❦ 𝟐𝟓 ❦
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Dije que no sentía nada por ti
pero mentí,
Casi corto un pedazo de mi mismo
por tu vida.
✯༄ Call out my name.
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Cuando Dong Min despertó ya era de día, exactamente las 7:00 de la mañana, despertó con pereza y si no hubiera sido por ese despertador (que por extraña razón tenía la alarma programada) que sonó ruidosamente, no se hubiera despertado y hubiera perdido la prueba de farmacología que tenía en la mañana.
A toda prisa se levantó, se duchó y bajó a comer con solamente una bata en su cuerpo y mientras lo hacía, su celular sonó y se extrañó por la llamada.
-"Joven Lee"- Era el señor Mark, el chófer.
-Dígame, ¿Pasó algo con Bin?- preguntó muy preocupado.
-"No es nada grave, solamente que el señor Park necesita ver al señor en la oficina, su celular parece estar apagado por eso le pido el favor ya que usted lo verá en la universidad"- Dong Min se quedó perplejo ¿Bin ya estaba en Seúl?
-¿Cuando regresó Bin de New York?
-"Hace dos días, de hecho, hoy estuvo ahí con usted, pero estaba dormido"- El pelinegro se sentía enojado por una extraña razón.
-Yo le digo. No se preocupe.
-"Lo estaré esperando para llevarlo, joven".
-Está bien, deme unos minutos. Ya bajo.
-"Sí, joven Lee".
Cortó la llamada y tiró su celular al sofá -Hijo de...- Suspiró con frustración.
¿Por qué Bin no le había dicho que ya estaba ahí? ¿Por qué no lo despertó? ¿Ya se comenzaba a hartar de él y por eso no quería verle la cara?
Tantas cosas que tenía en mente pero sólo una llamó su atención.
-Si ya te estás aburriendo de mí, a otro le quitaré el aburrimiento- dijo con maldad, teniendo en mente lo que haría.
Subió a la habitación y escogió el conjunto que usaría para ir a la universidad. Cuando estuvo listo, subió al auto que esperaba por él y se puso en marcha al recinto.
Al llegar no había ojo que no se pusiera sobre Dong Min, todos los alfas babeando por el hermoso y sexy omega que entraba.
Dong Min ese día decidió llamar la atención, se vistió con un crop top de encajes blancos y tirantes delgados, de boca en V que dejaba ver la piel que separaba sus pechos y su abdomen, unos jeans con rasgaduras en los muslos y rodillas que dejaban a la vista las medias de rejilla blanca que llevaba por dentro, tenis blancos y para cubrir sus brazos, una corta chaqueta negro. Su rostro maquillado, sus ojos delineados y en sus párpados pequeños destellos brillantes, sus labios pintados de rojo y en su cuello, llevaba el collar que nunca debía de faltarle.
Toda la mañana, los alfas se acercaron a él para coquearle y él muy descaradamente les seguía el juego, lo que no sabía era que Bin lo miraba a la distancia con ganas de ahocarlo ahí mismo.
Pero San Ha si lo notó, fue imposible no hacerlo y al verle tan molesto, decidió decirle a su amigo.
-Min, Moon te mira con ganas de matarte. Compórtate.
-Déjame ser, Sanhie. Nadie me puede quitar mi libertad.
La tarde llegó, eso significaba que Bin le impartiría la siguiente y última clase del día. El alfa entró al salón y le extrañó no ver a Dong Min en su lugar, pero unos minutos después apareció el lindo chico.
-Disculpe, señor Moon. Andaba en el baño.
Sus ojos juguetones solo lo hicieron enfadar.
Inició su clase como siempre, tratando de ignorar el hecho de que Dong Min estaba siendo asechado por sus estudiantes alfas.
Si bien, al chico lo tenían harto con tantos estúpidos "piropos" y halagos que le decían, les siguió la corriente para ver enojado al mayor y probar si servían su táctica.
-Tal vez salimos un día, lindo- le susurró un alfa a su lado tomándole la mano.
Él sonrió aunque por dentro estuviera muriéndose del asco.
-Señor Choi, ¿Está en la clase o Lee es más importante?- el alfa le soltó la mano, su maestro le llamó la atención con voz imponente.
-Lo-lo siento, señor Moon.
-Muévase de ahí, ahora.
Le ordenó y el alfa se despidió de Dong Min yéndose a sentar a otro lado. El omega estaba realmente entretenido.
-Una vez voy a hablar, si no ponen atención, ni me rueguen que los pase- miró a Dong Min con seriedad y el chico sonrió con maldad y le dio su total atención.
La clase continuó y los problemas también. Dong Min entabló una conversación con uno de los chicos más apuestos de su clase, un alfa pelinegro, alto y guapo que era buscado por cada omega, bueno, después del señor Moon. Porque el chico al menos si estaba al alcance de muchos.
-Dong Min, ¿Cierto?
-Sí, ¿Y tú...?
-Park Jinyoung.
El chico no era de su gusto, pero por ver al alfa enojar haría cualquier cosa y más ahora que vio como lo estaba vigilando con disimulo.
Comenzó a hablar entre susurros con el chico, se reía a medias tratando de ser un poco escandaloso. Bin lo vio nuevamente, la forma en la que se estaba comportando con otro de sus estudiantes y quería dejarlo pasar para no parecer un tóxico de mierda frente a su grupo.
Siguió en lo suyo, claro, pero cuando vio al muchacho acariciar los cabellos de su omega, explotó.
-¡Lee Dong Min!- Dong Min se separó con discreción del chico y trató de parecer nervioso. -¿Qué cree que está haciendo? Ponga atención y usted, señor Park, quítese de ahí.
-Lo siento, señor Moon. Estaba prestando atención a cosas más interesantes- dijo con tranquilidad.
-Si mi clase le parece aburrida ¿Por qué no se sale?- dijo Bin con notable molestia.
-Porque eso significaría perder un tema, si usted se ofrece a enseñarme en la noche, yo con gusto me salgo.
-¿Qué?- dijo con confusión.
San Ha quien estaba sentado al frente, casi se suelta a reír, pero sabía que no era buena idea considerando que Bin se miraba furioso y a parte, nunca ha tenido una conversación formal con el alfa, así que, que se riera por saber con exactitud lo que estaba pasando, era un rotundo no.
-Si, ya sabe, clases nocturnas, nada que no haya hecho antes- dijo coqueto riéndose internamente por la cara seria de Bin.
-Lee, por favor. Ponga atención y no diga estupideces.
La clase se mantuvo expectante, los demás estudiantes pendiente a cada intercambio de palabras y frases con doble sentido con las que respondía Dong Min cada que Bin le llamaba la atención.
-¡Suficiente! ¡¿Te puedes callar, Dong Min?!- dijo Bin a punto de abofetear al chico.
-Si me calla con algo grande, con todo gusto, señor Moon.
No dijo nada, estaba acabando con su paciencia, sus alumnos lo veían con temor porque el rostro del alto estaba tan rojo como si quiera explotar. Bin agradeció que las dos horas se habian cumplido y los chicos comenzaron a guardar sus cosas para irse.
-Los veo hasta pasado mañana, pueden irse, excepto tú, Dong Min, tú te quedas- dijo serio sin ningún tipo de expresión en su rostro.
-Sí, señor Moon. Adiós, chicos- se despidió de los alfas coqueteandoles hasta el último segundo.
Cada alumno fue saliendo del salón hasta que los dejaron completamente solos, y no solamente su salón, sino en la universidad. El grupo de Bin era el último en salir en todo el recinto por lo que ahora solamente se encontraba con ese pequeño pelinegro que lo tenía sumamente enojado.
-Hola, cariño~ ¿Me extrañaste?- habló el menor con dulzura fingida y el alfa se acercó lo más rápido que pudo a él y lo tomó de los cabellos inclinando su cabeza hacia atrás con la acción.
-¿Qué carajos estabas haciendo?!- Dijo el alfa sumamente enfadado.
-Solo quería ser sociable- el castaño no soportó su sarcasmo y tomando con fuerza sus cabellos, lo jaló hasta tirarlo en el borde del escritorio.
-Date la vuelta ¡Ahora!- el chico lo hizo sin protestar -Maldita zorra, ¿Crees que puedes mostrar lo que es mío?- puso sus codos en el escritorio e inclinó su trasero hacia el alfa -Tú eres mío y de nadie más, entiéndelo.
-Hazme entender.
Rápidamente bajó sus pantalones encontrándose así las medias de rejilla y las diminutas bragas.
-¿Pensabas ir a follar con alguien? ¿Por qué llevas esto puesto? Pareces una zorra- dijo refiriéndose a la lencería.
-Es para ti~... Para que folles hasta que pueda entender a quien pertenezco- el chico sonrió y sacudió sus caderas provocando al castaño pero este aún seguía enojado por lo que quitó su cinturón y comenzó a azotarlo.
-¡Cállate!
Azotó fuertemente sus glúteos, quitó su chaqueta y dejó marcas en su espalda y brazos, ocho azotes fuertes que dejaron su piel marcada.
-Esto es para que la próxima vez, recuerdes que no tienes que coquetear con nadie- dijo sobre su oído mordiendo el lóbulo de su oreja.
-¡Ah~! Sí... Azótame más, papi- el alfa comprendió que Dong Min solamente lo hizo para provocarlo, su enojo estaba presente pero ahora era por el chico y su teatro.
Estuvo de viaje tratando de conseguir lo que necesitaba, las pruebas aparecieron más rápido de lo que pensó por lo que regresó antes, pero quiso esperar algunos días para ver a su chico. Su alfa se entristeció al estar separado de su omega, pero debía de soportarlo. En todo esos días pensó una y otra vez en su confesión, dijo que lo haría cuando lo viera nuevamente, que le diría todo lo que su corazón siente, pero no se esperaba que el chico que observó a horas temprano de la mañana acostado en su cama, sería el mismo que lo sacaría de sus casillas.
Ya no lo azotó, solo rompió las medias y las bragas, y sacó su erección para hundirse en él y comenzar con las duras embestidas.
-¡AHH!... Hgh... ¿S-sigues- ¡Ah! Enojado?- preguntó el chico deshaciéndose en gemidos y gritos.
-Tú que crees- arremetió fuerte y rápido en su interior, destrozando a su paso sus paredes haciéndolo gritar, quebrando su voz en cada embestida.
-¡Ahhh! Para... Así no- el castaño no se detuvo.
-Me importa una mierda, te aguantas.
Arremetió más fuerte, embestidas profundas que lo hacían temblar y gemir en alto, pero no lo soportaba.
-Por favor... Así no- Pidió que con voz suplicante.
-¿Y cómo?
-Así- el chico se giró y se tiró a devorar sus labios, lo llevó poco a poco hasta la esquina del salón donde sin decir ni una palabra le pidió que se sentara en el suelo.
Bin lo hizo porque ya en su cuerpo lo único que reinaba era la lujuria, ver a Dong Min vistiendo de esa forma y luego tenerlo a su merced listo para ser follado por él.
Una completa maravilla.
Al estar sentado, la entrepierna del muchacho quedó a nivel de su rostro por lo que tomó el miembro del pelinegro en su boca, comenzó a repartir lenguetones y a succionar su glande.
-Ahh~ - Dong Min enterró sus dedos en sus cabellos y empujó sus caderas para que lo recibiera completo en su garganta -¡Bin!- el castaño levantó su mirada y la conectó con la del chico, ¡Dios! Como amaba verlo sonrojado.
Sacó el pene de su boca y dejó que el chico hiciera el siguiente movimiento, este no perdió tiempo y rápido se subió a su regazo con sus piernas abiertas, tomó el miembro de su amante y bajó su trasero para embestirse, saltito tras saltito encima de él, sus gemidos saliendo sin poder ser controlados.
-AHH, papi... Hazme sentir mejor que anoche- gimió el chico.
-¿Mejor?... Si ayer ni te toqué, bebé- acompañó al muchacho elevando sus caderas haciendo más fuertes las embestidas.
-Ahhh... n-no hagas eso- se quejó, el castaño mordió su pecho por encima de la tela, deslizó el delgado tirante por sus hombros y logró dejar un poco de piel más expuesta.
-¡Ahh! Más rápido, bebé- gimió el alfa, sostuvo sus caderas y ayudó al chico a moverse, estaba a nada de correrse, la increíble sensación del apretado ano del chico succionando su miembro con cada rebote lo tenía al borde del orgasmo.
-¡Ahg!... Hmmg... ¡BIN!- gritando su nombre, se corrió en medio de ambos cuerpos y sintió al alfa llegar junto a él, toda su esencia derramándose en su interior.
-Dong Min...- estaba exhausto.
-¿Ya no estás enojado conmigo?- preguntó el chico haciendo un puchero.
-No, no tanto- dijo el alfa, lo tomó de la nuca y unió sus labios una vez más.
-No me despertaste, ¿Acaso ya te estás aburriendo de mi?¿Es por eso que no me dijiste que habías regresado?- dijo el chico como reclamo.
-No, cariño, no es eso. Tenía algunas cosas que hacer antes de volver a prestar mi atención a ti- explicó.
-¿Tengo tu atención?- el alto asintió -Me gusta tenerla- una sonrisa floreció en su rostro.
-¿Intentaste seducir a esos niños en frente de mí solo para provocarme? ¿Esta es tu venganza solo porque no te dije que había regresado?- preguntó lo que era muy obvio para él.
-Sí- contestó riéndose al ver el ceño fruncido.
-Bueno, levántate y vístete. Vamos al departamento.
-El señor Park te está esperando en la oficina y-... - dijo, una fuerte nalgada cayó en su glúteo izquierdo.
-Min Hyuk me importa una mierda, puede esperar. Iremos y seguiremos con tu castigo.
-¿Castigo?
-Tocaste lo que solo yo puedo tocar. No te has librado todavía de mi, bebé...- susurró en su oído.
El pelinegro sonrió y tomando de la nuca al castaño, unió sus labios a los contrarios en un beso suave pero apasionado.
-Si, señor, lo que usted diga. Me declaro culpable.
Ambos salieron ya vestidos y subieron al auto para seguir con el asunto en cuestión.
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