Día 4: Primera Cita [Bi-Han/Liu Kang]

Nota: Sí, aquí no postearé el día 3 puesto que es non-con así que no quiero que me banee la plataforma, pero está disponible en a o 3


*




 Liu Kang no podía creerlo. Simplemente...

Tomó aire un par de veces para regular su respiración e intentar relajarse.

—Déjame ver si entendí. ¿Me arreglaste una cita? ¡Sin siquiera avisarme!

Aún cuando se habían mudado a las cálidas playas de California, dejando de lado su tierra natal para poder estar en un ambiente que fuera más "permisivo" había costumbres que nunca los dejarían.

Las de su padre adoptivo como casamentero eran un claro ejemplo.

—Lo haces sonar como si fuera la peor cosa del mundo, solo es una cita, Liu Kang. No sé para qué haces tanto escándalo.

El hombre sonrió, algunas arrugas se marcaron en la comisura de sus ojos mientras estos se cerraban con el gesto.

—Sólo... argh- no estoy buscando pareja, Raiden.

Liu se pasó las manos por el rostro con algo de frustración. No tenía tiempo para esas cosas; de momento solo prefería enfocarse en el trabajo.

El joven tomó su portafolio y se marchó a su pequeño estudio para poder preparar sus cosas para el día siguiente.

**

—¡¿Qué hicieron qué?!— La voz del hermano mayor hizo estremecer al más chico de los tres, que bajó la cabeza un poco avergonzado.

—Vamos, es solo una cita. —Kuai Liang sonrió, justificando sus acciones y las de Tomas.

—Puedo tener una cita si así lo quisiera. Pero no quiero, dejen de meterse.

Bi-Han pellizcó el puente de su nariz, irritado, molesto por la intromisión de sus hermanos. Ya bastantes problemas tenía como para preocuparse por tener que salir con alguien.

—¡Bi-Han! Sirve de algo y sal a pagar el taxi... —La voz de su padre, llegando ebrio por cuarto día a la semana, dando trompicones para entrar a la casa.

Bi-Han parecía siempre enojado, cargando el peso de todo en sus hombros. Debía suplir a su padre, que no era más que un patético ebrio, así que alguien tenía que cubrir las cuentas y tener en orden las cosas del hogar; debía ser el hermano mayor que protegiera de ese par de tontos que tenía por hermanos y adoraba, cumplir con su empleo como instructor de artes marciales.

Eran demasiadas cosas, así que, para sus 25 años, Bi-Han aún no había tenido una cita.

Kuai Liang y Tomas ayudaron a su padre a llegar al dormitorio mientras el mayor de los hermanos salía a pagar el taxi que había traído al viejo de regreso.

—¿Con quien es la cita? —Murmuró Bi-Han por lo bajo, temiendo que su padre pudiera oírlos.

—El hijo del señor Raiden... —Kuai sonrió abiertamente.

Claro, desde que Kuai Liang trabajaba en la heladería, solo hablaba de lo amable que era el señor Raiden con él, y un chico; un tal Hanzo (Bi-Han aún tenía que ir al local para conocer a ese chico que visitaba a su hermano tan seguido).

—¿Así que el señor Raiden fue por helado y me consiguieron una cita?

Tomas asintió a la par que Kuai.

Bi-Han soltó un suspiro pesado. No tenía tiempo para esa clase de cosas, pero, ya que sus hermanos se habían tomado tantas molestias.

**

Bi-Han estaba sentado, con la mirada clavada en la mesa del restaurante sin saber qué más decir.

Había aprendido que Liu Kang era profesor de jardín de niños, que sabía artes marciales y que era hijo adoptivo.

Más importante; que su padre no trataría de matarlo por ser de "esa" manera. Que le atrajeran otros chicos.

El joven estaba incómodo al ya no saber qué más decir; de hecho, se sentía más como una entrevista de trabajo que una cita.

La comida estaba por terminarse y Bi-Han quería salir de ahí; solo... tenía que estar en casa antes de que su padre volviera. Ser el saco de boxeo del viejo antes de que pudiera alzarle la mano a sus hermanos menores.

Liu Kang tampoco parecía muy interesado, cualquier palabra después de las presentaciones, Bi-Han se las había sacado a tirabuzón.

Para sorpresa de Liu Kang, su cita fue quien pagó la cuenta de ambos, aún cuando le pidió ir a partes iguales.

—Te acompañaré a tomar un taxi.

Ofreció el chico, dejando a Kang confundido ¿para qué tantas molestias? Se había esforzado un poco en ser cortante con Bi-Han para evitar una segunda cita.

Era lo que menos necesitaba, él estaba bien así. Sin distracciones o preocupaciones... o haciendo todo para tratar de complacer a Raiden. Quería a su padre, pero a veces era agobiante.

—Puedo ir solo...

—Mi madre no aprobaría que deje a una cita volver por su cuenta.

Claro, la madre de Bi-Han había hablado de chicas en específico cuando le explicaba a su pequeño como debía portarse siempre. Aunque también había hablado de matrimonio, y con el poco interés de Liu Kang en el asunto, la idea de matrimonio era estúpida.

Liu Kang sonrió con la respuesta de Bi-Han y negó. Sonaba como todo un caballero, a pesar de la cara seria y sus modales de militar.

Quizá si... se olvidaba de que Raiden había arreglado la cita, podía permitirse bajar un poco la guardia ¿no?

—Entonces... si vas a escoltarme ¿podemos ir por un helado?

Kang ofreció, haciendo al otro alzar la vista con interés.

—¿De verdad?

El hombre tenía una mirada esperanzada. Liu Kang asintió. Quizá tenía oportunidad de arreglar esa primera cita.

Con suerte, conseguir una segunda... 

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