Capítulo 14.
┌──────── ∘°☆°∘ ────────┐
Pareja oficial.
└──────── °∘☆∘° ────────┘
(Advertencia ⚠️ Escenas 18+)
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Lazarus Dimitriou Pov.
— Wow que casota tienes ahora, lazarus.— Dice Charlotte antes de soltar un largo silbido—Está muy bonita.— Exclama la semidiosa.
— Bueno, no es para tanto. Además, no es mi casa, es casa de Nico —Trato de recordarles—Y de Blair supongo, si él muere.— Murmuró eso último.
— ¿Dónde coño has estado niña?— Me cuestiona Amber —No fuiste a la fiesta de Navidad de mis padres, que por cierto te extrañaron mucho ¡Y ni siquiera te apareciste para el año nuevo!— Me reclama la morena.
— B-bueno, es que… Estuve ocupada con Blair, y esas cosas de madre.— Les informó de forma descuidada.
Y como si me hubiera escuchado, Blair suelta un bramido.
Está sobre la alfombra gateando y jugando con sus juguetes para la estimulación temprana. El gato de Max está muy al pendiente de ella, maúlla y ronronea cuando Blair s pone en peligro o se aleja de él.
— Blair está más grande ¿No?— Opinión Amber, sorprendida.
— Es la leche materna, ella está ordeñándome.— Me burló.
Charlotte y Amber se dan un tour por la casa ellas solitas. Sin preguntar.
Estaba rígida y tensa mientras rezaba por que no se dieran cuenta de que la casa parece un hogar, hay un cuadro enorme con nosotros junto a Blair en el pasillo, fotos enmarcadas nuestras, mis cosas estan por todos lados y que Nico y yo compartíamos habitación.
Mucho más importante que nuestra convivencia había pasado de ser compañeros de cuarto a esposos.
Hay muchas cosas en la casa que nos delatan como dos cursis.
Pregunta por la decoración del lugar, y se burlan de los electrodomésticos rosados que hay en la cocina.
— Pobre embajador de Plutón, su con una parece Barbielandia — Bufa una de mis mejores amigas, riendo.
Resoplo con fuerza.
— No me juzguen.— Gruñó.— A él no le importa la decoración, casi nunca está por aquí.— Bramo y es en parte cierto por qué era así antes. Solo que ahora suele venir con más frecuencia.
Por Blair por supuesto.
Quizás dormimos juntos, y nos besamos un poco. Nada más.
Y si Blair no decide hacer un escándalo en la noche por nada en específico, hacemos el amor.
Máximo dos veces.
Bueno, Tres, por qué Nico se levanta una hora antes solo para darme los «buenos días» de forma cariñosa, muy cariñosa y llegar al trabajo a tiempo.
— Tienes algo diferente.— Dice Amber de la nada, cautelosa.
— ¿Ah sí?
— Te ves más delgada— Amber me mira con los ojos entrecerrados y me examina.—¿Estás comiendo bien?— Pone sus manos en su cintura — ¿El embajador de Plutón está ayudando con Blair? ¿Verdad? ¿Acaso tengo que recogerle sus deberes como padre?— Me cuestiona con seriedad.
Niego con la cabeza rápidamente.
— No, no, no…— Me apresuró a negar su teoría — Es buen padre y siempre me ayuda con Blair.— Aseguro.
— Yo digo que tu piel se ve brillante y más suave.— Opina Charlotte.
Amber hace una mueca y mira a su novia con el ceño fruncido.
— ¿Qué?— Le cuestionó confusa.
— Solo mírala…— Charlotte me señala con la mano— Incluso se ve más feliz.
Amber se gira y me mira atentamente.
Se me acelera el corazón cuando noto lo fácil que sería para mi mejor amiga descubrir mis indiscreciones. Así que estoy sudando como pollo asado.
Aún no me siento preparada para hacer pública mi relación con Nico, estamos en la etapa de luna de miel y no estoy segura de que funcionemos a largo plazo. Así que no quiero que se haga público y en unos meses esto se acabe, haciendo creer a la comunidad que espanto a los hombres o algo así.
Pueblo chico, infierno grande.
Y me niego totalmente a ser la comidilla de la ciudad de nuevo.
—Las vacaciones de invierno te hicieron bien.— Opina Amber.
Suspiro aliviada y sonrió.
— Necesitaba un descanso de todo.— Admito con la voz forzada.
El sonido del timbre resuena en toda la casa y todas nos giramos hacia la puerta sintiéndonos confundidas.
— ¿Esperas a alguien más?— Pregunta Amber, confusa.
— No…— Me levanto del sillón y me dirijo a la puerta de entrada.
Blair le gruñe a Charlotte cuando está la toma en brazos y luego se carcajea, cuando la joven le besa el cuello.
Abro la puerta de entrada y la luz del sol choca contra mi rostro, lo primero que veo es un gran ramo de rosas. Por un instante me quedo sin aliento, Nico aparta el ramo y me mira confuso, no puedo evitar sonreír como una al ver un gesto tan romántico y casi infantil.
— A-ah…— Se me corta la voz al recordar a mis invitadas.
— ¿Qué pasa?— Dice entre risas —¿Blair te tiene amenazada? ¿Tiene una pequeña daga en su cuello para que no te acerques a saludarme?— Nico se aproxima a mí y sus labios chocan contra los míos. Suspiro de forma temblorosa. Cierro mis ojos cuando siento su lengua enredarse con la mía, se aparta por la falta fe aire y me da pequeños besitos.
Escucho una exhalación de sorpresa y confusión cruzando la sala de estar.
Nico se separa de mí, su expresión se torna incómoda al ver a mis amigas en nuestro sofá. Yo me cubro el rostro con las manos, avergonzada y suelto una especie de gruñido doloroso.
— Aaaah… Tus amigas están aquí.—Murmura ante la mirada incrédula de mis amigas.— Bueno, yo, les dará un poco de espacio.— Nico me entrega el ramo de flores, se quita el saco antes de tomar a nuestra bebé de los brazos de Charlotte, entonces se regresa para salir de la casa.— Bueno, yo voy a dar una caminata con Blair.— Menciona con cierta incomodidad, forzado.
Aprieto los labios.
— Si, claro.— Digo cabizbaja, tratando de evitar las miradas que me juzga en silencio de mis dos amigas.
— Nos vemos, amor.— Niega con la cabeza y se corrige —Digo, lazarus, madre de mi hija con la que no estoy involucrado sentimentalmente.— Me dice antes de salir de la casa.
Cierro la puerta detrás de él en cuanto sale y lanzo una maldición.
— ¿¡Otra vez te lo estás cogiendo!? ¿¡Estás loca lazarus…?!— Me grita Amber, luciendo exaltada y furiosa.
— ¡Si estoy loca que te importa!— Chillo totalmente a la defensiva.
— ¡Solo es mi opinión!— Me grita de vuelta, aún más fuerte.
Charlotte parpadea varias veces y trata de procesarlo lo que pasó.
— ¿Estás embarazada?— Pregunta la romana, escandalizada.
— ¡¿Otra vez?!— Chilla Amber.
— ¡No estoy embarazada!
Nos estuvimos gritando durante unos treinta minutos mientras la pareja me recrimina por no contarles nada y tal vez porque estuve ignorándolas solo para acostarme con el embajador de Plutón. Yo no tenía muchas excusas.
Si las ignore. Y si lo hice por qué estaba ocupada teniendo sexo.
Soy lo que jure destruir.
— Sirve más mimosa.— Pide Amber y relleno su baso con una sobrillita.
— No puedo creer que te lo estés cogiendo, creí que habías sido… Una especie de desliz gay-curioso.— Dice Charlotte cansada, tomando lo último de su mimosa.— Ya sabes, para probar unas buenas tetas.— Agrega.
— Yo también lo creí, pero — Me balanceo de un pie al otro.— No es serio aún, solo estamos viendo como nos va juntos. Como una pareja.
— ¿Y si le sabe?— Charlotte alza ambas cejas.— Ya sabes.
— No voy a decirte nada.— Bufó.
— Debe ser bueno en algo, como para que lo hayas considerado salir con él—Teoriza Amber, curiosa.— ¿Qué tan bueno es en la cama del 1 al 10? No es escandaloso decir un número.— Me alienta Amber, subiendo las cejas.
Suspiro profundamente.
Frunsco el ceño.
— 10.— Admito finalmente, dándome la vuelta para buscar algo imaginario en el refri. Solo no quiero verlas a los ojos luego de decir algo como eso.
—¡Uhhhh…!— Chillan Amber y Charlotte a la vez, encantadas.
— ¿Y qué tan grande es?— Pregunta Charlotte emocionada.
— ¡No voy a decirles eso!— Chillo.— Es privado.— Exclamó avergonzada.
— Entonces más grande que Félix…— Se burla Charlotte, maliciosa.
Gruñó, y le lanzo una fresa a la cara y ella solo estalla en carcajadas.
— Solo no dejes que te embarace de nuevo antes de estar casados.—Dice Amber de forma sentenciosa.— No importa que tan bueno sea.— Bufa.
Resoplo con fuerza.
Sonrojada hasta las orejas.
— Bueno— Bramo.
Más tarde esa noche.
— Lo hiciste apropósito.— Lo acusó con voz firmé mientras el pelinegro me abraza por la espalda y besa mi cuello suavemente, lame la piel y me da pequeñas mordidas.— ¡Malo!
— Solo te traje flores para demostrar lo mucho que te apreció.— Bufa, y frota su nariz contra mi nuca.
— ¿Y eso de amor qué? No pudiste sonar más estúpidamente enamorado— Resoplo fingiendo estar ofendida.
Nico muerde mi nuca suavemente y me estremezco cuando apoya su peso sobre mi espalda, amoroso. Se pone cariñoso cuando estoy molesta.
Creo que le gusta de forma sexual verme enojada. Es un fetichista raro.
Y le gusta esposarme.
Eso es peligroso, podríamos perder la llave y el asunto dejaría de ser sexy en un instante, pero le gusta y … A mí.
Solo un poco.
—¿Crees que estoy enamorado? ¿De la madre de mi hija? Psss.— Bufa Nico.— Eso sería impensable.— Brama.
—…— Lo miro por encima del hombro.— No me hace gracia.
Nico besa mi mejilla de forma ruidosa y yo empiezo a forcejear para intentar liberarme de su agarré, riéndome.
— ¿Estás usando eso para mí?— Pregunta con voz sugerente.
Dejo de sacudirme y bajo la mirada a la ropa que cubre mi cuerpo.
— Es solo una de tus camisas.— Le recuerdo, pues su tono doy atender que usaba lencería o un camisón.
— Lo sé, es tan sexy.— Vuelve a mordisquear mi cuello haciéndome reír y sacudirme en sus brazos.
— Ya, ya, ya… — Pido con voz jadeante.— Tengo clases mañana temprano.— Le recuerdo.— Y tú tienes que levantarte temprano para ir al trabajo.— Recalco agitada.
— Cierto — Por fin me libera de su agarré — Pero seguiremos mañana.— Me advierte y hace una seña para que me acerque. Básicamente, me jala de la cintura y me obliga acostarme en su pecho.— Buenas noches.— Extiende su mano y apaga la lámpara.
Me acomodo sobre su pecho y cierro los ojos, cómoda con la posición que habíamos estado utilizando el último mes para dormir juntitos y abrazados.
— Oye, lazarus…
Aún decido mantener los ojos cerrados, demasiado cómoda.
— ¿Sí?
— Quiero decir algo— Confiesa antes de hacer una pausa— Solo para poder presumir después que lo dije primero.
— Bien, dilo.— Suspiró.
— Te amo.
Mis ojos se abren la oscuridad.
— ¿Es muy raro?— Su pecho vibra cuando ríe nerviosamente.— Sé que llevamos solo un mes… Juntos de esta forma, pero se siente correcto.
No digo nada, solo lo abrazo.
Tratando de procesar sus palabras.
Me ama. Él me ama.
¿Eso significa que se quedará conmigo siempre? No me dejará ¿Verdad? Por qué si dice que me ama, entonces no me abandonará nunca. Pero Félix dijo que me amaba, y me engaño. ¿Él hará lo mismo? No, Nico no lo haría, pero es un hombre y no puedo confiar.
— Lazarus, estás mojando mi camisa con tus lágrimas — Se sienta, sin dejar de abrazarme—¿Por qué lloras? Linda— Pregunta preocupado y nervioso, sosteniéndome de los hombros.
— No me mientas di Angelo.— Le gritó con la voz entrecortada.
— No te estoy mintiendo.— Asegura.
Quiero creer tanto en él. Maldición.
Apoyo mi cara en su cuello y respiro hondo. Creo que lo amo. Es decir, no podría no amarlo. Lo abrazo fuerte.
— Dilo de nuevo.— Exijo.
— Te amo.— Responde.
— De nuevo.
— Te amo, te amó — Besa mi mejilla limpiando mis lágrimas.— Te amo.
Entonces no hay más palabras, solo caricias. Nico se sube encima de mí, su cálido cuerpo cubre el mío.
Él enciende la mecha en un instante y en un segundo estoy ardiendo.
Nuestras bocas chocan y nuestras lenguas se baten en duelo. No hace preámbulos… Simplemente, ajusta sus caderas y entra en mí rápidamente.
Jadeo sin aliento cuando me llena tanto que no puedo respirar y lo abrazo por los hombros. Sus dientes me pellizcan el cuello y el hombro antes de deslizar la lengua cálida por los lugares que ha mordido.
—Eres mía —dice contra mi piel—. Maldita sea, Lazarus.— Sus caderas retroceden y se abalanza sobre mí, furioso y enérgico, y me encanta.
—Te amó — Gimo contra su hombro.
—Que te jodan por hacer que te necesite tanto—Maldice, y cuando vuelve a mover las caderas, me pongo a su altura—Que te jodan por hacer que te amé como lo hago ahora.
Sí, que me jodan.
Él. Todos los días.
Le agarro del cabello y tiro de su cabeza hacia atrás para que sus ojos ónix se encuentren con los míos.
—Te amo, Nico di Angelo.
Bombea una y otra vez hasta que su ritmo implacable nos deja a los dos sin aliento, la cama rechina con cada movimiento, y el olor a sudor y sexo llena el aire que nos rodea. Se retira.
—Ponte en tus manos y rodillas, mi perfecto angelito. Mi perfecta lazarus—Lo obedezco sin pensarlo dos veces.
Cuando lo hago, siento su mano frotándome el trasero y sé lo que me espera. Cada músculo de mi cuerpo se contrae y siento que me humedesco aún más. Lo deseo. Quiero que me dé una palmada en el trasero y me diga lo mucho que le enfada quererme.
Cómo piensa en mí. En mí, que lo debilito. Y me ama. Solo a mí.
Antes de que pueda decir nada, su palma golpea mi trasero con la fuerza suficiente para calentarme la piel.
Gimo, bajando la cabeza, mientras el dolor y el placer se enfrentan.
—Nico.
—Nunca voy a soltarte. Nunca. Voy a estar contigo hasta que te enfermé mi presencia. —Gimo, sus palabras me provocan otro arrebato.—Siempre.—Juro que puedo sentir su aprobación y deseo en la forma en que sus manos se mueven hacia mis caderas justo antes de que se deslice hasta el fondo.
Me golpea de nuevo al mismo tiempo que se retira, dejándome casi vacía.
Justo después, me penetra hasta el fondo, presionando ese punto dulce en mi interior y grito su nombre. Un orgasmo me recorre tan rápido que no puedo mantenerme mi posición. Empiezo a desmoronarme, pero él me sujeta donde quiere, a un ritmo que parece inhumano. Me penetra. Una vez. Dos veces. Y luego gime ronco, murmurando mi nombre una y otra vez. Los dos jadeamos cuando caemos sobre el colchón, y él se acerca a mí, me atrae hacia su pecho y me besa en la frente susurrando palabras dulces.
Nos limpiamos, y nos damos una rápida ducha. Luego volvemos a la cama tomados de la mano.
Me acurruco contra su pecho de nuevo, escuchando el constante latir de su corazón en mis oídos.
Narrador Pov.
Una conversación que seguramente tuvieron cuando empezaron a tener relaciones sexuales:
— ¿Q-quieres que te golpeé?
— N-no.— Niega rápidamente con la cabeza y se detiene.— Bueno, algo.
— ¿Estás loca lazarus? ¡Yo no! ¡Yo no voy a golpearte! ¡Dioses!— Balbucea alarmado.— ¿Y si te lastimo?
—¡N-no tiene que ser muy fuerte!— Tartamudea avergonzada, este tema ya le ponía muy nerviosa, y que Nico se negara la hacía sentir como algún tipo de pervertida.— Solo … Solo unas palmadas de corrección ¿Te parece?
Nico parpadeó varias veces.
—¿Usas mis argumentos contra mí?
— Son solo unas palmadas.— Sisea.
— ¡No voy a golpearte! ¡Eso es una locura! ¡Es… Es! ¡Nunca! ¡No te faltaré al respeto de esa forma!— Chilla.
Al final terminó tomándole el gusto a ser un poco más brusco, pero nunca cruzó la línea de llegar a lastimarla.
Nico di Angelo Pov.
— Estoy saliendo con lazarus. — Renuevo mi bebida distraídamente viendo los hielos chocar dentro del vaso de limonada.—Somos una pareja oficial. — Agrega—No novios ¿Okey? Eso suena muy casual— Recalca —Tenemos una hija y vivimos juntos, así que no digan que somos novios.
Los semidioses a su alrededor se quedaron callados. No estaban del todo sorprendidos, pero no entendían por qué se había tardo tanto tiempo en decirles algo tan importante.
— ¿Y…? ¿Eso cuando paso?— Pregunta Jason, tratando de permanecer sereno.
Aunque estaba muy emocionado.
— Hace como 6 meses, pero se me olvidó decirles.— Menciona mientras las risas infantiles eclipsaban su voz tranquila —Voy a traer a lazarus a la cena del domingo.— Menciona—Así que nada de ponerme en vergüenza.
El perro de pelaje negro azabache y ojos como rubíes derriba a Luka para lamer su rostro, lo que hace Annabeth se sobresalte en su asiento. Blair se ríe y persigue torpemente a su perro, que cambian su objetivo y lame su cara.
Se ve como un perro adulto, pero en realidad es un cachorro. Hades se lo regalo para que crecieran juntos.
Así que ahora tengo una niña de 1 año y medio y un cachorro gigante.
— Eso… — Frank suspira—Eso es increíble Nico, felicidades.
— Felicidades, amigo, te lo mereces.— Exclama Percy desde lejos mientras levanta a su hijo del suelo para que siga jugando con Blair y su perro.
— ¡Es fantástico! ¡Lazarus es una madre genial y es tu pareja ideal!— Exclama Hazel superemocionada.
— Y voy a casarme.— Dice al aire antes de beber el contenido del vaso de un solo trago, bastante relajado
— ¿Qué? ¿Tan rápido?— Le cuestiona Leo Valdez, conmocionado.
— Aún no se lo pido, pero ya tengo un anillo.— Murmura por lo bajo.
— ¿Necesitas ayuda para la propuesta? Es algo importante.— Pregunta Annabeth, sonriente.
— Bueno.— Se echa hacia atrás en su silla con las mejillas sonrojadas. Juega con sus anillos distraídamente como un niño.—Esperaba que ustedes me ayudarán a planear algo, necesito opiniones diferentes a la mía.— Dice.
— Te ayudaremos.— Asegura Piper con una sonrisa radiante y el resto de semidioses está de acuerdo.
Asiento con la cabeza y resoplo.
— Seguro no aceptará y dirá que voy muy rápido, pero igual lo haré.— Les informó abochornada y vergonzoso.
— Sí, eres un poco intenso.— Leo le da la razón con un tono de asco.
— Leo.— Sisea Hazel, ofendida.
— Te aceptará.— Asegura annabeth.— Trae a Blair contigo más seguido, será lindo si esos dos crecen como mejores amigos.— Le pide sonriente.
— Lo haré.—Me pongo de pie, luego de ver mi reloj y notar que Lazarus ya debió haber llegado a casa —Bien nos vamos, cerbero junior y mi cachorro.— Los llamo y ambos vienen hacia mí corriendo. Blair intenta correr, pero tiene las piernas muy cortas.—Si llego tarde lazarus me cortará la cabeza.
La tomo en brazos y enérgica ella empieza a agitar su manita en forma de despedida mientras balbucea.
— ¡Chao Luka! — Grita y luego se dirige hacia mis amigos—¡Chao tío, tía, tío, tía, tía, tío y tío Leo!
Aún no puede decir frases complejas, pero hace lo que puede con su corto vocabulario de bebé Américo italiana.
— Qué bonita. Chao cariñito.— Dice leo.—Qué educada es, no me lo esperaría siendo hija de Nico.
(...)
— ¿Cómo te fue en clase?
— ¡Mamá…!
— Hola cariño, hola mi hermosa bebé — Dijo besando mi mejilla y luego la de nuestra hija —Fue una masacre.
— Eres inteligente, te irá bien.
— Ya le hice la comida a Blair, pero no tengo energía para hacer comida para nosotros.— Alarga Lazarus haciendo un puchero— Y solo me agotará más verte cocinar, pidamos a domicilio.
Se ve adorable con el cabello rizado atado en un moño desordenado y las ojeras más bonitas que he visto.
Pobrecita. La semana de exámenes está acabando con ella, la amo.
Treinta minutos después estamos sentados en la sala comiendo comida china. Blair comía su extraña comida saludable sin sabor, pero lo hacíamos en familia y eso era fantástico.
Hola chicas y chicos.
Espero que les haya gustado el capítulo y comenten mucho. El próximo capítulo será el último, así que dejen muchos amor a la historia de mi lazarus.
Obviamente Nico cayó primero y más fuerte. Lazarus aún tiene sus reservas sobre quererlo, pero aún así se da la oportunidad de amarlo.
Memes del capítulo:
Bye bye.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top