01

Ya habían pasado 6 meses desde que Jimin había decidido iniciar ir a terapia. Las sesiones en verdad lo habían estado ayudando demasiado por lo que ya no asistía tan seguido a ellas, estaba seguro que pronto dejaría de ir ya que las pesadillas dejaron de ser recurrentes aproximadamente hace 3 meses atrás y ahora ya no se presentaban mas, comenzaba a sintiéndose mejor consigo mismo, dejando de pensar en el pasado y no haciéndole caso a la voz de su cabeza, que irónicamente se escuchaba exactamente a la de su ex.

-Salgamos Mimi -un Tae emocionado entraba a la habitación del mayor dispuesto a sacar a su amigo a algún lado.

-Lo siento, Tae. Hoy no -negó mientras se encontraba hecho bolita en la cama mientras veía la tele.

-¿Qué pasa cariño? -se sentó a su lado recargando su cabeza sobre la espalda del otro.

-Solo... tu sabes que me hace anime a empezar a solicitar trabajo de nuevo, pero... -un pequeño sollozo se escucho.- siento que no es lo mismo, siento que el tenia razón y solo era un inútil con horrible apariencia que nunca aceptarían como modelo.

Y aunque de vez en cuando volvía a recaer como ahora, siempre se esforzaba por volver a salir adelante y todo volvía a estar mejorando. Siempre tomando todo a su paso y claro con la ayuda de su amigo y terapeuta, que de hecho este ultimo se había vuelto muy unido a el, cosa que dentro del sabia no era bueno y profesional, pero no le importaba, a el de hecho le agradaba.

-Luces precioso, JiMinnie -susurro Tae que después de su monologo de porque no debe de pensar así, para al final lanzarse a la cama de la recámara que Jimin ya había proclamado como suya para poder abrazarlo, ambos riendo cuando gracias a la fuerza con la que se había lanzado sobre el habían caído de la cama.

El peli rubio se separo y se volteo a ver al espejo que estaba frente a su cama que era donde habían caído, con una pequeña sonrisa creciendo se observo satisfecho de cómo se veía con ese pantalón de piel entallado que se amoldaban a sus piernas y esa camisa ancha pero un tanto transparente que hacía ver marcada su figura con la luz.

Después de que Tae estuviera rogándole al menor por toda la semana que salieran juntos por que hace mucho no lo hacían, por fin había aceptado acompañarlo a salir a bailar y beber a un Bar como en los viejos tiempos, así que diciendo que no podía retractarse a minutos de salir se levanto y acomodo su cabello dándole un sentido rápidamente a su amigo que iban a ir.

»Vas a ver que nos vamos a divertir mucho -aplaudió emocionado-. Vamos a bailar toda la noche, beber hasta emborracharnos y tal vez coquetear con uno que otro chico -rio divertido mientras se levantaba para ayudarle a terminar de arreglarse.

Tae en verdad estaba contento en cómo su amigo estaba mejorando, desde hace un par de semanas Jimin había estado sonriendo mucho y no pudo perder la oportunidad de volver a intentar salir a divertirse con él.

-Tae.. -susurre al escuchar lo último- te dije que no iría solo a buscar chicos y espero no me abandones por cualquiera -lo miro achicando sus ojos de forma recriminatoria.

-Esta bien, esta bien -alzo las manos en son de paz- pero no prometo nada -rio-. Aparte estos días haz estado muy contento, capaz seas tú quien termina abandonándome -Alzo las cejas coqueto sacándole un sonrojo a su amigo al recordar el por que su felicidad estas últimas semanas.

El sonrojo no tardo en aparecer en sus majillas al recordar aquellos encuentros que había tenido dejándolo tan sonriente estos días. 

Se había comenzado a sentir mal por haber llegado a invadir la casa de su amigo. Aunque a Tae no le importaba, ya que el dinero no era un problema para él al tener un excelente empleo, para el alivio de su amigo había aceptado que Jimin se encargaría de ir al supermercado e haría la comida para ambos en lo que terminaba sus terapias y seguiría una empresa en la que le dieran empleo.

Por lo que Jimin se encontró en el supermercado comprando lo necesario para la comida. Estaba paseándose por el pasillo d onde se encontraban la s jalea s , tratando de buscar una manera de alcanzar aquella que tanto les gustaba a él y Tae de un estante muy alto para el. Sin más remedio, y con mucha vergüenza, se fijó que nadie más estaría rondando por ese pasillo y al comprobar que este estaba completamente desierto y sin un alma chismosa, comenzó a dar pequeños saltitos tratando de alcanzarla.

Y cuando sus dedos estaban a punto de rozarla, otra mano la tomó bajándola y entregándosela. Con las mejillas y orejas completamente rojas se giró para agradecerle a su salvador.

-M-muchas gracias, en verdad no alcanzaba -susurró y al ver de quien se trataba el rojo de sus mejillas se volvió más intenso.

Con su mirada recorrió desde los pies a la cabeza, admirando ese cuerpo perfecto que  se veía tan atractivo  con los trajes con los que lo veía siempre y ahora con esa ropa casual que se le veía igual de bien.

-Creo que lo note, pequeño -soltó una pequeña risa-. ¿Cómo has estado, Park?

-Y-yo.. bien -susurro y soltó una pequeña risa-. Que vergüenza, Doctor Min.

-No es nada, solo ten cuidado -acarició su cabello con suavidad cruzando miradas por unos segundos hasta que se alejó para marcharse pero a mitad del pasillo se giró para volver a hablar-. Y por favor, fuera del consultorio puedes decirme solo Yoongi o Hyung  -hablo dedicándole una hermosa sonrisa.

Dejando a un Jimin, muy sonrojado y deslumbrado por esa encantadora sonrisa, en medio del pasillo abrazando ese frasco de jalea.

Y como esos más encuentros casuales llenos de la amabilidad y coquetería del mayor vinieron, siempre dejando a un muy sonrojado Jimin, regresar feliz a casa con un sentimiento nuevo y sin contar aquellos mensajes que recibía todos los días de esa misma persona los cuales el se decía si mismo que era parte de la terapia para poder aprender a aceptarse pero sus "Hoy te veías realmente lindo" o "Tu sonrisa es tan cautivadora" solo hacían acelerar su bobo corazón.

Un chillido de parte de Tae se escuchó cuando una almohada fue lanzada directo a su rostro por obra del mayor, sacándole una gran carcajada a este al ver su ceño fruncido y su sonrojo.

Dejo de reír cuando un mensaje llegó a su celular, pero al ver de quien se trataba y lo que decía solo hizo ensanchar su sonrisa.

/Dr. yoonie /

/Este sábado será una de nuestras últimas sesiones. Felicidades Jimin/

/Recuerda que eres lo más lindo y te mereces todo, por que tu lo eres todo/


...


Ambos ya estaban dentro del bar sentados en los bancos que estaban en la barra, platicando entre gritos y risas al no poder escucharse bien por el volumen tan alto de la música. Comenzaron a beber para iniciar y después de unas cuantas cervezas ambos decidieron pararse a bailar, si es que podrían decirse "decidieron" a como Tae había arrastrado a Jimin a la pista de baile cuando sonó la canción favorita de ambos, haciéndole imposible a Jimin negarse y dejarse llevar por su mejor amigo.

Ambos estaban pegados frente a frente, moviendo sus cuerpos al ritmo de la música, atrayendo las miradas tanto de chicas como chicos a los que claramente ninguno de los dos les prestaba atención, o eso creía Jimin, hasta que uno de los tantos chicos, se había armado de valor y se acercaba a su amigo para invitarlo a bailar, Tae se negó al inicio no queriendo dejarlo de lado, pero al ver que este no dejaba de insistir y  notar en la mirada de su amigo las ganas de aceptar bailar con el lo animo a aceptar bailar con aquel chico dejándole mas que claro que la verdad desde hace rato el también le había estado echando miradas coquetas al verlo sonreír un tanto coqueto y triunfal.

Jimin se quedó tratando de seguir bailando con ellos a su lado, pero al sentirse de mas ahí y viéndolo como seguia bailando muy feliz con aquel chico, decidió retirarse así que con una sonrisita divertida se giro dispuesto a caminar de vuelta a la barra para poder seguir bebiendo en lo que su amigo volvía, pero en ese momento chocó con alguien tirando la bebida que la otra persona traía en su mano sobre las camisas de ambos.

-Dios, lo siento tanto -soltó avergonzado y cuando alzo la mirada se topo con la mirada de alguien conocido-. ¿Doctor Min? -susurro sorprendido de encontrar a ese apuesto y elegante hombre ahí.

-¿Jimin? -dijo después de salir del pequeño asombro, sonriendo con esa coquetería tan singular suya- que sorpresa encontrarte por aquí.

-Lo se, yo... quise disfrutar un poco, hace mucho no lo hacía, y bueno usted me ha dicho que lo haga también, Doctor Min, así que hoy decidí animarme a venir y divertirme un rato -sonrío leve.

-Por favor, Jimin. Creí haberte pedido que solo me llamaras Yoongi fuera de las sesiones. Ahora que ya están por terminar ¿Podemos ser amigos, no? -el menor asintió tímidamente sacándole una sonrisa más amplia al doctor.- ¿Vienes solo? -dijo viendo detrás suyo buscando alguna señal de que viniera con otra persona.

-No, vine con un amigo, pero justo ahora iba ir a la barra para beber un poco, ya que me abandonó -dije volteando a verlo, riendo al verlo besarse con el chico que lo había invitado a bailar.

-Muy bien, entonces ¿por qué no te invito una ronda de bebidas? -dijo mientras se acercaba a su oído para que lo escuchara mejor y colocando una mano en la espalda baja del otro para guiarlo a la barra cuando recibió un sonrojado asentimiento del otro.

Las piernas del menor temblaron al sentir una pequeña electricidad recorrer su cuerpo cuando el más alto lo toco, pero no tomándole importancia y con un gran sonrojo pintando sus mejillas se dejó guiar por el otro. Ambos se sentaron en los bancos y comenzaron a platicar.

Al principio fue algo un tanto incómodo al no saber que decir pero poco a poco se fue perdiendo esa tensión haciendo amena la platica y creando más confianza en ellos. Empezando con un par de cervezas, que después se convirtió en botellas de licor, varias rondas de alcohol fueron yendo y viniendo, que fueron obviamente patrocinados por el bolsillo del mayor, haciendo que la compañía se convirtiera en una platica llena de risas provocadas por las anécdotas que ambos se contaban gracias a la confianza que el alcohol ingerido les había dado.

Poco a poco el alcohol junto con las miradas, risas coquetas y toques, para nada sutiles, hicieron acto de presencia y fueron poco a poco subiendo de nivel junto a su ebriedad.


...


No saben ni cómo llegaron ahí pero ambos se encontraban en el baño del bar con el peli rubio sentado sobre el lavabo mientras el doctor se encontraba entre sus piernas, besándose con brusquedad y pasión mientras el menor enredaban sus manos en su cabello y el otro acariciaba su cintura y movía sus caderas para rozarlas con la entrepierna del otro fingiendo embestidas.

El menor gimió al sentir la mano del otro adentrarse dentro de su camisa y acariciar desde su abdomen hasta sus pezones, donde los pellizco y acaricio con sus pulgares sacándole varios gemidos que fueron ahogados en la boca del otro.

Claramente el menor no se quedó atrás y bajo su mano hasta acariciar el miembro del otro por sobre sus pantalones sintiendo como el bulto iba creciendo cada vez más por sus caricias.

Jadeantes el mayor hizo que se separaran para poder desabrochar su pantalón y el del menor bajándolos junto a sus bóxer solo lo necesario para dejar a sus miembros salir. Volvió a besarlo juntando sus miembros y comenzando a masturbarlos a ambos con su mano, bombeando en un ritmo cambiante de rápido a lento que los hacía delirar a ambos de placer.

Bajando sus besos a su cuello aumentó el ritmo de su mano cuando sintió que la respiración del otro se cortaba indicando que pronto llegaría. El menor soltó un gemido alto arqueando su espalda cuando su miembro estalló llegando a su orgasmo, el menor volvió a soltar varios gemidos alto al sentir como el otro lo sobreestimulaba al no detenerse y aumentaba la velocidad de su mano buscando su liberación, ambos acabaron manchando la mano del mayor. Este los limpios y los ayudo a subir sus pantalones mientras se volvían a besar y con su respiración acelerada hablo.

-Espero poder repetir esto pronto -susurro el moreno mordiendo el labio inferior del otro entre el beso. Este jadeó y se acercó ansioso no pudiendo negarse a esa tentadora oferta, lo volvió a besar con desesperación, pero tuvieron que detenerse cuando toques en la puerta los hicieron separarse.- Creo que es mejor que salgamos de aquí -ambos soltaron una sonrisita cómplice mientras el mayor ayudaba a bajar al menor de el lavabo para después salir de ahí.

Con el pensamiento de que tal vez ninguno de los dos recordaría lo que había sucedido esa noche se dejaron llevar y siguieron bailando y besándose sin descaro en medio de la pista de baile lo que resto de la noche.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top