One-Shot

Un día más en el Sombrero de Jabalí en donde se encuentran dormidos debido a la fiesta que se ha montado la noche anterior. Algunos roncaban mientras que otros babeaban al tener cerca su chica. Sin embargo, no todos disfrutaban de su sueño más profundo.

Una joven se dispuso a limpiar todo el desorden causado intentando no despertar a ni uno. De vez en cuando miraba de reojo al chico de cabellos blancos que balbuceaba pequeñas palabras que eran escuchados por cualquiera. Muestra una sonrisa tímida acercándose al más alto de los humanos dispuesta a acariciar sus cabellos. No obstante, se detuvo al escuchar cierta palabra.

—Elaine...

Se echa para atrás al escuchar ese nombre. Su corazón bombea con rabia al saber que el único hombre que ama realmente quiere a otra persona, alguien ya muerta para sus ojos. Contiene las lágrimas con rabia. No quiere que nadie la vea llorar. Tan solo su alma o su orgullo. Escucha como la puerta se abre mostrando a la princesa de Liones con una sonrisa radiante.

—Princesa Elizabeth...

—¿Cuántas veces te he dicho que no me llames princesa? —La joven se acerca a su amiga para tomar sus manos.— Somos amigas, ¿te acuerdas?

—Lo siento, es la manía. No quería ser descortés contigo, Elizabeth.

—No te preocupes, ___-chan.

—¿Y qué haces aquí a estas horas? —pregunta la joven viendo como la princesa va cogiendo una escoba dispuesta a limpiar.

—Pues he venido a ayudarte. Veo que Meliodas-sama y los chicos han armado una buena —sonríe con timidez mirando al capitán de los Siete Pecados.

—Todavía no se me quita de la cabeza al pobre King borracho —Una risa pequeña se escapa de sus labios recordando ese momento.

—King-sama no es de beber mucho. El único que cae enseguida bebiendo es Ban-sama.

—Ya... —Su rostro se entristece al escuchar el nombre de su amado, algo que se da cuenta Elizabeth.

Iba a decir algo a la joven ___; sin embargo, su grito se hace presente en toda la taberna asustando a todos los presentes que caen al suelo. La enamorada se queda perpleja y, al mismo tiempo, mirando mal al capitán y al encargado de la taberna.

—¡Meliodas-sama!

—¡Buenos días Elizabeth!

—¡¿Cómo que "buenos días"?! —En ese instante, aparece Hawk dispuesto a ayudar a Elizabeth siendo acosada y tocada por el pervertido del capitán.— ¡Huye Elizabeth yo me encargaré de este miserable!

—Hawk tranquilízate... —Realmente la princesa estaba acostumbrada a los atrevimientos de Meliodas.

—¡Maestro! —Todos se voltean al ver a un Ban despertándose y...

—... ¡Ban! ¡Tienes un cuchillo en la cabeza!

—¿Eh? —El pecado de la codicia no se inmuta para nada ni se ha quejado en ningún momento. Alza la mano para tocar el mango del cuchillo y quitárselo de la cabeza de una forma indolora y precisa.— ... Bah, con esto ni mata a una cucaracha.

—Habló el inmortal —Esta vez habla King que estaba despertándose, pero sus ojos se agrandan al tener a la joven Diane a su lado. Siente como su corazón late con fuerza al ver, como su pequeña giganta se despierta por el ruido.

—Capitán... ¿por qué tanto ruido?

—¡Este pervertido está acosando a Elizabeth!

—Ya, cálmate Hawk —La princesa se acerca al puerco acariciando la cabeza de éste,— sé que siempre te preocupas por mi, pero no hace falta hacer un nudo super complicado a la cuerda para mantener a Meliodas-sama alejado de mi.

—A ver si tengo que cocinarte y que seas devorado por Diane.

—¡Eres cruel Meliodas!

La risa de ___ se hace presente en la multitud. Les parecía algo tierno que aquel grupo siempre se peleaban por alguna tontería. Ahora su mayor preocupación era Ban al ser herido por un simple cuchillo que se le cayó a la cabeza. Se acerca a él con decisión de curarlo; no obstante, ya se había curado debido a la regeneración.

—¿Qué intentabas hacer, caramelo? —Su pobre corazón palpita con fuerza al escuchar esa palabra de él. Es el único que le llama de esa manera y la ponía realmente nerviosa.

—I-Intentaba curarte...

—Te recuerdo que mis heridas se sanan solas.

—¡Ban! —El Rey de las Hadas le regaña alzando la voz.— ¡Se ha preocupado, ¿y la tratas de esa manera?!

El zorro de la codicia se molesta demasiado por aquel comentario. Mira a la joven de cabellos (c/c) que miraba al suelo como una forma de sentirse estúpida al no darse cuenta de ello. Se veía linda al estar así. Alza la mano, ya que sus brazos eran largos, y toca su cabeza acariciándola como si fuera un perrito.

—Sin embargo, gracias por la preocupación, caramelo —sonríe de forma atractiva que cualquier mujer no puede resistirse ante ello.

—D-De nada, Ban-kun.

__________

—Muy bien chicos —habla Meliodas ya con todos los miembros reunidos fuera de la taberna,— tenemos que atraer a los clientes a la taberna para poder conseguir algo de dinero y también información sobre los 10 Mandamientos.

—¿Y seré una de las chicas, capitán? —Gowther posa como una chica y con el vestido típico de camarera del Sombrero de Jabalí.

—Olvídalo Gowther —Una gota resbala por la sien del capitán.— Sin embargo, puedes ayudar a Merlín a que crea algo, no sé una barrera anti-demonios en la taberna.

—Eso me llevará mucho tiempo para ello tendría que ir a Camelot.

—De acuerdo, Merlín —Lo menos que quería era enfadar a la hechicera más poderosa.— King y Diane tendréis que ir al bosque a recolectar comida para esta noche.

—¿C-Con Diane? —El pobre Rey de las Hadas empieza a imaginarse la situación con la mujer gigante.

—¡Entendido capitán!

—Ban, tú te quedarás con ___ en la taberna mientras que Elizabeth, Hawk y yo vamos al pueblo.

—Capitán... ¿por qué tengo que estar aquí? Sabe perfectamente que soy muy bueno cazando —molesto, mira mal al capitán; sin embargo, siente como la joven ___ agachó la cabeza como si le ha dolido lo que ha dicho.

—Sabes perfectamente que ___ no tiene poderes mágicos o alguna habilidad. Imagínate que unos violadores se acercan a la taberna y la ven a ella sola, sería... bastante terrorífico...

Silencio. Eso es lo que se ha recibido ahora cuando dijo eso el capitán. ¿___ violada? A eso no se le quitaba la cabeza a Ban. No se perdonaría por nada del mundo si caramelo le sucediese algo. Posa la mano en la cabeza de la joven notando como éste la alza.

—Entonces me quedaré, no me gustaría que le sucediese algo, capitán.

—¡Perfecto! ¡Entonces en marcha!

Todos se disponen a marcharse mientras que Ban se mete adentro con ___ que solo observa con detenimiento al hombre alto. Se sonroja un poco al pensar que estaban ellos dos solos en aquella taberna. Los dos solos. Esas dos palabras resuenan en su cabeza y se pone más colorada todavía. ¿Que pasaría entre ellos dos?

—Al menos os tengo a vosotras —dice en broma Ban cogiendo una botella de alcohol y se lo enseña a la joven.— ¿Quiéres?

—Yo no bebo, Ban-kun.

—¿En serio? —Esto le sorprende al pecado de la codicia.— ¿Ni siquiera un poco?

—No, de hecho no me gusta el sabor de la... ¿Q-Qué está haciendo? —Sus ojos se agrandan al ver que Ban reúne todas las botellas, las mejores que ha probado, y coge dos vasos para ponerlos en la mesa.

—Pues, ¿que va ser? —sonríe ampliamente mostrando aquellos colmillos.— ¡Vamos a tomar unas copas juntos!

—L-Le he dicho que...

—Oh vamos, caramelo. Estamos los dos solos, creo que es una oportunidad de enseñarte a como beber y disfrutar de estas delicias que nos han otorgado los dioses. ¿O acaso tienes miedo?

—Lo que tengo miedo es que usted se emborrache y cualquier ser, ladrón o violador, haga algo mientras usted está dormido debido a la bebida.

—... Touché.

Le conoce demasiado. Un humano que le gusta robar objetos y poder de otras personas. Su afición en beber y en... amar aquella mujer. Sin embargo, no se echa para atrás y con toda la determinación del mundo, se acerca sentándose en aquella silla observando a Ban.

—Antes dijiste que tienes miedo de que suceda eso, pero confías demasiado en mi.

—Porque en el fondo sé que usted me protegerá, Ban-kun.

—¿Y si... fallo? —Su pregunta se vuelve un tanto sombría mirando con curiosidad a la chica queriendo saber su respuesta.

—No me enfadaré con usted.

Demasiada inocente, ¿verdad? ¿Por qué es así y si arriesga a estar en peligro por culpa de él? Muchas dudas surgen por su cabeza. Sus ojos violetas recorren todo el cuerpo de la muchacha hasta observar con detenimiento sus ojos.

Es bonito verlos ya que brillan demasiado cuando se muestra feliz ante algo. Le daba un toque de paz y tranquilidad. Su sonrisa se extiende al pensar aquello y sus manos se dirigen a una de las botellas.

—Entonces, empezaremos con algo suave.

—Ban-kun, me doy cuenta de que usted ignora lo que le digo.

—No te he ignorado —bufa un poco molesto,— simplemente empezarás con algo suave. Tampoco quiero que bebas un licor demasiado fuerte que te puede dejar en el suelo.

—¿Entrando en un estado de coma?

—¡No seas bruta! — golpea con su dedo la frente de la joven.

La joven se queja un poco por el golpe que hasta lleva una de sus manos a la frente. Realmente es muy débil ante golpes tan debiluchos como realizó Ban.

Sus ojos se posan en el vaso que se estaba llenando ante aquel licor. El aroma que desprende es algo suave en comparación con otras bebidas. Tal vez no sea nada malo probarlo.

—Anda bebe —dice Ban con una sonrisa de oreja a oreja,— verás que estará buena.

—Esta bien.

Coge aquel vaso e inspecciona la bebida por si tiene algo raro que le desagradaba a ella. Mira de reojo a su compañero notando que estaba esperando a que ella diera su primer trago.

Beber un poco no pasará nada, ¿no? —piensa la joven antes de tomar aquel licor. Sus labios saborean el tacto de aquella bebida. Dulce y con un aroma exquisito. Esta tan buena que se lo bebió de un trago sin pensarlo.— ¡Está buenísima, Ban-kun!

—¡Te lo dije! —Su sonrisa se ensancha al ver que la joven le gustaba aquel licor.— ¡Venga otra copa más!

—¡Sí por favor!

—¡Así me gusta!

_________

¡Ban-kun es un idiota!

—¡El más idiota de los siete miembros!

Ha pasado como un buen rato desde que comenzaron a beber y ya estaban borrachos de remate. Decían disparates entre el uno y el otro, casi como insultándose entre ellos. Eso no impedirá que se rieran entre sí.

Ya ni la joven se podía mantener de pie por lo que pasaba el tiempo sentada en la banqueta, aplaudiendo al zorro que bailaba en la taberna.

—¡Te mueves muy bien Ban-kun!

—¡Tú también deberías probar! —El pecado de la codicia se acerca a ella tomando sus manos.

—¡Y-Yo no sé bailar! —Se sincera con él, pero ya era demasiado tarde. Estaba bailando con el hombre más atractivo que se puede encontrar.

—¡Vamos ___! ¡Mueve ese esqueleto!

Las mejillas se tornan rosadas ante el atrevimiento de Ban en acercarse a ella para posar las manos en su cintura para luego cogerla y girar con ella. Los dos se reían sin parar. Es como si lo estuvieran disfrutando sin que nadie los estorbase.

Eso le hacía muy feliz a ___. Tan feliz de tenerlo cerca. Ojalá tuviera valor para decirle lo que siente realmente. Estaban borrachos, ¿no? Al fin y al cabo ninguno de los dos recordarían este momento. Solo un pequeño dolor de cabeza.

Su corazón se acelera más que antes. Sus ojos brillan con determinación dispuesta hacerlo. Da una bocanada de aire para luego soltarlo y decir:

—¡Ban-kun siempre me has gustado! ¡Te quiero mucho!

—¡Yo también te quiero, Elaine!

Se acabó. El entorno se hizo blanco y negro para ella. Ese nombre era veneno para ella en su corazón. Elaine... la amante de Ban.

¿Por qué tuvo que nombrarla en ese mismo instante? Nota como el zorro la deja en el suelo dirigiéndose hacia la barra por más bebida, muy feliz de la confesión. ¿Acaso no se da cuenta de que la que tiene delante es caramelito y no Elaine?

El corazón de la joven palpita, pero no de felicidad, sino de rabia por cometer tal estupidez. A él no le importa los sentimientos de ___. Esta tan obsesionado con Elaine. ¡Ella está muerta y ni es capaz de olvidarla!

—¡Vamos a celebrar este momento! —dice Ban acercándose a la joven con dos copas en la mano.— ¡Por nuestro amor y por...!

Se escuchó un leve golpe. Un golpe que puede despertar a cualquiera de un trance. ___ le dio una cachetada a Ban porque no aguantaba ese dolor. Por su parte, el zorro se sorprende ante tal cosa que no se explicaba el porqué.

—¡¿Nuestro amor?! ¡¿O la de Elaine?! —Unas lágrimas salen y esto a Ban le dejó desconcertado.— ¡Tú todavía amas a Elaine! ¡No eres capaz de amar a otra persona por miedo a olvidarla! ¡Y eso me está matando! ¡Ella está muerta Ban! ¡¿Por qué no puedes amar a otra persona que no sea ella?!

Los párpados del joven parpadeaban una y otra vez, analizando aquellas frases que realizó ___. Pasa los dedos en su mejilla algo adolorida. Por primera vez, en mucho tiempo, siente dolor.

Dolor que se puede notar en los ojos de la joven de cabello (c/c) al saber que nunca será correspondida por el zorro de la codicia.

Caramelito...

—¡No me vuelvas a llamar así! —Le apunta con el dedo amenazante.— ¡Ya no tienes derecho a llamarme de esa manera porque no te lo mereces! ¡Eres un codicioso que no puede alcanzar aquello que tanto amas! ¡Y tienes una delante que nunca será correspondida!

Caramelito...

—¡¿Por qué tenía que fijarme en alguien como tú?!

—¡Basta ya! —posa las manos en sus hombros con fuerza obligándola a que lo mire.— ¡Deja de gritar como una loca!

—¡Es que esto me está doliendo!

—¡Y me duele más a mi verte así!

Los gritos pararon cuando escucho eso. Sus ojos se abren teniendo enfrente los ojos de color violeta de aquel hombre atractivo. Desprendía una sensación de paz y tranquilidad en ellos.

Sin embargo, desvía la mirada volviendo a llorar de nuevo, en silencio. ¿Por qué tuvo que aparecer en su vida este hombre?

—Tienes razón... por culpa de mi codicia perdí a un ser querido que amé mucho —Se sincera Ban con un tono más calmado.— No puedo olvidarla porque aún la amo. Sin embargo, nuestro amor fluyó en esa semana.

No quería escuchar realmente. No quería que hablase. Esto le estaba matando por dentro que hasta se muerde el labio con fuerza.

—Sin embargo, todo cambio cuando llegaste tú.

La mirada de ___ volvió en sí mirando de nuevo a Ban. ¿Qué es lo que acaba de decir? ¿Estaba soñando realmente?

—Yo prometí a Elaine hacerla mía; sin embargo, la espera me mata. Por eso bebo y mucho intentando olvidarla, pero sus recuerdos con ella se avivan. Pero contigo es diferente... —desliza las manos lentamente llegando hasta los brazos de la joven, descansando del agarre,— te veo y me da sensación de paz y tranquilidad. En ti no veo a Elaine sino a ___.

—... Eso lo dices porque te doy pena.

—Si me estuvieras dando pena, ¿te estaría dando un beso?

—¿Q-Qué quieres decir...? —No pudo terminar la frase porque fue callada por un beso del más alto.

Las mejillas de la joven se tornaron rosadas y sus ojos se agrandaron ante tal sorpresa. Ban la estaba besando y de una forma muy suave y caballerosa. Pero, ¿por qué esto ahora? No quiso pensar más. Cerró los ojos dejándose llevar por este sentimiento que la estaba matando por dentro y, eso, el zorro lo sabe.

Siente como unos brazos la apresan y la elevan sin ninguna dificultad. Era Ban quien la había levantado para tenerla a su altura y saborear aún más aquellos labios. Esos labios carnosos que siempre ha deseado saborearlos.

No sé cuanto tiempo ha pasado desde que la besó, pero su cerebro les pedía a gritos algo de oxígeno. Con algo de fastidio, se separa de ella observando como la joven respira algo agitada mostrando un rostro un tanto provocativo para el zorro.

—No me pongas esa cara que me dan ganas de devorarte ahora mismo.

—... ¡Cállate pervertido!

—Si es la verdad —ríe divertido al ver la reacción de ___ donde infla los mofletes como una niña pequeña.— Me gusta verte así —dice acariciando las mejillas de ésta mientras la sienta en la barra,— tan tierna y tan jodidamente sexy así.

—¡Ban cállate! ¡Me estoy muriendo de la vergüenza! —grita la joven cubriendo el rostro con las manos intentando no mirar al alto.

—Cállame.

La chica se tapa la boca al escuchar aquello en los labios de Ban. Ahora su rostro es como un tomate. ¿No tiene vergüenza cuando dice esas cosas? Ella es tan tímida que no se atrevía a decir esas cosas delante de la persona que le gusta.

Ban, en cambio, sigue sonriendo divertido ante la expresión de su ¿amante? No sabría si llamarlo así o de otra forma. Sin embargo, su pensamiento se disipa al notar como unas pequeñas manos apoyan en su pecho y era la joven ya bastante tímida.

Sus ojos se posan en la cabeza de ella que estaba un poco incómoda ante la situación que estaba sucediendo ahora mismo.

—___ —llama a la joven viendo como ella levantaba la cabeza para mirarlo,— déjame hacerte mía.

—¡¿Qué?! —La joven le mira con algo de incredulidad ante las palabras de Ban. ¿Quiere hacerlo con ella? Hasta no podía creérselo.

—Niña, ¿estás sorda?

—Es que... yo no me creo que tú...

—¿Quiera hacerlo contigo? —dice terminando la oración sintiendo que la joven se tensa.— No es nada malo querer algo que yo quiera, al fin y al cabo, soy el pecado de la codicia ¿recuerdas?

—Y-Ya pero...

—Deja de pensar tanto, caramelito. No es malo hacerlo con alguien y más si es alguien que te gusta.

En realidad tiene razón lo que dice Ban. Ella lo quiere y con locura, y todo lo que dice él sea cierto. A lo mejor sus sentimientos con Elaine han cambiado. Posa las manos en las mejillas del joven y, con algo de timidez, lo besa.

Él corresponde sonriendo un poco atrayendo a la joven para que sintiera su cuerpo notando algo de calor en el ambiente. ¿O será por el efecto del alcohol? No lo sabe con certeza. Sin embargo, gruñe desesperado queriendo más a lo que muerde el labio de la joven y aprovecha para meter la lengua en su bucalidad explorándola sin cesar.

___ gime inconsciente ante acto, no se esperaba que el zorro estuviera tan ansioso en probarla. Se sonroja aún más notando como las manos de Ban se colocan en su trasero a lo que aprietan con fuerza. Cierra los ojos con algo de timidez notando como estaba siendo manoseada por él.

Ban, sin pensarlo, con sus propias manos, destroza aquel vestido de la joven. Le daba igual si le ha costado bastante caro o se lo regaló Elizabeth. Él necesitaba tocar aquel cuerpo de porcelana sea como sea. Al menos no recibió una cachetada por parte de la joven cuando se lo rompió.

Se siente tan indefensa en ese momento. Siendo devorada por aquel animal que quiere saciar su hambre. Y en cierto modo, es la verdad. Ban se acerca a su cuello mordiendo y lamiendo, casi dejando marca. Advirtiendo de que era suya en ese mismo instante.

Sus manos recorrían todo el cuerpo de la joven, acariciando aquellas zonas un tanto erógenas que él conoce a ojos de otros. Los gemidos de la joven le hacen estremecerse y excitarse aún más, queriendo más de ella.

—B-Ban...

—Eso es. Gime para mi —Le da una simple orden a la joven ascendiendo su lengua hasta su oreja,— di mi nombre todas las veces que quieras porque no descansaré hasta que tengas el mayor orgasmo de tu vida.

—¡Ban! —gime con fuerza la joven notando unos dedos acariciar su clítoris con algo de maestría.

—Vaya, parece ser que cierta parte de tu cuerpo ya se está mojando —dice con algo de broma viendo el nerviosismo de la joven.

—N-No digas esas cosas, me da vergüenza —confiesa la joven notando como aquellos dedos jugueteaban  con su entrada.

—¿Qué pasaría si...? 

—¿Si que...? ¡Ban! —da un chillido bastante fuerte al sentir un dedo invadiendo su sexo casi moviéndose algo lento.

—Hasta podría caber otro dedo más —sonríe aún más satisfecho de la reacción de ___.— Te ves tan linda así, tan excitada y tan necesitada para mi —Su voz se vuelve algo ronca y un tanto varonil ante los oídos de la joven.— ¿O acaso estabas excitada desde un principio?

—¡No es cierto! —Nunca sabremos si es culpa del alcohol en que se haya excitado pensando en Ban mientras la empotra contra la pared.

—Eres una mentirosa —confiesa Ban sin dejar de sonreír.— Te estás mojando aún más, caramelito.

—E-Eres tú quien... lo está... ¡Ah!

—Como te gusta que mi dedo esté ahí, ¿eh? —Como le encantaba molestarla y más en ese estado.— No me imagino cuando mi polla esté dentro de ti y tú gritando como una loca —siente como las paredes vaginales apresan su dedo dando señal que le estaba gustando lo que estaba diciendo.— Oh, caramelito. Sigue apretando así. Imagínate que es mi polla, preciosa.

Los movimientos de su dedo se vuelven más rápidos mientras aprovecha para besarla con furor, callando esos gemidos tan provocativos. Su miembro ya estaba pidiendo algo de atención, ya que le estaba empezando a molestar aquella prenda.

Con la mano libre se desabrocha el pantalón dejando libre su miembro a lo que comienza a masturbarse sin dejar de tener algo de atención a la joven. 

—B-Ban... más... —gime ___ notando que con un solo dedo no le era suficiente para satisfacerla.

—Si me lo pides de esa manera... entonces no dudaré en sacar mi mejor arma.

Esto provocó que la joven se sonrojara aún más. Ban hace que se de la vuelta mostrando su trasero al aire. Sonríe como un loco tocando aquel pedazo de carne y da una buena nalgada provocando que la joven hiciera un grito que pareció más a un gemido.

Iba a rechistar pero se calló al notar que el miembro del zorro entra en ella con lentitud desgarrando todo su ser. Unas cuantas lágrimas salen de sus ojos sintiendo algo de dolor y molestia.

Ban no se movió en ningún momento sabiendo perfectamente que es la primera vez de su caramelito. Pero el calor que emana en su interior era tan reconfortante que le daban ganas de moverse. Ignoró su orgullo y esperó por unos segundos hasta que la chica se acostumbrara.

___ movió las caderas un poco advirtiendo que ya se podía mover. ¡Al fin! Se estaba desesperando y demasiado. Su paciencia no era de sus puntos fuertes que digamos.

Empieza a moverse lentamente dentro de ella notando como las paredes vaginales se cerraban sacando un leve gruñido por su parte. Tenía que controlar su instinto animal en ese momento. No quería hacerla daño, no en ese mismo momento.

—B-Ban... —La joven le llama haciendo que este parara con algo de temor.— N-No me romperé...

Eso hizo que se detonara el animal que lleva en su interior. Sujeta las caderas de la joven con las manos y comienza a moverse con bastante fuerza sacando gemidos en los labios de la joven. Sentir esta sensación era algo que ya echaba de menos el zorro.

Los jadeos de Ban son escuchados por ___ ya que estaba cerca de su oído y eso la estaba excitando aún más que hasta cerró los ojos queriendo sentirlo aún más.

—¡Eres mía y de nadie más! —comenta ya excitado moviéndose con más rapidez notando que estaba a punto de correrse.

—¡Ban! ¡Ya no puedo más! —gime con más fuerza para que se le escuchara.

—¡Voy a...!

—¡Ban!

Los dos llegan al clímax completamente, entregándose ante el placer que hubo entre los dos. Ban, por su parte, se corrió dentro de ella liberando una gran cantidad de semen que no pudo aguantar.

Jadeos se escucha entre ellos, algo cansados por el acto sexual. Ban abraza con fuerza a ___ temiendo a perderla en ese instante como si fuera una mota de polvo que se desvaneciera.

La joven se gira un poco para verlo y llama su atención acariciando sus cabellos. El chico de los ojos morados la mira un momento y se acerca a ella para besarla.

—¡Ban ¿qué demonios has hecho?! ¡¿Y qué haces tocando a ___?! —La magia se desvanece al escuchar al pequeño cerdo entrar en la taberna y golpea con fuerza al zorro.— ¡Eres un pervertido al igual que Meliodas!

Elizabeth tuvo que tapar los ojos del capitán para que no viese a ___ desnuda y que no pensara en ninguna locura. La joven quería decir algo, tapándose, pero el cerdo no hacía caso. Esto tendrá explicación en algún momento porque es demasiado incómodo. 

Lo que cuenta ahora es la confesión de Ban hacia la joven de color (c/c) que tiene una sonrisa de boba enamorada hacia el pecado de la codicia.

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