❦ 𝟏𝟔 ❦

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Ahora, nunca quise hacerte mal,
Eso es lo que vine aquí a decir,
Pero si me equivoqué, entonces lo siento.

No dejes que se interponga en nuestro camino
Porque mi cabeza solo duele
Cuando pienso en...
Las cosas que no debí haber hecho.

Pero la vida es para vivirla,
todos lo sabemos
Y yo no quiero vivirla solo.

✯༄ Coldplay - Life is for living.
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Llegó en tiempo récord al dichoso club donde su omega estaba y comenzaron a buscar a Dong Min entre medio del montón de personas que estaban bailando, tomando y fumando en el lugar.

Vio a San Ha besándose con un chico en una esquina, pero Dong Min seguía sin aparecer en su campo de visión.

¿Dónde demonios estaba?

Se volvería loco.

Lo buscó y buscó hasta que lo vio miró y su rabia aumentó. Su lindo chico estaba pegado a un alfa mientras bailaban una canción bastante sensual, el chico moviendo su trasero, rozándose contra la erección que él mismo le había producido al sujeto ese, el alfa aprovechado acariciando su cintura y dejando al omega con su espalda pegada a su pecho. Dong Min estaba sudado, con su vestimenta pegada a toda su anatomía bebiendo alcohol de los labios de aquel hombre que le hizo hervir la sangre a Bin.

No esperó ni un segundo más, se acercó hecho un demonio y le partió la cara al alfa sin darle tiempo de reaccionar para luego, llevarse arrastras del cabello a Dong Min hasta la puerta principal del lugar.

-¡Auch! ¡Duele, suéltame!- El castaño le dio un ultimo tirón y lo soltó -¿Qué te pasa? ¿Cuál es tu maldito problema?!

-¡Mi problema es que te estabas restregando en el cuerpo de ese perro como una maldita prostituta!- escupió con enojo.

-¿y qué con eso? Soy una puta- dijo el pelinegro mientras se acercaba a Bin y rodeaba su cuello con sus manos -Si lo que quieres es que solo a ti te abra las piernas, vamos al apartamento y fóllame. Podemos invitar a tu amigo también, si quieres- dijo refiriéndose a Min Hyuk que se unió a ellos segundos después.

Este solo escuchaba atento cómo una vieja chismosa todo lo que hablaban.

-¡Dong Min, cállate el maldito hocico!- dijo Bin serio y el omega siguió insistiendo.

-¿O qué? ¿Va a castigarme, señor serio? Uy, que miedo, mira como tiemblo- el chico se rió en su cara e intentó tocarlo -Déjame follar con un desconocido, tú no eres mi padre, no puedes impedirme nada, alfa idiota- Dong Min no lo vio venir. No vio venir la fuerte cachetada que le dió el alfa.

-¡Cállate, maldita sea! ¡No quiero escucharte hablar, no tienes derecho de decir absolutamente nada!- el omega se rio e intentó besarlo y abrazarlo, pero él lo apartó de golpe.

-Dame un abrazo, Binnie bonito- si había algo que le molestaba en demasía al castaño, era lidiar con Dong Min ebrio, lo odio a muerte.

-¡Qué no! ¡No me beses! Aléjate de mi inmediatamente, maldita zorra- Dong Min siguió insistiendo, acercándose a él tratando de estar lo más pegado posible a su cuerpo.

Bin no aguantó más, lo tomó de la cintura y lo cargó en su hombro dejándole medio cuerpo hacia abajo.

-¡Bájame!

-Gracias por venir, Min Hyuk. Te veo mañana en la oficina- su amigo asintió y vió como se alejó de él y tiró al omega en los asientos traseros del auto escuchando su protesta.

Al ver esa escena Min Hyuk sólo pudo decir algo:

"Ambos están locos, son tal para cual".

Subió a su auto y manejó a su casa teniendo en el pensamiento no a su amigo, sino una cierta persona que llamó su atención esa noche.

El camino al apartamento fue lo peor para Bin, Dong Min lo manoseó, intentó quitarle y quitarse la ropa. Lo insultó repetidas veces sin descanso y para no tener que lidiar con eso, detuvo el auto en una ocasión y le amarró las manos con su corbata y agradecía al cielo el haber encontrado cinta adhesiva porque así lo calló y le sujetó más fuertes sus manos y tobillos.

No fue fácil hacerlo, pero al final lo logró y Dong Min se quedó quieto.

Lo cargó hasta llegar a la habitación y hasta entonces lo soltó, el chico se quejó por lo que había hecho pero también se le insinuó. Sí, otra vez.

-Ve a darte un baño, iré a prepararte algo- dijo el castaño dispuesto a irse, pero Dong Min lo detuvo.

-No, vayamos a la tina juntos- dijo colgándose de su cuello comenzando a depositar besos en la piel de su cuello y a pasear sus manos traviesas por sus hombros y espalda -Piénsalo... Tú y yo... Desnudos metidos en el agua llena de espuma... Mientras te ayudo a relajarte y quito ese malhumor que te andas.

-No es malhumor, me haces enojar- contestó cortante e intentó irse, pero nuevamente fue detenido.

-¿Por qué te enojas?

-No es tu problema.

-Vamos, Bin, dime- el omega insistió una y otra vez hasta que dijo todo lo que se había guardado.

-¡Porque no me gusta que otra persona te toque! ¡Porque no me gusta que intentes seducir a otros cuando aquí me tienes babeando por tí como un maldito imbécil!... Porque odio que otros te deseen como yo lo hago, porque-.... -el chico lo calló con un beso repentino y lo sentó en la cama para colocarse a horcajadas sobre él.

-¿Te gusto?- preguntó el pelinegro y Bin sintió todo su ser dejar su cuerpo ¿Qué podía decir? Estaba indeciso -Vamos, dime ¿Te gusto?

-Sí, me gustas, Dong Min- confesó ya que notó al chico aún bajo los efectos del alcohol y muy probablemente, al día siguiente no recordaría nada.

-No seas celoso, mi cuerpo es todo tuyo, de nadie más- le tomó las manos y se las colocó en su cintura -Solo tú puedes tocarme como quieras, te pertenezco, soy solo tuyo- Bin lo besó esta vez con posesividad y lo tomó de la nuca, acercó sus labios a los contrario uniéndolos en un beso hambriento y desesperado.

-Mío... Eres mío, carajo... Mío y de nadie más- dijo entre besos, sus celos y posesividad hicieron que comenzara a arrancarle la ropa y cuando lo desnudó totalmente, lo cargó hasta el baño donde se metieron a la ducha, quitó su ropa y abrió el grifo, y entre besos y caricias terminaron teniendo sexo, Dong Min aferrándose a su espalda, con sus piernas abiertas disfrutando de sus embestidas, el castaño amando cada uno de los sonidos de placer que salían de su dulce boca, sus cuerpos encajando una vez más de una forma jodidamente perfecta, devorando su cuerpo con amor, poseyéndolo una y otra vez en el baño, en la cama mojando sus sábanas, contra la pared de la habitación reclamándolo como suyo mientra sus labios se desgastaban y el amanecer se hacía presencia.

Bin lo acostó en la cama luego de haberse corrido y haber sido consumido por el sueño y agotamiento, se acostó a su lado y cubrió su desnudez con las sábanas.

-Cuanto hubiera deseado que dijeras que tu corazón me pertenece- acarició su rostro suavemente y sonrió. -Eres tan hermoso... Como un ángel celestial- enterró su cabeza en el hueco de su cuello e inhaló su aroma.

¿Por qué lo amaba tanto?

¿Qué brujería le había hecho para que dependiera tanto de el omega?

Sentía su corazón lastimado, herido profusamente. No creía llegar a confesarle el amor que sentía por él jamás.

-Aveces odio amarte porque duele, duele saber que te tengo tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de mí... Me confundes, haces que mi corazón se acelere, haces que me ilusione, que llore cuando pienso en que jamás estarás a mi lado- una pequeña lágrima salió de sus ojos marrones.

Dolía espantosamente, como nunca, un dolor que nunca había sentido, algo que se clavaba en su ser aferrado a él.

-No quiero tu cuerpo, quiero tu corazón, quiero que me ames como yo te amo, Dongminnie... Yo te amo- con un nudo en la garganta y sus ojos llorosos le dió un beso en la mejilla.

Se vistió en silencio, cogió sus cosas y salió del apartamento dejando a Dong Min dormido en su habitación.

Bin entró a su oficina y lo primero que hizo fue tomar una copa de whisky para disipar sus penas y no era nada extraño, el alcohol se había convertido en su compañero, lo ayudaba cuando se sentía mal justo como en ese momento que se quería morir.

No quería saber nada de la vida, solo quería bajar ese nudo que se había formado en su garganta y tratar de dormir ya que no lo había podido conseguir. Necesitaba descansar en su enorme sofá y luego poder tomar su papel de jefe impecable, el papel del maestro serio y el amo sádico que no se compadecía de nada.

Un día como cualquier otro, eran las 6:30 de la mañana y ya estaba acostado esperando a que las píldoras qué había ingerido hicieron efecto totalmente y poder dormir aunque sea un par de horas. Y lo consiguió, despertó dos horas después cuando los rayos del sol entraron en los grandes ventanales del rascacielo.

Despertó gracias a ello y también, gracias a que la puerta de su oficina estaba siendo tocada. Su mejor amigo entró, lo saludó y este se sentó en frente de su escritorio esperando a que tomara su lugar.

-Bueno, ¿Cómo dormiste? Espera, no me digas, ya pude darme cuenta. Que chupetones, amigo ¿Los hizo un vampiro?- Bin no se había percatado, pero Dong Min había dejado marcas casi moradas en su cuello, sus dientes marcados en su piel y rasguños grandes en su espalda que hasta ahora le empezaron a arder.

-Lo hizo Dong Min, no sé porque preguntas cosas que son tan obvias- dijo un poco serio.

-Pensé que lo habías golpeado o algo por el estilo, pero veo que me equivoqué- Bin frunció el ceño y puso su cabeza encima de su escritorio.

-Cállate, no estoy para bromas- aunque se lo dijo mil veces, Min Hyuk no entendió y molestó a su amigo hasta que logró sacarle una sonrisa, se miraba mal y como bueno amigo trató de animarlo.

Bin le estaba agradeciendo el hecho de hacerlo reír y de no preguntar nada aunque su rostro parecía decir todo lo que su corazón estaba padeciendo.

-MJ estaba de chismoso, me llamó en la madrugada para saber que había pasado.

-¿Qué dijiste?

-la verdad, que tu sumiso tuvo ciertos problemitas de conducta.

-No lo niego, Dong Min es difícil aveces.

-¿A veces? ¿Eso es para no decir "siempre"?

-Tampoco así, Minnie es un ángel.

El alfa se rió frente a su amigo a carcajadas, comenzando a molestarlo otra vez.

Gracias a ello su día hubiera sido el mejor, su ánimo ya había mejorado, todo podía haber marchado bien si no hubiera recibido una visita un tanto desagradable.

La puerta fue tocada de repente.

-Adelante.

Su secretaria apareció.

-Señor Moon, hay un joven que desea verlo dice que es importante.

No sabía quién podía ser, pero aún así lo recibiría.

-Dile que pase.

-Señor Kim, pase, el señor Moon lo recibirá ahora.

-Gracias- esa palabra bastó para que Bin sintiera un escalofrío recorrer su cuerpo.

-Min Hyuk ¿Puedes...-?

-Hola, señor Moon- ¿Qué carajos hacia ahí? -Señor Park, ¿Le molestaría dejarme a solas con el señor Moon?

-Y-yo...-.- intentó hablar Min Hyuk, pero Bin lo interrumpió.

-¿Quién carajos crees que eres para venir a imponer tu palabra, puta barata?- habló con odio.

-Si no quiere problemas le recomiendo que sea discreto, señor Moon- advirtió.

-No te enojes, Bin, yo puedo irme- dijo el alfa, le dio una última mirada al omega y salió dejando a Bin con su peor pesadilla.

-Jungwoo ¿Qué haces aquí?

-¿No te da gusto verme?- preguntó el de ojos verdes acercándose a él para besarlo, pero Bin lo apartó de golpe.

-Di la mierda que veniste a decir y vete, no tengo tiempo- se sentó en su sillón dispuesto a ignorarlo.

-¿No tienes tiempo del todo o no tienes tiempo para mí?- preguntó el omega caminando hasta el escritorio, intentando acercarse a él nuevamente.

-Para ti. Que bueno que te diste cuenta, eres muy inteligente- dijo el castaño con sarcasmo.

-¿Quién te marcó el cuello?- dijo el omega con reproche jalando hacia un lado el cuello de su camisa para poder ver mejor las marcas, recibiendo con ello un manotazo -Nunca te gustó que te marcaran.

-Sí, sí, te importa una mierda ¿Algo más? Creí que ya me había librado de ti.

-Jamás, mi vida. Yo siempre te extraño, así como mi cama. Siento frío por las noches- fingió una expresión triste para causarle compasión, pero solo oe daba asco.

-Por fortuna, nunca dormí en tu cama por lo que no puede extrañarme- el omega puso los ojos en blanco, le enojaba que Bin fuera tan irónico pero aún así, siguió intentando abrazarlo y nuevamente fue rechazado.

-Si fuera él no me rechazarías ¿No es así? Si fuera esa perra mojigata, dejarías que me acerque- reprochó.

-Cuídate tu maldito hocico- sonó amenazante.

-Si fuera Dong Min hasta me harías el amor y me llenarías de besos ahora mismo- Bin no dijo nada y ese silencio le hacía sentir tanto odio en su corazón -¡Si esa perra se muriera, todo sería más fácil!

Tomó al omega del cabello estampando su rostro contra la pared. -Deja a Dong Min en paz, esto es entre tú y yo.

-¿No puedo tocarlo porque es el amor de tu vida... Tu omega?- cayó al suelo sin apartar su mirada del imponente hombre, importándole poco el dolor -¿Cómo lo llamas? ¡Ah, sí! Tu bebé- el omega sonrió con malicia y habló -Regresa o vas a lamentarlo, cariño.

-No me intimidas, te vas a alejar de Dong Min o te obligaré a hacerlo. - dijo con voz fuerte.

-Lo voy a matar... ¡Lo voy a matar frente a tus ojos para que sufras como yo lo he hecho!- lo abofeteó sin compasión. El omega le importaba un carajo, ese era un hecho.

-¡Cállate! ¡Cállate, hijo de puta! ¡Le pones una mano encima y te mueres!

-Eres un maldito perro de mierda... Eres una basura- otra bofetada cayó en su mejilla.

-Sí, lo soy. Y si tanto me odias, solo déjame en paz.

-No, puedo... Estoy enamorado de ti ¡Entiende de una maldita vez que si no eres mío, no serás de nadie!

-Jódete, busca ayuda psiquiátrica. Estás mal, déjame en paz.

-Te juro que si sigues con estos desprecios, Lee Dong Min se va a arrepentir de haber nacido- su agarre se hizo mayor, el grito lastimero del omega se escuchó cuando lo tomó de los cabellos nuevamente obligándole a pararse.

-Ni se te ocurra tocar a Dong Min- amenazó -Tú no me conoces, no sabes lo que estoy dispuesto a hacer por la persona que amo, así que déjame en paz- empujó con la palma de su mano puesta en su rostro el cuerpo del omega hasta que cayó al suelo.

-Golpeame, dime lo que quieras... Pero te juro por mi vida, que esa puta las va a pagar muy caro por haberme quitado lo que era mío.

-¿Tuyo? Yo jamas fui tuyo y nunca lo seré. Deja de soñar.

El de ojos verdes se levantó del suelo y aprovechó para abrazarlo rápidamente, obviamente Bin lo empujó, pero el arma que puso en su costilla le hizo quedarse quieto.

-Binnie, sé que eres alguien sabio y como comprenderás... - sus labios se dirigieron a su cuello -No estoy jugando.

-Quita esa mierda de aquí.

-Cariño, te doy tres días para que lo pienses- plantó un beso en sus labios que como se esperaba, no fue correspondido - O dejas a ese hijo de puta, o me encargo de arruinar su vida y también la tuya.

Nada, no consiguió nada como respuesta, solo silencio y nada más. El castaño estaba entre la espada y la pared, además de asqueado al sentir al sucio omega restregarse en él.

-¿Me amas? ¿No sentiste nada con mi beso?

-Sí, sentí algo.

-¿Qué cosa, cariño?- preguntó con ilusión.

-Asco- la expresión en su rostro cambió -No me pidas que finja amarte, eso es como montar un teatro.

-No me importa, quiero que me mientas, pero que me digas que me amas y me deseas. Por favor, Bin... Si tan solo...

Repentinamente, el castaño le arrebató la pistola al verlo con la guardia baja y lo apuntó. Aunque no estaba seguro de como usar la pistola en su mano.

-Vas a irte ahora y espero nunca más ver tu asqueroso rostro.

-Bin...

-Vete ahora que te doy la oportunidad, voy a darte dinero, mucho dinero, pero vete.

-Lo vas a lamentar. ¡Tú y esa perra tienen los días contados!

Salió hecho una bestia, muerto de enojo por como había "perdido" ante el alfa. Lo odiaba, odiaba ser tan débil en comparación con el alfa dominante que tanto deseaba.

Por otro lado, Bin tiró el arma a su escritorio y cayó al suelo rendido, estaba harto de esa situación, harto realmente de no hallar paz.

Vio en el suelo una carpeta que tiró el omega antes de salir, esperó unos segundos y revisó de que se trataba.

-¡Mierda!- Quería morir, no hallaba explicación a lo que tenía en sus manos, nadie podía enterarse, nadie podía ver ese documento, ni esas fotos que tenía en sus manos donde mostraban cual era su relación con Dong Min sin tabúes.

Partió en pedazos todo lo de esa maldita carpeta, tomó su celular y marcó rápidamente a un número que le sería de mucha ayuda.

-"Señor Moon".

-Sigue los pasos de ese maldito omega y haz que desaparezca de la faz de la tierra.

-"Sí, señor".

Tal vez era algo inhumano lo que haría, tal vez jamás se imaginó dar una orden como esa, pero si Dong Min estaba en peligro, no le importaría derramar un poco de sangre para lograr esa felicidad deseaba.

Aunque tuviera que mandar a matar a ese parásito que se interponía en su camino.

No más. Todo se acabó.

Había colmado su paciencia.

Llegó a su apartamento pensativo en todo lo que había pasado, la verdad es que él estaba dispuesto a hacer como si nada había pasado, pero Min Hyuk llegó a su oficina minutos después informándole que todos en el piso escucharon el alboroto que se formó e inclusive, fueron testigos de las maldiciones que el omega tiró detrás de él.

-Sheon está asustada, da la cara a tus empleados y calma la situación. Y claro, te vas.

-No pienso irme.

-No hay nadie más afectado que tú con todo esto. Solo ve, deja que Dong Min te dé amor y descansa. Eso es lo que necesita.

Terminó obedeciendo, salió de la empresa con mucho estrés y pensamientos ansiosos, que rápidamente se fueron al sentir los brazos de su bebé rodeándole la cintura en un abrazo cálido que ayudó a tranquilizarlo.

-Perdóname, Bin- dijo el omega.

-¿Qué dices, bebé? ¿Por qué debería de perdonarte?- lo abrazó más a su cuerpo.

-Ayer yo... Yo tomé demasiado, no sabía lo que hacía, perdóname- dijo arrepentido el chico.

-Ya pasó, cariño- el alfa le tomó el rostro y le dió un corto beso -Puedes estar tranquilo, no estoy molesto. No lo vuelvas hacer, ¿De acuerdo?

El chico asintió e intentó acercarse a su cuello para darle besos y caricias en forma de agradecimiento, pero... Una marca no le gustó. Un labial rojo estaba marcado en su camisa blanca, los labios pintados también marcaban parte del chupete que recuerda haberle hecho al castaño en la madrugada y no le gustó, le desagradó por completo, pero no podía decir nada. Bin y él solo eran amo y sumiso, no novios, por lo que no podía reclamar algo, ni siquiera preguntar por ello.

-Tu camisa está manchada, deberías de quitartela para poder meterla a la lavadora- Bin lo vió con el ceño fruncido, no entendía -Alguien dejó... - señaló con su dedo y un rostro disgustado su camisa, tomando distancia -...Su labial pintado en tu camisa y bueno... el olor a omega recesivo que te cargas me causa náuseas- Bin se sentía estúpido, había olvidado que Jungwoo dejó su olor en él, se sentía mal por Dong Min, pero que él actuara significaba que estaba celoso ¿No?

-Puedo explicarlo, lo que pasa es qu-...

-No me expliques nada, tranquilo- interrumpió Dong Min -No soy nadie para que me digas acerca de tu vida privada, recuerda que solo somos amo y sumiso, no somos pareja. Lo que hagas me da igual- habló con naturalidad el omega rompiendole el corazón al alfa -Aunque... Nada, creo que lo soñé.

-¿Qué pasa?

-Juro que escuché claramente en la madrugada que dijiste que yo te gustaba- el omega mofó antes lo dicho -Que tontería.

-Lo dije- confesó - Dije que me gustabas... Porque me gusta tu cuerpo- el omega abrió sus ojos algo sorprendido.

-Tu también me gustas, tu cuerpo me gusta. Por un momento pensé que te referías a algo más, gracias al cielo no es el caso- Dong Min regresó a la cocina riéndose.

Bin tuvo que mentir, hacer como si sus palabras no le hubieran afectado, decirle que su gustar se refería a otra cosa, aunque sí era verdad. Su cuerpo le gustaba, pero a él lo amaba con todo su corazón, Dong Min era el dueño de su vida sin este saberlo y odiaba que este no se pusiera celoso por sentir otro aroma en él, odiaba que Dong Min lo viera como su amo y nada más.

En ocasiones, deseaba con todo su corazón que el omega lo viera como algo más, que no lo viera como un amo, sino como alguien que podía darle amor.

Al final terminó comiendo con Dong Min como cualquier otro día, pasó tiempo con él y a la hora de dormir como en ocasiones hacia, esperó que el omega se durmiera y lo abrazó, lo besó todo lo que pudo pidiéndole perdón por amarlo, derramando una que otra lágrima sintiéndose insuficiente por no poder alcanzar los estándares del omega, por no encajar en sus gustos, pidiendo como cada noche su más anhelado deseo:

"Que un día Dong Min me ame como yo lo amo y podamos ser felices juntos, es lo que mas deseo".

Atrajo el cuerpo contrario e inhalando su aroma cayó en los brazos de morfeo.








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