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Katsuki siempre fue un niño –puberto, adolescente, adulto- rebelde, cuando quería algo se empeñaba en conseguirlo sin importarle el resto del mundo... porque si lo quería era porque se podía, ¿no?
Así que si, se sintió aliviado cuando salió de esa guardería donde su madre lo botó por tres años y pensó que la vida escolar mejoraría un poco, o sería más pasable que la maestra Ochako y su mal carácter y sus mimos y... básicamente todo lo que ella hacía le molestaba. No estuvo seguro del porque hasta unos años después, cuando por casualidad se la encontró en el supermercado y le saludo con la sonrisa más brillante de la vida –incluso la de Izuku se había quedado corta- preguntándole como le iba con los estudios; para ese entonces Katsuki tenía trece años y su antigua maestra ya debía rondar en los veintisiete o algo por el estilo –su madre le contó después que Ochako era la menor de todas cuando él empezó a ir a la guardería-, eso le molestó, porque eran más de diez años de diferencia... luego creyó olvidarlo, pero no.
Había en su cabeza una constante que en cada cumpleaños le decía que su maestra le llevaba catorce años y que era un mocoso a comparación de ella. Eso le jodía, pero no se lo decía a nadie y hacía que todo se volviera más irritante de lo normal. Tenía ganas de apuñalar a todos o encontrar algún ritual que lo hiciera un poco mayor.
La siguiente vez que la encontró estaba por salir del instituto, estaba aceptado en una universidad del extranjero y había ido al supermercado con su madre para comprar algunas cosas que se llevaría al mudarse. No le molestaron los halagos cuando la mujer de treinta y tres años le dijo que había crecido mucho y que se veía muy bien, tampoco le molestó enterarse que se había casado y divorciado, porque su ex no quería niños o algo así.
Shōto, quien era un extraño amigo rival que siempre le decía lo que quería saber por más que se enfadara, le había dicho en burla que luego de los veinte años la edad no debía importar... aún estaba averiguando como demonios se había enterado de su eterno crush por su profesora de guardería pero mientras, sus palabras le habían movido algo en su corazón –o en su zona de consigo-lo-que-quiero-siempre en su cerebro- así que sólo estaba contando los días para su cumpleaños... lástima que no pudo hacer nada porque había partido a muchas horas lejos de ella.
Al final, se graduó hasta los veinticuatro, por infinidad de razones que a nadie más que a él le deberían de importar, y lo primero que hizo fue tomar el primer avión de regreso a Japón. Ahora que era un adulto – ¡maldita adultez! – finalmente podría conseguir lo que tanto se le había negado incluso si nunca lo había expresado en voz alta.
Lo primero que hizo fue obligar –la verdad le contó todo a voluntad- a Deku a decirle donde vivía la ahora directora de la guardería y, de paso, investigó si había alguien importante en su vida. Izuku le dijo todo lo que quería saber porque el chismoso de su marido le había contado de su eterno crush –que si consideró que podía ser una obsesión, pero no, tampoco estaba tan loco-.
Así que ahí estaba, luego de dos horas convenciendo a su ex profesora a salir en una cita unos días antes, esperando a que llegara a esa cafetería propiedad del hermano de su mejor amigo. Sabía que debió comprar flores o chocolates, pero optó por aceptar de mala gana la sugerencia de Izuku y llevó uno de esos libros cursis que tenía flores en la portada, como complemento llevó ese set de té que su amienemigo - ¿amienemigo? – le había hecho sin consultar. También accedió a mantenerse lo menos ruidoso posible para causar una buena impresión a la mujer que estaba llegando tarde cinco minutos.
—Katsuki.
Ochako apareció finalmente, llevaba colgada una bolsa al hombro y su cabello largo estaba peinado en dos trenzas que parecían perfectas... se obligó a detenerse, estaba comenzando a perder la cabeza por pensar eso - ¿y no ya la había perdido por estar enamorado de una mujer mayor por catorce años?-.
—Ochako —se puso de pie, inseguro si debía cederle la silla o hacer que se sentara en la otra, maldita cara de ángel que le hacía dudar así por todo.
—Seré sincera, no iba a venir —se sentó frente a la silla que era de Katsuki, suspiró, pasándose un mechón de cabello rebelde tras su oreja.
— ¿Por qué no? —preguntó claramente ofendido, sintiendo algo de molestia en su pecho.
— ¿No es obvio? —suspiró, apretando el puente de su nariz con los dedos—, fui tu profesora y soy catorce años mayor que tú, ¿no crees que se ve mal?
—No —se cruzó de brazos, dejándose caer en la silla.
Ella suspiró y esbozó una pequeña sonrisa, había cosas que no cambiaban por nada.
—Es bueno verte tan seguro, pero de cualquier forma —mojó sus labios con la punta de la lengua y tragó saliva—, creo que puedes estar confundido, quiero decir... a veces los niños creen que están enamorados de sus profesores pero ha pasado mucho y...
—No estoy confundido ni quiero repensarlo, te quiero para mí y ya, ¿por qué lo sigues negando?
La mujer suspiró de nuevo, cerrando los ojos y masajeándose las sienes, convenciéndose de que ese niño siempre sería así de difícil.
— ¿Puedes olvidar entonces que fui tu alumno? —arqueó una ceja, inclinándose sobre la mesa con el tono de voz más serio que tenía—. Sólo finge que soy un extraño que quiere conocerte, y ya, no es tan difícil.
Lo observó atenta desde su posición como tratando de descifrar si todo eso era una mentira o no, pero sólo podía verse a si misma reflejada en los orbes del rubio.
—Como sea —Katsuki se reacomodó en el asiento y le acercó la bolsa de regalo donde Shōto había metido todo—, te traje esto.
Ochako no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa, enternecida, conocía esa expresión que hacía cuando estaba avergonzado. Recibió la bolsa y sin abrirla la dejó junto a la que ya traía al llegar.
—Está bien, te daré dos citas, pero si no logras convencerme no insistirás más, ¿es un trato?
Katsuki asintió, más determinado que nunca, la castaña sólo pensó que él perdería el interés luego de la primera cita y el muchacho lo olvidaría....
Seis meses después, Ochako se estaba casando con Katsuki. Y como siempre, él obtenía lo que quería.
Listooo!
Listoooooooooo!
LIIIIISTOOOOOOOOOO(?)
Les gustó ese Kacchako? Se lo esperaban? xD la verdad planee esto desde el principio y aunque luego no estaba tan segura al final si lo puse jajajaja la verdad me dio gracia todo este asunto y espero que a ustedes también xD
Mil gracias por leer, votar y comentar!
Lof, smooches y galletitas!
Rae Septoxic
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