Capítulo 3: Cinderella
- ¿Sí? -Se devolvió a mirarme con una diminuta sonrisa, dejando a la vista sus preciosos colmillos.
-Gracias -murmuré y le devolví la sonrisa. ¡Tenía que agradecerle por todo esto!
- ¿Por qué? -preguntó y levantó la ceja con interés.
¡Me da algo cada vez que hace eso! ¡Y lo conozco hace una hora!
-Por invitarme a salir -me sonrojé y agaché la cabeza-. Y por escucharme, más que todo.
-Fue un placer -dijo con acento elegante y me fue imposible no soltar una carcajada-. Descansa, Liss -musitó sonriente y se fue.
Tengo la mente en blanco. Me tiré de bruces a mi cama y me eché a reír de la felicidad y la sorpresa. ¿Qué diablos acaba de pasar?
"Tengo amigos nuevos, siento un cosquilleo cada que veo a George levantar su ceja, le lloré mis problemas sociales y justamente tengo una cita con él mañana, dónde probablemente él hará ese gesto muchas veces, haciendo que mi estómago se convierta en un terremoto de ocho grados".
Esperen... ¿Qué?
¿Hice amigos nuevos?
¿Cosquilleo?
¿Cita? ¿Con George?
¡¿Tengo una cita con George Harrison?!
Di un grito de sorpresa, que luego pasó a ser de emoción. Inicié a saltar por toda mi habitación de la emoción. Al fin... tengo una cita. Tengo una cita y no es un sueño... ¡Tengo una cita con un chico en serio! ¡La primera cita de mi vida! Esto no puede ser verdad, esto no parece verdad. ¡Es demasiado bueno para ser verdad! ¡Estoy siendo social!
Toma eso, Brian. Toma eso, Jane. ¡Tomen eso, gente! Lisa Epstein tiene una cita con alguien muy guapo, y no es una broma de mal gusto.
- ¡Liss! ¿Estás bien? ¿Qué pasó? ¿Por qué gritaste así? -Mi hermano irrumpió en mi habitación, inundándola con un tono de voz preocupado. Qué no ha pasado, hermanito...
- ¡Brian! -Me lancé sobre él con emoción-. ¡Estoy muy feliz! ¡Muy feliz! ¡Adivina qué me acaba de pasar! ¡Adivina, adivina!
-No sé... ¿Qué pudo haber pasado para que me asustaras de tal manera? -Inquirió antipático mientras me sostenía por la cintura. No entendía mucho lo que acontecía.
- ¡George me invitó a salir mañana! ¡Tengo una cita con él! -dije, o más bien grité, con un brillo alegre en los ojos, mientras lo abrazaba con fuerza.
- ¿Qué? -Preguntó incrédulo y se separó de mí de inmediato. Tenía la mandíbula en el suelo de la impresión.
¿Celos, hermanito?
Acostúmbrate...
- ¡Sí! ¿No es grandioso? -sonreí a más no poder. Mi sonrisa se desvaneció al ver que mi hermano no se alegraba tanto cómo yo-. ¿Qué ocurre, hermano? ¿No te alegra qué tenga mi primera cita? -Pregunté desanimada. ¡No me arruines la emoción, Epstein!
Esto era algo muy importante para mí, ¿Por qué Brian no se alegraba con la noticia? ¡Iba a tener mi primera cita! ¡Esto es significativo en mi proceso de convertirme en una chica social!
-No... Claro que me alegra... Sólo que...
-Sólo que... -tomé su mano y nos sentamos en mi cama. Él tomó una bocanada de aire para comenzar a hablar.
- ¿De verdad mi hermanita, mi Lissie, mi pequeñita, tendrá al fin una cita con un hombre? ¿Tan pronto? -murmuró con un dejo de nostalgia en sus palabras. Se había ablandado mi ya blando corazón ante mis palabras. Sonreí con pesar ante sus celos y su nostalgia.
-Ay, Brian... -lo rodeé con mis brazos. Una lágrima se deslizó por mi mejilla-. No tienes que sentir celos, sabes que tú siempre serás el primer y único hombre en mi corazón -lo alenté.
-No es eso, Lissi. Es que... Me sorprende ver cómo el tiempo pasa tan pronto. Pareciera que fuese ayer que eras la niña con la que jugaba a la pelota, a la que invitaba a helado de mandarina y limón, a la que le regalaba revistas científicas... -murmuró con un hilo de voz.
Lo que mucha gente llama la charla del "crecen tan rápido", me estaba tocando a mí, en vivo en y en directo. Y no me parece insulsa o aburrida, me parece tierna y compresible. Brian me quiere mucho, muchísimo. Y no me molesta que lo demuestre de esa manera, como a mucha gente que conozco.
Tampoco me quejo, yo en su lugar también estaría celosa de que mi hermano tuviera una cita...
-Brian... -sollocé. Escucharlo hablar de esa manera me hizo escurrir algunas lágrimas-. Así es el tiempo. No respeta los momentos ni a las personas, sólo... pasa.
-Lo sé -respondió con un nudo en la garganta-. Y es lo que más me duele, que no puedo devolver el tiempo y revivir esos momentos...
-Puedes revivirlos, todas las veces que quieras -me separé de él y lo miré a los ojos-. En tu mente. Los recuerdos son más valiosos que los momentos, porque el momento es efímero y corto, en cambio el recuerdo dura para siempre.
-Tienes... tienes mucha razón, hermanita -volvió a abrazarme-. Tengo a la hermana más inteligente del mundo.
-Exageras -reí y cerré los ojos con fuerza.
Nos mantuvimos un rato así, en silencio y abrazados junto con una orquesta de sollozos de fondo. Guardé este momento en mi memoria. Cada vez que me sienta deprimida, reviviré en mi memoria este abrazo para sentirme mejor. Saber que... No estoy sola...
Brian se separó de mí con cuidado y limpió mis mejillas. Sonreí levemente e hice su mismo gesto.
- ¿Entonces si puedo salir con George? Por favor... -hice un puchero con ternura y él se echó a reír.
- A ver, señorita Epstein, ¿Por qué tanto interés en el señor Harrison? -Inquirió mientras subía y alzaba las cejas.
- ¡Brian! -Lo regañé y le estampé mi puño contra su antebrazo. Fue inevitable ponerme colorada-. Me pareció una persona interesante, ¿Bien? Además, me dijo que me invitaría a un helado. ¡No puedo negar un helado! -Reí, intentando ocultar mis verdaderas intenciones.
Podía mentirle a las avellanas encantadoras de Paul, o a los océanos del fastidioso de Pete. Pero no al oscuro de los ojos de mi hermano...
O de George...
Brian no despegaba la vista de mis ojos, lo que me colocaba nerviosa y me delataba de una manera notoria: Sangre en las mejillas. ¡Demonios! ¡Me atrapó!
- ¡Sí, me pareció guapo! ¿Contento? -Berreé exasperada después de un minuto. Cubrí mi rostro con una de las almohadas de mi cama y esbocé una sonrisita tonta. Me torné más colorada de lo que ya estaba, si eso era posible, claro.
No tiene nada de malo admitir que alguien era guapo, ¿Verdad?
- ¡Lo sabía! -Gritó con una carcajada diabólica. Me arrebató mi almohada, dejando mi rostro al descubierto-. Algún día iba a funcionar, sabía que algún día ibas a caer, Erin. ¡Sólo era cuestión de buscar a la persona adecuada!
-Ya lograste que tuviera una cita, ¿Algo más que quieras hacer por mí? -Pregunté con las cejas enarcadas.
-Verte graduada -sonrió levemente. Suspiré y me recosté en mi cama.
-Y con honores hermanito -reí. Recordé algo que me había dicho Brian hace un rato, así que decidí preguntarle-. Oye, ¿No tenías noticias que darme?
Brian se quedó callado, mientras una sonrisita burlona se bosquejaba en su rostro.
- ¿Bri?
-En verdad eran dos cosas, pero me temo que te las diré mañana. Descansa, Liss -se levantó de mi cama con disposición a retirarse. Mi primer arranque fue tirar de la manga del traje negro que traía, provocando que cayera de nuevo en mi cama.
¡Es un maldito! ¿Cómo cree qué va a dejarme con la intriga? ¡Jamás! No podría dormir hasta saber qué tenía que decirme.
-Epstein -lo miré con los ojos entrecerrados-. Dime, por favor. No me obligues a usar la fuerza -amenacé, intentando parecer ruda.
- ¿La fuerza? -befó con una risita maliciosa. Habéis desatado mi furia con vuestra cuestión, querido hermano-. ¿Cuál fuerza?
-Esta fuerza -me arrojé encima de él y comencé a hacerle cosquillas por todo su torso, a lo que él se retorcía como un pez fuera del agua, mientras yo disfrutaba de mi extorsión.
-Es... Está bien. Te... te lo diré... Pero... Pero suéltame, por... por favor -gimió con la voz entrecortada de la risa.
-Está bien -carcajeé y paré de hacerle cosquillas, aunque era muy divertido ver cómo sufría-. ¿Te agradaron los chicos? -inquirió mientras retiraba una lágrima con su dedo índice.
-Sí -sobre todo George-. Además, me voy a casar con John -reí-. ¿Por qué?
-Pues... He estado viéndolos en el escenario, sus toques, a los que mi hermanita siempre me acompaña -murmuró con ironía. Coloqué los ojos en blanco y solté una risita-. Y pues... Me parecen que tienen mucho talento que no explotan, y el cual yo podría explotar de una buena manera. Así que les he hecho la propuesta de que los represente. No sé mucho de esto de ser mánanger, pero será increíble -exclamó lleno de emoción.
Sonreí ampliamente y lo rodeé con mis brazos. ¡Era una gran noticia! ¡Si mi hermano conseguía trabajo, conseguiría dinero y no tendría que desgastarse en esa tienda de discos! Tal vez tengamos que mudarnos a Londres... Y eso significa que estaría más cerca de mi universidad. Tal vez no tendría que trabajar tanto para sostenerme, puesto que todo estaría fácilmente a mi alcance... ¡Es realmente maravilloso! ¡Es una de las mejores cosas que nos pudo haber pasado en este momento!
Este día no puede mejorar...
- ¡Brian! -Le felicité con una voz llena de gozo-. ¡Qué buena noticia! Si ellos aceptan, esto te vendrá muy bien. Ya no tendrás que trabajar en la tienda, tal vez nos vayamos a vivir la Londres y yo no tenga que trabajar tanto, ¡Es grata la noticia! -Lo animé.
- ¿Trabajar? ¿Tú? -Preguntó con voz incrédula y se separó de mí-. Eso ni de chiste, Erin. Tú estudias, el resto corre por mi cuenta. No quiero que te preocupes por el dinero, de eso me haré cargo yo. Y eso no tiene discusión -sentenció.
- ¿Te has vuelto loco? ¡No! No quiero vivir como una persona inservible subsistiendo de tu trabajo, eso sí que no -lo regañé.
- ¡Que no vas a trabajar!
- ¡Que sí!
- ¡Que no!
- ¡Que sí!
***
Y después de lo que pareció una eternidad, Brian me convenció de que no debía trabajar, sino que debía dedicarme absolutamente a mis estudios. Tal vez tenía razón, trabajar y tocar el violín no es... Una muy buena combinación para una chica de diecisiete años.
Esperen, ¿Brian no tenía otra noticia que darme?
-Oye, insecto -le llamé y reí-. ¿No tenías otra noticia que darme?
-Es una sorpresa -expresó con voz alegre-. ¡Pero no te la puedo dar hoy! Tendrás que esperar hasta mañana, Liss -se lamentó.
- ¿Por qué no? -hice un puchero. Estiré sus cachetes en un intento de convencerlo-. Por favoooor, ¿Sí?
-Lo siento, Liss -sonrió y tomó mis manos-. Pero no puedo hacerlo, ¿No puedes esperar hasta mañana para ver mi sorpresa? -rió.
-No -respondí y coloqué los ojos en blanco. Suspiré-. Ya, me amargaste la noche. Adiós, adiós. Shu, shu -le puse de pie, y lo despedí de mi cuarto.
- ¿Desde cuándo mi hermanita se volvió tan violenta? -Befó y yo solté una risita-. Te quiero, Liss. Dulces sueños -besó mi frente y se marchó.
Me recliné en mi puerta y esbocé una sonrisa. Este ha sido un gran día.
Hagamos un repaso de lo que pasó hoy: Pasé a la universidad, tengo tres amigos nuevos (Pete no cuenta), vi a Júpiter y lo fotografié por mi telescopio, tengo una cita con un chico guapísimo y mi hermano tiene oportunidad de empleo. ¡Este día ha sido el mejor en mucho tiempo! Hace mucho no tenía tanta acción junta... ¿A qué se deberá?
-Esto es... demasiado extraño -suspiré. Me coloqué de pie y cambié de ropa por un pijama de bata de color verde, doblé mi ropa y la acomodé en el cesto de la ropa sucia con cuidado para después distender las mantas de mi cama y acobijarme con ellas. Solté un bostezo y miré la hora en mi despertador, ¡Las doce y diez de la madrugada!
Se supone que el hechizo de la cenicienta se acababa a las doce... ¿Por qué sigo con la oscuridad de sus ojos en mi mente entonces?
-----
Hola muchachones! Perdonen la demora :c Se me han presentado algunos inconvenientes últimamente y por eso me retrasé. Peeero acá está otro capítulo. Espero sea de su agrado :3
-Coco.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top