Capítulo 3.
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Pequeños dientes.
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Lazarus Pov.
Escucho el timbre y automáticamente siento que pierdo toda mi energía.
Ya me había acostumbrado a la idea de ser madre soltera. Estaba bien con eso y sinceramente lo prefería así.
Para ser sincera tenía la esperanza de que incluso si Nico llegaba a enterarse de la existencia de Blair no estaría ni remotamente interesando en ella.
Nunca había escuchado de un hombre que se hiciera responsable sin estar relacionado con la madre del bebé.
Obviamente me equivoqué.
Hoy es fin de semana
Lo que significa que es día de visita. Las últimas dos fines de semana me han llevado al límite, pero estoy muy dispuesta a hacer que esto funcione.
Dejo a Blair en su sillita para comer y camino a la puerta. Al abrirla tengo que alzar la cabeza para ver al hijo de Hades a los ojos. Sus orbes ónix me examinan y juzgan en silencio. Echo la cabeza hacia un lado buscando al Ex-pretor de la duodécima legión, y al no verlo allí, le cierro la puerta en la cara al embajador de Plutón.
Bueno. Al menos eso intenté, pero el pelinegro puso su pie entre la puerta y el marco. Evitando que pudiera cerrar la puerta correctamente. Maldición.
— Las visitas son con Jason Grace presente, si él no está.—Digo entre dientes tratando de empujar su pie fuera de la puerta, pero Nico es muy fuerte.— No hay visita.— Chillo.
— Jason está ocupado — Afirma con voz altanera haciéndome rabiar por su actitud de superioridad.
Dioses, su voz me eriza la piel.
— Eres un mentiroso.— Susurro en voz muy baja. Empujó la puerta con mi hombro, utilizando todo mi peso para cerrarla, pero es imposible.— Seguro le hiciste algo, mañoso.— Le acuso y él solo se ríe entre dientes.
— Me acusas equivocadamente.—Se defiende en voz alta, aunque yo trato de callarlo con un fuerte «Shssss…»—Monopolizar el tiempo con mi hija no es muy agradable de tu parte.— Solo puedo ver uno de sus ojos a través de la puerta entre abierta, pero sé que está disfrutando verme alterada.
— ¡Papá!
CARAJOS… Blair ya lo escucho.
Esa niña tiene un superoído, cada vez que escucha la puerta ella piensa que es hora de la visita y que su padre está allí para verla. Todo el tiempo. Así que cada que alguien toca el timbre, Blair enloquece y se pone extremadamente feliz con la idea de ver a su padre.
Una sonrisa se extiende en los labios de Nico y sus ojos se vuelven brillosos.
— ¿Me dejas pasar?— Pregunto Nico con un tono socarrón en su voz.
— …
Sé admitir cuando perdí. Abro la puerta y encuentro entra Blair se echa a llorar para que la tome en brazos.
En cuanto Nico la toma en brazos la pequeña manipuladora deja de llorar y sonríe complacida. Él me lanza esa mirada de suficiencia que me hace rodar los ojos en el acto. Es idiota.
Claro que el maldito necesita pasearse con ella en brazos para restregarme en la cara lo mucho que lo quiere.
En realidad esperaba que el hijo de Júpiter viniera hoy. Solía aprovechar estas visitas los fines de semana para hacerme cargo de diferentes cosas en la casa. Cuando estoy sola es difícil hacer los quehaceres del hogar.
Blair es una niña de mamá. Siempre quiere estar en mis brazos o tenerme a la vista, cuando no es así, empieza a gimotear para obtener mi atención.
Estoy un poco frustrada por ello.
Realmente esperaba tener tiempo para ir a la lavandería por qué había acumulado mucha ropa sucia durante las últimas semanas. Estoy retrasada. Tuve que pausar mis estudios por el embarazo y después por el parto.
Con mis clases no tengo tiempo para ir a la lavandería los días de semana.
Aun así, no quiero dejar a Nico solo con la bebé por qué no confío en él.
¿Qué tal si ocurre un accidente?
— ¿Estás de acuerdo en dar una caminata con Blair?— Preguntó.
Nico me miró extrañado.
— Está empezando a hacer frío, ¿Eso está bien?— Pregunto confuso, y me sorprendió un poco lo genuinamente preocupado que lucía por la bebé.
Es invierno y hace frío, aún no nieva, pero definitivamente el clima no es el mejor para una bebé de 5 meses.
— Estará bien.— Le aseguró.
Blair se veía superadorable con ese enorme abrigo y un gorro de lana. Se veía una más gordita y suave. Llevaba el cochecito lleno con dos sacos llenos de ropa sucia. El hijo de Hades llevaba a Blair en brazos fingiendo que podía volar durante todo el camino. Dioses.
Blair estaba encantada y estuvo riendo durante todo el camino a la lavandería. Atrajimos varias miradas curiosas y yo intenté bajar la cabeza.
Cuando llegamos a la lavandería empecé con la ropa de Blair por qué es mucho más delicada. Nico se sentó a mi lado con Blair, quien parecía un poco aturdida y confusa con nosotros compartiendo un mismo espacio. Ella trataba de ir conmigo y luego lo veía y regresaba con él, siguió haciendo esto durante unos veinte minutos.
Blair estaba tan confundida que me causó un poco de gracia.
— Ah… Mamá—Balbuceo. Blair estiró su brasito e intento jalar mi camisa.
Ella estaba balbuceando, luciendo totalmente alterada y aturdida.
— Tranquila.— Bese su manito, pero ella aún parecía intranquila.— No puedes ir de brazo en brazo.
Nico besó la frente de Blair, lo que llamo su atención y se distrajo con el collar plateado en su cuello.
Es solo un bebé, así que tiene un tiempo reducido de atención.
— ¿Cómo fue?— Pregunto Nico de la nada, llamando mi atención.
—¿A qué te refieres…?— Pregunto mirando como la ropa rueda en el interior de la lavadora. Calmada.
— El embarazo.— Agrega.
— Fue…— Si era completamente sincera, fue horrible, estaba muy cansada y esos meses son una especie de borrón en mi mente.
Todo mejoro cuando Blair nació y finalmente la tuve en mis brazos.
Obviamente, no quería decirle eso.
Es deprimente.
— Fue una experiencia.— Completo.
— Ah, entonces fue horrible…— Se sacude las palabras como si nada.
— No es así.— Intento defenderme.
— ¿Puedes jurar por la laguna Estigia que fue una buena experiencia?— Me cuestiono dejándome sin palabras.
Me salté una respiración.
—… No.— Admito finalmente.
— ¿Tienes alguna foto de cuando estabas embarazada?— Pregunta acariciando la espalda de Blair.
— No.— Respondo y no puedo evitar sentirme culpable y cohibida. Estuve muy mal en esa época, y tomar fotos de como crecía mi vientre cada día era impensable en ese momento.
Jugueteo con una de mis trenzas.
— Pero tengo fotos de Blair recién nacida.— Murmuro.— Así que…
Nico y yo mantuvimos una pequeña charla sobre como era Blair estando recién nacida, compartimos números por qué me pidió una foto de la bebé en sus primeros días de vida. Se burló un poco sobre como Blair parecía un mini tomate en ese tiempo y yo estuve de acuerdo con eso. Después de lavar tres cargas de ropa, volvimos a mi departamento caminando juntos.
Apenas llegamos al departamento Blair se puso irritable por qué tenía hambre y Nico insistió en alimentarla.
El extractor de leche y yo tenemos una especie de enemistad jurada. Al principio no podía extraer ni siquiera una onza completa de leche en treinta minutos y eso me frustraba mucho.
Ahora mi pequeño refrigerador no da abasto para la cantidad de leche que produzco por día. Me avergüenza un poco aceptarlo, pero es tanta que tuve que llamar al hospital para preguntar si había algún uso para ella. Sé que es un recurso especial y muchas madres no logra producir leche por distintos problemas de salud o dificultades.
Es un tema delicado.
Ahora es mi leche materna es la que alimenta a la mayoría de los bebés en el área neonatal en el hospital. Quería mantener mis “donaciones” secretas, pero estábamos en un pueblito y los secretos nunca se mantienen así.
Así que la mayoría de las madres que prefieren lo natural a la fórmula, pero no pueden alimentar a sus hijos por sí mismas, siguen enviando canastas de regalo/ comidas y cheques por mí… «Servicio» a la comunidad. Dioses.
Sé que no hago nada malo y en realidad es una buena acción.
Pero culpo totalmente a Nico por qué mis pechos sean un grifo abierto.
Mis senos se sienten pesados y ya ni siquiera puedo estar sin sujetador por qué mojo mis camisas. Lo odio.
La parte de arriba de mi pequeño congelador está lleno a reventar de bolsitas herméticas para la leche.
Solo tiene que sacar una bolsita del congelador y calentarla hasta que esté a temperatura ambiente, verterla en un biberón y dársela a nuestra hija.
Nico tomó a Blair en sus brazos y se sentó en el único sillón de mi estrecha sala. La bebé estiró sus manitas hacia la botella llena de leche tibia, parecía impaciente y su cara estaba roja. Nico sonrió apenas y sus ojos se suavizaron cuando Blair se prendió al biberón sin apartar sus ojos ámbar de los ónix de su padre mientras sujetaba la botella.
— Siempre tienes hambre ¿Eh?— Susurra solo para Blair.
Nico es bueno con Blair.
Supongo que nunca la contacte por la posibilidad de que no lo fuera.
No quería que mi hija creciera mendigando el amor de su padre como yo lo hice con mi madre.
Quería que se sintiera amada.
Y la posibilidad de que el hijo de Hades siendo un hombre joven no pudiera brindarle ese cariño me asustaba mucho. No quería eso.
Yo misma barajé la posibilidad de terminar el embarazo, hice una cita en una clínica fuera del pueblo, pero cuando fue mi turno literalmente me fui aun vistiendo la bata médica.
Siempre fui algo cobarde.
Y si yo siendo su madre biológica tenía las suficientes dudas y miedos como para considerar abortar, ¿Qué dejaría eso para su padre? Alguien a quien no conocía y que ni siquiera vivíamos en la misma ciudad.
Tuve miedo y por eso iba a dejar que mi hija creciera sin padre.
Soy una mala persona.
Una mala madre.
— Pareces triste.— Murmuro Nico.
Doy un sobresalto y parpadeó varias veces para fijar mi mirada en Nico.
— ¿Ah?— Balbuceó confusa.
— Cuando, bueno, en la fiesta… — Nico trato de buscar las palabras—La última vez que te vi parecías tan feliz que me sentía envidioso.— Explico el pelinegro con voz baja —Ahora te ves triste… ¿Necesitas algo Lazarus?
— A-ah… No, no.— Echo mi cabello trenzado detrás de mi hombro —Estoy perfectamente.— Le aseguro.
— ¿Entonces por qué estás llorando?— Me cuestionó con el rostro tenso y ojos oscuros expresando confusión.
Rápidamente, me llevo las manos al rostro y siento mis mejillas húmedas.
— Solo…— Me pongo de pie mientras limpio rápidamente mis lágrimas —Voy a lavarme el rostro.— Le aviso.
Mi departamento solo tiene un baño y está en mi habitación. Abro la llave y salpicó mi rostro con agua fría.
Había estado «sensible» desde que mi vientre empezó a crecer. Llore todos los días, aturdida por el panorama de tener un bebe. Es decir, yo sabía que estaba embarazada, pero no fue hasta que empezó a notarse que realmente asumí lo que estaba pasando. Hasta entonces simplemente lo ignoré.
Ahora estaba mejor. Todo mejoro después de dar a luz, pero la gente a mi alrededor siguió tratándome con pinzas, supongo que piensan que si presionan demasiado me romperé.
Suspiro profundamente y vuelvo a la salsa para vigilar lo que hacía Nico.
Vi como Nico se la llevaba al hombro con cuidado para sacarle los gases. Me hizo gracia verlo imitándome, pues al terminar el biberón solía darme para hacer el resto del trabajo (Él pensaba que la lastimaría y le daba miedo).
Aun así, conmigo vigilando parecía que Nico estaba dispuesto a intentar sacarle los gases de forma cuidadosa.
— Estoy bien.— Me aseguro.
Alce una ceja, porque parecía sumamente tenso y rígido.
— ¿Seguro?— Le cuestionó un poco preocupada por su emoción.
— Si, seguro.—Exclamó Nico con el rostro tenso.— Puedo hacer esto, soy su padre.— Me aseguro el pelinegro.
Todo estuvo bien al principio. Nico hizo todo lo que debía hacer, hasta que Blair vómito. Vómito sobre él.
Vómito blanco sobre la camisa negra de Nico. Y él enloqueció.
— ¡Oh, por los dioses! ¡Se le salió el relleno!— Chillo el pelinegro, yendo de un lado otro mientras yo llevaba al bebé—¡Hay qué! ¡Hay que llevarla al hospital! ¡Lo vomitó todo!— Exclamó.
— Cálmate, no es nada.— Le suplique por qué sus gritos podrían asustar a Blair, se la quite de las manos.—Ella está bien.— Intente limpiar el rostro de Blair con una toallita húmeda.
— ¡Ella no está bien!— Señaló la boca llena de vómito de Blair—¡Lazarus, solo mírala!— Exclamó Nico.
— Los bebés vomitan todo el tiempo, Nico.— Intento explicarle, pero su actitud agitada me está estresando.
—Oh, no…—Nico se detiene y su voz se quiebra —¿Esto es mi culpa por mecerla con mucha fuerza…?
— Hubiera vomitado de todas formas.— Intento tranquilizarlo, pero el hijo de Hades no está de humor para estar calmado—¿Estás llorando?— Siseo.
— ¡Estoy lleno de vómito Blair!
— ¡Cálmate harás llorar a la bebé!
Blair estaba tranquila, pero cuando empezaron los gritos el bebe se puso roja y empezó a llorar con fuerza.
Nico intentó tomar a Blair, pero viéndolo tan alterado y agitado me interpuse en su camino. Y en este punto ambos estábamos gritando.
Blair no dejaba de llorar.
Nosotros solo gritábamos.
— ¡Hay que llevarla al hospital! ¡No eres doctora! ¡Eres bioanalis— Su voz se cortó y frunció su entrecejo— ¿Qué carajos…? ¡También te descompuse!
Abrí los ojos por completo, baje la mirada y note las manchas húmedas en mis senos, rápidamente me cruce de brazos cubriendo mis pechos.
— ¡No mires! ¡No mires…!— Chille.
La policía vino a mi departamento, por qué mis vecinos creyeron que estábamos peleando. Fue intenso.
Tuve que convencer a los legionarios de que tuvimos una pequeña crisis y no se traba de violencia doméstica. No me creyeron, y algo dentro de mí, me dice que estaban listos para lincharlo.
Por suerte Los pretores Hazel y Frank hicieron acto de presencia y pudieron resolver todo el malentendido.
Al final pase dos horas de mi vida en el hospital mientras un doctor que se caía del sueño le explicaba a Nico que Blair no se iba a morir por vomitar la comida después de un día agitado. Al principio Nico se reusó a creerle, por qué el doctor se veía muy cansado y nadie que se mantuvo despierto por 72 horas puede tener un buen juicio.
Blair tenía un poco de fiebre, pero no era nada grave. Es el malestar común cuando empiezan a salir los dientes.
Y el frío no lo mejoró.
No está acostumbrada al aire libre, por qué soy un estudiante y no tengo demasiado tiempo para sacarla a dar un paseo en coche cada tarde.
— Lazarus cariño.— Me llamo el doctor Klaus — No lo traigas cuando le toquen sus vacunas a Blair.
— Créame, intentaré hacerlo todo en secreto.—Murmuro por lo bajo al salir de la consulta del pediatra.— Adiós.
Estando solos en la sala de espera tratando de sobrellevar la situación, Nico sostenía a la blair fuertemente contra su pecho y no quería soltarla.
— ¿Qué le pasa a tus pechos?— Me cuestionó Nico cabizbajo.
— Es el extractor.— Murmuro con cierto resentimiento, relajada en mi asiento.— Hace que mi cuerpo piense que alimento octillizos y ahora mojo mis camisas.— Suspiro con tristeza.
— Lo siento.— Se disculpó — Supongo que es mi culpa por insistir tanto.
— No…— Murmuro.— No te disculpes conmigo, yo te escondí deliberante mi embarazo y a nuestra bebé.— Digo.
— Entonces ambos somos malos.
— Ambos somos malos…
Me giró hacia él.
— Ya puedes soltarla.— Le indicó.
Nico aprieta sus labios.
— ¿Cómo has soportado todo esto sola?— Me cuestiona en voz baja.
— Es por qué soy mujer…— Bromeó —Y no tenía más opciones.
— Yo hubiera estado allí desde el principio. No tenías que pasar por todo eso tu sola.— Me asegura con solemnidad y una voz firmé.
— No quería arruinarte la vida— Desvío la mirada del rostro de mi hija—Sé que tienes otros gustos y supuse que no querrías hacerte responsable de un error de una sola noche.— Digo en un murmullo apenado. Lo último que quería era obligarlo a ser padre.
Creo que no hay nada peor que eso.
— No fue un error, estaba plenamente consciente cuando sucedió.— Afirmó.
Suspiré por lo bajo, sonrojada.
Eso es nuevo. Siempre pensé que en esa ocasión estaba drogado o algo.
Lucia un poco drogado.
— Es suficiente por hoy.— Tomo a Blair con cuidado de sus brazos.
Intento volver a mi departamento, pero Nico me detiene tirando de mi suéter para mantenerme quieta.
Ambos lucimos horribles con la ropa de objetos perdidos. Nos vemos como una de esas parejas destruidas por la crianza de un recién nacido.
— Pero tiene fiebre.— Exclamó totalmente escandalizado.
Parecía que el simple echo de dejar a Blair en este estado lo perturbaba.
— Estará bien.—Le aseguro— La cuidaré.— Miro por encima de su hombro y veo una gran manada de semidioses acercándose a nosotros. Son las celebridades locales—Y tus amigos ya llegaron.— Murmuro.
Los semidioses nos rodean y hacen miles de preguntas sobre Blair y que tan enferma está. Son muchos, y Nico tiene que alejarlos físicamente para que no despierten a Blair con todo su escándalo. Son como una colmena.
— ¿Puedo ir a verla mañana?— Me pregunta en voz baja. Mañana será lunes, es un día de semana. Dónde no están permitidas las visitas—Quiero asegurarme de que esté bien.—Dice.
Suspiro profundamente.
— Claro.
— Déjame llevarlas.— Pidió.
— Bien.
Narrador Pov.
Nico estaba tirado en el sofá de la casa de Percy luciendo miserable.
Él era un tipo propenso a deprimirse, así que su círculo de apoyo se reunía para estar a su lado. Por 4 años estuvo por su cuenta, lejos de sus amigos, así que fue refrescante para el tener todo su apoyo y comprensión, volviendo al tema de Nico y su estado depresivo.
— ¿Estás bien, Nico?— Pregunto Hazel al ver a su hermano con la cabeza hundida en un cojín.
— No— Balbuceó contra el cojín y volteo su rostro para hablar— Mi hija está enferma y ni siquiera puedo estar con ella.— Se queja con tristeza.
— Deja de autocompadecerte. Tu bebé está bien, Lazarus es buena madre.— Asegura el moreno con firmeza.
— Tú cállate, no tienes hijos.
— Se dice cállate licenciado—Dice Leo y se acomoda los lentes oscuros, aunque es de noche.— Tú no sabías que tenías una hija hasta hace unas semanas. Exagerado. —Exclama.
— Tranquilo, todo estará bien.—Piper se acerca y le palmea la espalda— Los bebés tienden a vomitar, por eso se les saca los gases, ya sabes, para evitar que se ahoguen si vomitan dormidos.
— Ellos…—Nico saca la cabeza del cojín, aturdido y se gira para mirar a la morena—¿Ellos pueden vomitar dormidos y ahogarse?— Pregunta.
Todos miran mal a Piper y está se aleja negando su afirmación.
— Uh… — Annabeth se acerca —Bueno, Nico. Es una posibilidad— Tantea—Pero no es común.
Nico parpadea varias veces.
— Ah.
— Voy a dejarte tranquilo por qué pareces estresado.— El rubio le da un suave apretón en el brazo en forma de consuelo.—Pero tenemos que hablar en algún momento sobre noquearme para asistir a la visita supervisada tú solo.— Le indica luciendo calmado.
— Percy— Annabeth lo llama—Luka necesita un cambio de pañal.
Percy resopla.
— Ay.— Refunfuña.
— Yo lo haré.— Exclama Nico con convicción, colocándose de pie.
— Oh, aprecio tu entusiasmo, pero… Creo Luka aún te tiene miedo.— Le dice Annabeth de forma cautelosa.
— Percy puede vigilarme.—Toma al pelinegro del brazo y lo levanta del sofá de un tirón—Necesito practicar para cuando me toque hacerlo con Blair.— Exclama Nico, insistente.
Annabeth no pudo negarse.
— No te atrevas a llorar.— Le advierte el hijo de Hades con voz ronca.
Luka con sus poderosos dos años de edad, arruga el rostro (conteniendo el llanto). El pequeño rubio miró hacia un lado para suplicar con la mirada a su padre que lo salvará del malvado hijo de Hades, y este se disculpó.
— Tranquilo hijo, papá está aquí.— Susurra Percy tomando su manita.— A mí también me perturba.
A la mañana siguiente Blair estaba como nueva. Fue algo pasajero.
Lazarus se contactó con Nico para decirle que todo estaba en orden, pero aun así el embajador de Plutón llegó tarde al trabajo para asegurarse de que su hija se encontrará bien.
Solo habían pasado unos cuantos días de verdadera convivencia, pero Nico sentía un fuerte lazo con la bebé.
Nico no sabía si se trataba de algo mágico que los une a ambos por ser descendientes de Hades o si era por qué compartían sangre, pero sentía un fuerte sentimiento de protección y amor hacia Blair. Es su hija biológica. Y él quería ser un buen padre.
— ¿Qué pasa con ella cuando vas a la universidad?— Pregunta el pelinegro abriendo la puerta del copiloto para que Lazarus entre. Ella lo hace.
— La dejo en la guardería y la recojo cuando terminan mis clases.— Dice la morena. Ella se gira por encima de su asiento para ver a su hija en el asiento para bebes «porta bebés»— Hola.
Blair sonríe y agita sus brasitos.
Nico enciende el auto y se encarga de llevar a Blair a la guardería. También por qué quería ver si las instalaciones eran adecuadas, igual que trato de sus cuidadores. Por precaución, claro.
El auto es de Jason, por qué Nico no tiene ningún medio de transporte en san Francisco. Tiene una motocicleta y una limusina, pero en Manhattan.
Luego de despedirse de Blair (Nico no quería soltarla) este llevo a Lazarus a la universidad de la Nueva Roma.
— ¿Por qué no querías que te trajera?—Le cuestiona el pelinegro.
— ¿No te dije que me dejaras una calle antes?— Contraataca Lazarus.
— ¿Te da vergüenza que te vean conmigo?— Arremetió contra ella.
La morena lo miro en silencio.
— ¿No?—Balbuceo Lazarus.
— No suenas convencida.— Siseo el pelinegro haciendo una mueca.
—Adiós. Te mantendré informado sobre Blair— Lazarus abrió la puerta y la cerró inmediatamente.
Los siguientes días Lazarus mantuvo informado al hijo de Hades sobre la pequeña bebé bajo su cuidado.
Solía enviarle mensajes cada hora para actualizar el estado de Blair y cada cierto tiempo fotos de la bebé.
Nico podía estar patrullando en las calles de Manhattan o en el escritorio revisando archivos sobre el caso de turno, pero se tomaba el tiempo para ver aquellas fotos de su hija y sonreír como tonto a la pantalla. Se sentía tan feliz con solo verla. Cosa que llamo la atención de la mayoría de la oficina.
— ¿Qué tanto miras novato?— Le cuestionó una voz masculina y ronca.
Su compañero, un viejo detective, le arrebato el teléfono y soltó un silbido de sorpresa observando la foto.
— Bonita chica, ¿Es tu novia?—Le cuestionó con un tono burlón, pues disfrutaba molestar a los nuevos.
La foto que estaba mirando era una selfi de Lazarus con Blair en brazos sonriendo a la cámara, la foto estaba toda recortada para quitar su rostro y que la atención se centrara en Blair y su enorme sonrisa sin dientes, pero se veía parte de su torso y cabello.
— ¿Cómo sabes que es bonita? Ni siquiera se le ve el rostro…— El pelinegro se pone de pie y trata de quitarle el teléfono de las manos.
— Un lindo cuerpo garantiza una linda cara.— Exclama con obviedad y le sonríe.—¿Te gusta aprovecharte de las madres solteras?— Le cuestiona en un tono burlón —No lo habría creído del señorito rectitud.— Bufa el viejo.
— Qué gracioso.—Nico le arrebata el teléfono de las manos—La bebé es mía, no me aprovecho de nadie.
Su compañero lo miro incrédulo.
— ¿Tienes una hija? ¿No eres demasiado joven?— Pregunto.
— No. No lo soy, y si tengo una bebé.— Bufo el menor, molesto— Voy a pedir un cambio a San Francisco para estar cerca de ella.— Exclamó el pelinegro.
El hombre de mediana edad acomodo su traje gris, terminando de abotonar los últimos botones de su saco.
— San Francisco está lejos, puedes hacerte el desentendido y centrarte en tu carrera.— Le recomienda.
Nico lo mira de reojo, escandalizado.
— No me importa un carajo mi carrera, quiero estar con mi hija.— Gruñe Nico tomando su saco negro que mantenía colgado del respaldar de su silla— Pediré el cambio.
— Estudiaste 4 años de criminalística y pasaste un año en la academia para abandonarlo todo por unos pañales— Le cuestionó su compañero con total incredulidad y recelo.—No seas tonto muchacho, tienes un futuro brillante aquí.— Le recordó, como el capitán de la unidad de homicidios hace todos los días para evitar que se vaya lejos.
La mayoría de los altos mandos quiere mantenerlo aquí por qué es una especie de prodigio resolviendo casos, claro que ellos no saben que tiene ayuda de todos los fantasmas que tuvieron una muerte violenta y horrible en la ajetreada ciudad.
Desde que empezó a trabajar había resuelto más casos que detectives veteranos. Claro que el tenía cierta ayuda “paranormal” pero el resto debía hacerlo por su cuenta.
Nadie quiere dejar ir un talento así.
— No estoy loco, solo me hago responsable de mi hija.
— Oye, Nico.— Le dio una sacudida de cabello fraternal—Eres un buen chico.
Hola chicas y chicos.
Espero que les haya gustado el capítulo. Por cierto, la razón por la que los chicos no le dijeron nada a Nico es por qué todos en la Nueva Roma sabían que Lazarus la estaba pasando muy mal, y creyeron que si la presionaban demasiado se haría daño o se deprimiría aún más.
Lazarus no se considera a si misma alguien que está "deprimida o tiene depresión posparto", pero estaba tan mal que todos lo notaban.
Así que todos decidieron esperar a que se "recompusiera" para que el shock no fuera tan malo.
Memes del capítulo;
Bye bye.
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