de ser tan joven, realmente lucía como un padre y Changbin hubiera deseado haberlo conocido antes.
―¿Puedo quedarme hoy? ―pregunta Jeongin, sacando al mayor de sus pensamientos.
―Mañana tienes clase, querido ―balbucea Changbin, recargándose en el cabecero de la silla.
―Sí, pero... podría levantarme más temprano para ir a buscar mis cosas a mi casa. Queda de camino a la escuela ―muerde sus labios, esperando una afirmativa del mayor.
Changbin se veía tan cansado que Jeongin quería quedarse toda la noche ahí, cuidando del bebé y de su novio. Aun si eso le quitaba horas de sueño, valía la pena.
―Está bien ―ríe Changbin, haciendo su voz más aguda―. Llamaré a tus padres.
Cuando dormían, y el pequeño Changbin recargaba la cabeza en el pecho de Jeongin mientras este peinaba su cabello, este tenía la vista fija en la cuna a un lado.
Las grandes ojeras de Jeongin que cargaba hace días, apenas podían ser cubiertas con aquel maquillaje tan simple que llevaba encima.
―¿Cómo puedes tener buenas notas luciendo así? ―pregunta su amigo Jisung, tratando de tomar su rostro para levantarlo.
―Eso, tienes un novio que tiene un bebé... pasas todas las noches con ellos y aun así tienes notas excelentes, además de un trabajo de medio tiempo.
Jeongin recarga su cabeza encima de sus manos y posa la vista en Felix cuando este habla, una sonrisa se asoma en su rostro al recordar a su pequeña familia (no oficial). Sus dos mejores amigos parecen preocupados por su salud.
―Quiero ser alguien en la vida para poder tener un buen sueldo, y así darles una vida llena de comodidades a mis dos pequeños bebés.
―¿D... Dos bebés? ―Felix casi se atraganta con sus papas.
―El otro bebé es Changbin ―dice Jeongin rodando los ojos―. Cuando termine la escuela le pediré matrimonio a Changbin, ya tengo todo planeado, además estoy junto a ellos desde que Jinnie nació, exactamente un año y seis meses. Ellos vivirán conmigo en una casa más amplia que compraré con mis ahorros (y algo de ayuda de mis padres) en la ciudad que Changbin elija, cuando Hyunjin cumpla tres o quizás cuatro años, Changbin se embarazará de nuevo. Obviamente vamos a pensarlo mejor entre los dos, pero esa es como mi proyección.
―¿Planeas tener un hijo a los... veintiuno?
Aquella pregunta toma al menor completamente desprevenido, y Jisung parece notarlo.
―Felix, amor, nuestro Innie ya es papá ―dice, dándole un golpe a Felix en el pecho, y luego se dirige a Jeongin nuevamente―. Estoy muy orgulloso de ti, bebé ―comenta Jisung en tono agudo, fingiendo un llanto sin consuelo.
Aquello, calentó el pecho y las mejillas de Jeongin.
―¿Podemos tener un hijo a los veintiuno? ―Jisung pregunta un rato después, en un murmullo que ambos oyen.
―¿Q... Qué?
―Ya sabes, para que el bebé de Innie tenga un amiguito de su misma edad.
Jeongin, Felix y Jisung continuaron hablando acerca de sus posibles planes del futuro. La promesa de la llegada de un bebé alegrando el pequeño corazón de los tres.
Jeongin deja su mochila en el sofá de la casa de Changbin, buscando con la vista a los dos pequeños en toda la sala y sin resultados positivos. En silencio sube las escaleras dirigiéndose directamente a la habitación del mayor, al entrar a ella, la imagen más tierna del mundo le recibe sin ningún tipo de anestesia.
Changbin está usando un pijama de dinosaurio color rosa, hecho una bolita en la cama mientras que justo junto a él, está Hyunjin completamente desnudo, apenas cubierto por una sábana blanca, con la boca abierta y las manitas a cada lado de su cabeza.
Changbin cayó dormido con la mamadera en su mano y el bebé aún tenía leche en las comisuras de la boca.
Con cuidado, Jeongin movió a Changbin para despertarlo.
―Mmm, ¿qué...? ―Changbin pasa la mano por su rostro, limpiando la saliva que se había escurrido de su boca―. Ya llegaste... Bienvenido, pequeño.
―Hola... ―murmura Jeongin, dándole un beso al mayor―. ¿Qué tienes ahí?
Jeongin nota que varios botones del pijama no están prendidos, y una pequeña mancha roja se asoma por la abertura, preocupándole.
―Oh, es esmalte de uñas ―ríe Changbin despacio―. Quiero que Hyunjin vaya dejando el pecho.
―Así que es eso.
Jeongin toma la mano del mayor y le arrastra fuera de la cama.
―Vamos a comer algo abajo mientras Jinnie duerme. ¿Hace mucho que se durmieron?
Changbin revisa la hora de su reloj y niega, siguiendo al menor escaleras abajo.
El mayor tiene el rostro cansado, y siquiera una sonrisa se asoma en su rostro cuando Jeongin pone un plato de pasteles dulces frente a él junto a una tasa de leche.
―Jeong... ―Changbin no sabe cómo comenzar―. Se acercan tus exámenes finales y eso ―balbucea―, tienes que dejar de trabajar. Sé que lo haces por mí, me lo dijo tu madre, así que no intentes negarlo. Tienes que concentrarte en la escuela, Jinnie y yo no podemos ser una carga para ti ahora.
Jeongin se congela, deja la tasa a un lado y suspira.
―No te preocupes ―murmura, apoyando la mano encima de la ajena que era extremadamente más pequeña que la suya―. Puedo con todo esto, ¿bien? Jamás serán una carga para mí...
―Jeongin, tienes dieciocho años... No estás seguro de nada. No dejes que nosotros afectemos tu futuro.
―No digas algo como eso ―dice Jeongin con frustración, de repente llenándose de lágrimas―. Soy inteligente, puedo estudiar y trabajar y cuidarlos al mismo tiempo. Y, y, no... no digas eso de nuevo.
Changbin sonríe apenas, parpadeando rápidamente para que las lágrimas no le traicionen como a Jeongin.
―Sé que puedes, lo siento ―murmura―. Ven aquí.
Jeongin recarga la cabeza en el hombro de su novio, pronto ambos se dirigen al sofá tomados de las manos.
―Tienes razón, ¿sí? Tú puedes ―consuela Changbin, limpiando las lágrimas del rostro ajeno y dejando repetidos besos en los labios más gruesos.
Jeongin se separa un poco, luego de un rato, y se dirige a la mochila, hurga en ella hasta encontrar una pequeña caja de terciopelo azul.
―Iba a esperar hasta la graduación ―ríe, sorbiendo los mocos―. Pero al diablo.
Los ojos fijos y aterrados de Changbin se posan en la cajita que el menor sostiene en sus manos.
―No mires así, no es el fin del mundo ―gruñe Jeongin, pinchándole el pecho con un dedo―. C... Cásate conmigo.
Las lágrimas que antes retuvo, comenzaron a brotar de los ojos pequeños de Changbin como cascadas.
―No aprietes ahí... ―Changbin quita la mano del menor, que masajeaba su pecho izquierdo.
―Todavía tienes esmalte aquí ―ríe Jeongin despacio, lamiendo un pezón del mayor donde una pequeña gota de leche se escurría―. ¿Sabes qué ocurrió hoy?
Los ojos de Jeongin no se apartan de la mano de Changbin, donde el anillo descansa, por un largo rato.
―¿Qué? ―pregunta, como si la charla casual que estaban teniendo no era mientras estaba montando al menor sobre su sofá.
―Jisung y Lix creyeron que íbamos a tener otro bebé ―suelta, riendo más fuerte cuando Changbin se detiene abruptamente.
―¿Y eso por qué?
―Porque dije “mis dos pequeños bebés”. Tú eres mi bebé grande, y Hyunjin es mi bebé pequeño. Entonces, por lógica, tengo dos bebés. Aunque en el futuro, aprecio que Hyunjin será mucho más alto que tú. Entonces, serás el bebé pequeño.
Changbin comienza a reír ante el tono elocuente, elegante y pedante del menor.
―¿Hyunjin es tu bebé? ―pregunta mordiéndose el labio inferior―. Me recuerda a cuando te llamó “papá” por primera vez. Casi moriste ese día, debí haberlo grabado.
―¿Cómo no morir de amor? Me llamó papá... Soy su papá.
―Claro que sí, cariño ―susurra Changbin, pegándose más a él―. Somos sus papás.
Sáb., 3 de agosto 2019
No sé qué es esto jejox
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