Capítulo 11.

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Cena Navideña.
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Nico di Angelo Pov.

Miro el cuadro y lo vuelvo a mirar, es impresionante. Está en mi habitación y la mayoría del tiempo está cubierto. No quisiera que la madre de mi hija lo vea por error y piense mal. Hades lo envío hace unas semanas como regalo y no supe que hacer con él, una parte de mí quería ponerlo en la sala o en la entrada, pero eso sería raro. La gente podría confundirse, pensar que somos una pareja casada o algo parecido.

En él estoy de pie al lado de una hermosa silla parecida a un trono donde está sentada lazarus, en su regazo tiene a Blair y es perfecto. Parecemos una familia, es un retrato familiar. Debo aceptar que Hades tiene buen gusto y las almas de los mejores artistas bajo su mando.

Nos vemos bien juntos.

Quisiera tomarle una foto y subirla a mis redes sociales. Normalmente, no subo muchas cosas, solo tengo tres publicaciones desde que la abrí.

La primera es de la boda de Percy y Annabeth. En ella salimos Percy, Jason y yo. Alguien nos la tomó y pensé que quería dejarla como un registro.

La segunda fue de mi graduación de criminalística, alguien me tomo con la toga y un ramo de flores. Me veía feliz, aunque por esas fechas sentía que me desvanecía y moriría, aun así era un logro, así que pensé en publicarla.

Y la tercera era reciente. De hace una semana exactamente. Jason hizo algo que apreció mucho. Demasiado.

Le regaló un peluche de oso de color marrón a lazarus. Le tomo una foto aceptando el regalo, luego me regaló una bonita pijama de oso para Blair igual al peluche que le dio a Lazarus y cuando estaba distraído me tomo una foto con ella en mis brazos. Yo me veía tan feliz, siempre lo estoy estando con Blair en mis brazos. Luego me dio un cuadro con ambas fotos y me pareció un gesto realmente amable y lindo.

Me gustó tanto que le pedí que me pasara las fotos en digital y las subí como un registro. En poco tiempo recibí muchas felicitaciones por la hora buena de tener una bebé.

La mayoría de los mensajes fueron de compañeros mestizos y otros con los que curse la carrera en Inglaterra.

No era particularmente cercano a ninguno, pero me pareció un lindo gesto las felicitaciones de todos.

Escuché el sonido de mi teléfono timbrando de forma estridente.

Miro el pequeño rectángulo de reojo y el número sin marcar. Lo reconozco.

Aun así, en lugar de contestar la llamada pongo el teléfono en modo avión. Y decidió ignorar las llamadas y los mensajes. No le interesaba.

No le interesaba en lo más mínimo.

Escucho golpes en la puerta que me hacen dar un salto en mi lugar.

— ¿Nico? ¿Estás listo?— Pregunta la dulce voz de lazarus del otro lado.

Tardo un segundo en responder.

— Sí, sí.— Cubro el cuadro con una manta y tomo mi bolso.

En unos minutos estamos en el auto camino hacia los Ángeles California Blair esta en una sillita de bebé en la parte trasera haciendo un escándalo. No está llorando, solo balbucea y casi parece que se pelea consigo misma. La hija de Thanatos está en el asiento de copiloto riéndose y gritándose cada cierto tiempo para hablar con Blair.

— ¡Dadadada…!—Balbucea Blair mientras agita sus bracitos, lo sé por qué puedo verla desde el retrovisor.

— ¿Qué le pasa?— Pregunto confuso sin dejar de sonreír por el sonido de la voz de mi pequeña hija. Es adorable.

— Creo que está feliz.—Teoriza Lazarus sonriente y encantada.

— Creo que demasiado feliz.— Agrego cuando los chillidos eufóricos de Blair sobrepasan el tono de mi propia voz.

Lazarus mira él porta vasos y gira su cabeza confusa al ver un encendedor metálico en forma de corazón.

— Qué lindo— Roza el encendedor con sus dedos—¿Para qué lo tienes?

— Solía fumar.— Confieso.

— ¿En serio…?— Alza una ceja —¿Cuándo lo dejaste?— Pregunta.

— Hace tres meses.— Afirmó.

— Hace tres meses…— Ella se queda pensativa—¿Cuándo te enteraste de la existencia de Blair?— Pregunta.

— Eres mestiza. Creí que podrías una daga en mi cuello si llegaba a cargar a nuestra hija apestando a cigarrillos.—Le confieso burlón, quizás exagerando un poco para hacerla reír a la morena. Cosa que logro y me hace sonreír.—Además no quería que Blair asociará ese olor a su padre.— Admito, serio.

Lazarus me mira con una sonrisa cautivada y ojos dorados cálidos.

— Eso es lindo.— Exclama con cierta ternura —Debió ser difícil.

— No fue nada.— Digo con simpleza.

— Fumar es una adicción, no es fácil de dejar.— Murmura lazarus.

Y ella tiene toda la razón. Desde que regrese estuve fumando más de 20 cigarrillos al día, y sé que eso es una locura, pero lo hacía cuando estaba solo. Lo que era casi todo el tiempo.

Cuando me enteré de Blair supe que tenía que dejarlo de inmediato.

Y lo hice.

No quería que en unos diez años me viera morir de cáncer de pulmón.

— No es nada si tienes la motivación correcta.— Respondo con simpleza.

Lazarus asiente con la cabeza.

— Oye.— Me llama la morena.— Tu teléfono está vibrando, un número sin marcar te está llamando.— Me avisa.— ¿Contesto?— Pregunta, y entiendo que se refiere a contestar u acercar el teléfono a mí mientras conduzco.

— No, no es nada.— Tomo el teléfono y lo meto en la guantera.

Volver a la mansión de Piper en los Angeles con Lazarus y Blair es… Un poco raro, si soy sincero. Muy raro.

Nos dieron dos habitaciones continuas lo que agradecí.

La ayudé a llevar su maleta y la dejé en su habitación. Me quedé allí para cuidar de Blair, cambiarla y darle un biberón. Entretenerla con lazarus. No quería ir a mi habitación, pero tuve que hacerlo eventualmente por qué… No podía quedarme allí claramente.

Ese día en la tarde aprovechamos el clima cálido de los Ángeles California para presentarle la piscina a blair.

Ella no estaba feliz al principio, pero terminó acostumbrándose.

En realidad solo se tranquilizó cuando hicimos un sándwich con Blair en el medio. Algo de lo que no me queje.

Ver a Lazarus en traje de baño fue un extra. Aunque llevaba puesta un top amarillo sin mangas con una estrella en el centro, por primera vez pude ver la cicatriz lineal en su vientre bajo.

Una línea delgada más blanca que su piel que había sanado por completo.

Apoye distraídamente mi mano en su cadera y presione mi pulgar contra su piel. Noto que lazarus se tensa, pero no intenta apartarme o gritarme.

— Uhhh, uhhh…— Blair agita sus brazos mientras hace soniditos en los brazos de Lazarus.— Papá, papá.

— Empezaba a creer que Blair salió de tu frente o rodilla.— Susurro burlón.

Lazarus resopla y me da un pequeño empujón en el hombro.

—Te dije que fue por cesárea.— Bufa la morena de ojos dorados.

— Pero nunca vi pruebas, ni siquiera una foto tuya embarazada.— Digo con simpleza y lazarus rueda los ojos.

Blair estira los brazos hacia mí y yo la recibo con un beso en su mejilla.

Lazarus se acerca y besa la frente de la bebé, está tan cerca que pude oler su perfume a coco y vainilla. Siento el sabor de su piel en la lengua, pero me las arreglo para no demostrarlo.

Quisiera inclinarme y besarla.

Está tan cerca que no sería difícil.

— Pregúntale a tus amigos, ellos me vieron con una barriga del tamaño de una sandía.— Menciona la morena.

— ¿Del tamaño de una sandía?— Pregunto entre cerrando mis ojos.

— Del tamaño de una sandía. Cuatro kilos de puro amor.—Exclama.

¿Cuatro kilos de amor?

— ¿De amor?— Pregunto fingiendo confusión y ella niega con la cabeza.

— Bueno, no fueron cuatro kilos de resentimiento.— Me asegura.

Paso la noche en la habitación de lazarus hasta que Blair se quedó dormida en la cama de la morena.

Luego volvía a mi habitación.

Al día siguiente la Navidad se sentía en el aire y en las decoraciones que ayude a poner anoche.

Es una fiesta casual, pero estoy acostumbrado a usar traje por mi trabajo. Así que es algo casual para mí. Un traje negro, camisa blanca y corbata de color dorado naranja.

Cuando termine de arreglarme, salí de mi habitación y toqué la puerta de la única hija de Thanatos. Quizás podría ayudarla a terminar de vestir a Blair o cuidarla mientras ella se arregla.

Lazarus abre la puerta, tiene el cabello rizado atado en un lindo moño, algunos rizos se escapan y enmarcan su rostro. La morena aún no tiene una gota de maquillaje.

Me quedo sin aliento al ver el vestido negro largo con falda plegable con un forro plegable. Es ajustado. Tiene un gran escote en forma de corazón que me hace sentir cositas de esposo.

Es preciosa cuando quiere que es todo el tiempo básicamente. Diablos.

— Oh, Nico.— Lazarus no parece sorprendida.—Pasa, pasa, pasa.— Insiste, abriendo la puerta.

Ella se hace aún lado para dejarme pasar y cuando entre, ella cierra la puerta detrás de mí. Blair está boca abajo en la cama con vestido amarillo claro y moños grandes del mismo color en su cabello azabache.

Se ve adorable.

— De alguna forma siempre estamos combinados.— Exclamó al verla.

— Sé que lees mi mente.— Afirma con rapidez y se apresura al tocador para poder empezar a maquillarse.— O me acosas, las dos opciones son válidas.

— Claro que te acoso, lazarus. Eres la madre de mi hija.— Admito con cierto tono altanero y burlón.— Podrías ser una loca secuestra hijas ¿Quién sabe?

La morena rueda los ojos.

— Ja, ja, ja.— Articula con cierto fastidio y sarcasmo.— Nunca me dejarás olvidarlo ¿Cierto?

— Oh, yo no te juzgo.— Tomo a Blair en brazos y me siento en la cama para mirarla maquillarse.— Pero Blair, ella te juzga cariño.— Me burló, y lazarus resopla antes de soltar una risita.

— ¿Crees que el vestido es demasiado elegante?— Pregunta nerviosa.

— De ninguna forma— Afirmó.— Solo que los mestizos no suelen tener buen gusto. Solo mira como se viste el sesos de alga.— Siseo en tono burlón.— Esas bermudas deberían ser ilegales.

— Lo siento, policía de la moda.— Exclamó la menor, y se gira para mirarme.— ¿Te gusta?— Pregunta.

Respiro hondo y la miro de arriba abajo. Analizando cada curva.

— Me gusta.— Le aseguro.

— Bien — Ella plancha su falda con sus manos, nerviosa.—Hay que bajar.

Lazarus se dirige a la puerta luciendo tensa. Siento que mi lengua se enreda y me cuesta hablar. Me levanto y trato de articular, palabras, pero me siento nervioso por su posible reacción.

Dejo a la bebé en la cama y empieza a morder las llaves de mi auto.

— Espera, lazarus…— Balbuceó y me aclaro la garganta —Tengo un regalo para ti.— Confieso y ella se detiene— Es Navidad y le pedí encarecidamente a Annabeth Chase que me dejara ser tu amigo secreto, pero «Arruinaría el juego» así que…— Trato de explicar y busco la caja aplanada en mi bolsillo.

Lazarus se acerca cautelosa y recibe la pequeña cajita. Duda, pero le pido que la abra frente a mí y ella lo hace.

Sus ojos dorados se abren por completo y se tambalea.

— Es.—Lazarus se aclara la garganta y parpadea varias veces.—Es precioso, yo, yo no sé qué decirte.— Balbucea.

— ¿Puedes…?

— S-sí, sí.— Balbucea y tiembla mientras se pone los aretes.

Es un juego de collar y aretes. El collar tenía una bonita ámbar muy parecido a los ojos de lazarus en forma de gota, con incrustaciones de diamantes.

Era vistazo, pero elegante.

— ¿Puedo ponértelo?— Pregunto refiriéndome al collar.

Ella asiente con la cabeza, gira sobre sus talones y me da la espalda. Tomo el collar de la caja y lo coloco sobre el pecho de la morena, lo enganchó y le palmeo los hombros, buscando más contacto físico entre nosotros.

Lazarus se gira hacía mi y una gran sonrisa se extiende en mi rostro.

Se ve preciosa.

Está hecha para usar este tipo de joyas. Y merece tenerlas.

— Hermoso.— Afirmó.

Lazarus sonríe avergonzada.

— Yo…— Ella juega con sus dedos de forma nerviosa —Yo también tengo algo para ti, pero no es tan costoso.— Balbucea un tanto avergonzada.

— No importa el precio, me gustará.— Le aseguro con sinceridad.

—Pero primero debes— Ella se relame los labios —Debes prometer que no me llevarás a la cárcel por esto…

Entrecierro los ojos y sonrió.

— ¿A quién mataste?— Pregunto.

—Es en serio— Insiste avergonzada, dándome un suave empujón.

— Lo prometo.— Le aseguro.

Ella se acerca al tocador y busca entre sus cosas, saca una carpeta amarilla y camina cautelosa hacia mí. Sonrió.

— Bien, por qué lo que hice no fue legal. — Admite Lazarus, nerviosa—Y ese cepillo de dientes que perdiste y te dije que se lo había llevado el gato. —Suspira— Yo lo tomé.— Asegura.

— ¿Me hiciste brujería?— Pregunto de forma burlona y ella se ríe.

— No.— Alarga berrinchuda.—Hice una prueba de ADN.— Exclama.

Mi sonrisa desaparece. Y mi estómago se aprieta de forma dolorosa.

— ¿Por qué?— Le cuestionó.

— Fue necesaria para esto.— Me entrega la carpeta amarilla.

Abro la carpeta y reviso los documentos. Son… Registros.

Una prueba de ADN.

Un pasaporte.

Y una partida de nacimiento.

— Blair Di Angelo.— Digo con la voz entrecortada.—Incluso en su partida de nacimiento, ¿Cómo?— Balbuceó —¿Cómo lograste esto?— Preguntó.

Esos documentos son difíciles de cambiar. Es todo un proceso legal y sería necesario ir a los juzgados.

Blair Di Angelo.

Es mi hija. Legalmente mi hija.

Tiene mi apellido.

— Tengo amigos en el registro civil, Blair nació en la Nueva Roma y solo tuve que mostrar la puerta de ADN.— Trata de explicar, pero no escucho.

No estoy escuchando.

Estoy en las nubes.

— Esto es…—No puedo dejar de sonreír.—Es increíble Lazarus.— Me aproximo a ella y la rodeo con mis brazos.—Gracias, gracias.— Digo.

Antes de separarnos del abrazo presiono mis labios contra los suyos y una calidez increíble me embarga.

Es tan dulce y suave.

Y huele a coco.

Es un beso casto. No muevo mis labios, solo los presiono contra los suyos hasta separarnos de golpe.

Cuando nos separamos lazarus me mira con esos enormes ojos dorados llenos de sorpresa, casi paralizada. Se ve tan tensa que parece una roca.

— Ah.— Balbucea.

Carajo. No es lo que esperaba.

— Lo siento, yo no— Balbuceó al darme cuenta de que no resultó como quería y no devolvió el beso.

— Está bien, fue la emoción del momento.— Balbucea con la voz entrecortada —No pasa nada.

Parpadeó varias veces.

«No pasa nada»

— Ella dijo «No pasa nada» — Murmuro casi susurrante—¿Qué carajos significa eso?— Gruñó.

Apenas están llegando a los invitados, no somos muchos. Lazarus charlando con Jason, sonriente, mientras este se encarga de hacer reír a mi bebé.

Jason adora a Blair. Es su sobrina favorita, aunque solo tiene una.

— Que no le gustas.— Teoriza Leo y mi corazón se aprieta con la mención de dicha posibilidad—O que le gustas y está asustada por qué esto podría afectar a Blair si no sale bien.— Dice.

— ¿Cómo hago que se sienta segura?— Pregunto desconcertado.

— Eso se logra con acciones.— Afirme antes de llevarse un baso a la boca y beber todo el contenido de un trago.

Mi bebé se agita en los brazos de Jason y se ríe a todo pulmón cuando esté la besa en el «cuello» aunque ahora solo es un montón de grasita de bebé.

Lazarus se ríe y sus ojos brillan.

Ella siempre se ve feliz alrededor de Jason. No como cuando está conmigo, siempre está tensa a mi alrededor y al principio ni siquiera quería verme sin que él estuviera presente ¿Por qué?

Las visitas supervisadas eran con el presente o no dejaba que pasaran.

¿Pero por qué Jason? Estoy seguro de que tiene muchas amigas que estarían dispuestas a acompañarla durante las visitas supervisadas las primeras tres semanas en las que convivimos.

¿Desde hace cuánto son amigos?

¿Por qué se tienen tanta confianza?

Por qué ella…

Parece tan cómoda a su alrededor.

Lazarus nunca me sonríe así.

— Oh, oh.— Leo mira a Jason y luego a mí — Nico, detén lo que sea que estés pensando.— Me exige el moreno.

Hazel se acerca y pide su turno para sostener a mi bebé. En cuanto la tiene en brazos Blair la babea en el cuello al “atacarla” salvajemente, mordiéndola.

Jason nota mi mirada y se despide de lazarus para acercarse a mí.

— Nico tengo que decirte algo.— La urgencia en su voz me hace sentir un raro deseo de golpearlo.—Bueno, es, es complicado, por qué ya sabes que Piper invita a todos los mestizos en la zona a la fiesta de Navidad.— Jason se acerca más y susurra —Público sobre ello en su Instagram y bueno.— Había culpa en sus ojos. — Él la contactó por qué estaba en la ciudad y quería saber si podría “pasarse” y ella no encontró como rechazarlo sin ser grosera.

Alzó una ceja.

— ¿«Él»?— Le cuestionó —¿De qué hablas?— Pregunto insistente.

El rostro de Jason se tensa.

— Will.— Balbucea.

Abro los ojos por completo y mi mandíbula se desencaja.

— ¿Aquí?— Tartamudeo —¿Ahora?

— Sí.— Admite.

— ¿Con mi hija y su madre en el mismo techo?— Le cuestiono y pierdo los nervios—¿¡Acaso Piper perdió la cabeza por completo?!— Chillo.

Jason se acerca y trata de calmarme.

— Cálmate, cálmate … — Susurra —No sabíamos como decirte, y ustedes dos se veían tan contentos y cómodos.

— Carajo.—Me llevo el cabello hacia atrás—¿Está aquí en este momento?

— Quizás decidió no venir. No los sabemos.— Balbucea nervioso.

— Maldición.— Lo apartó y busco a la madre de mi hija, pero no está y Hazel no tiene a Blair.— Nos vamos.

Empiezo a buscar a Lazarus mientras Jason intenta convencerme de no que no me vaya. Cosa que no funciono.

Me iré, «Nosotros» nos iremos.

No expondré a lazarus y a Blair a esto.

Escucho el sonido que provoca el golpe de algún cubierto contra una copa de cristal. Me apresuró al gran comedor donde la mesa, la comida se ve increíble y ya está servida. Piper baja su copa y sonreí radiante.

— Bien, primero que todo agradezco que todos pudieran venir. Por favor empecemos la cena.— Pide de forma agradable, siendo una gran anfitriona. — Vamos, pueden tomar asiento.

Lazarus se acerca por mi costado con Blair en brazos, no se ve molesta, y no veo rastro de Will en la mansión.

— ¿Estás bien? Luces alterado.— Menciona la morena, preocupada.

— No, no, no…— Arrastró una silla para dejar que ella tome asiento.— Solo estoy hambriento.— Murmuro.

Ella toma siento con Blair en brazos y yo hago lo mismo, sentándome justo a su lado. Jason rodea la larga mesa con una sonrisa y mirada culpable, no me molestó en ocultar mi total fastidio al ser emboscado de esta forma. Dioses. Cuando termine este maldito circo les diré a ambos una que otra cosa.

—Te ves tenso.— Susurra lazarus observándome con sus ojos dorados.

— No, para na— Mi voz se corta cuando veo como alguien toma asiento justo frente a nosotros.

Y de pronto me pongo tan tenso que parece que mi cuerpo se paraliza.

Carajo.

Aunque en esta ocasión Lazarus no está viendo como me desarmo al estar ocupada evitando que Blair ponga sus manitas sobre la comida en su plato.

Miro de reojo a la persona sentada frente a nosotros y quiero morir de mortificación. Maldición Piper.

— Bien, iniciemos la cena.— Exclama Piper con una sonrisa forzada.

Percy detuvo el tenedor antes de llegar a su boca llena hasta rebosar, “¿Había que esperar para comer?”, el empezó desde que se sentó a la mesa.

Meto cosas en mi boca, pero no siento el sabor en mi paladar. Espero que la hija de Thanatos no se dé cuenta de lo tensó e incómodo que estoy. Hay una conversación en la mesa, no escucho de que se trata, y tampoco importa.

Solo estoy esperando que Lazarus termine de comer, para sacarlas de aquí con alguna excusa barata.

Blair está tratando de asaltar el plato de lazarus. Se tira hacia adelante y se estira para tomar comida de su plato. Llamo su atención ligeramente, tomo un poco de comida en una cucharilla y se la ofrezco. Aún es amamantada y hasta ahora no parece interesante en dejar el pecho, pero su dieta incluye comida sólida para adulto. Blair está casi eufórica y se mueve en los brazos de lazarus para recibir más comida.

— Es preciosa Nico, ¿Cuántos meses tiene?— Pregunta Sally Jackson. Ella y su esposo están sentados al lado de su hija, Percy y Annabeth junto a Luke.

Lo primero que hice al llegar fue presentar a Lazarus con Sally y presumir mi bonita bebé.

— Tiene nueve meses.— Respondo con orgullo en mi voz.

La pregunta de Sally hace que todos los presentes tomen la confianza para preguntar por el bebe. Compañeros mestizos que nunca creyeron verme teniendo una hija o siendo padre.

— Es demasiado linda para ser tu hija, obviamente tomo todo de la hermosa chica que tienes al lado.— Dice Travis con cierta burla y sarcasmo. Él estaba jugando y todos en la mesa se rieron del comentario— Tú estás curisito.

Lazarus se cubrió la boca con la mano para ocultar su encantadora risa.

Conectamos miradas un segundo.

Se la estaba pasando bien. Se veía muy cómoda y deslumbrante.

— Ja-ja-ja— Artículo fingiendo estar ofendido.— Noto cierta envidia en ti, por qué obviamente soy más guapo.— Exclamó con un tono altanero.

Ese comentario hace que las risas llenen la mesa y el ambiente se llene de calidez. Reaccionar mal y de forma agresiva a ese tipo de “bromas” era común en mí, pero me había relajado bastante los últimos tres meses.

Me siento tranquilo. En paz.

— ¿Qué tal la hermosa señorita? ¿Cómo fue que pasó esto? Estabas muy borracha ¿Verdad?— Pregunta Connor en un tono burlón y todos se ríen, incluyéndonos a nosotros.

Cuando las risas se detuvieron todos esperaron una respuesta de lazarus.

— No lo sé.— Respondió Lazarus con una voz dulce después de cortar sus pequeñas risas.— No estaba borracha.— Admite y me mira de reojo— Tan solo paso y ahora tenemos 10 kilos de babas y mucho amor— Bromea.

Mi corazón se estremece por qué sentí cierta complicidad de en su mirada, y tuve la impresión que compartíamos un secreto que solo los dos sabíamos.

— Puedes sentirte celoso.— Me burló y beso la mejilla de mi bebé que suelta una carcajada adorable.— Es mía.

— Se ve demasiado grande.— Escucho una voz entrecortada colarse entre las risas jocosas de nuestros amigos.

Mi cuerpo se tensa y la sonrisa desaparece de mis labios.

— ¿Qué?— Pregunta Annabeth sonando confusa, creyendo no haber escuchado lo que claramente dijo.

— Dije— Recalca una voz apretada y entrecortada— Que se ve demasiado grande para tener 9 meses.— Afirma.

Y por primera vez desde que me senté a la mesa mis ojos se fijan en él.

No necesito verlo de dos veces para saber que estuvo bebiendo, incluso antes de venir a la fiesta. Se ve algo desorientado, tiene los ojos azules inyectados en sangre y cristalizados.

— No es gracioso.— Advierto.

Todo el buen ambiente en la mesa desaparece al instante y todo se torna tenso, casi sofocante en realidad.

— ¿Si estás seguro de que es tuya?— Me cuestiona —Solo pasaron dos años y medio— Balbucea con nerviosismo —¡Tuviste que haberla concebido la primera semana en la que regresaste para que fuera tuya!— Exclama.

Siento las venas en mí cien palpitar y todo mi sangre hervir dentro de mí.

— Bueno, entonces está bien por qué la concebimos el día en que llegué. El 31 de octubre. Haz las cuentas si estás tan preocupada por la paternidad de mi hija. — Digo entre dientes. Intento mantenerme sereno y no explotar.

Will exhala como si su alma hubiera salido de su cuerpo.

— Tú nunca harías eso.— Se niega a creer, con un tono casi suplicante.

Y no sé porque el hecho de que no me crea capaz de hacerlo me molesta.

— ¿Y por qué no?—Le cuestionó ocultando mi ira con sarcasmo.

— Por qué no eres así, no lo habrías hecho.— Balbucea en negación.

Exhaló por la nariz.

— Pues lo hice.— Bramo.

— ¡No estás viendo la realidad! ¡Estás demasiado encariñado con esa bebé para darte cuenta de que esto es una locura...!— Me grita Will totalmente fuera de sí mismo, y prácticamente su voz es lo único que llena el ambiente.

Si no se tratara de Will solace me hubiera levantado y estrellaría su cabeza contra la mesa por decir que mi hija no es mi hija biológica.

Es casi gracioso por el hecho de que Blair no se parece en nada a Lazarus y saco todos mis rasgos fuertes.

Respiro hondo y apoyo mi espalda contra el respaldar de la silla.

— Estás arruinando la fiesta. Deberías salir a tomar aire.— Sentenció.

Mi aparente calma parece sacar aún más a Will de sus casillas. Su cara se pone roja y sus ojos se llenan de agua.

— ¿Por qué actúas de esa forma? ¿Por qué te comportas así?— Me confronta.

—¿Por qué? — Apretó mi puño sobre a la mesa— Estás haciendo un puto escándalo en frente de mi hija.

— Ammm... ¿Por qué no abrimos los regalos del amigo secreto?— Pregunta Piper, intentando acabar la discusión.

— ¡Y como quieres que actúe cuando me dejaste por una puta carta!— Will se levanta, supongo que para gritarme mejor.— ¡Solo te desapareciste…! ¡Tú solo no volviste hablarme! — Chilla.

Aprieto la mandíbula.

Habla como si hubiera venido de la nada, pero después de "abrir" nuestra relación los siguientes tres meses antes de mi graduación me despegue por completo de Will. No había besos, abrazos o intimidad. Todo se detuvo y el nisiquiera pareció darse cuenta.

Seguramente estaba demasiado ocupado como para darse cuenta de que estaba pasando el duelo por nuestra ruptura justo en su cara.

Durante esos tres meses pase por todas las fases del duelo. Fue doloroso dejarlo ir todo lo que pasamos.

Pero era lo mejor para mí.

Me fui el día de mi graduación. En la noche. Tome las cosas importantes y le dejé una carta donde explicaba por qué me iba, y le pedía que no volviera a contactarme por el bien de ambos.

— ¿No estás familiarizado con el contacto cero? Terminamos, se acabó, no hay razón para hablar.

— Tú tomaste la decisión solo, ni siquiera hablaste conmigo.

— Tú sabes por qué. No finjas no saber la razón.— Sentenció.

— Estás siendo injusto.— Balbuceó.

— No voy a escucharte estando tan borracho— Le resto importancia.—Te arrepentirás de esta escenita mañana.

— ¡No puedes solo salir de la nada con una hija y una..! ¡Una chica a tu lado! ¡Ese bebé podría ser de cualquiera!

Sé que dije que no iba a gritar.

Pero no puedes gritarle a alguien que su hija no es suya frente a todos sus amigos y esperar que no reaccione.

— ¿¡Qué carajos estás diciendo!? ¡Sabes que no pienso escuchar esta mierda! ¡Lazarus nos vam— Me giró y noto su asiento vacío —¿Lazarus?

Cuando Will y yo dejamos de discutir noto el profundo silencio en el salón.

— Ella se fue…— Murmura Hazel sin mirarme a los ojos, incómoda.—Cuando empezaron a discutir.

Me levanto de la silla de golpe y tiró la servilleta sobre la mesa antes de salir del salón para buscar a lazarus.

— ¿¡A dónde vas?!— Will grita detrás de mí, escucho el rechinido de la silla.

Seguramente se levantó para seguirme y continuar nuestra discusión por toda la casa.

— ¡Con mi familia!

Holaaa chicas y chicos.

Espero que les guste el capítulo, si ven que no hay tantos memes es por qué estoy corta de tiempo y aún así intento sacar tiempo para escribir.

Bye bye.

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