❦ 𝟏𝟎 ❦

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Así que sabes cuánto te necesito
Pero ni siquiera me ves, ¿Verdad?
¿Y es esta mi última oportunidad de tenerte?

Pero de ahora en adelante
Desde el momento en que me despierto
Hasta el momento en que duermo
Estaré ahí a tu lado.
No trates de detenerme
Estaré esperando en la fila
Solo para ver si te importa.

✯༄ Shiver - Coldplay.

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El castaño llegó casi una hora después a su apartamento, el cansancio le comenzaba a hacer efecto, solo quería dormir. El ascensor le dio paso y se sorprendió al ver al pelinegro dormido en el sofá, su rostro tierno se miraba tan relajado y hermoso que sintió su corazón latir con fuerza.

-Cariño, lamento haberte dejado con ese tipo, pero sé que lo amas.

Se acercó a él y acarició levemente sus cabellos, apartandolos de sus ojos, lo admiró por unos minutos, eran solo el silencio y su corazón palpitando fuertemente al verlo. Dong Min era el omega más bonito que había visto, incluso más lindo que las chicas que había conocido. Su rostro era muy andrógino, una piel suave, sedosa con bonitas facciones. Y puede que ya lo ha dicho miles de veces, pero no habían palabras para describir lo que sentía por él y lo mucho que estaba enamorado más allá de su físico.

Él estaba cansado y frustrado también, solo quería dormir abrazando a su chico y con sumo cuidado, lo cargó hacia la habitación. Le llamó la atención la ropa que llevaba el chico, jamás se imaginó a Dong Min usar vestidos, pero de la forma que fuera, se miraba muy lindo, realmente hermoso.

Antes de que pudiera acostarlo en la cama, el chico abrió sus ojos, se miraron por algunos segundos sin decir nada y de pronto, Dong Min lo abrazó.

-Te extrañé, bebé.

Dong Min casi se rompe en llanto al sentir el aroma leve del omega recesivo que había quedado impregnado en él y que por extraña razón, se le hizo familiar como si ya lo hubiese sentido en Bin antes, pero debía de contenerse, ser lo suficientemente fuerte para seguir, para no sentir miedo de quedarse solo otra vez.

-Y-yo también- el alfa se sentó en la cama a su lado y lo envolvió en sus brazos, llenándolo de sus feromonas ya que, lo sentía algo tenso y preocupado.

-Iba a cambiar tu ropa para que te sintieras cómodo y pudiéramos dormir- explicó el castaño.

-¿Podemos... Tomar un baño? Me siento sucio.

-Claro que sí, bebé.

Accedió por supuesto porque era consciente del aroma que Jungwoo dejó en él, ese aroma tan repulsivo que le causaba náuseas y no soportaba.

Y por otro lado, Dong Min sentía que asfixiaba, quería tanto hablar, decirle al alfa lo que en su corazón sentía, todo lo que Mingyu había hecho con él, contarle sobre todos los problemas que tenía encima, necesitaba un refugio.

Ambos se sentían sucios, como si se hubieran traicionado mutuamente y mientras tomaron la ducha, se quedaron abrazados en silencio mientras el agua los lavaba, al final sus labios se unieron en un largo y suave beso, y mientras que, una lágrima se derramaba por la mejilla del pelinegro.

Una lágrima que se derramaba sin sentido, para él, pero que cayó en el momento que entendió que Bin era libre de salir con quien deseaba, al igual que él tenía novio y esto no le afectaba a su amo.

Lo malo de todo, es que Dong Min estaba muy ciego para notar lo que realmente pasaba.

Unos días después y las cosas habían vuelto a la normalidad entre ellos, no se sentía el ambiente denso, ni nada por el estilo. Siguieron compartiendo cama como siempre, sin sentir nada, al menos por parte de Bin, porque Dong Min sentía que cada que el alto lo sostenía mediante el acto, iba a ser la última vez.

Y no quería aferrarse a él, no quería depender emocionalmente de sus caricias.

Pero, ¿Qué más podía hacer? Su relación estaba a punto de terminar y lo sabía, pero no quería irse de su lado, quería seguir sirviéndole como el primer día.

"Pero él no está atado a ti. Él puede tener a quien quiera y cuando quiera".

Odiaba tanto sentirse así.

-¿Regresarás temprano, bebé?- preguntó Bin a Dong Min.

El alfa desnudo en la cama observaba como el menor ya vestido con una su sudadera y unos pantalones muy holgados, sus tenis y lentes, peinaba sus cabellos frente al tocador.

Dong Min había pasado con él el fin de semana, esa tarde de sábado ambos en su calentura terminaron en la cama, el pelinegro lo acostó en la cama, le arrancó la ropa y le hizo una de las felaciones más excitantes y deliciosas que había tenido en su vida.

El oral bastó para disipar toda ola de calor producto al próximo celo. Ahora era el omega quien lograba hacer con él lo que quisiera, vaya que el amor había cambiado muchas cosas en él, lo había ablandado.

-No sé, Mingyu me pidió que llegara a su apartamento, bueno, me insistió. No se que quiere- dijo el omega, iba a salir solo porque no quería pelear con su novio, pero de pronto se acordó de algo muy importante -¡Mierda, es verdad!

-¿Qué pasa?

-Hoy cumplimos tres meses de estar saliendo y lo olvidé.

-A todos les pasa, no te preocupes por eso tanto.

-Este cabron se va a enojar, tengo que comprarle algo. Me voy -se acercó al alfa, le dió un corto beso en la mejilla y se fue del apartamento, dejando al alfa solo en esa habitación.

-¿Por qué no puedes ser mío, carajo? Si supieras que me encantas y que estoy locamente enamorado de tí ¿Cómo reaccionarías?

Se sentía frustrado, no podía haber nada, no podía confesar lo que sentía por miedo, miedo a que se fuera de su lado, pero no podía en contra de eso.

Tal vez enfermaría por no tenerlo, pero solo quería que fuera feliz con quien amaba.

Bin salió de la cocina con un plato en su mano, le dió hambre y fue a prepararse un bocadillo con atún que le había enseñado el omega.

Miraría una película, luego de comer tomaría sus supresores y sus somniferos e iría a la cama.

¿Sus ánimos? Por el suelo, necesitaba a su omega en ese momento. El pelinegro le hacía tanta falta, quería sentirlo cada segundo, tenerlo cerca todo el tiempo, pero... bueno, no siempre se tiene todo lo que uno desea y más que todo necesitaba controlar a su alfa que estaba a punto de explotar.

En ocasiones, Bin se preguntaba si el omega de Dong Min se sentía de la misma forma o solamente él sentía esa necesidad de tenerlo cerca. Sabía que el percibir el aroma de su dominante omega más dulce de lo normal significaba que eran destinados, pero siempre se lo preguntaba, ¿Dong Min lo sabía? ¿Sabía que él era su alfa? ¿Su omega se lo decía? Estaba ilusionado, con su confianza en que el omega un día se daría cuenta y lo aceptaría pero también, sus pensamientos negativos le decían un rotundo «No, el omega no siente nada por ti» Y eso lo hacía sentir triste.

Estaba por llegar al sofá, pero en ese momento del elevador salió su chico corriendo hacia él, con lágrimas en los ojos, Bin no dudó dejar su plato en la mesa y brazarlo fuertemente.

-Bi-Bin- el omega sollozaba enterrando su cabeza en su pecho y rodeando su cintura con sus brazos.

-Bebé, tranquilo, estoy aquí- aquella sala se lleno de un momento de feromonas tranquilas que relajaron el cuerpo del menor.

-Bin, quitámelo- el omega se puso de puntillas y unió sus labios a los del castaño, su cuerpo temblaba, se miraba ¿Ansioso, nervioso? No sabía con exactitud.

-¿Qué es lo que-...?- el alfa se sorprendió y se estremeció cuando sintió las manos de su chico en su entrepierna tocando su pene por encima de la tela.

-Dongminnie-...

-Necesito a papi, quiero jugar...

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