Capítulo 11🍁


Con confianza y desafiando su propia naturaleza tímida o reservada, Jimin estaba sentado en el mismo sofá que su pareja, lo bastante cerca para que sus piernas se tocaran al igual que sus brazos pero sin ninguna intención de ir más allá tampoco.

El calor natural en el alfa era bastante agradable, por no decir demasiado cómodo.

Y lo que más emocionaba a este pequeño shifter era que en vez de estar todo nervioso y asustado por estar tan cerca de un gran león como lo era el alfa a su lado, estaba... Bien.

Ni siquiera ese instinto que le pedía huir, correr y esconderse apenas veía a un depredador estaba trabajando en él en ese momento.

Y eso lo significaba una cosa.

Su erizo se estaba acostumbrando a la presencia de Yoongi y ambos no podían sentirse más felices por ello.

A pesar de que la mayoría de los apareamientos luego de encontrar a su pareja sucedían rápidamente, los dos estaba bastantes felices por conocerse el uno al otro antes de sellar o consumar su unión.

Pero Yoongi debía de admitir, que con cada día que pasaba, le estaba costando un poco más controlar no sólo su propio deseo, sino que también el de su león, y no reclamar a su omega hasta que este estuviera cómodo y feliz con él.

Lo había prometido, y por más gruñón que tuviera a su león por ello, al menos este también comprendía la importancia de esperar a su pequeño erizo.

Pero el pequeño cuerpo a su lado era una pequeña delicia que esperaba conocer pronto sin nada entre medio.

—Entonces... —pronunció tentativamente Jimin, odiando solo un poquito romper el silencio entre los dos, uno que era verdaderamente cómodo—. Gracias por estar aquí —soltó de manera sorpresiva.

—¿Por qué, pequeño? —preguntó algo curioso.

Jimin empujó sus lentes y le observó furtivamente antes de contemplar sus manos reposando sobre sus muslos.

—Ayer... Gracias por estar ahí para mí también —murmuró—. Se sintió... Bien, especial —sonrió suave—. Hace un momento, cuando vi a mi hermano todo lastimado... Solo quería que estuvieras a mi lado otra vez... Abrazándome —reveló odiando el calor que sentía en sus rellenos mofletes—. Y ahora estás aquí, conmigo... Como si hubieras sentido que te necesitaba.

—Oh, pequeño —dijo y con movimientos lentos para no asustarle, lo tomó y arrastró hasta su regazo.

Sentado de lado, con su costado derecho recargado contra el fuerte cuerpo del alfa, fue solo cosa de segundos antes de que el pequeño erizo se relajara siendo rodeados en aquellos brazos fuertes, dulces y protectores.

Suspirando, Jimin se acurrucó más en su pareja, escondiendo parcialmente su rostro en el cuello del contrario, inspirando profundamente el aroma del alfa.

Dios, era tan bueno.

—¿Qué era de lo que teníamos que hablar? —recordó el pequeño castaño.

—Ah, uhm eso... —pronunció Yoongi pensando cómo abordar el tema.

Aunque tenía que admitir que tener el pequeño cuerpo tentador sobre su regazo más esa pequeña naricita respingona paseándose por su cuello le estaba distrayendo.

—Jimin...

—¡Mis galletas! —chillo el shifter erizo cuando el timbre del horno hizo eco desde la cocina.

Levantándose del regazo del león, Jimin se dirigió hacia su cocina.

Curioso, el alfa le siguió observando como el pequeño erizo sacaba del horno una bandeja con humeantes y perfectas galletas.

—¿Cocinas? —pregunto sorprendido y encantado.

Por alguna razón, el alfa intuía que su pareja iba a ser una pequeña caja de sorpresas en su vida.

Bueno, de por si le una al conocerle.

—Sip, aunque soy más un fan de los dulces —sonrió tímidamente—. Si quieres puedes llevarte algunas galletas, están calientes como para que comas ahora —ofreció quitándose los guantes de cocina.

—Me encantaría —asintió y suspiró—. Jimin, lo que pasó en tu tienda ayer... Fue mi culpa —pronunció logrando que el omega le observara fijamente.

—No lo fue —negó sacudiendo su castaño cabello en el proceso—. Es por Min-Jae, siempre es por él.

—Pero fue debido a mi causa —insistió—. Con Jungkook protegiéndome e ignorando los intentos de los Kim por controlarlo, él decidió atacarte a ti sabiendo que eso me molestaría —apenas contuvo el gruñido que quería soltar al pensar en ello, solo porque eso podría asustar a su pequeño omega.

Jimin empujó sus lentes más arriba al comenzar a comprender algunas cosas.

—Por eso es que todos comenzaron a mostrarse más hostiles hacia nosotros... —murmuró bajando la mirada.

—Eso temo —asintió y no pudo soportar presenciar cómo su pareja observaba el suelo con expresión decaída.

—¿Qué se supone que hare? ¿Tendré que irme con mi hermano? ¿Tendré que alejarme de ti? —preguntó aceptando fácilmente que el león le abrazara mientras apoyaba su cabeza en el fuerte pecho.

—No pequeño, te quedarás aquí con tu hermano y conmigo, pero hay condiciones —el omega asintió—. Y necesito que sepas otra cosa.

—¿Qué? —pregunto quitándose sus gafas para enterrar su rostro en el pecho del alfa más cómodamente, permitiendo que Yoongi apoyara su mentón sobre su cabeza.

—En verdad, Jungkook no es el verdadero alfa de esta manada, yo lo soy —anunció—. Yo compré estas tierras, no mi hermano. Sabía que los tres Kim no me venderían si era yo quien ofrecía dinero, por lo que le pedí a Jungkook, que es un omega, que fingiera hacerlo —explicó.

—Entonces los tres te van a odiar cuando se enteren, te lastimaran —expresó preocupado.

—Ya lo saben, pequeño. No tenía pensado decirles aún pero, se metieron contigo y eso si que no lo permito —anuncio con dureza—. Ya me encargue de sacar a Min-Seok como segundo al mando y sheriff, también de esparcir el hecho de que soy el nuevo alfa para que dejen de seguir las órdenes de ellos, aunque seguramente no todos lo aceptaran —razono.

—Pero ellos no juegan limpio, Yoongi —exclamó alejándose para mirarle preocupado.

—No pueden hacerme nada más que desafiarme a una lucha por el título de alfa —aseguró—. Hoseok agregó algunos términos en el contrato que firmó Min-Kyu, si algo me pasa con ellos estando aquí, ninguno de los tres Kim podrá comprar de vuelta las tierras y perderán cualquier derecho como alfa de esta manada.

—Aun así no estoy tranquilo, ellos buscarán cualquier forma para ganar —exclamó preocupado—. ¿Qué? —pregunto ante la intensa mirada del alfa.

—Tú te has transformado en lo más importante para mí —reveló—. Y ellos lo saben.

—¿Vendrán por mí? —adivino angustiado.

—Eso creo pequeño, esas ratas siempre atacan a los más débiles que ellos. Molestándote a ti, saben que me molestan a mí —respondió tomando suavemente del mentón al pequeño hombre—. No estás seguro con tu hermano estando aquí, solos y sin protección.

—P-pero ¿a dónde iremos? No tenemos otro lugar a donde ir.

—Podría yo quedarme aquí, pero sería más seguro de que ustedes dos vayan a mi casa —propuso.

—N-no podemos —negó Jimin, saliendo del agarre del alfa.

—No puedo dejarte solo aquí, Jimin, pequeño —exclamó—. Más que seguro de que algunos seguirán escuchando las órdenes de los tres Kim asumiendo que ellos podrán conmigo... Moriría si algo te pasa.

Y Jimin odió que su pareja tuviera razón.

—Pero... ¿Y Taehyung? —preguntó abrazándose a sí mismo.

—Se vendrá con nosotros, le diremos a Jungkook que duerma con Hoseok y así tú y tu hermano tendrán una habitación propia... A menos que quieras dormir conmigo —agregó sin poder contenerse.

—B-bueno... Ya no tengo miedo estando contigo —balbuceo observando el suelo.

Y sinceramente, estar en una casa con desconocidos depredadores a su alrededor no se oía muy cómodo, pero sabía que estar cerca de su alfa le haría sentirse más cómodo.

Era algo natural.

—No me tientes así, pequeño —gimió el alfa.

Agarrando la pequeña cintura lo atrajo más a su cuerpo e inclinó su cabeza para recargar su frente en la del omega.

Jimin rió bajito, sin poder contenerse.

—¿Puedo besarte? —pregunto Yoongi, observando los rellenos labios.

Oh... Jimin realmente quería aquello, deseaba saber qué sabor tendrían los labios de su alfa.

Pero ¿realmente debía de hacerlo o debían de esperar más?

Sin pensarlo más, porque sabía que aparecería un pero que lo detendría, el pequeño hombre cortó la escasa separación, empujando sus labios contra los del león.

Fue una dulce presión de labios. Un beso algo torpe a decir verdad, que hizo que el omega se sintiera así.

Avergonzado de su tonto beso, intentó alejarse.

Pero Yoongi no permitió aquello, rodeando la pequeña cintura con su brazo, lo empujó más cerca y llevó su otra mano a la nuca del omega.

Abriendo su boca, lamió con dulzura los suaves labios abultados.

El pequeño erizo gimió y cerró sus ojos, entreabriendo sus labios permitió que el alfa invadiera su interior bucal.

El alfa no fue duro, apasionado, ni intentó dominarlo, no. El shifter león fue amable, delicado y con una dulzura tierna.

Su lengua lamia lentamente su interior, jugando con su lengua e invitándolo a participar.

Cuando por fin se atrevió a seguirle, el pequeño omega no pudo evitar jadear extasiado del dulce sabor fuerte de su alfa.

Separándose, el rubio mordisqueó por un momento los rellenos labios, sacándole suspiros encantados al pequeño omega y luego besó la comisura de estos.

Alejándose, sonrió como todo un depredador al contemplar la encantadora expresión de su pareja.

Con sus hermosos ojos cerrados y sus abultados labios rojos entreabiertos a la espera de más.

Al abrir sus ojos y observar el rostro del alfa, Jimin se encontró emocionado en vez de asustado con esa sonrisa salvaje llena de promesas futuras muy complacientes para ambos.

Soltando una pequeña risita se estrelló contra los brazos de su pareja y apoyó su rellena mejilla en el pecho del alfa.

Realmente, por más que le encantara leer... Ninguno de esos libros de romance podría describir exactamente la sensación de ser besado, menos por quien era su destinado.

Era simplemente más que perfecto.

—Vamos pequeño, tenemos que guardar tus cosas —pronunció Yoongi volviendo a la realidad.

—Ugh... No creo que TaeTae se lo tome muy bien una vez se entere —murmuro mordisqueando su labio inferior mientras se alejaba y volvía a colocar sus lentes.

—Es por el bien de ambos —respondió el alfa—. ¿Son realmente necesarios? —preguntó con curiosidad, observando los grandes lentes del pequeño erizo.

—Sip —asintió—. Si estás cerca te puedo ver perfectamente pero... De lejos es horrible —explicó arrugando su nariz—. ¿Seguro de que no molestaremos en tu casa?

—No pequeño, Jungkook estará feliz de finalmente conocerte y Hoseok... Él estará más que dispuesto a ayudar a protegerles —respondió.

Después de todo el beta era la pareja de Taehyung.

—¿Tienes padres? —pregunto Jimin curioso, deseando conocer a su alfa más.

—Ambos, pero siempre hemos sido más apegados a mi madre —respondió siguiendo al pequeño erizo—. Mi padre siempre fue un idiota obsesionado con ser siempre el alfa, creyéndose un ser supremo por ello —explicó, dando a entender que no tenía una buena relación con el hombre.

—Siento eso —pronunció observando su clóset—. ¿Cuánta ropa debería de llevar?

—Por mí, toda —respondió encogiéndose de hombros.

—¿Acaso me estaré quedando a vivir ahí? —cuestionó entrecerrando sus ojos mientras observaba al contrario.

—Depende de donde prefieras vivir tú, realmente —respondió con una sonrisa de labios.

El pequeño castaño abrió su boca y la cerró, la volvió a abrir solo para volver a cerrarla y finalmente bufar con una sonrisa que no pudo ocultar.

—Solo guarda mi ropa mientras yo guardo la de mi hermano —respondió finalmente.

Saliendo de su habitación, Jimin fue directamente a la de su hermano comenzando a guardar toda su ropa y juguetes para erizo.

Ambos necesitarían una forma de distraerse para no pensar en que estaban en una casa llena de depredadores.

Tomando el gorro de lana en el cual a Taehyung le gustaba acurrucarse en su forma animal, Jimin tomó con cuidado el pequeño cuerpo del erizo y lo dejó en el interior.

Taehyung se quejó un poco antes de acurrucarse y seguir durmiendo.

Con todo listo, Jimin alzó su mirada y observó a su alfa que le esperaba bajo el marco de la puerta.

—¿Qué? —preguntó ante la sonrisa de Yoongi.

—Nada, guarde todos tus juguetes también —comentó sin borrar su sospechosa sonrisa.

—Entonces vámonos antes de que TaeTae despierte —anunció saliendo de la habitación.

Se detuvo en cuanto presenció a los dos extraños dentro de su casa, inconscientemente comenzó a retroceder hasta que chocó contra el cuerpo del alfa.

—Todo está bien —susurró Yoongi, colocando una de sus manos sobre el hombro del omega—. Entraron para ayudar a llevar sus cosas.

—¿Quién hizo galletas? —pregunto Jungkook limpiado su boca—. Porque debo decir que estaban deliciosas, aunque algo calientes aún —comentó sacudiendo los restos de galletas en su ropa.

—¿Te las comiste todas? —pregunto Yoongi frunciendo el ceño.

—¿Esas son las cosas de tu hermano? —habló Hoseok, interrumpiendo la discusión de ambos hermanos leones.

Observando sobre su hombro, Jimin asintió.

Sin decir ninguna palabra, Hoseok se acercó y tomó todos los bolsos y juguetes.

—Y entonces... —pronunció Jungkook, ignorando como el shifter águila se iba cargando todas las cosas solo—. ¿Puedes hacer más galletas cuando llegues a casa? —preguntó con el entusiasmo digno de un niño—. ¿Te gustan los videojuegos? Tengo un montón de ellos y te podría enseñar a jugar.

—No lo acoses, Kook —advirtió Yoongi, pero la pequeña sonrisa en el rostro de su pareja fue alentadora, a pesar de que siguiera mostrándose algo cauteloso y estuviera recargándose en él.

Eso estaba bien, pronto su pareja no necesitaría de su tacto para sentirse relajado cerca de su hermano o amigo.


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