❦ 𝟏𝟓 ❦
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Quiero que te quedes aunque tú no me quieras.
✯༄ The Weekend.
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Algunos días después
-¿Eso te dijo?- preguntó Dong Min a Bin mientras terminaban de almorzar.
La oficina del castaño en la universidad había sido remodelada por completo, ahora Bin tenía su espacio personal nuevamente. Desde su entrega, llamaba al menor para que comieran juntos a la hora del almuerzo, aprovechaban el momento para hablar y en ocasiones para hacer cosas de más pero no como se lo imaginan, Dong Min con unos simples besos se calentaba y extrañamente se corría con eso, luego esperaba a que su sonrojo y su temperatura corporal se normalizara y se iba a clases nuevamente.
Bin no había tocado el tema de Mingyu para nada, quiso darle tiempo al pelinegro para que pudiera superarlo, pero al final ese día terminó diciéndole absolutamente todo.
-Si, bebé. Créeme, estuve a nada de partirle la cara a ese imbécil, pero me acordé de ti. Dijiste que lo dejara así y evitara problemas, te obedecí- el omega se rió.
-Bien hecho- se acercó a él y le dió un beso -Eres muy obediente, Bin.
El alfa rió por lo que dijo y luego, lo sentó en sus piernas, Dong Min le rodeó el cuello con sus brazos y así estuvieron por algunos minutos, el mayor embriagándose con su dulce aroma mientras le acariciaba el cabello y le daba uno que otro beso.
-Tengo que irme, voy al laboratorio y al profesor Jeon no le gusta que lleguemos tarde, te veo hasta mañana, Bin- le dió un último beso, tomó su mochila y salió de la oficina dejando al alfa más que enamorado.
No había caminado casi nada cuando de repente, lo tomaron de los hombros y lo hicieron parar.
-¡Ah!... Sanhie, me asustaste.
-¿Dónde estabas? No me digas, ya sé dónde- Dong Min puso los ojos en blanco, desde que ese día su mejor amigo no había dejado de molestarlos con Bin.
-Sí, estaba almorzando con Bin en su oficina.
-¿Estabas almorzando o él te estaba almorzando?
-¡Cierra el pico!- se rió por la reacción de su pelinegro amigo.
-Bueno, bueno. Vamos a clases, Minnie- lo tomó de la mano y caminaron juntos hacia el salón.
Dong Min se sentía un poco más libre al no cargar con la culpa de estarle ocultando a su mejor amigo algo sumamente importante. Por otro lado, odiaba tanto que le jodiera la vida a diario con sus chistes con doble sentido.
Pero bueno, al menos tenía a Yoon San Ha a su lado, eso era lo especial.
-Minnie- el pelirrojo se acostó en la espalda de su amigo -¿Te gustaría ir conmigo de fiesta?
Estaban en casa del mayor, estudiando para una prueba más del parcial. -No sé.
-¡Vamos, no seas aburrido!- animó -Hasta te puedes conseguir un chico guapo para pasar la noche.
-Tampoco así.
-Sí, claro. Sé que crees que Moon es tu única opción, pero debes de buscar diversión por otro lado. Al cuerpo le gusta comer de todo.
-Puede que le pida permiso a Bin- dijo dudoso, ¿El alfa dejándolo salir? Sí, como no.
-Moon no es tu padre.
-Pero estoy viviendo con él temporalmente, así que debe saber donde estoy. Déjame pensarlo y luego te aviso.
-Saldremos el viernes y me importa si Moon dice que no. Tú vendrás conmigo.
Estaba entre la espada y la pared, si quería ir, pero dudaba que el castaño lo dejara.
-Bin, por favor. Déjame ir- rogaba el pelinegro. Había regresado al apartamento hace dos horas encontrándose al alfa en la entrada del edificio.
-Ya te dije que no, no sigas insistiendo.
-Pero no voy a ir solo, San Ha va a estar conmigo y me portaré bien. Por favor, déjame ir.
-Ya te dije que no, no me sigas que me voy a enojar y no te va a gustar lo que voy a hacerte.
Dong Min incrédulo, siguió rogándole, siguiéndolo por la oficina, pidiéndole en todo momento que lo dejara salir, buscando mil palabras para convencerlo, llegó hasta arrodillarse y nada, no lo consiguió. Llegó un momento en el que Bin se hartó de decirle no, lo tomó fuertemente del cabello y le obligó a dejar su rostro cerca de su entrepierna.
-¡Carajo, acabas de terminar con mi paciencia!
-Soy un mal chico, debería castigarme, mi señor...- esa mirada, ese maldito rostro seductor le erizaba la piel.
-No te callas y tienes que aprender a ser obediente.
Soltó el agarró de sus cabellos, tomó asiento en su sillón junto al escritorio y desabrochó su pantalón, bajando el cierre bajo la atenta mirada del chico.
No hubo necesidad de que sacara su ereccion de su estorbosa ropa interior, las suaves manos del joven lo ayudaron, acariciando su piel y dando una mirada a lo que dentro de pocos segundos estaría en su boca.
-Me cansas, eres insoportable.
-Nunca podrías hartarte de mí- corroboró con confianza, sus labios rodearon la punta de aquella dura ereccion, su lengua se pasó por cada nervio resaltante en aquella blanquecina piel, sus jugosos labios envueltos en un abrazante calor daban besos a lo largo de su extensión, manteniendo en cada acción contacto visual con el hombre quien lo poseía.
Lamió sus testículos, jugó con ellos un rato creando sonidos con su boca al tacto, derramó su saliva sobre la polla inyectada para luego tragarse por completo el falo hasta que pudiera tocar su garganta.
Sus ojos se abrieron ampliamente por lo duro que estaba en su apretada garganta, casi y lo asfixiaba, pero le estaba gustando demasiado como para detenerse.
El alfa acarició su cabeza, dirigiendo ahora su mano a su mejilla donde luego de unas suaves caricias, disfrutó por completo el placer desmesurado que solo Dong Min podría darle.
-Eres tan bueno... Pe-pero... Quien manda soy yo- con ambas manos hizo presión en su cabeza comenzando a follar su boca desesperadamente. Por supuesto, a Dong Min lo tomó por sorpresa, sin embargo, no entró en pánico.
Ambas manos fueron a descansar en los muslos de su amo, relajó su cuerpo lo suficiente para que pudiera el castaño tomar control de él. Respiró profundo cuando pudo, dejando que aquel miembro destruyera sus cuerdas vocales.
-¡Oh!...- lo escuchó gemir y aun más excitante fue verle cerrar sus ojos y abrir su boca tirando una maldición baja al momento que se corrió, derramándose por completo en la boca del pelinegro.
Chupó hasta sacar la última gota, esperando la orden de su amo para tragarse todo lo depositado.
-No lo tragues... Muéstrame- ordenó mientras se estabilizaba.
El omega sacó su lengua y abrió grande su boca para mostrarle como lo había llenado.
-Cometelo todo y ve a limpiarte- siguió órdenes haciendo una mueca de placer al comerse dicho líquido.
El castaño solo lo miró con ojos brillosos, se levantó del suelo y se sentó en el escritorio con sus piernas abiertas.
-¿Me estás invitando?- el omega se encogió de hombros.
-¿Quieres entrar? Está palpitando por ti.
-Eres tan descarado.
-Y tú un santo claramente- sonrió con burla.
-Ve a dormir, te sigo luego.
-¿En serio? ¿Vas a dejarme así?
-Ya te castigué, creo que es lo justo- Dong Min bajó de su lugar y se acercó a besarlo.
-Pensé que me estabas dando un premio- sus labios se devoraron, sus lenguas se enredaron sin intención de separarse por un largo tiempo, pero cuando el chico comenzó a subirse a su regazo tuvo que detenerse.
-No, ya te dije. Ve a la cama.
-¿Pero vas a follarme o no?- hizo un puchero consiguiendo así un beso sobre sus belfos.
-Lo haré, pero tengo trabajo que terminar ahora. Obedece, bebé.
"Decepcionado" caminó hasta la salida, se giró y habló.
-¿Vas a dejarme salir con San Ha?- No le había dado respuesta.
-Te daré la oportunidad para que me hagas cambiar de opinión.
-Fácil. Sé cómo hacerlo para que te rindas ante mí- el alfa arqueó su ceja en confusión, aunque el hecho de que Dong Min haya salido de su oficina meneando las caderas y con un rostro arrogante le hizo reír.
-Eres tan jodidamente lindo, Dongminnie~
El omega se paseaba por la habitación, arreglándose. Hace algunas horas había hablado su mejor amigo y ya casi estaba listo.
-¿A qué hora te quiero aquí?- preguntó el castaño mientras veía al chico arreglarse frente al espejo.
Se estaba muriendo, estaba sumamente enojado porque Dong Min se miraba extremadamente provocativo con sus jeans negros ajustados y una camisa de botones del mismo color completamente transparente que dejaban ver todo su pecho y lo que más le molestaba, era que se veían sus rosados pezones.
-Antes de la media noche, si ya lo sé, no es necesario que me hagas repetirtelo- Dong Min se vió por última vez en el espejo revisando sus pequeños aretes, que su cabello estuviera muy bien peinado y que todo lo demás estuviera en su lugar -¿Te gusta? ¿Me veo bien?
-Si, te ves bien- dijo disimulando un poco su enojo.
-¿Bien?
"Te ves bien, te ves tan malditamente bien que me dan ganas de arrancarte la ropa y follarte contra la pared".
-Lindo. Muy lindo- el omega apretó sus labios y le dio igual. Después de todo, Bin estaba actuando raro esa noche, demasiado protector si se podía decir y si decía algo probablemente el permiso se lo quitaría.
-Lo compré con la tarjeta que me regalaste. Nuevamente gracias, la necesitaba- Bin solo asintió restandole importancia, días atrás le entregó una tarjeta de crédito al menor para que la usara en lo que quisiera y en ese momento se estaba arrepintiendo de haberlo hecho.
El omega no dejaba de verse en el espejo, tratando de verse lo más sexy y hermoso posible. Esa noche quería ser el alma del club y vaya que estaba a nada de conseguirlo, pero también estaba a nada de conseguir quedarse encerrado mientras Bin se iba, bueno al menos el castaño lo estaba considerándolo en su mente.
-Bebé, ¿No llevarás una chaqueta? Puedes refriarte.
-No, así me siento bien- dijo como si nada y siguió viéndose en el espejo.
-Minnie, quítate el collar- no fue una petición, fue una orden la que dió esta vez el alfa.
Así como él sabía su significado, muchas personas que compartían los mismos gustos lo sabrían también - obviamente - y que vieran a su chico llevándolo lo hacía sentir molesto ya que cualquiera podría acercarse a él y llevárselo con esos propósitos oscuros.
-¿Por qué? No me molesta usarlo.
-Quítatelo, ahora- Dong Min tembló al escucharlo tan serio, se quitó el collar casi enseguida, dejando solo la gargantilla que antes se había puesto.
-Ya, ya me lo quité, mi señor, ¿Está feliz?- dijo con un poco de ironía.
Vió a Bin ponerse demasiado en serio y prefirió irse, no quería aparecer en las noticias:
Omega se encuentra sin vida con señales de tortura en un lujoso penthouse ubicado en el centro de la ciudad.
Por qué si, Dong Min así se lo imaginó.
-Ya me voy, te veo más tarde, que te vaya muy bien.
Se fue sigilosamente dejando al alto muriendo de rabia. Lo amaba, le aguantaba toda sus pataletas, pero lo sacaba de sus casillas en ocasiones y no tenia de otra, tenía que aguantarse las ganas de abofetearlo.
Aveces la edad le jugaba un mal partido, se sentía como un anciano regañando a un puto niño desobediente, ¿Pero qué más podría hacer? Dong Min aún tenía mente de niño.
Salió minutos más tarde del apartamento y condujo hasta el lujoso restaurante donde sus amigos lo esperaban. El omega y su esposo, y su mejor amigo, lo esperaban en una mesa, al verlo lo saludaron, tomó asiento junto a ellos y saludó a cada uno aguantando las quejas de su mayor.
-¡Llevamos horas esperándote! ¿Dónde carajos estabas?
-Hola, Myung Jun, yo también estoy feliz de verte- recibió un golpe en el brazo.
-Jódete.
-Cariño, deja a Bin en paz- el alfa abrazó a su omega relajandolo.
-Por eso Bin ya no sale con nosotros, porque solo sabes golpearlo y gritarle- dijo esta vez Min Hyuk a su cuñado.
-¿A ti quien te metió, igualado?
-Myungjunnie...
-Te callas, todos se callan. Comamos en paz, por favor.
Bin puso el orden y Myung Jun no tuvo más opción que callarse. No por Bin, sino porque el bebé en su vientre pedía con desespero comida.
Al terminar la cena, salieron con rumbo hacia una discoteca, Myung Jun podía estar embarazado, pero aún era joven y le gustaba ese ambiente al igual que al resto que lo acompañaron sin problemas, su noche la estaban disfrutando a lo grande, sin ningún tipo de interrupción.
Llevaba demasiado tiempo sin convivir con sus amigos, extrañó esa molesta voz del omega de su amigo, extrañó a su mejor amigo hablando idioteces y a Jin Woo siempre tan calmo aguantando lo desastroso que eran los otros dos juntos.
-Te veo más sonriente, cara de póquer.
-¿Y? ¿Te importa?- respondió a Myung Jun.
-No, ni que tu vida fuera interesante.
-Entonces no hables.
-La verdad que, Myungjunnie tiene razón. Te veo más feliz- habló Jin Woo -¿Ha pasado algo interesante?
-¿Qué más le puede pasar? De seguro encontró a otra puta de esas que le gusta coleccionar y quien sabe que le hará- Min Hyuk miró a su amigo mientras bebía de su vaso el licor.
-No conseguí ninguna "puta" como dices, es más, tengo muchos meses sin relacionarme con ese tipo de omegas- claro que debía soportar, no debía enojarse. Pero le era imposible.
-¿Meses? Sí, ajá. Tú no puedes pasar mucho tiempo sin ponerla, como si no te conociera.
-¡Myungjunnie!- regañó Jin Woo a su esposo.
-No nos hagamos los santos, nos conocemos lo suficiente para saber que este tipo nunca ha querido algo serio.
-Puede que sea verdad ¿Y si ahora ya quiero algo serio, qué? ¿Vas a criticarme también?
-¿Estás diciéndome que ya vas a unirte a un omega?- el castaño asintió -¿Tú?
-Sí, yo. He sentido que es el amor por primera vez y creo que me gusta la sensación- Min Hyuk casi y se vomita encima. Su amigo era más cursi de lo que pensó y eso que él fue testigo de aquella confesión sobre sus sentimientos a Dong Min.
-¡Eres tan poético, Moon!- dijo con sarcasmo.
-Vete a la mierda- el omega le mostró el dedo de en medio comenzando así una guerra de insulto entre ambos. Nada fuera de lo normal.
El tiempo fue pasando, ninguno tenía conocimiento de la hora ni de lo que pasaba afuera solo se dispusieron a divertirse y a pasarla bien.
En medio de sus risas y charla, el celular de Bin sonó y cuando vió de quien se trataba no tardó ni un segundo en responder.
-¿Qué pasó?
-"Bin~..."- era Dong Min quién hablaba al otro lado de la línea -"Bin..."
-¿Qué pasó? ¿Estás bien?- vió con nerviosismo a sus amigos que lo observaban en silencio.
-"Estoy más que bien~..."- el omega comenzó a reír, se notaba que estaba demasiado ebrio, su voz atontada lo dejaba al descubierto -"No me esperes hoy".
-¿Por qué?
-"Porque me iré con un alfa grandote y guapo a un hotel"- el omega se rió -"Está buenísimo".
-Sal de ahí inmediatamente, regresa al apartamento- habló con voz firme el castaño y solo escuchó la risa del menor.
-"No... me iré con él, no me llames, no me esperes... Sé feliz, Bin".
-¡No me cuelgues!... ¡Ey, te estoy hablando! Do...-¡Maldición!- demasiado tarde, el omega había colgado.
Bin no se quedó de brazos cruzados, rápidamente buscó en su celular algo que necesitaba, abrió ventanas en su teléfono, escribió unas cosas y luego, marcó el número del omega.
-"Si quieres que...-"
-Ya pude rastrearte, sé donde estás, llego en 15 minutos- colgó dejando sorprendido al chico.
Bin iba a buscarlo.
-Tengo que irme, surgió algo de repente y no puedo dejarlo pasar.
-Bin, ¿Qué sucede?- Myung Jun se alarmó.
El alfa vio a Min Hyuk y como si fuera a través de telepatía, el alfa entendió lo que su amigo estaba tratando de decirle, se iba porque algo había pasado con Dong Min
-Perdónenme, no quise arruinar la noche.
No esperó a que le dijeran nada y salió del lugar.
-Iré con él por si me necesita, deberían irse a casa- dijo Min Hyuk a su hermano.
-Ya nos vamos, no te preocupes. ve con ese loco y ayúdalo- dijo Jin Woo saliendo con su esposo y hermano al estacionamiento donde vieron a Bin correr como desquiciado hacia su auto.
Min Hyuk se subió a su auto y siguió a Bin.
Lo que ninguno sabía es que Bin no estaba preocupado por algo, al contrario, estaba enojado con Dong Min porque faltaban 30 minutos para la media noche y no estaba pensando en regresar a casa sino en irse con un desconocido a tener sexo a un hotel y él no iba a permitir que alguien ajeno le pusiera las manos encima.
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