Capítulo 43🍁


Yoongi contestó la llamada de Hoseok y llevó el aparato contra su oído.

—Ya he revisado los currículums que me enviaste y he marcado el del hombre que me ha gustado —anunció.

Eso es bueno, pero no es exactamente por lo que te llamaba —reveló.

—¿Sucedió algo? —preguntó el león frunciendo el ceño.

¿Cuándo dijiste exactamente que tu madre llegaba? —preguntó en cambio, logrando que el ceño fruncido del alfa se profundizara.

—Ni yo lo sé exactamente, luego de que me sacara finalmente la información de dónde estoy me cortó sin decirme nada más —resopló—. No he querido volver a ponerme en contacto con ella, perfectamente podría estar aquí mañana o en una semana más.

Bueno, yo diría que hoy —anunció con tranquilidad fingida.

—¡¿Qué?! —exclamó sobresaltado, levantándose de golpe de su silla y enviándola incluso al suelo ante dicho movimiento—. ¿Estás seguro?

Hoseok torció sus labios—. Fui a revisar un disturbio en la panadería y te juro que vi el rostro de tu madre detrás del volante.

—¿Cómo era el auto? —cuestionó.

Pequeño y amarillo con las patitas de un cachorro, si no me equivoco, en el parachoques de atrás —describió—. De la mujer tras el volante, solo pude ver su cabello corto hasta los hombros, rubio, con una camisa a cuadros.

—Joder, suena como mi madre —exclamó pasando una mano por su rostro.

Creo que ella iba para la casa a buscarte —añadió Hoseok—. Iba en esa dirección.

—Doble mierda, Jimin me llamó saliendo de la tienda, diciéndome que ellos ya iban camino a casa. ¿Crees que se hayan encontrado? —preguntó.

Muy posiblemente —aceptó el beta y luego rió—. Bueno, ¿no estamos exagerando un poco con todo esto? Tampoco es como si ella fuera a presentarse frente a tu pareja e internarse en la casa como si fuera la dueña de esta.

—Hoseok, ella sí lo haría —juró Yoongi—. Y creo que ni siquiera le importaría mucho si incómoda o no a nuestras parejas con ello y así como son ambos...

Oh mierda —gruñó Hoseok—. Ahora entiendo por qué he sentido algo ansioso a mi alfita, pensé solamente que era porque todavía estaba en la tienda —se quejó.

—Jimin también está ansioso pero pensé que era solamente porque le dije que íbamos a hablar de algo sin darle indicios de qué antes —pasó una mano por su cabello—. Me voy a la casa —anunció.

Yo aún tengo algo que hacer en la comisaría pero tan pronto como me desocupe iré a salvar a mi pareja también —torció sus labios.

—Hombre, yo trataría de no tardar mucho si fuera tú, sabes cómo es mi madre de las pocas veces que la viste —le recordó logrando que su amigo maldijera.

A la mierda, voy en camino también —anunció y cortó la llamada.

Apenas recordando apagar el computador, el alfa Min salió rápidamente de su oficina cerrando la puerta con llave mientras intentaba llamar a su pareja.

Pero como suponía, no hubo respuesta de ello.

Y no lo habría si su madre estaba alrededor de ellos, acosándolos con preguntas desde quien eran sus padres, lo que les ocurrió, cuántas veces se han enfermado, cómo se conocieron, cuando se aparearon e infinidades de preguntas más que su mamá seguramente tendría.

Y todo se volvería peor luego de que descubriera que su pareja estaba en cinta.

Joder, ni siquiera había alcanzado a preparar algo de terreno para su pequeño.

Solo podía esperar que su omega no le castigara por ello, los castigos de Jimin eran malvados.

—¿Alfa Min? —preguntó un omega al ver salir apresuradamente a Yoongi del edificio.

—Lo siento, hoy no me puedo quedar y atenderte, es una emergencia —anunció subiéndose rápidamente a su camioneta, sin darle más oportunidad al contrario de hablar.

El tiempo que se tardó en conducir hacia su casa fue relativamente una eternidad para Yoongi, cuando en realidad no fueron más que unos diez minutos o incluso menos, pero así lo sintió él de todas formas.

Para el momento que estacionó su camioneta frente a su casa, torció sus labios al reconocer el auto de su madre ocupando el lugar que era para el automóvil de Hoseok a su lado.

Sip, su madre definitivamente sabía cuando sorprenderle.

Un tanto nervioso por cómo encontraría a su madre junto a su pareja, Yoongi abrió la puerta y entró en su casa.

Observó a su alrededor un tanto confundido por el silencio a primera vista, pero cuando concentró sus sentidos, escuchó ruido en la cocina y en el piso de arriba.

Y ese sonido parecido a un chillido un tanto molesto lo reconocería en cualquier parte, era la ruedita de Jimin.

Inmediatamente quería subir a su habitación para comprobar y detener a su pareja, no sería bueno para el bebé que hiciera tanto ejercicio corriendo en aquella rueda.

Sí, lo mejor sería comprobar a su omega.

Pero cuando se disponía a dar un paso, la voz de su madre irrumpió desde la cocina.

—Min Yoongi, quiero hablar contigo —anunció logrando que el nombrado se quejara silenciosamente por ello.

Suspirando, Yoongi observó con anhelo las escaleras antes de ir a la cocina de su pareja. Torció sus labios al contemplar a su madre en ella, dando la impresión de que era la dueña de ese lugar mientras se desplazaba por esta.

"Sip, definitivamente mi pequeño no debe de estar feliz con esto" pensó.

Su omega a penas y si dejaba que Jungkook estuviera en la cocina cocinando con él y eso era sólo debido a que le estaba enseñando, si alguien quería comer algo por lo general tenían que decirle a él y entonces Jimin se lo prepararía alegremente.

Pero nadie tenía permitido utilizar la cocina sin supervisión, la última vez que había ocurrido por culpa de Hoseok, este había dejado un desorden junto a su pareja y terminó en una guerra de comida que finalmente logró enojar a su pareja quien les prohibió utilizar su cocina y claramente, fueron castigados.

Cuando Min Cho-rang simplemente alzó una ceja en silencio, Yoongi se adelantó rápidamente y abrazó a su madre besando su mejilla.

—Es bueno verte, madre —pronunció.

—¿En serio? —preguntó con sus ojos entrecerrados—. Porque tal parece que tu pareja no tenía ni idea de que iba a venir.

—No tenía idea de que ibas a parecer precisamente hoy —contestó Yoongi—. Después de aquella llamada no me volviste a llamar y no contestaste mis llamadas —le recordó—. No podía tener a mi pareja ansioso informándole que nos ibas a visitar sin poder darle un día en específico —se excusó.

—Uhm... Ellos son un tanto especiales ¿no? —pronunció relajando su expresión.

—Te lo dije, mamá. La naturaleza de ellos les hace ser así con todos los extraños, también está su personalidad que es así y sin contar lo que tuvieron que pasar a mano de los idiotas Kim —le recordó.

—Bueno, de todas formas lograron resistir antes de inventar una excusa y escapar de la cocina —sonrió y Yoongi se quejó visiblemente.

—No debes molestar mucho a mi pareja, mamá —advirtió.

—¿Por qué? Ambos hermanos son una ternura que me quiero comer a besos y abrazos. Jimin tiene unos mofletes que quiero apretar entre mis dedos hasta aburrirme —expresó.

—Lo sé, son adorables —sonrió Yoongi y luego sacudió su cabeza para volver a concentrarse en lo importante—. Y mi pareja está en cinta por lo que agradecería si no lo acosaras mucho con preguntas o... Todo tú siendo una leona sobreprotectora con sus cachorros —explicó.

—¿Seré abuela y no me lo dijiste? —exclamó ofendida, golpeando la nuca de su hijo.

—No hubo oportunidad —se excusó pobremente, alejándose—. No lo descubrimos hace mucho y tu no contestando mis llamadas no me dejabas exactamente una oportunidad para contarte de ello —se defendió.

La mujer resopló.

—¿Será un león? —preguntó curiosa—. Me di cuenta de que ambos son una presa.

—Ah, un erizo para ser exactos —informó—. Y no lo sabremos hasta que nazca, afortunadamente el tiempo de gestación tanto de los leones como el de los erizos es solo de cuatro meses en caso de que Jimin tuviera más de uno.

—¡¿Tiene más de uno?! —exclamó extasiada con la idea de tener más nietos.

—No lo sabemos aún, Namjoon, el médico, dijo que lo podremos averiguar en la próxima consulta así como el sexo —aclaró rápidamente.

Lo cual también era bueno, con solo cuatro meses de gestación, el pequeño en el vientre de su pareja se desarrollaba rápidamente para ello.

—Ahora necesito ir con tu pareja y abrazarla y comentarle de los nombres que podrían ponerle en caso de niño o niña y...

—Alto —detuvo el alfa—. No creo que sea buena idea que vayas exactamente ahora —dijo con una mueca.

—¿Por qué? —preguntó frunciendo el ceño.

—Creo ya haberte explicado la personalidad de ellos dos, madre, y en especial la de mi pareja Jimin. Ellos realmente atesoran su espacio y tú que aún siendo mi madre eres una completa desconocida para ellos llegas y entras en nuestra casa como si fueras la dueña... —explicó y se encogió de hombros—. No creo que ellos estén precisamente cómodos.

O felices.

—Ve a hablar con él y arregla esto entonces —ordenó—. Si me hubieras explicado bien cómo era tu compañero nada de esto habría pasado, y si el niño me tiene miedo a ti te castigaré por ello —advirtió.

Yoongi apenas pudo contener su risa mientras asentía.

Él le había explicado perfectamente como era la personalidad de su pequeño, pero su madre ansiosa, terca y siendo ella misma, obviamente aquella información no le iba a detener para cambiar su forma de actuar.

—Iré a hablar con él —anunció—. Si gustas puedes seguir preparando la cena mientras tanto —pidió para distraer a su madre antes de alejarse apresuradamente de la cocina y subir las escaleras hasta su habitación.

Cuando abrió la puerta, parecía que el molesto chillido de la ruedita se volvió más furioso ante su presencia.

Cerrando la puerta detrás de él, Yoongi fue hacia la esquina de la habitación donde había colocado todos los juguetes de su pareja, incluyendo la ruedita la cual, en ese momento giraba furiosamente.

—Pequeño... No es bueno que hagas tanto ejercicio en tu condición —le recordó sentándose en el suelo, contemplando al pequeño erizo correr como si su vida dependiera de ello—. Recuerda al bebé.

Eso pareció llamar la atención del omega, quien lentamente comenzó a disminuir la velocidad para finalmente parar y bajarse de la ruedita.

Pero él seguía molesto, Yoongi podía decirlo por la forma en que sus púas estaban levantadas sin darle la oportunidad de tomarlo entre sus manos y acariciarlo.

—Vamos amor, habla conmigo. Te juro que no sabía que mi madre iba a aparecer hoy, ella no me avisó ni nada —intentó explicar.

Jimin le observó.

—Precisamente hoy quería hablarte para avisarte que mi madre estaría viajando pero de verdad que no sabía que iba a ser precisamente hoy, ni siquiera te lo había querido decir antes porque como no sabía cuando iba a aparecer no quería tenerte todo ansioso a la espera —se explicó.

Finalmente las púas del pequeño erizo bajaron y Yoongi no perdió oportunidad alguna para tomarlo entre sus manos y acariciarlo.

Luego de unos segundos donde su omega parecía haberse calmado, Yoongi lo bajó hasta su regazo cuando este se lo pidió señalándole con su pequeña cabecita y manitas.

Pronto, el pequeño cuerpo comenzó a crecer hasta que sobre su regazo estuvo un hermoso cuerpo completamente desnudo.

Acomodándose a horcajadas sobre su pareja, Jimin rodeó con sus brazos el cuello de su alfa y se inclinó hacia adelante ocultando su cabeza en el cuello.

—Ella comenzó a hacer muchas preguntas gatito, una detrás de otra sin dejarme responder realmente una y cuando lo hacía, me miraba de esa forma como si mi respuesta no fuera lo suficientemente buena —se quejó—. Ella nos miraba como si nos quisiera comer —chillo.

Yoongi rió sin poder evitarlo, abrazando con fuerza pero a la vez con cuidado el pequeño cuerpo de su pareja.

—A besos y abrazos tal vez —respondió—. Lo lamento, mi madre solo es así de intensa pero no es una mala persona —prometió—. Solo cuida mucho de sus cachorros sin importarle que ambos ya son mayores de edad.

—Ella trajo muchas cosas Yoonie, y las dejó en la habitación de Kookie —susurró casi como si temiera que le escuchara—. ¿Ella se va a quedar aquí con nosotros? —preguntó saliendo de su escondite.

—Tal vez... ¿Unos días? —respondió inseguro.

—¿Unos días?

—¿Semanas?

—¿Semanas? —repitió casi sin aliento.

—Tranquilo bebé, si te molesta mucho siempre puedes ponerla en su lugar como lo haces conmigo —pronunció besando castamente sus labios.

—No podría —negó asustado con la idea—. Tú eres mi pareja, ella es tu madre, hay una diferencia —le recordó.

—Y yo soy un alfa y aún así te molestas conmigo, me pones en mi lugar y me castigas —argumentó.

—Pero tú eres mi pareja —insistió—. Sé que nunca me lastimaras.

—Y mi madre tampoco lo haría, a pesar de como se ve es una mujer dulce pero algo intensa, una vez que logres encontrar un equilibrio estoy seguro de que ambos se llevarán muy bien —prometió y rió ante la expresión dudosa de su pareja.

Acercando su rostro beso la pequeña nariz de su omega.

—Solo dale la oportunidad, pequeño.

Arrugando su nariz y haciendo un pequeño puchero, Jimin finalmente asintió.

—Está bien.

—Gracias —sonrió el alfa besando su frente—. Vamos, a vestirse y luego a comer.

—Pero si aún no preparo la cena —frunció el ceño.

—Mamá lo está haciendo —respondió e inmediatamente besó los dulces labios de su pareja cuando la molestia brillo en sus ojos.

Muy bien él podría distraer a su omega hasta que la cena estuviera lista.

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