Capítulo 3🍁


—Jimin... Jiminnie... Minnie... ¡Jimin! —gritó Taehyung, finalmente capturando la atención de su hermano que llegó a saltar de la sorpresa.

—¿Qué? —pregunto el pequeño castaño, empujando sus lentes hacia arriba.

Frunciendo el ceño, el pelinegro fue a su lado y le quitó a su hermano el libro que tenía entre sus manos, en el cual había estado leyendo la misma página más de media hora.

—Desde ayer que estás distraído, Jiminnie —indicó—. ¿Me quieres decir qué es lo que ocurre?

Al contemplar la preocupación en el rostro de su hermano, Jimin suspiró y se quitó sus lentes para restregar sus ojos.

—Lo siento, solo que... No me puedo quitar de la cabeza a ese hombre luchando contra Min-Jae y su secuaz —explicó recordando perfectamente al guapo extraño.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de ambos al recordar tan... Feroz escena entre dos grandes alfas.

Los erizos por naturaleza eran unos pequeños animales con pésima vista, ariscos, miedosos y que no soportaban el frío.

Era de conocimiento común que las personas cambiaformas adquirían algunas cualidades de sus animales cuando eran humanos, por ejemplo una mejor vista u olfato.

Lastimosamente para estos hermanos, todas esas cualidades que tenían sus animales, las poseían ellos también.

Y no era como si una mala vista o su pequeño cuerpo carente de músculos pudiera ayudarles a defenderse si un depredador abusador se acercaba a ellos.

En realidad, cualquier extraño que se les acercaba los ponía nervioso, ansioso y pronto estaban asustados de muerte buscando una forma de escapar.

La fea pelea que habían presenciado el día anterior con esos poderosos y crudos golpes aún se repetía en la mente de Jimin, pero más por aquel extraño que les había defendido.

No es que eso no hubiera pasado antes, cada vez que un forastero pasaba por Busan y presenciaba el abuso, intentaba ayudarlos.

Tristemente, nada funcionaba realmente porque el extraño se iba, y luego todo volvía a ser "normal".

Pero algo sobre aquel rubio alfa largándose para no volver nunca más molestaba a Jimin un poco, y eso era extraño, ya que también le temía al ser un depredador.

—Bueno, puedo entender eso... Fue una pelea bastante injusta y feroz —recordó Taehyung—. Ese extraño obviamente era más fuerte que ambos si fácilmente pudo corresponder salvajemente los golpes.

—Era un alfa... —recordó el castaño.

—Lo sé, peor aún —asintió Tae, quitándose sus lentes para limpiarlos con el borde de su suéter antes de volver a ponérselo—. Si siendo un alfa era más fuerte que Min-Jae y probablemente los otros dos alfas Kim, no lo veremos nunca más por aquí.

Jimin arrugó su nariz, por primera vez inquietándole aquello.

—Bueno, es mejor así... No me gustaría que otro depredador estuviera por aquí, como si ya no hubiera los suficientes rodeándonos —bufó.

—¿Crees que... Esté bien? —preguntó y se puso nervioso ante la atenta mirada de su hermano que parecía poder leer a través de él—. Digo, es la primera vez que alguien realmente pudo golpear a Min-Jae y no creo que Min-Seok simplemente lo deje pasar así —se excusó.

—Bueno, eso es cierto —aceptó—. Pero es un alfa, obviamente estará bien —dijo sin importancia—. Ya olvídalo Jimin, de todas formas no lo volveremos a ver nunca más.

Tocó suavemente su hombro y le devolvió el libro.

Contemplando la página que había estado intentando leer, Jimin sacudió su cabeza y permitió que su vista vagara hasta el restaurante de al frente de donde había salido el extraño.

Sabía que no lo iba a encontrar ahí, pero aun así... No pudo retener el suspiro involuntario que escapó entre sus labios al no verle.

"Seguramente ya se habrá ido de Busan a estas horas, Jimin... Olvídalo" se dijo a sí mismo, levantándose de su silla para comenzar a trabajar ordenando los libros.

Tenía que distraerse y olvidar a su apuesto y extraño héroe.

🍁🍁🍁

Yoongi sonrió con arrogancia cuando el sheriff Min-Seok abrió su celda con una mirada descontenta.

—Ya era la maldita hora —pronunció cuando distinguió a Hoseok a su lado, vistiendo como siempre su impecable traje, su cabello negro carbón con destellos azules peinado correctamente hacia atrás y con su maletín en mano.

—Hey, esperaste solo un día para la semana que te querían dejar, deja de llorar —bromeó y alzó una ceja al contemplar las muñecas de su amigo—. ¿Por qué tiene esposas si está dentro de una celda? —cuestionó al alfa a su lado.

—Seguridad —dijo con simpleza, encogiendo de hombros desinteresadamente.

—Bueno, quítaselas —señaló con obviedad Hoseok.

Levantándose del suelo, Yoongi se detuvo frente a ellos y extendió sus brazos mostrando las esposas.

Maldiciendo entre dientes, el shifter lobo sacó unas pequeñas llaves de su bolsillo y abrió las esposas, quitándoselas.

—Ahí tienes, estúpido pájaro —gruño a Hoseok—. Ahora salgan de aquí —ordenó retirándose.

—Uhm... Parece que hiciste enojar a otra persona por aquí —pronunció Yoongi, siguiendo a su amigo.

—Está furioso porque no pensó que un abogado vendría realmente aquí a sacarte, no cuando ni siquiera te dio el derecho a una llamada —bufo saliendo a la entrada de la comisaría.

—A veces eres tan irritante cuando estás en modo trabajo —sonrió el shifter león.

—Ah, por cierto —recordó—. Tus cosas como billetera o teléfono los tengo yo —informó ignorando su comentario.

—Y ahora todo volverá a la normalidad —espeto con una sonrisa Min-Jae cuando pasaron frente a él.

Yoongi quiso fruncir el ceño y gruñirle irritado de solo escuchar aunque estúpida voz, pero en vez de hacer aquello, le cerró un ojo de forma burlona y salió del edificio junto a su abogado.

—El idiota está tan seguro de que su palabra es la ley que ni siquiera hizo el proceso correctamente para detenerte, prácticamente te arrojó ahí y listo, nadie cuestionó nada —bufo dirigiéndose a su auto—. Creyó que por ser un pueblo pequeño podría hacer lo que quisiera, pobre iluso que aún no me conocía —se burló.

—¿Y mi camioneta? —pregunto subiéndose en el asiento de copiloto.

—La lleve al hotel donde te estás quedando, una mierda sinceramente —comentó y observó a su amigo—. ¿Y bien? ¿Me dirás qué ocurrió?

—¿De qué? —respondió haciéndose el tonto.

El pelinegro rodó sus ojos—. No te hagas el idiota Yoongi, puedes ser un alfa pero eres el hombre más tranquilo y pasivo que he visto en mi vida.

—¿Pasivo? —repitió alzando una ceja.

—No pasivo —bufo encendiendo el auto—. Pero tú no peleas ni discutes por nada, cuando encuentras algo injusto solo hablas y listo. Eres demasiado pacífico para ser un león alfa —se explicó mejor.

Y Yoongi sabía que el contrario tenía razón, hasta el día anterior él y su león habían estado relativamente en una calma aburrida que se interrumpió en el momento en que descubrieron a su pareja.

Solo un idiota se quedaría de brazos cruzados para contemplar a alguien lastimando a su pareja.

—Detente frente a esa tienda de libros —pidió ignorando la pregunta de su amigo, y frunció el ceño cuando este siguió de largo.

—¿Que? —respondió Hoseok ante la penetrante mirada del alfa—. Necesitas la aprobación y permiso del alfa para quedarte, ¿realmente esperabas que te permitirían quedarte o andar alrededor de Busan luego de que le hiciste al niñito de papi y abuelito? —cuestionó.

Maldición, ahora entendía las palabras del estúpido. Si se les prohibía volver era obvio que todo volvía a la normalidad.

Pero no, Yoongi no lo permitiría. No con su pareja viviendo en ese pueblo y no con el abuso que sufría por el capricho de un abusivo chico.

—Me preguntaste por qué me agarre de golpes cuando soy una persona tranquila —pronunció una vez salieron de Busan.

El shifter águila arqueó una ceja y le dio una rápida mirada.

—¿Y...? —le instó a seguir.

—Ese pueblo es una mierda, el niñito de papi estaba acosando a unos pequeños shifters erizos y nadie hacía nada a pesar de presenciar aquello —recordó y otra vez quería rugir y gruñir por ello.

—Normalmente hubieses ido e intentado hablar al respecto —señaló de manera tranquila.

—Uno de ellos era un omega y además, mi pareja —añadió finalmente.

Hoseok sonrió de forma ladina y asintió con su cabeza.

—Me lo imaginé —el alfa volteó a verle—. Eres un león demasiado tranquilo por no decir... Pasivo, porque esa es tu actitud aunque no lo admitas. Eres un alfa, Yoongi, todo alfa nace con ese instinto de querer dirigir, ayudar, dominar por así decirlo, y proteger... Pero tú... —torció sus labios.

—Yo no —asintió sin sentirse para nada ofendido.

—Tú igual —corrigió—. Solo que esas cualidades parecían dormidas hasta ahora, que encontraste a tu pareja.

—Eso no significa que quiero mi propia manada y ser el alfa de todos —negó arrugando su nariz descontento—. Solo quiero a mi pareja.

—¿Y me puedes decir exactamente cómo vas a ayudar a tu pareja entonces? ¿Cómo volverás a entrar a Busan? —cuestionó.

—Escuché que el alfa tiene problemas de dinero —recordó.

—Darle dinero a cambio de que te permite quedarte no va a funcionar —negó—. Por lo que vi mientras me encargaba de todo, los alfas que hay en Busan no son más fuertes que los tres Kim, y tú acabas de demostrar que eres más fuerte que el joven alfa lobo Min-Jae, quien obviamente debe de ser el más fuerte de los tres...

—No importa qué haga, no me permitan volver para estar con mi pareja —comprendió.

—Y aunque volvieras, ¿en verdad crees que tu pareja se iría así no más contigo? —se rió irritando a Yoongi.

Realmente odiaba cuando Hoseok se creía más inteligente que todos, porque el muy maldito realmente lo era pero, no era necesario que se los restregara en la cara y ese, precisamente parecía ser su pasatiempo favorito.

Afortunadamente el desgraciado era un excelente amigo y abogado o ya se habría alejado de él.

—Puede que la cosa de parejas y el lazo y todo eso trabaje rápido en los shifters pero... —agregó llamando su atención—. Dijiste que tu pareja es un cambiaformas erizo, deberías de investigar sobre ellos antes de hablar como si ya fueras a vivir con él.

—¿Por qué? —cuestionó con el ceño fruncido.

¿Qué tenía de malo que su pareja fuera un pequeño erizo?

—Además de que obviamente sería tu presa, la naturaleza de ellos es asustadiza y desconfiada, ¿realmente crees que se iría como si nada contigo? —repitió.

Y Yoongi odio admitir que no, seguramente su pareja no lo haría a pesar de estar destinados a estar juntos.

—Demonios —exclamó cansado.

Había pasado una noche de mierda y moría de hambre otra vez, además su león demandaba cambiar e ir por su pareja para marcarla.

—La única forma en que podrías acercarte ahí, otra vez... Es que te volvieras el alfa de esa manada —dijo repentinamente Hoseok, estacionado su auto frente al hotel en el que se estaba quedando el alfa.

La idea golpeó a Yoongi inicialmente, y en vez de negarse a ello como usualmente haría... Se sintió... Correcto.

Era la única forma realmente.

Siendo el alfa de esa manada, podría cuidar de su pareja, conocerlo e impedir que lo molestara. También encontraría el lugar donde establecerse.

Era una gran responsabilidad tener ese puesto, una pesada carga pero... Su pareja le necesitaba.

"Alfa" rugió su león de acuerdo con la idea.

Sí, él quería de pronto aquello, quería hacerlo e iba a hacerlo.

—Pero... Para volverme el nuevo alfa tendría que desafiar al idiota que lo es ahora a una pelea y no creo que acepte —pronunció bajándose del auto.

—Por supuesto que no lo hará, todos los alfas son territoriales y más este que al parecer han vivido en ese lugar en generaciones —respondió dirigiendo el camino dentro del hotel.

—¿Entonces? ¿Cómo me volveré en el alfa de esa manada? —cuestionó siguiéndolo.

—Ya he pensado en ello mi querido amigo, pero necesitaremos la ayuda de dos personas más —sonrió confiado.

—¿Quiénes y por qué querrían ayudarme? —cuestionó deteniéndose frente a su habitación, no le sorprendió mucho cuando Hoseok saco la llave y abrió la puerta.

—Porque sería una situación de ganar y ganar para ambos —observó a su alrededor arrugando su nariz—. Y las personas a quienes les pediremos ayuda definitivamente aceptaran. No te preocupes Yoongi, yo ya lo he pensado en todo. Tú solo tienes que preocuparte por tu linda y pequeña pareja —le cerró un ojo.

Y era por cosas como estas, que Yoongi seguía siendo amigo de Hoseok a pesar de ser tan irritante, era un gran amigo que siempre estaba dispuesto a ayudar sin que siquiera se lo hayan pedido.


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