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La parte favorita de Tsuyu era la hora de la siesta, nunca lo diría en voz alta pero tenía dos buenas razones, la primera era la carita adorable de todos los niños mientras dormían plácidamente, podía jugar con sus mejillitas y ninguno protestaría -sabía que a Momo le hacía bastante gracia aunque siempre la regañaba-, la otra era que a veces también dormía con ellos, cuando llegaba el pequeño Izuku y le suplicaba que le leyera algo, le arropara bien y lo abrazara mientras descansaba, no se negaba porque sólo de esa forma el niño descansaba y a ella lo estimaba bastante, sobre todo después de enterarse que se lo habían quitado a su madre biológica por maltrato.
Su corazón era débil ante la inocencia de Izuku y tampoco es que pusiera mucha resistencia. Adoraba cuando le buscaba para esconderse de Bakugo y le suplicaba que le ayudara a dividir su almuerzo para sus amigos.
— ¡Waaaa!
Un nuevo grito le avisó sobre Katsuki molestando a Izuku, entró al salón donde todos comenzaban a acomodarse para dormir y divisó al pequeño rubio, con el peluche favorito del pecoso en ambas manos...lo había partido por la mitad. Tsuyu se pasó una mano por el rostro y negó con la cabeza, tendría que ver si tenía arreglo o si era un caso perdido por completo.
—Izuku —le llamó, tendiéndole los brazos de inmediato al ver que buscaba su consuelo.
Entre los balbuceos del pequeño pudo distinguir su nombre, o algo así, le alzó del suelo y buscó un pañuelo desechable en el escritorio.
—Tranquilo —le pidió mientras limpiaba su rostro con cuidado.
— ¿Qué pasa? —Ochako se acercó, curiosa por el escándalo.
El pecoso señaló a Katsuki sin dejar de llorar, Shouto veía preocupado al niño que no parecía que fuera a parar pronto.
—Parece que Katsuki rompió el juguete para dormir de Izu —Tsuyu suspiró y acarició la cabeza del niño, con cuidado.
Uraraka se volteó y vio al rubio que tenía el ceño fruncido, apretando los pedazos del peluche entre sus manos, parecía temblar y su cabeza estaba baja. La castaña suspiró y buscó la mejor manera de hablar con él, no quería regañarle porque sabía bien que no le iba a escuchar.
— ¿Qué fue lo que pasó? —le preguntó, lo más paciente que pudo, inclinándose a su altura.
El niño no parecía tener intenciones de contestar, incluso tenía la nariz fruncida y bufaba.
—Katsuki Bakugo, contéstame cuando te hablo.
—Estaba enfadado —murmuró, sin relajar ni un poco su posición.
— ¿Por qué?
—Olvide mi peluche en casa y quería el de Deku.
—Te había dicho que no le llames así.
— ¡Pero es un inútil!
—Katsuki —colocó sus manos en la cintura, inclinándose, era la pose del castigo—. Te quedarás sin postre en la hora del almuerzo.
— ¡No es justo! —gritó molesto, soltando las partes restantes del conejo de peluche—, Deku no quería soltarlo.
El llanto de izuku aumentó y Tsuyu tuvo que acariciar la maraña rebelde del pecoso, tratando de calmarle, mientras le mecía como a un bebé. Shouto salió corriendo de la habitación, preocupado por Izu que no paraba de llorar, parecía desconsolado, y lo entendía, le había contado que ese conejo se lo regalo su padrino y lo adoraba. Abrió su pequeña mochila y revisó lo que llevaba, no era mucho y tampoco tenía algo que pudiera darle, sus ojos se llenaron de lágrimas por la impotencia, él quería hacerlo feliz porque le gustaba mucho su sonrisa y solamente fallaba.
—Shouto —Momo se acercó al encontrarlo solo, había salido a buscarlo luego de que lo vió salir corriendo, también para despejarse un poco por los gritos de Uraraka y Katsuki—, ¿qué haces, pequeño?
El niño se sentó y abrazó sus piernas, estirando la bata amarilla de patitos que su nueva mami le había hecho, quería llegar a casa y abrazarla, llorar y quedarse dormido en sus brazos. La mayor le acarició los cabellos para llamar su atención y al verlo alzar la mirada le sonrió con dulzura.
— ¿No quieres decirme?
Desvió la mirada y suspiró, dejando que le acariciara aún más sus cabellos.
—No se cómo hacer sentir mejor a Izu —murmuró con la voz temblorosa.
La mayor se sintió enternecida y observó todo lo que había sido sacado de la mochila.
—Tengo una idea, pero tendrás que ayudarme, ¿entendido?
—Sí —dijo aliviado, la profesora Momo era su favorita, porque siempre lo ayudaba y le hablaba con mucho cariño.
Izuku se dejó recostar por Tsuyu, aun sollozaba, sus ojos estaban rojos e hinchados, sus mejillas sonrojadas y su nariz indicaban que había llorado con ganas. La joven le cubrió con su manta preferida y se recostó a su lado, acariciando su estomago para poder ayudarlo a calmarse aún más.
—N-no tengo sueño sin el señor conejo —murmuró, con las palabras apenas entendibles.
—Debes intentar dormir, necesitas descansar, Izuku.
—Pero el señor conejo cuida mis sueños, las pesadillas no me gustan.
Tsuyu pensó bien lo que diría, tenía que ser cuidadosa para no decepcionarlo. Antes de que pudiera abrir la boca, Shouto entró animado, seguido de Momo que lo llevaba de la mano y le soltó justo para que él se hincara al lado del pecoso.
—Izu, tengo un regalo.
El pequeño talló sus ojos y se enderezó, curioso, era extraño ver a su amigo tan animado.
— ¿Qué es?
Le tendió un pequeño presente hecho con la manta favorita de Shou, atada con pequeños moños para darle la forma de conejo, era tan bonito que Izuku olvido sollozar y admiró el regalo en sus manos.
—Pero Shouchan, es tu manta favorita.
—Quiero que la tengas —le regaló una pequeña sonrisa, nervioso.
No hubo respuesta pronta y el niño de cabello bicolor comenzó a ponerse ansioso, volteó a ver a su profesora quien le sonrió para darle ánimos, suspiró y comenzó a jugar con sus deditos. De repente sintió los bracitos de su amigo rodearle y se sintió feliz, correspondiendo de inmediato.
—Muchas gracias, Shouchan, pero, ¿con que dormirás?
—Hoy no dormiré —murmuró apenado—, ayudare a la profesora Momo a ordenar.
—Duerme conmigo, Shouchan —dijo antes de que terminara la frase—, la profesora Tsuyu dice que necesitamos descansar.
Yaoyorozu se sintió tentada de tomar fotos, pero se contuvo cuando vió a Tsuyu sacar su teléfono en silencio.
—Izu —su rostro estaba más rojo—, mami dice que no debo dormir contigo hasta que nos casemos.
Los colores se subieron al rostro del pecoso y se escondió detrás de su nuevo señor conejo.
—Shouchan, no digas esas cosas.
Hey y'all!
Aquí rave con el cap 2 xD llevo días tratando de terminarlo pero he estado tan ocupada que no he tenido tiempo, por lo visto, ahora los viernes son mi día de actualizacion xD igual tratare de subir el resto de los días :3 espero que les haya gustado!
Mil gracias por leer, votar y comentar!
Lof, smooches y galletitas
Rae Septoxic
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