¡T R A C K : CUARENTA Y CUATRO!

JEONG SUNG────── jisung no es un hada, aunque jeongin así le diga; él tiene una varita y pocos conocimientos sobre pócimas de amor.
Parte 2

―¿Por qué no quieres decirme dónde está?

Jeongin estaba muy arrepentido de lo que le había dicho a Jisung, se había metido con sus inseguridades y eso era horrible. Ni siquiera él era tan malo, o eso creía.

―Te dije que no lo sé.

―No te creo.

―Puedes creerme o no. No me importa. ―Minho estaba al tanto de la discusión que Jeongin y su hermano habían tenido la última vez, y, aunque en parte entendía a Jeongin, le hervía la sangre que Jisung hubiera salido tan herido.

―Por favor, lo he buscado en todas partes. ―Jeongin soltó un sollozo y mordió sus labios con fuerza.

Jeongin buscó a Jisung en todos los sitios que conocía y hasta los que no, hasta se metió a la biblioteca secreta de los magos sin permiso: cuando lo descubrieron, dijo que estaba ahí con Minho y casi se desmaya cuando el mayor apareció a su lado como si lo hubiera invocado. Claramente Minho estaba al tanto de su búsqueda, pero Jeongin comenzaba a creer que el mayor decía la verdad en cuanto al paradero de su mejor amigo.

Nadie sabía dónde estaba Jisung.

―Huh. Está bien, no llores.

¿Qué?

Jeongin frotó las lágrimas acumuladas en sus ojos y miró a Minho con esperanza.

―Ven a casa.

Jeongin asintió aturdido y Minho bufó divertido. Ambos salieron de la biblioteca de los magos y se dirigieron al auto del mayor.

(...)

Jeongin no lo podía creer.

¡Jisung siempre estuvo en casa!

Habían pasado dos días y... No es que Jeongin no lo hubiera buscado allí, es allí donde él estaba cuando Jisung se fue, por lo que buscarlo ahí sería su última idea.

Jisung tenía un pijama azul desarreglado y xl, su cabello estaba peinado hacia atrás y tenía la cara más hinchada del mundo, prueba de que había estado llorando con anterioridad.

―Hola...

―Hm...

Ambos estaban en silencio, Minho los dejó solos y Jeongin sintió que era más incómodo sin la presencia del mayor.

―Respecto a lo que pasó antes... ―Jisung puso ambas manos en sus cachetes y desvió la mirada de Jeongin―. Lo lamento.

Jeongin se quedó mudo. Se suponía que él debía pedir disculpas, pero las aceptaba. Asintió y juntó ambas manos entre sí, frotándolas con nerviosismo.

―Yo lo siento... Me metí contigo y lo que más te dolía y lo siento muchísimo... No quise herirte, hada. ―Jeongin suspiró―. Eres muy especial para mí... fui manejado por la ira, no pienso nada de lo que te dije. ¿Lo sabes?

Jisung asintió lentamente. Otra vez hubo silencio.

―Hay una cosa... ―Jisung juntó sus dedos entre sí y volvió a desviar la mirada―. En realidad, ¿quieres saber por qué la pócima te afectó tanto?

Jisung trató de olvidar cada mala palabra que había salido de los labios de Jeongin cuando leyó la letra chica de la pócima que había hecho. Por más que se sintió herido, evitó pensar demasiado en ello y simplemente lo dejó ir.

―¿Hay una razón?

Jisung tenía las mejillas rojas.

―Hay una razón, pero no sé si quieras saberlo...

Jeongin jadeó cuando sintió los músculos de sus hombros tan tensos y se sacudió como un gusano. Miró las mejillas rojas de Jisung y asintió nuevamente.

―Ven.

Jeongin se acercó a Jisung y el mayor buscó el libro de las pócimas, lo puso sobre su escritorio y buscó la página.

“Esta pócima sólo será eficaz cuando profundos sentimientos hayan...”

(...)

Jeongin claramente ya no estaba molesto. Y Jisung volvió a la normalidad después de ese día, pero ninguno de los dos volvió a hablar del tema.

―Hada...

Jisung miró la sonrisa cuadrada de Jeongin y sus mejillas se sonrojaron.

Oh, eso es nuevo. Pensó Jeongin.

Jisung se sonrojaba con facilidad, pero nunca por causa de Jeongin, eso era seguro. O al menos lo era hasta este día.

―¿Por qué seguimos aquí? Changbin ya se fue.

No habían hablado sobre sentimientos, ya que eran mejores amigos.

―No estábamos aquí por él de todas formas...

―Ah, ¿no?

―No, me gusta este lugar. ―Eso era cierto―. Pero podemos irnos si quieres.

Todo era tan lento y raro desde ese día. Jeongin podía sentir que se estaba derritiendo como un trozo de vidrio mal cortado.

―No, está bien.

(...)

Jisung se lanzó sobre su cama y Minho bufó divertido, era la tercera vez que lo veía hacer eso.

―Vas a romper tu cama ―advirtió dándole la espalda nuevamente.

―Minho hyung, siento mariposas en el estómago.

―¿Estás tratando de asesinarlas? ―Comentó distraído.

―Sí. Las cosas con Jeonginnie son tan raras.

―¿Raras cómo?

―Ambos sabemos que siente cosas por mí.

―Ajá.

―Pero ninguno ha hecho nada.

―¿Y hay algo que hacer? No es necesario que sean novios ¿o no?

Jisung suspiró. ¿Era necesario?

Nunca había pensado en Jeongin como un amante. Era su mejor amigo, su compañero de travesuras.

―No. No es necesario.

Pero Jisung sentía cosas por Jeongin también, no sabía exactamente qué, pero estaba ahí, picando como un insecto. Tenía que rascarlo.

(...)

Jisung se puso un pijamas.

Estaban en la terraza, en los sillones, bajo la media sombra, comiendo un postre delicioso que Jisung preparó. Jeongin se había acomodado bien cerquita, apoyando su hombro con el ajeno. Era lo más cerca que habían estado desde la discusión.

―Hadita. Voy a decirte algo... Desde que nos reconciliamos hemos estado tan raros y eso comienza a ser... raro. No me gusta.

―Tienes razón.

―Somos demasiado tontos para hacer esto fácil y rápido, ¿verdad?

―Fácil y rápido como tú y yo besándonos ¿o cómo?

―¡Sí! Quiero decir... ―Jeongin suspiró y se separó unos centímetros―. Quiero besarte, pero no como cuando estaba bajo la pócima.

―Tiene sentido, estabas atontado.

―Mucho.

―Sí...

Otra vez silencio.

―Lo ¿Lo intentamos? ―Preguntó Jisung cuando la sombra bajo los ojos de Jeongin desapareció.

―¿Y si se pone más raro?

―Entonces nos borraré la memoria la última media hora. ―Jisung levantó su varita mágica.

Hubo un corto silencio antea de que Jeongin asintiera con la cabeza.

02072023

Juliooooo arranca fuerte. Ahre

Hola, tanto tiempooo

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top