🌻•Capítulo 64
《🌻》
El tiempo era realmente efímero.
En solo un parpadeo podían pasar muchísimas cosas… o días, sobre todo si has estado bastante ocupado.
Jung Hoseok había estado trabajando como loco durante dos semanas organizando poco a poco el proyecto de los nuevos hoteles en el extranjero. Iba de un lado para otro, hablaba con muchas personas, viajaba para allá, para acá, tenía reuniones. Muy agotador… pero emocionante.
Y bueno, el alfa no quería agobiar a su amado omega con todo eso, por eso no lo había llevado a todos esos viajes exprés que duraban como máximo tres días. Lo sabía, estaba siendo consumido por el trabajo, y no le estaba dando suficiente tiempo de calidad a su chico, pero también sabía que todo ese esfuerzo valdrá completamente la pena.
Afortunadamente, Taehyung era muy comprensivo.
Por eso mismo, cuando se sentía bastante agobiado o harto de tanto trabajo, su solución era irse con su precioso prometido a la granja a pasar por lo menos un agradable fin de semana tranquilo, en medio del campo, sin teléfonos sonando todo el tiempo… en paz.
Muchas veces le irritaba la simple idea de tener que salir al tráfico, escuchar claxons por todos lados, de ver a tantas personas. Por eso la granja era su escapatoria de esa ruidosa realidad, lugar en el que podía relajarse por completo en compañía de su lindo, lindo Taehyung.
Las mañanas en la granja eran sus favoritas, porque despertaba hasta que su reloj circadiano le decía que ya era suficiente. No necesitaba alarmas, ni nada parecido, solamente dormía todo lo que quería. Amaba sentir la paz en el lugar, como lo era despertar y escuchar los cantos de las aves, eso no lo tenía en la ciudad, sobre todo al vivir en un piso treinta.
Tal como esa mañana, se había despertado relativamente "temprano" ya que usualmente en ese lugar se despertaba casi a medio día, y esta vez eran alrededor de las nueve. No obstante, se dio un sobresalto cuando escuchó un estruendo, pero saltó en la cama una vez más al volver a escucharlo y no pudo evitar alarmarse cuando nuevamente el estruendo volvió a resonar. Volteó a su lado encontrando el lugar de su omega vacío, así que no dudó en levantarse y ponerse las sandalias lo más rápido que pudo para salir en su búsqueda bastante asustado.
—¿Taehyung? —llamó bajando las escaleras y mirando a todos lados. —¿Jiminnie? ¿Chicos?
Nadie.
Pegó otro salto al escuchar otra vez el estruendo que ya comenzaba a ponerle nervioso.
Sin embargo, logró escuchar unas voces y entre ellas logró distinguir la dulce vocecita de su sobrino acompañada de risitas. Salió a la pequeña terraza entrecerrando los ojos por la molestia que le causaba la luz del sol y se sorprendió de encontrar a los tres Min mirando hacia cierta dirección con Jimin y SeokGi cubriendo sus oídos.
—¿Qué está pasando? —les preguntó obteniendo las tres miradas sobre él.
—¡Tío Hobie! —el pequeño cachorro saltó feliz de verlo. —¡Mida! —señaló hacia enfrente con mucha emoción. —¡Tata!
—¿Eh? —miró hacía el lugar en el que su adorable sobrino apuntaba, escuchando la risita de los otros dos. Efectivamente a unos metros se veía la espalda de Taehyung. —¿Qué está haciendo?
Pero ninguno le alcanzó a responder, porque el mismo estruendo de hace rato se hizo presente, provocándole risitas a SeokGi y a Hoseok otro mini infarto. Ahora entendía de dónde provenía ese ruido.
Una mano se posó en su hombro sacándole otro susto, pero respiró cuando vio a su cuñado.
—Yo que tú, no haría enojar a Taehyung jamás. —le dijo burlón. —Es muy bueno con la escopeta.
Frunció el ceño, alejando la mano de su hombro para entonces caminar en dirección donde se hallaba su omega. Entonces eran balazos esos aterradores estruendos… su precioso y dulce omega se hallaba "jugando" con la escopeta de su abuelita.
Otro balazo le tomó desprevenido haciendo que saltara, provocando risas en los demás. Continuó caminando con los oídos tapados hasta que finalmente llegó donde su chico, viéndole apuntarle a una lata que estaba a solo unos metros de él.
—¿Taehyung? —le llamó colocando una mano sobre el hombro ajeno.
No obstante la alejó de inmediato, ahora alzando las manos cuando su omega se giró en un segundo, apuntándole con la escopeta.
Santo cielo, que deja vu acababa de vivir.
—¿Hoseok? —el omega le miró bajando el arma. Sonrió en grande. —¡Hoseok!
Las risas a lo lejos no se hicieron esperar, vaya que aquellos tres estaban disfrutando de su sufrimiento.
—A mí también me da gusto verte… —suspiró llevando una mano a su pecho al haber tenido otro mini infarto. Miró la escopeta. —A ti no.
Taehyung se carcajeó. —¡Perdón! no quise apuntarte, es solo que me asustaste.
—Sí bueno… —vio como su omega dejaba la escopeta sobre el pasto. —, tú también me asustaste… y mucho. Te juro que vi mi vida pasar frente a mis ojos.
El omega volvió a reír volviendo a colocarse frente a su alfa.
—¡Lo sientooo! —alargó abrazándole con dulzura, meciéndose a los lados.
Amaba a su alfa dramático.
—Sí me das unos besitos para que mi corazón se calme, quizás te perdone.
Echó la cabeza hacia atrás soltando más adorables risitas. —¿Me lo prometes?
—Mmm… primero veamos qué tal están esos besitos y ya te digo si lo prometo.
Taehyung puchereó. —¡Eso es trampa!
—¡Y a mí casi se me salió el corazón!
—¡Lo siento! —el omega volvió a exclamar entre risas, para a continuación unir sus labios múltiples veces.
Hoseok amaba recibir besitos de su lindo, lindo Taehyung.
Por otra parte los Min solamente sonreían por la dulce escena…bueno, excepto uno.
—¡Ew! esos dos ya se pusieron de cursis. —hizo una mueca arrugando el rostro en disgusto.
Se giró dándoles la espalda para ahora mirar a sus dos tesoros. Tomó a su niño entre sus brazos logrando sacarle un gritito, para luego darle un par de vueltas y después llenarle de besitos la regordeta mejilla hasta sacarle risitas.
Jimin sujetó el brazo de su alfa apegándose a él y también riendo por las risitas de su hijo. —SeokGi, deberías decirle a papá Yoonie que ya es hora de desayunar.
—¡Si! —se entusiasmó. —¡Papá! ¡Tenemos hambde!
—¿Ah, sí? —le dio una mirada a cada uno. —¿Ya quieren que les prepare el desayuno?
—¡Si, si! —aplaudió el adorable cachorro.
—¡Si, si! —repitió Jimin infantilmente. YoonGi solamente rodó los ojos con diversión, amaba a sus chicos.
Con su brazo libre, rodeó la cintura de su omega mientras que con el otro cargaba a su hijo. Depositó un besito en la cabeza de cada uno y sonrió en grande.
—Es hora de alimentar a mis dos tesoros.
Sin más, entraron a la casa donde YoonGi preparó un gran desayuno para todos. No era un secreto que era el mejor cocinero de los cuatro y bueno… en este caso, Jimin y Taehyung eran los que peor sabían cocinar, pero prefería no decir nada y en su lugar consentirles con todo lo que les gustaba comer.
🌻
Cuando Hoseok ingresó a su oficina, sonrió al ver a su precioso omega profundamente dormido, vuelto ovillo en el sofá que se encontraba pegado a la pared.
Hacía alrededor de dos horas que había salido para reunirse con unos accionistas, así que tuvo que dejar a Taehyung solo en la oficina. Al omega no le molestó en lo absoluto, Hoseok se dio cuenta, pues lo vio acomodarse boca abajo en el sofá y sacó un cuaderno para entonces ponerse a escribir quien sabe que tanto, porque resulta que unas semanas después de que Tae se graduó de la universidad, tomó la costumbre de ponerse a escribir en ese cuaderno. El alfa no comprendía que tanto era lo que escribía, así que un día de curioso se animó a preguntarle.
—Te lo voy a enseñar cuando termine.
Esa fue la respuesta que recibió.
Y siendo honestos, sentía bastante curiosidad sobre lo que había escrito en todas esas hojas. Si quería, ya habría leído todo, tuvo la oportunidad múltiples veces cuando su omega dejaba descuidadamente el cuaderno en cualquier parte, pero no lo hacía, Hoseok respetaba a su precioso novio y esperaría hasta el día en el que Tae se sintiera listo para mostrarle todo lo que había ahí dentro.
Se inclinó al lado del sofá encontrándose junto a él con el famoso cuaderno abierto y un sencillo pero elegante bolígrafo de punta muy fina en el centro. La curiosidad de nuevo hizo acto de aparición, pero optó por cerrarlo y no leer ni una sola palabra.
Le acarició la mejilla y removió unos cuantos claros cabellos para ver mejor su rostro dormilón. Sonrió pellizcando dulcemente la nariz, viendo como la arrugaba. Entonces fue cuestión de segundos para que ese precioso par de ojos tan azules como el cielo, se comenzaran a asomar.
Tae sonrió al verle, pero rápidamente su expresión cambió a una triste al presentir lo que su alfa estaba a punto de decirle.
—¿Tienes que irte?
Hoseok no ocultó la sorpresa en su rostro, su omega era muy perspicaz.
No obstante, dejó salir un suspiro y asintió con pesar. —Me salió un viaje de negocios a Japón… pero solo serán tres días, volveré pronto, lo prometo.
Asintió despacio, cabizbajo.
—¿Te gustaría venir conmigo?
Los ojitos del omega le miraron con un brillo ante la idea de acompañar a su alfa. Pero ya conocía cómo eran esos viajes exprés, y eran exclusivamente de trabajo. Hoseok solo regresaba al hotel para dormir y al día siguiente pasar todo el día de un lado para otro con alfas entrajetados.
Negó sentándose. —Mejor iré con Jiminnie a supervisar cómo van las cosas para la boda…
—De acuerdo… —le acarició el cabello. —Falta muy poco para casarnos, de verdad estoy muy ansioso por que ese día llegue.
Las mejillas del omega se ruborizaron.
—Yo también… —musitó viendo como su alfa sujetaba su mano, observando el precioso anillo con atención.
—¿Ya decidiste a dónde iremos de luna de miel?
Hoseok le había dado libre elección en cuanto al lugar al que irían en su noche de bodas. No importaba la ciudad, no importaba el país, no importaba el continente, Hoseok llevaría a su futuro esposo a cualquier lugar que él eligiera.
—Aún no… —sonrió al ver como Hobie le besaba la mano. —, hay muchos lugares que me gustaron.
—¿Por qué no me haces una lista con todos ellos y hablamos cuando regrese de mi viaje de negocios?
—¡Si!
El alfa rió bajito ante el entusiasmo de su chico, así que se sentó a su lado y le acarició el mentón con sus dedos. Tae miró los ojos miel de su amado alfa y también sonrió.
—Aún no me voy y ya te extraño…
Nuevamente las mejillas del omega se pintaron de un bonito rosado.
—Te extraño mucho cada vez que te vas, Hoseok.
—Y yo a ti… —murmuró antes de besarle.
Taehyung sonrió al sentir la dulce presión sobre sus labios. Los besitos de Hobie eran los mejores.
—Te amo… —le susurró separándose un par de centímetros.
—Te amo, Hoseok…
Entonces rodeó el cuello de su alfa y lo empujó al sofá. El omega atrapó de nueva cuenta los labios de su guapo prometido, comenzando a besarse con ternura sobre ese sofá que había sido testigo de varios de sus encuentros…
Pero esta vez no sentían el deseo de ir más allá de unos simples besos. Solamente querían eso, besitos, abrazos y caricias.
—¿Cuánto falta para que te vayas? —el omega preguntó recostado sobre su alfa, dibujando en el pecho círculos imaginarios con su dedo.
—Uh… —detuvo las caricias en el brazo de su chico para mirar el reloj en su muñeca dándose cuenta de que solo faltaban tres horas. —Me iré al anochecer, tengo que ir a empacar.
Asintió despacio. No quería que se fuera, sentía la enorme necesidad de estar a su lado, de estar en sus brazos. Se sentía inquieto ante la idea de no tenerlo por tres largos días, hasta podía jurar que su lobo lloriqueaba porque tampoco quería a su alfa lejos.
—Mi cachorro —le abrazó y luego suspiró besándole la cabeza. —, siento tu tristeza…
—Lo siento… —murmuró ocultando su rostro en el pecho ajeno. —es que no quiero que te vayas.
Ya habían pasado por esa situación muchas veces, y cada vez, Taehyung se hacía más a la idea y le era menos difícil dejar que su alfa se fuera a algún viaje de trabajo. Pero esta vez, sin comprenderlo bien, la tristeza en serio se apoderó de su sistema como la primera vez.
—No, no llores que me duele el corazón. —lo abrazó con más fuerza al escuchar los bajitos sollozos.
Esta situación le recordaba a la primera vez que se tuvo que ir de viaje durante dos semanas. Taehyung había llorado sin dejar de abrazarle pidiéndole que no se fuera… pero conforme el tiempo pasó y los viajes se hicieron más recurrentes, el omega comenzó a acostumbrarse y ya no se ponía triste… bueno, solo un poquito, pero ya no era difícil dejarlo ir.
Hasta ahora.
—Yo tampoco quiero irme, pero tengo que hacerlo, mi amor. —decía con angustia. —Solo serán tres días, no es mucho, volveré muy pronto.
¿Pero por qué Taehyung sentía como si no lo fuera a ver durante mucho tiempo?
—Cachorrito… —vió como esos ojitos azules cubiertos de lágrimas se asomaban. —Hey… ¿qué sucede? ya hemos hecho esto muchas veces…
El omega hizo un puchero y encogió sus hombros, tampoco comprendía su propio comportamiento.
—No sé… —musitó volviendo a hundir su rostro en el pecho de su alfa, dando una profunda calada.
Aún no se iba y Tae comenzaba a sentirse, de cierta manera… desprotegido.
Y bueno, Hoseok tampoco comprendía porque su omega de repente se estaba comportando de esa manera. Le recordaba a cuando su celo estaba cerca, Tae se ponía más meloso de lo usual y quería estar todo el tiempo pegado a él.
¿Será que Taehyung está por entrar en su ciclo de calor? se preguntó mentalmente.
Tenía sentido, pues el último celo ya había sido hace varias semanas… varias.
Frunció el ceño.
—¿Cuántas semanas han pasado?
—¿Eh? —Tae le miró.
—Oh —negó. —, nada, nada.
Sin darse cuenta, había dicho sus pensamientos en voz alta.
Tae se encogió de hombros, volviendo a acurrucarse en el pecho de su alfa. Quería disfrutar al máximo cada segundo a su lado.
Mientras que Hoseok se había quedado muy pensativo. Según recuerda, el último celo de Taehyung se sincronizó con el suyo, así que comenzó a contar mentalmente las semanas que habían pasado porque todo esto ya comenzaba a parecerle extraño.
—Dos, tres.. ¿cinco…? —frunció el ceño, las cuentas no le daban. —No, fue hace más-
Pero se llevó un gran susto cuando el celular en su bolsillo comenzó a timbrar. Taehyung también dio un saltito, pues el ambiente se hallaba demasiado pacifico y este fue violentamente interrumpido por el molesto sonar.
—¿Si? —respondió torpemente. —¡Oh! Suzuki-san… ¿Qué? ¿En su avión? ¡Por su puesto! —hablaba en un fluido japonés. —Magnífico… Si… ¿Qué? ¿De verdad?
Taehyung le miraba hablar con un pronunciado puchero en sus labios, pues a pesar de no entender el japonés al cien por ciento, comprendía que se trataba de algún tema del trabajo y eso, por supuesto, estaba relacionado con su viaje.
En serio, esos tres días sin él se le iban a hacer eternos.
🌻
Estaba triste en un lugar lleno de personas, con luces de colores por todos lados y la música sonando a todo volumen.
Solamente se hallaba sentado viendo como todos bailaban, reían y divertían en la pista de baile. En ese mismo momento se preguntaba muchas veces el porqué había aceptado ir a ese lugar.
Sus amigas habían decidido sacarlo a divertirse para que se distrajera un poco por la ausencia de Hoseok. Porque apenas les comentó a Sunmi que Hoseok se había ido, ella y Jessi planearon una salida nocturna para quitarle la tristeza. Siempre hacían eso, siempre que Hobie no estaba, ellas se encargaban de alegrar a Tae.
Pero esta vez no estaba funcionando. Es más, al parecer estaba empeorando porque Taehyung veía a varias parejas divertirse juntas, besándose, abrazándose… que le hicieron extrañar aún más a su alfa.
Taehyung siempre se la pasaba increíble cada vez que salía con sus amigas. Reía hasta que le dolía el estómago por las ocurrencias de las alfas… ellas eran simplemente maravillosas. Pero en esta ocasión, el omega no se sentía de muchos ánimos, la ida de Hoseok a Japón le afectó más de lo que esperaba y no entendía por qué.
—¡Aquí están las bebidas! —Jessi dejó una bandeja en la mesita con varias copas y cervezas.
—¡Si! —Sunmi saltó tomando una lata dándole un largo trago. —¡Ah! Estaba sedienta.
Tae rió bajito alcanzando su bebida.
—¿Qué creen? —Jessi sacó un papelito de sus pechos. —El bartender me dio su número.
—¡Al fin! —Sunmi aplaudió. —No puedo creer que después de tantas semanas finalmente te hizo caso y- ¿Taehyung?
Las dos alfas voltearon a ver al omega quien tenía una expresión de espanto después de haber regresado bruscamente su bebida a la mesa.
—Hey, ¿sucede algo? —Jessi se sentó a su lado colocándole una mano en el hombro. —¿No te gustó?
Negó. —No lo he probado… —las alfas se miraron confundidas. —Es que… —llevó una mano a su pecho. —, sentí que no debo beberlo y… huele raro.
—¿Raro? —Sunmi tomó la bebida de su amigo y la olfateó no percibiendo nada extraño más que el aroma dulce de la piña y algo de alcohol. —No huele nada fuera de lo normal… Jessi, ¿Hueles algo raro?
Ella era la más confiable en eso, tenía un olfato más desarrollado de lo normal.
—Nop, huele como cualquier piña colada.
Sunmi revisó la copa de arriba abajo para después darle un sorbo. —Tampoco sabe extraño… ¿Quieres pedir otra cosa?
—Uhm, no lo sé… mejor me- —pero no terminó de hablar cuando el brazo de Jessi se colocó pesadamente en sus hombros.
—¡Lo que necesitas es entrar en ambiente! —lo sacudió amistosamente. —¡Sunmi! Tendremos que recurrir a la artillería pesada, ¡Ve por soju!
Y con una carcajada Sunmi se levantó de su lugar para ir en busca de algunas botellas de soju. No es que Taehyung bebiera mucho, pero con un par de tragos era más que suficiente para que se olvidara de todo y si eso ayudaba a que se olvidara de la ausencia de su alfa por unas horas, era más que perfecto.
—Verás como en un rato más estarás brincando por toda la pista de baile. —Jessi no dejaba de hablarle, sacudiéndole a los lados al ritmo de la música. —Hoseok estará contigo cuando menos lo pienses, los días se pasan volando.
El omega asintió.
—Oye, hueles mucho a él. —decía olfateándole y sacándole cosquillas. —Bueno, siempre hueles a Hoseok, pero me refiero a que su aroma en ti está más intenso, ni siquiera huelo el tuyo.
Tae se rió al sentir la nariz de su amiga por todo su cuello. —A Hoseok le gusta marcarme con su aroma.
—¡Lo sé! Pero es extraño que no se perciba tu aroma. —tomó el cuello de la ropa de Taehyung y la estiró un poco para mirar. —¡Ajá! Mordida fresca, ahora lo entiendo todo —le codeó alzando las cejas de manera sugestiva. —, ustedes dos tuvieron una buena despedida, ¿verdad?
El omega se sonrojó, pero asintió.
—¡Ahora entiendo más el por qué lo extrañas tanto!
—¡Noona!
Reía. Taehyung se llevaba así con ellas, principalmente con Jessi y sus comentarios con connotación sexual eran divertidos, pero aún así no podía evitar avergonzarse aunque sea un poquito. Porque no era ningún secreto que tenía una vida sexual activa con su alfa y sus amigas le habían dado varios consejos… y él también les había pedido uno que otro.
—¡Oh! Veo que estás mejor, Taehyunggie~
Sunmi llegó dejando las botellas de soju sobre la mesita donde Jessi inmediatamente abrió una y sirvió en un vasito para entregárselo a Taehyung con mucha emoción.
—¡A la cuenta de tres! —cada uno tenía un trago de soju. Jessi comenzó a contar. —Uno, dos… ¡tres!
Al mismo tiempo bebieron su trago entre risas por parte de las alfas.
—¡Otro! —chilló Jessi.
Pero sus movimientos se detuvieron cuando vieron a Taehyung doblarse en su lugar y escupir el líquido que ni siquiera había podido pasar por su garganta.
—¡Taehyung!
🌻
Se sentía exhausto y vaya que no había hecho gran cosa durante el día.
Se dejó caer en la cama con Yeontan acostándose a su lado. Sonrió dejándole una caricia para después mirar al techo como si fuera lo más interesante del mundo.
Era cerca de media noche, y sus noonas lo habían ido a dejar a la suite porque en ningún momento pudo "entrar en ambiente" porque la verdad, no tenía ganas de estar ahí, además, no podía beber nada, se sentía incómodo, solo estaba comiendo bocadillos acompañado de una botella de agua, que fue lo único que pudo tomar.
Extraño.
Suspiró con cansancio sobando su estómago, para después cerrar sus ojos y reposar un rato antes de dormirse. Se había dado una buena ducha para poder descansar bien, pues mañana tendría un día un poquito ajetreado en compañía de Jiminnie, pues irían a ver cómo iba el proceso de su traje de bodas, y también tenían que terminar de escoger la decoración y quién sabe qué tantas cosas más.
Al menos así podría tener la cabeza ocupada y no se pondría triste ante la falta que le hacía su alfa.
Suspiró al mismo tiempo en el que bostezó, acomodándose de lado abrazando a Yeontan. Solo serían unos minutos, había pensado, pues aún tenía que ir a buscar algún bocadillo para no dormirse con el estómago vacío… pero los minutos pasaron y la respiración de Taehyung se volvió tranquila… ya se hallaba profundamente dormido.
Yeontan alzó la cabeza unos momentos después, cuando sintió a Tae moverse. El adorable can percibió algo raro en el ambiente que no pudo contener un bajo gruñido cuando Taehyung se sentó en la cama.
Pero al instante en qué Taehyung abrió sus ojos, esos preciosos ojos azules brillaban intensamente. Su rostro se mantenía sin expresión alguna, totalmente en blanco. Parpadeó unas cuantas veces para después colocarse de pie y avanzó a pies descalzos a través de la habitación, bajo la atenta mirada perruna.
—Alfa… —había murmurado con voz rota cuando tomó una prenda impregnada del aroma a roble, canela y manzanas. —, alfa…
Triste… se sentía muy triste, se sentía abandonado por su alfa.
Los ojitos se le cubrieron de lágrimas al mismo tiempo en el que tomaba una mochila y comenzaba a llenarla de ropa. Solamente echaba cualquier prenda que encontraba, nada en especial. Miraba a su alrededor con expresión angustiada, notando el lugar vacío, solitario… le parecía enorme.
Chilló. Soltó aquél agudo chillido que solo los omegas poseían, y que utilizaban para llamar a sus alfas cuando se sentían en peligro o muy asustados… pero no obtuvo respuesta, porque no había nadie más con él, su alfa estaba lejos, muy lejos.
Era el omega de Taehyung quien había salido al sentirse tan vulnerable. Sobre todo necesitaba el calor y la presencia de su otra mitad para calmar esa inquietud que sentía en su interior y que le estaba volviendo loco desde hace ya varias semanas.
Se colocó la mochila en su espalda en el mismo momento en el que escuchó su celular comenzar a timbrar. Lo tomó entre sus manos muy asustado por el fuerte ruido, presionando accidentalmente el botón del centro.
—¿Taehyung? —esa voz… —Mi amor, ¿Qué sucede? me llamaste… lo sentí en nuestro lazo, creí que me volvería loco.
Hablaba desesperado y muy angustiado.
—Alfa… —musitó al borde del llanto.
—¿Qué pasó? —se asustó más al escuchar la voz romperse. —Santa luna, cachorro, dime qué está pasando.
No respondió, tenía un nudo en la garganta.
—¿Estás herido? —quiso saber muy alarmado. Se estaba desesperando cada vez más al no obtener ninguna respuesta. —¿Alguien te hizo daño?
Pero tampoco respondió. Hoseok solo escuchaba los bajitos gimoteos lastimeros de su pareja y eso solo le preocupaba más. Además, el lobo de Taehyung se hallaba en un estado de vulnerabilidad, que de sus labios no salía ninguna otra palabra que no fuera "alfa".
—Pero respóndeme, cariño. —pidió angustiado de solo escucharlo sollozar. —Por favor, al menos dime qué te encuentras bien.
—Alfa… —sollozó.
Desde que Hoseok se fue, la inquietud en el interior de Taehyung aumentó. Se sentía vulnerable, desprotegido… triste. Lo único que quería era refugiarse en esos fuertes y protectores brazos para sentirse a salvo. ¿Pero a salvo de qué? Tampoco lo entendía, nadie le estaba haciendo daño, no se encontraba en peligro alguno, entonces… ¿Por qué se sentía así?
Soltó el celular sobre la cama aún con la llamada en curso, luego miró a su alrededor, hasta que su vista dio con lo que necesitaba. Tomó las llaves entre sus manos y salió de ahí olvidando por completo que su alfa aún se mantenía en la línea y se estaba volviendo más que loco al no obtener ninguna respuesta.
Yeontan le siguió a su lado, solo hasta la entrada de la suite, no pudo acompañarlo hasta afuera porque Taehyung cerró la puerta antes de que él también saliera. El omega avanzó por los pasillos en pijama y a pies descalzos. Se subió al elevador sosteniéndose de las correas de su mochila, sin dejar de lloriquear silenciosamente para después abrazarse el abdomen de manera inconsciente.
Escuchó el tintineo de las llaves de su auto en su mano, sabiendo perfectamente lo que quería hacer: buscar un lugar seguro.
Así que ahí, en medio de la noche, tomó su auto y condujo hacía su lugar favorito, el mejor lugar de todos.
Pero tal como dicen, el tiempo pasa volando… así que cuando Taehyung abrió sus ojos, ya era de mañana y también ya era él mismo, su lobito ya no tenía el control… parpadeó muchas veces al mismo tiempo en el que bostezaba y se restregaba un ojo… no obstante, se sintió más confundido cuando se dio cuenta del lugar en el que se encontraba… ¿Qué hacía en la granja? O más bien, la verdadera pregunta era: ¿En qué momento llegó ahí?
Lo último que recordaba era haber tomado una ducha, para después recostarse en la cama en compañía de Yeontan. Entonces cerró sus ojos para descansar un ratito, pero cuando volvió a abrirlos se encontró en un lugar totalmente diferente. ¿Cómo había pasado eso?
Y para confundirse más, no despertó ni siquiera dentro de la casa de la granja, no. En su lugar se hallaba, específicamente en el viejo granero, y su cama había sido el montón de paja acumulada que se encontraba junto a las casitas vacías de las gallinas y de los caballos. Frunció el ceño cuando se dio cuenta que también estaba sobre unas prendas de ropa… ropa de Hoseok, ropa impregnada con ese aroma que le hacía sentir tan seguro… entonces, eso quería decir que, ¿había hecho un nido?
Pero, ¿Por qué no recordaba nada?
No obstante, una pequeña sonrisa cruzó sus labios al acariciar las telas impregnadas con el aroma de su alfa… olía bastante bien, casi podía decir que si cerraba los ojos, era como si Hoseok estuviera a su lado y eso le hizo sentirse mejor. Así que sin pensarlo dos veces, se acurrucó haciéndose ovillo en el centro de su nido… y volvió a dormirse.
🌻
—¡Abuelito Choi!
El viejo alfa volteó al lugar de dónde provenía esa voz, para luego llevarse una enorme sorpresa al ver al lindo omega de ojos azules acercándose a él.
—¿Taehyung? —vaya que no esperaba ver a su nieto ahí.
Tae llegó hasta donde el alfa, manteniendo una enorme sonrisa en su rostro y así abrazarle con infinito cariño.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con intriga y alegría combinadas, también abrazándolo. —¿Cuándo llegaste?
—Uh… hoy. —no se atrevía a decirle que no tenía ni la más remota idea de cómo es que había llegado. —¡Y vine porque quería verte!
El señor Choi soltó una agradable carcajada, también abrazándole con mucho gusto.
—Yo también tenía ganas de verte.
Tae sonrió sin dejar de abrazarlo muy contento. Sin embargo durante el abrazo Choi percibió algo en el aroma del joven omega.
Se separó un poquito, tomándole de los hombros para mirarle el rostro con mucha atención. Taehyung le miró confundido al notar la seriedad que se apoderó de su abuelito… pero fue cuestión de segundos para que una sonrisa apareciera en ese arrugado rostro.
—¿No hay algo que me quieras decir?
—¿Eh? —ladeó la cabeza mirándole con confusión. —Uh… ¿Que vengo a ayudar?
—Eso ya lo sé. —le pellizcó la ligeramente ruborizada mejilla. —Me refiero a que, ¿No hay nada de lo que me quieras informar? ¿Algo que… te esté pasando?
—Oh… —hizo un puchero y asintió. —, estoy muy triste, Hoseok se fue a un viaje de negocios a Japón.
Asintió. Eso no era lo que esperaba escuchar.
—Ya veo…
—¡Y me estoy sintiendo raro desde que se fue! Solo quiero estar a su lado todo el tiempo, mi lobo también está muy inquieto, abuelito.
—Me imagino. —dijo asintiendo. Ya estaba comprendiendo más lo que estaba pasando. —Es normal que te sientas así de vulnerable.
Definitivamente esos dos eran unos completos despistados.
Una sonrisa cruzó sus labios al ver el adorable puchero que el omega estaba haciendo. A pesar de todo, Taehyung seguía siendo aquél adorable cachorro que vio crecer.
Le dio un par de palmaditas en la cabeza que hicieron que le mirara.
—Tranquilo, él pronto volverá y tendrán muchas cosas de qué hablar… —Tae asintió y Choi le sonrió. —Ahora, ¿te gustaría darle de comer a las gallinas?
El omega alzó la cabeza dándole una mirada brillante al alfa, para después asentir muchas veces muy entusiasmado. ¡Amaba alimentar a los animalitos!
—¡Si!
Taehyung saltó un par de veces para después correr a toda prisa en dirección de los gallineros para sacar a todas las aves de sus casitas.
—¡Pero no corras! —gritó el viejo alfa viéndole con preocupación. —¡Ten cuidado, niño!
Pero el precioso omega hizo caso omiso entre risas sin dejar de correr. El señor Choi solamente negó quitándose el sombrero viendo como su nieto sacaba a todas las gallinas, gallos y pollitos de sus casas. No obstante, una sonrisa surcó sus labios cuando lo vio tomar una bolsa de tela llena de semillas y comenzó a correr de nueva cuenta siendo perseguido por el montón de aves al mismo tiempo en el que les lanzaba su preciado alimento.
El piar y cacarear se escuchaba por todos lados, pero el sonido que llenaba la granja en definitiva eran las preciosas carcajadas de Tae y eso hizo a Choi muy feliz. Se recargó en la enorme llanta del tractor, ventilándose con su sombrero sin dejar de ver al dulce omega divertirse… a su mente llegaron aquellos recuerdos de un pequeño Taehyung corriendo y realizando la misma actividad, esa siempre había sido su actividad favorita, esa y cuidar de las plantas.
Desde niño, a Tae le encantaba ayudar en las tareas de la granja, pero definitivamente su momento favorito del día siempre era alimentar a las gallinas. Por eso mismo le ofreció realizar esa tarea porque sabía que eso lo haría muy feliz.
Sintió melancolía, Taehyung había crecido mucho, y había crecido muy bien. Eso le alegraba bastante y le hacía sentir muy orgulloso por lo bien que había logrado salir adelante.
Pero no podía dejar de recordar a ese niño de ojos azules enormes, que corría y reía por toda la granja, que se paseaba junto con él en el tractor. Aquél niño encantador que MinHo cargaba sobre sus hombros y que veía con infinito amor fraterno.
A pesar de todo, ellos siempre estuvieron a su lado en cada etapa, ellos siempre fueron su familia sin importar que no tuvieran algún lazo sanguíneo.
—Ya quiero verte en tu nueva etapa, lo harás increíble…
El futuro estaba por traer algo maravilloso.
Sin más, se puso su sombrero escuchando las encantadoras risas… levantó su vista viendo el momento exacto en el que Tae se tropezaba y caía al pasto sin dejar de reír.
Choi sintió que su alma se le iba del susto.
—¡Taehyung! ¡Por la luna! ¡Ten cuidado!
A pesar de todo, el omega había pasado una increíble tarde en la granja de los Choi… y solamente había terminado con un codo raspado pero muy feliz.
🌻
Secaba su cabello con la toalla al mismo tiempo en el que bostezaba. El reloj en la pared marcaba las diez de la noche y ya se estaba cayendo de sueño y cansancio.
Había trabajado todo el día con su abuelito, también comió con él y volvió a trabajar. Fue un día muy productivo, agotador, pero muy feliz. ¿Cuánto hacía que no trabajaba de esa manera? trabajar en su granja y en la de su abuelo era increíble.
Pero también tuvo su momento de descanso acompañando a Freyah, una linda yegua embarazada que estaba muy cerca de dar a luz. A Taehyung le daba mucha ternura, así que se sentó un rato junto a ella dándole agua, zanahorias, cepillándole el pelaje y acariciándole la redonda panza. El señor Choi se sorprendió, pues el equino no dejaba que los demás le tocaran en su estado, era muy recelosa, pero curiosamente con Tae se sintió en confianza.
Afortunadamente, gracias a todo eso mantuvo su cabeza ocupada olvidándose por completo de la ausencia de su alfa. Y ahora se sentía tan cansado, que no tenía ni ganas de ponerse triste, solamente quería dormir.
Y tanto era su cansancio que había olvidado por completo que no tenía su celular con él, no podía avisarle a nadie que se encontraba en la granja… pero suponía que si no lo encontraban en la suite, era porque se hallaba en la granja, ese lugar siempre era su lugar de escape así que creyó que ya deberían saber que estaba ahí, por eso no se preocupó mucho prefiriendo irse a dormir.
Además, no quería regresar, la suite le parecía enorme sin Hoseok y si iba ahí, estaba seguro de que la tristeza se apoderaría de él de nuevo. Pero si se quedaba en la granja, mantenía su mente y cuerpo ocupados trabajando. Por eso, al día siguiente tenía pensado podar algunos arbustos, el césped, y regar correctamente todas las plantas, sobre todo los girasoles que ya estaban floreciendo y que para el día de la boda estarían más hermosos que nunca.
Taehyung en serio amaba su granjita.
Tampoco se preocupaba por Yeontan, aunque sí se sentía un poquito mal por no tenerlo con él, pero sabía que Jiminnie iría y al encontrarlo solo, se lo llevaría junto con Holly.
—Estoy cansado… —soltó dejándose caer en la cama boca abajo.
Vaya que estaba demasiado desacostumbrado a trabajar. Desde que comenzó la universidad y su trabajo de modelaje, dejó las tareas de la granja de lado y solo iba de vez en cuando a trabajar… pero este día había hecho mucho y eso que el abuelo Choi no lo dejó hacer varias cosas.
—¡No cargues eso! ¡Es muy pesado!
—¡No te subas ahí! ¡Te puedes caer!
—¡Ten cuidado! ¡No corras así!
—¡Taehyung! ¡Bájate del techo!
¿Por qué parecía tan preocupado todo el tiempo?
Siempre le ayudaba a cargar las pesadas cajas con las cosechas, nunca se le había hecho difícil llevarlas de un lado a otro. Y en cuanto al techo, solamente le estaba reparando una pequeña gotera, nada más. ¿Por qué cuando lo vio ahí arriba se asustó tanto?
No quedaba duda que su abuelito lo cuidaba mucho. ¡Pero Tae también quería cuidar de él! Por eso amaba ayudarle en la granja.
Estiró su brazo y alcanzó la almohada de su alfa y la abrazó con sus piernas y brazos, hundiendo su rostro en ella, logrando percibir ligeramente su aroma. La tristeza hizo acto de aparición por unos cuantos segundos al pensar en él y en cuanto lo extrañaba, pero su cansancio era más, así que un par de minutos fueron más que suficientes para que se quedara profundamente dormido.
Pero fue solo cuestión de que pasaran alrededor de tres horas, cuando Taehyung despertó gracias a una incomodidad en su estómago y pecho. Abrió los ojos en medio de la oscuridad, con solo la luz de la luna filtrándose por la ventana. Se hizo ovillo en su lugar dejando salir varios gimoteos, no le gustaba sentirse mal.
Echó las sábanas de lado manteniendo una expresión incómoda en el rostro, para después sentarse, sobándose el pecho y la garganta… respiró profundamente tratando de sobrellevar el malestar, pero en solo unos segundos una sensación nauseabunda se apoderó de él y corrió a toda prisa hasta el baño. Se tiró frente a la taza donde comenzó a vomitar entre bajitos sollozos.
La sensación era desagradable, y en serio la detestaba, detestaba vomitar. La última vez que lo había hecho fue hace dos años atrás cuando enfermó gracias a un molesto virus que pescó en uno de sus viajes de modelo.
—Hoseoook… —sollozó bajito.
Odiaba enfermarse… y más ahora que su alfa estaba lejos.
Sin más, entre más llantos volvió a vomitar un par de veces más. Así que cuando se sintió relativamente "mejor" le bajó a la palanca y cepilló sus dientes con movimientos débiles y trémulos. Se sostenía del lavamanos, porque también sentía cómo le temblaban las rodillas.
En pocas palabras, no se sentía para nada bien.
Deseaba beber un té tibio que le sentara bien el estómago y recostarse en la cama con una suave manta siendo rodeado por los protectores brazos de su alfa… pero no sé podía, estaba solo, no había nadie con él y eso lo ponía aún más triste.
—Hobie… —lloró regresando a la cama haciéndose bolita.
De verdad necesitaba a su alfa, ¿Por qué tenía que estar tan lejos?
Entonces entre lágrimas, bajitos sollozos y con el corazón triste, Taehyung se durmió.
Así que mientras un omega de ojitos azules se hallaba muy solitario, triste y enfermo… Por otro lado teníamos a otro omega rubio que iba de un lado a otro sin parar muy nervioso, con un par de ojos mirándole ir y venir.
—Tranquilo, te aseguro que está bien y-
—¡Yo creo que lo secuestraron!
—¿Qué? —se sorprendió por la conclusión a la que llegó. —Jimin, ¿Qué dices?
—¡Eso! —se detuvo y miró a su alfa. —YoonGi, Taehyung dejó todas sus cosas, no se llevó nada, ¡Nada! yo creo que sí lo secuestraron.
—Pero ya vimos las grabaciones de las cámaras de seguridad del edificio, Taehyung se fue solo… y descalzo.
—B-bueno, quizás lo amenazaron, ¿si te diste cuenta que caminaba muy raro?
—Pues… —hizo una mueca pasando una mano por sus negros cabellos. —, yo creo que debes de dejar de ver esas series policiacas.
—¡YoonGi! —chilló golpeando su pie contra el piso. —¡Estoy hablando en serio!
—Está bien, está bien. —suspiró. —Pero Taehyung salió en su auto como si nada, ¿ya le hablaste a Jessi o a Sunmi? tal vez está con ellas.
Asintió con un puchero sentándose al lado de su alfa quien de inmediato le rodeó la cintura y le besó la sien.
—No está con ninguna de ellas, pero me pidieron que las mantuviera informadas y que si necesitábamos ayuda que no dudaban en salir a buscarlo.
—Bien… —restregó su nariz en la esponjosa mejilla de su esposito. —Trata de tranquilizarte un poquito, por favor… siento lo nervioso que estás.
Jimin le volteó a ver con el ceño fruncido.
—¿Pero cómo puedes estar tú tan tranquilo? ¡Taehyung está desaparecido!
—Confío en mi intuición y sé que él está bien… —le acarició los cabellos rubios. —Además, Hoseok no está vuelto loco, de seguro siente a Taehyung tranquilo a través del lazo…
—Y no ha dicho nada de qué va a volver a Corea…
—Exacto, él está tomando esta situación con calma, aunque al principio nos asustó cuando nos contó de la última llamada que tuvo con Tae. —se rió bajito recordando el momento en el que Hoseok les llamó. —Lo mejor es tener la cabeza fría y no alterarnos que eso no nos será de ayuda, ¿ya le hablaste a MinHo?
—No… —desbloqueó su celular. —, pero eso haré ahora.
Sin embargo, la pantalla se iluminó con una llamada entrante y el nombre de su hermano apareció en la pantalla. Jimin contestó sin dudarlo y en solo segundos, el matrimonio compartió miradas después de escuchar lo que el alfa les había dicho…
Ahora sabían dónde estaba Taehyung.
🌻
Un nuevo día había llegado, el canto de los pajaritos madrugadores se escuchaban fuerte y claro. El sol apenas se iba asomando por el horizonte y un omega iba despertando al sentir como su estómago gruñía exigiendo comida.
Se removió soltando gruñidos queditos, al mismo tiempo en el que bostezaba y tallaba sus ojos. Pero cuando finalmente los abrió, frunció el ceño muy confundido al darse cuenta de que nuevamente se encontraba en el granero, sobre su nido.
Se sentó aún manteniendo los ojos entrecerrados mirando a su alrededor. ¿Por qué no recordaba haber llegado ahí? Estaba confundido, muy confundido.
—¿Será que camino dormido? —se preguntó a sí mismo bostezando nuevamente.
Sin más, se encogió de hombros para luego escuchar el sonoro gruñir de su estómago. Tenía hambre… no había cenado absolutamente nada, solamente había comido en la tarde con el abuelo Choi y para acabarla, había vomitado esa misma noche. No tenía nada en la panza.
Se levantó un poco tambaleante gracias a un ligero mareo que le tomó desprevenido. Cerró los ojos un par de segundos tratando de mantenerse quieto hasta que el piso dejara de moverse. Así que cuando sintió que todo estaba mejor, suspiró y salió del granero, siendo recibido por el bonito amanecer sobre el campo de los aún dormidos girasoles.
Sonrió estirando sus brazos hacia arriba para entonces caminar a pasos perezosos hasta la bonita casita. Bostezó un par de veces más una vez entró, observando que el reloj analógico en la pared marcaba las seis de la mañana. Era bastante temprano y deseaba seguir durmiendo… pero tenía hambre.
Se adentró a la cocina, para a continuación abrir el refrigerador y así buscar que comer. Se rascó la barriga recorriendo con su vista el interior del electrodoméstico, pero no había nada que pudiera cocinar… había olvidado que trataban de no dejar nada ahí porque tardaban mucho para ir y no querían que los alimentos se echaran a perder, por eso cada vez que iban, llevaban una pequeña despensa suficiente para los días que estarían.
Hizo un puchero sintiendo como su estómago gruñía de nuevo. Abrió el congelador pensando que tal vez habría algo de comida congelada y solo necesitaría calentarla, pero tampoco había nada… quiso llorar. No obstante, sus ojos se clavaron en una de las varias carteritas de plástico, parpadeo un par de veces antes de tomarla entre sus manos. Cerró ambas puertas del refrigerador y se sentó en la mesita que tenían en la cocina. Su estómago gruñó de nueva cuenta mientras veía la carterita llena de hielos. La hizo crujir para que estos se soltaran y lentamente tomó un cubito y lo introdujo a su boca.
Sin pensarlo ya había masticado varios cubitos de hielo, con toda la calma del mundo. Pensó en ir a la granja de los Choi para desayunar con su abuelo, pero era muy temprano, quizás aún estaba dormido… o quizás no, pero también le daba vergüenza ir solo a pedir comida.
Entonces intentó tomar otro cubito de hielo, pero se dio cuenta de que se los había acabado. Hizo una mueca para a continuación ir a llenarlo de agua y regresarlo al congelador. Suspiró sobándose la barriga y salió de la casa mirando a su alrededor… ahora quería trabajar, así que se adentró nuevamente corriendo hasta su habitación para vestirse con su ropa de trabajo, su típico overol de mezclilla, una camisa de manga corta porque comenzaba a hacer calor, sus botas de trabajo y su bonito sombrerito de paja.
Momentos después de haber tomado las herramientas que necesitaba, se puso a podar los arbustos con unas tijeras enormes, pero antes de eso, le abrió la llave a los aspersores que regaban el enorme campo de girasoles. Jamás se cansaría de trabajar en su granjita.
—Tengo hambre… —murmuró dos horas después.
A lo lejos vio la granja del abuelo Choi, pero no se animaba a ir… pero también tenía hambre. Extrañaba tener sus propias gallinas, así quizás habría desayunado algún huevo estrellado o revuelto.
—¡Manzanas! —recordó.
Dejó caer las tijeras al suelo y corrió hasta la colina… llevándose una gran decepción: no había manzanas. Bueno, sí una que otra pero estaban apenas madurando. Había olvidado que aún no era temporada y faltaba por lo menos un mes para que el árbol comenzara a llenarse del delicioso fruto rojo.
Nuevamente quiso llorar cuando sintió su estómago gruñir, ahora de verdad deseaba comer manzanas.
Un enorme puchero apareció en sus labios, mientras bajaba la colina. Ya estaba decidido, iría con el abuelo Choi a desayunar algo y de paso le ayudaría con las tareas de la granja.
Se encaminó a aquél lugar muy decidido, que no se dio cuenta cuando un auto llegaba con dos personas bajándose a toda prisa.
—¡Ahí está su auto! —chilló Jimin sintiendo un enorme alivio. —¡Entonces si está aquí!
—Te lo dije, Minnie… —caminó detrás de él. —, que Taehyung estaba bien, y que probablemente se encontraba en su granja.
—Lo sé, pero no pude evitar preocuparme mucho…
—Recuerda que Hoseok nos dijo que Taehyung estaba muy triste por su partida, así que quizás vino aquí para distraerse.
YoonGi le besó la mano a su omega y a continuación entraron a la casa. Solo habían ido ellos dos, tuvieron que dejar a SeokGi con la vecina que tenía más niños y así su pequeño se entretuviera jugando con ellos, pues no querían asustar a su cachorrito diciéndole que no encontraban a su tío favorito en todo el mundo. Eso lo destrozaría.
—¿Taehyung? —Jimin le llamó alzando la voz, pero no obtuvo respuesta. —¿Tae?
Se asomó a la cocina, al baño… vio a su alfa bajar las escaleras con el ceño fruncido.
—No está en ninguna de las habitaciones de arriba, pero la cama está desordenada, ha estado durmiendo aquí.
—Oh… entonces hay que buscarlo afuera. —dio un paso pero se detuvo. —Aunque si estuviera afuera, no creo que no haya notado que llegamos…
—¿Estará con el señor Choi? MinHo le contó a Hoseok que Taehyung estuvo todo el día de ayer con él.
—Yo creo que sí… ¿vamos?
Y dicho y hecho, el lindo matrimonio entrelazó sus manos dispuestos a ir a encontrarse con Taehyung.
—¿YoonGi? —le miró confundido al verlo detenerse junto al auto. —¿Qué haces?
—¿No iremos en el auto?
Jimin soltó una carcajada. —¿Estás hablando en serio? YoonGi, alcanzo a ver la granja del señor Choi desde aquí.
—Bueno… son como diez minutos a pie. —hizo una mueca de cansancio. —No tengo ganas de caminar, además hay mucha tierra y vine en sandalias.
—Andaaa, vamos~ —el omega le jaló de la mano. —, iré dándote besitos por todo el camino.
—Mmm… es una propuesta tentadora, señor Min…
Jimin chilló. —¡Amo cuando me dices señor Min!
El alfa sonrió. —Porque lo eres, tú y yo lo somos. —le besó cortamente los labios, para volver a entrelazar sus manos con fuerza. —Vamos, pero cántame una canción durante el camino…
Se rió comenzando a caminar. —¿Qué canción quieres que cante?
—Una que dure todo el trayecto hasta allá, una de diez minutos.
—¿Una canción de diez minutos? —se carcajeó. —bueno, conozco una, pero es muy triste.
—No importa, solo quiero escuchar tu dulce voz cantando… —le besó los nudillos dándole una mirada de completo enamorado.
—Está bien… —rió un poquito avergonzado. Carraspeó y tomó aire comenzando a cantar: —I walked through the door with you, the air was cold…
🌻
Sus pasos se detuvieron cuando vio cómo su abuelo se despedía de varias personas que iban subiendo a una camioneta cerrada de color azul.
Se escondió tras un árbol al sentir vergüenza, pero sonrió al ver a esas personas despedirse muy amablemente con múltiples reverencias, sobre todo por parte de aquél joven de cabellos tan rojos como una manzana.
Manzana… realmente deseaba tanto comer una ahora mismo.
Estuvo en su tortura mental pensando en el árbol lleno de manzanas hasta que vio que aquellas personas se marcharon, ahí fue cuando se animó a llegar hasta donde el abuelo Choi estaba, quien al verlo, de inmediato sonrió.
—¡Taehyung! Buenos días, niño.
—Buen día, abuelito. —le abrazó dulcemente. —¿Quienes eran esas personas?
—Ah, un grupo de veterinarios, les llamé para que le ayudaran a parir a Freyah, MinHo no pudo venir y yo estoy muy viejo para hacer esto solo.
—¡¿Entonces ya tuvo a su bebé?! —saltó muy emocionado.
—Así es, ¿Quieres verlo?
—¡Sí quiero!
Taehyung estaba que no cabía de felicidad al ver al pequeño potro de pelaje blanco como su madre y una mancha gris en el centro de su cara. ¡Era muy bonito!
—¿Qué nombre le vas a poner, abuelito? —le preguntó sin dejar de verlo ahí acurrucado con su mamá.
—No tengo ni idea —se rió. —¡Oye! ¿Y por qué no lo escoges tú?
—¡¿Yo?! —se levantó en un santiamén mirando a su abuelo con ojitos brillantes. —¡¿De verdad?
—¡Por supuesto!
El omega miraba al caballito con mucho entusiasmo, pensando una y otra vez qué nombre sería adecuado. Entonces recordó la película favorita de Jiminnie y SeokGi, ya la había visto muchas veces con ellos que inclusive ya se sabía los diálogos al derecho y al revés.
—¡Pegaso!
Soltó una agradable carcajada. —Entonces Pegaso se llamará… aunque, ¿no crees que le faltan las alas?
Tae también rió.
El omega estaba seguro que el nombre era perfecto.
—Bueno, bienvenido a la familia, Pegaso. —el viejo alfa se colocó su sombrero y miró a su nieto quien estaba empeñado en acariciar al adorable caballito. —¿Ya desayunaste? Porque yo no, estaba cuidando de Freyah y esperando a que llegaran los veterinarios.
Taehyung se puso de pie al escuchar a su abuelo, pero dudó en responder… sin embargo, un sonoro gruñido proveniente de su estómago llegó a los oídos de ambos, avergonzando al más joven y sacándole una carcajada al alfa.
—Ven —le palmeó la cabeza. —, vamos adentro, que tienes que comer mucho.
El omega sonrió saltando felizmente como las cabras, ¡al fin iba a comer algo!
Pero todo se detuvo cuando vio a dos personas muy familiares acercarse a ellos. —¿Jiminnie? ¿YoonGi hyung?
—¡Tata!
🌻
En la pequeña sala de la bonita y hogareña casa, se hallaba sentado el lindo matrimonio manteniendo a un omega de ojitos azules sentado en medio de ellos.
—Te juro que me asusté mucho, Tata. —decía sin dejar de abrazarle. —¡Creí que te habían secuestrado!
—Dejaste a Yeontan, dejaste tu celular… y tus zapatos. —habló YoonGi esta vez. —¿Por qué saliste descalzo?
Pero Taehyung no respondía, ahora se sentía regañado, a pesar de saber que no lo estaban regañando. Tenía ganas de llorar, estaba muy sensible… además tampoco quería hablar, tenía un pan entero ocupándole la boca.
—¿Tata? —le miró los ojitos notando como estos se iban cubriendo de lágrimas. —Oyeee, no te estamos regañando, ¿Por qué lloras?
Pero Tae solo hipó bajito con las lágrimas comenzando a caer por sus mejillas… pero sin dejar de morderle a su pan.
—Hey, tranquilo. —el pálido alfa le acarició el cabello con ternura. —Mastica bien, ¿de acuerdo? no quiero que te ahogues, que luego Hoseok se enoja con nosotros.
—Hoseok… —sollozó bajito.
—Ay, Tata… —volvió a abrazarle. —¿Por eso viniste aquí? ¿Te sentías muy solo allá?
—N-no sé… no me acuerdo…
—¿Eh? —Jimin le miró con atención. —¿De qué no te acuerdas?
—Es que yo… —le dio otra mordida a su preciado pan aún entre lágrimas. —, es que yo me dormí, con Yeontan y… y cuando desperté, ya estaba aquí.
El matrimonio intercambió miradas.
—Dices que te dormiste en la suite, ¿y despertaste aquí?
Taehyung asintió.
—¿Entonces no recuerdas como llegaste aquí? —el omega negó. —¿Nada? Taehyung, condujiste hasta aquí, en las grabaciones de las cámaras de seguridad vimos como te subías a tu auto y salías del estacionamiento del edificio.
Los ojitos azules le miraron con sorpresa e incredulidad.
—Pero no recuerdo haber hecho eso… —decía consternado. —, cuando desperté ya estaba aquí, no sé cómo llegué, en serio.
Jimin y YoonGi compartieron miradas de confusión, no entendían lo que estaba pasando.
—¿Será sonámbulo? —le preguntó Jimin a su alfa viendo desde la pequeña terraza a Taehyung, quien se hallaba barriendo el montón de hojas secas.
Hacía cerca de media hora que habían decidido dejar el tema de lado para no agobiar más a Taehyung. El omega mejor quiso continuar con sus tareas de la granja para despejarse un poquito y tratar de recordar cómo es que había llegado ahí.
—No lo creo, Minnie… una persona sonámbula no conduce un auto.
—Y si… —Jimin jadeó asustado mirando a su mayor. —¿Crees que Taehyung esté perdiendo la memoria?
—¿Qué? No lo creo, si fuera así no recordaría más cosas… pero sigue siendo muy extraño que no recuerde cómo es que condujo hasta aquí.
Toda esa situación era muy rara, estaban demasiado confundidos. Además, el omega les contó que tampoco recordaba haber tenido alguna llamada con Hoseok.
—¿Será que…? —se calló pensando bien lo que tenía que decir.
—¿Qué? —Jimin le miraba ansioso. —¡Dime!
—¿Habrá sido su omega? —su esposito le miró ladeando la cabeza. —Hoseok nos dijo que antes de llamarle a Tae, él había utilizado su chillido y luego le marcó muy asustado, Taehyung no dejaba de llorar y de llamarle "alfa".
El omega jadeó. —¡Tiene mucho sentido!
—Mierda… —pasó una mano por sus oscuros cabellos. —Taehyung debió sentirse demasiado triste con el viaje de Hoseok que su omega no tuvo otra opción que salir a buscar algún lugar seguro, ¿Y qué lugar es el más seguro para él? La granja.
—Tata y Hobie son muy unidos, demasiado. —puchereó viendo a lo lejos como el omega recogía las hojas apiladas con sus manos para meterlas en una bolsa. —Pero durante estos años Hoseok ha estado viajando mucho y a Tata no parecía ponerle triste, bueno, al menos hasta ese grado… ¿Por qué de repente se sentiría así? sobre todo con un viaje de tres días.
El alfa se quedó en silencio unos segundos.
—No sé si te has dado cuenta… pero Taehyung huele mucho a Hoseok.
Jimin parpadeó observando incrédulo a su alfa.
—Oh, yo… ¿En serio? no he prestado atención. —una expresión de sorpresa apareció en su rostro donde segundos después, una pequeña sonrisa se asomó. —Pero si Tata huele mucho a Hobie aún cuando él ya lleva dos días fuera… eso solo significaría una cosa…
YoonGi asintió.
—Tal vez por eso se encuentra tan sensible y da más sentido a nuestra hipótesis de que el omega de Taehyung ha estado despertando. —Jimin asintió. —En fin, no lo sabremos hasta que hablemos bien con él, aunque preferiría que lo haga Hoseok. —miró los ojitos color miel de su amado esposito. —Pero creo que tú también deberías de hablar con él, ya sabes, de omega a omega.
—Lo haré.
🌻
Esa tarde el matrimonio decidió quedarse hasta el día siguiente en la granja para hacerle compañía a Taehyung. Eso, por supuesto, lo puso muy feliz.
Pero antes de eso, YoonGi había ido a la ciudad por su hijo y a traer algo de comer. SeokGi se entusiasmó mucho al saber que se quedarían en la granja de su tío favorito. Amaba ir a ese lugar y jugar en el agua del arroyo, pero sobre todo porque podía jugar con Tata por toda la granja.
Así que mientras YoonGi se hallaba rumbo a la ciudad, Jimin aprovechó para poder hablar con su lindo cuñado a solas, sobre aquella entrañable colina viendo como el cielo comenzaba a pintarse de un hermoso anaranjado.
Entonces comenzó a entablar una pequeña charla con su cuñado para poder darle paso a las sutiles preguntas y así poder confirmar sus dudas.
—¿Cómo que anoche te enfermaste?
Asintió abrazándose la panza. —Me desperté porque me empecé a sentir mal… tenía el estómago revuelto y muchas ganas de vomitar.
—Oh… —le observó con interés. Sus dudas ya habían sido completamente aclaradas después de todo lo que el omega le contó. —¿Y vomitaste?
—Sí, mucho… —hizo una mueca. —, quería un té, pero estaba solo, así que me dormí.
—Ay, Tata… —le abrazó con tristeza uniendo sus cabezas. —¿Y has vuelto a sentirte mal? ¿Ya no has vomitado?
Negó. —Ya no, ¿Crees que tenga que ir a qué me hagan estudios? No quiero que Hoseok se preocupe…
—Mmm, ¿Tal vez? Pero, ¿Porqué mejor no esperas a que Hoseok regrese para que vayan juntos? Es necesario que él también sepa cómo te has sentido.
—Pero no quiero que se preocupe… —abultó sus labios. —Está muy ocupado…
—A ver, tú siempre te preocupas por él, ¿Verdad? —Tae asintió. —Bueno, pues él también siempre se preocupa por ti… eso hacen las parejas, se preocupan el uno por el otro sin importar las circunstancias.
—Lo sé… —bajó la mirada, pensando. —Está bien, le diré cuando vuelva.
Jimin chilló. —¡Estoy muy emocionado!
Taehyung ladeó la cabeza confundido. —¿Por qué?
—¡Ah! ¡Olvídalo! —se rió nervioso al darse cuenta de que casi metía la pata. —Es que… me emociona que Hoseok ya regrese y esté contigo.
Asintió esbozando una pequeña sonrisa. —Yo también ya quiero que regrese, lo extraño mucho… —soltó un bajito suspiro llevándose una mano al pecho, justo sobre su corazón. —, me siento… raro sin él… me siento, ¿solo? —el omega mayor le miró con atención. —, y también siento como si estuviera en peligro, aún cuando ya sé que no lo estoy. —contó bajito mirando una pequeña hormiga que caminaba sobre una de sus botas. —Yo… solo necesito un abrazo suyo, Jiminnie… sus brazos me hacen sentir muy seguro.
Todo se quedó en silencio unos segundos, así que Tae volteó a ver a su cuñado al percatarse de que no decía nada, pero grande fue su sorpresa al verlo con los ojos cristalizados y un par de lágrimas deslizándose por sus esponjosas mejillas.
—¿Jiminnie? —se giró hacía él tomándolo de los hombros. —Jiminnie, ¿Por qué lloras?
—Es que… —abultó sus labios tallando sus ojos pero sin dejar de llorar. —, es que estoy tan feliz por ustedes… —Taehyung le miró con confusión. —Su relación es tan linda, se aman tan bonito y… y estoy tan contento de que mi hermano te encontrara, eres maravilloso Tata… gracias por amar tanto a mi hermano y hacerlo tan feliz.
—Pero yo… —sus labios temblaron. —Ji-Jiminnie, me vas a hacer llorar también… —acunó las mejillas ajenas tratando de limpiar las lágrimas que se deslizaban sin parar. —Hoseok también me hace muy feliz, tu… tu hermano es maravilloso.
El par de omegas se abrazaron con muchísimo cariño sin dejar de sollozar. Jimin se hallaba sumamente emocionado por ver cuando su hermano y Taehyung se enteraran de lo que el destino estaba por traerles.
Algo muy precioso y anhelado por ambos sin duda alguna.
Moría por decirles, pero sentía que no le correspondía hacerlo, sobre todo en un tema tan íntimo entre parejas. Era mejor que se enteraran ellos dos, juntos.
No obstante, una canción comenzó a sonar avisando de la llamada entrante en el celular de Jimin. Se separaron muy a su pesar aún derramando lágrimas, pero la emoción le invadió cuando se dio cuenta de quién le estaba llamando.
—¡Tata! ¡Es Hobie! —le entregó el celular. —¡Contesta tu! ¡Anda!
Y la enorme sonrisa que apareció en el rostro de Taehyung no tenía precio.
—¿Hoseok? —contestó. Sonrió aún más cuando escuchó su voz. —¡Hoseok!
Para Jimin, ser testigo de la inmensa alegría que Taehyung derrochaba al hablar con su hermano fue sublime que sintió que estaba escuchando algo que no le incumbía, así que se puso de pie señalándole al de ojitos azules que estaría dentro de la casa, y así darles la privacidad que merecían.
Cuando la noche llegó, los cuatro se hallaban en el comedor devorando el delicioso pollo frito que YoonGi había traído. Era el favorito de SeokGi… él había elegido el menú.
El cachorrito se alegró mucho de ver a su tío Tata, así que nada más llegó, se pegó a él como sanguijuela, olvidándose por completo de la existencia de sus dos padres. SeokGi solo tenía ojitos para Taehyung cuando se encontraba con él, y tal como siempre decía "Tata es el mejor"
Antes de que oscureciera, Taehyung llevó a SeokGi a la granja de los Choi para que conociera a Pegaso, ya de regreso lo llevó en sus hombros, tal como MinHo solía hacerlo con él.
Los ánimos del omega de ojitos azules habían incrementado después de hablar con su alfa por teléfono, sobre todo cuando este le dijo que llegaría muy, muy temprano al día siguiente porque se había esforzado mucho por terminar su trabajo en Japón lo más rápido posible porque quería estar a su lado.
Momentos más tarde, después de reír y jugar con SeokGi junto con las luciérnagas que se hallaban cerca del arroyo, todos se fueron a dormir. El pequeño Min se quedó dormido en los brazos de Taehyung, YoonGi lo tomó en los suyos y se lo llevó a la habitación donde dormiría su pequeña familia.
Taehyung se recostó en su cama con todas las luces apagadas, solo manteniendo la ventana abierta, permitiendo que entrara aire fresco y la hermosa luz plateada de la luna. Los ojitos azules miraban al estrellado cielo, sin dejar de mirar con aquella enorme y brillante bola plateada. Los grillos se escuchaban, tal como el croar de algunas ranas… Hoseok llegó a su mente y poco a poco, se durmió.
Pero tal, cómo había pasado las últimas noches, Taehyung abrió sus ojos, dejando ver aquél hermoso azul brillante. Su omega había despertado de nuevo…
Salió de su habitación, caminando totalmente descalzo y abrazándose a sí mismo sin dejar de mirar a su alrededor, alerta, como si alguien estuviera a punto de atacarle. Sus pasos y movimientos eran sigilosos, como los de un gato, que ni los Min se percataron de que Taehyung había salido de la casa.
Necesitaba ir a su nido. Ese lugar le otorgaba la seguridad que tanto ansiaba mientras su alfa no se encontraba.
Tan concentrado iba en su objetivo de llegar a su lugar seguro, que no se dio cuenta cuando un Jeep llegó, pero sí cuando vio las luces de este. El omega se detuvo, en completo estado de alerta, se abrazó más a sí mismo, congelándose en su lugar observando con ojos enormes aquella camioneta, que sin percatarse, ya se hallaba temblando de nerviosismo puro.
Nos harán daño, repetía en su mente.
Quiso correr, alejarse de ahí y refugiarse en su necesitado nido, pero se paralizó aún más en su lugar cuando vio una figura bajarse de aquél vehículo y correr hacia él. Taehyung se asustó dejándose caer de rodillas al suelo y abrazando su abdomen. Tenía miedo, esa persona les quería hacer daño.
Sin evitarlo, chilló con desesperación llamando a su alfa, haciéndole saber que se encontraba en peligro, que precisaba de su protección urgentemente. Sobre todo se encogió más en su lugar cuando sintió las manos de aquella persona tomarle de los hombros.
Tae… hyung… Tae… hyung… Taehyung…
—¡Taehyung! —todo el sonido a su alrededor volvió. —¡Cachorro! ¿Qué tienes? ¿Qué te pasa?
Los destellantes ojitos azules miraron con pánico a la figura frente a él. Pero rápidamente todo esa sensación de terror desapareció abriendo paso al alivio cuando se encontró con los ojos dorados llenos de preocupación de su amado prometido y su fuerte aroma le llegó hasta lo más profundo.
—Por la luna, cachorrito, ¡Dime algo! ¿Te lastimaron? —lo revisaba con desesperación. —Mi amor, di algo, ¡Lo que sea! Por favor, estoy muriendo de angustia, ¿Quién te lastimó?
—A-Alfa…
Lo abrazó completamente aliviado, sintiéndose finalmente protegido cuando aquellos fuertes brazos le rodearon, brindándole toda la seguridad que quería y así relajar su cuerpo hundiendo su nariz en el cálido pecho de su alfa.
—Alfa… alfa… —repetía.
—Aquí estoy, mi amor, aquí estoy. —le besaba los cabellos una y otra vez, frotando su espalda percibiendo como los temblores se aminoraban.
El lazo se había destensado, haciendo que Hoseok respirara un poquito tranquilo y para no volver a alterar a su chico, prefirió no seguirle interrogando en ese momento; en su lugar, sujetó correctamente el cuerpo de su omega entre sus brazos, para a continuación entrar a la casa, sin dejar de acunar a su prometido, quien frotaba su nariz y aspiraba su aroma sin parar.
La angustia en Hoseok era palpable, pero estaba enfocándose en mantenerse sereno para que Taehyung siguiera en calma. Pero tenía que admitir que sentía a su chico… extraño.
—¿Hobie? —un omega salió de la habitación contigua mirándole con sorpresa. —¡Hobie! ¿Qué…? ¿Cómo…? ¿Cuándo… cuándo llegaste? —se acercó a él llamándole enormemente la atención el hecho de que trajera a Tae en sus brazos. Se alarmó. —¿Qué le pasó a Taehyung?
—Lo encontré afuera… —suspiró. —Son las tres de la mañana, no sé qué estaba haciendo allá… —negó con preocupación. —Hablemos de esto cuando amanezca, ahora necesito llevarlo a la cama.
Jimin solamente asintió viendo como su hermano entró a la habitación y cerró la puerta.
🌻
Cuando Hoseok quiso dejar a Taehyung sobre la cama, este se rehusó completamente a permitirlo. El omega se aferraba al cuerpo de su novio, no queriendo alejarse ni un solo centímetro, así que alfa no le quedó de otra más que sentarse en el colchón, sosteniendo a su omega en su regazo.
—Cachorro… ¿Qué sucede? —le acarició el cabello. —¿Qué te tiene así?
Tae solo negó, manteniendo su rostro oculto en el curso del mayor.
—¿A qué le tienes miedo? Te sentí aterrado y volviste a llamarme.
Nuevamente silencio.
—¿Amor? —trataba de obtener su atención pero simplemente no lo lograba. —Cachorrito, estás actuando extraño, dime algo, te lo suplico.
Pero Tae no respondía, estaba empeñado en olfatear a su alfa y en disfrutar de su presencia.
—Taehyung… —le llamó de nuevo pero no funcionó. —Hey, ¿Puedes verme, por favor?
Asintió despacio comenzando a salir tímidamente de su escondite, para finalmente asomar ese precioso par de ojos azules con un encantador y llamativo brillo en ellos, junto con un destello travieso en ellos.
Ahí Hoseok comprendió todo.
—Eres… Eres su omega…
—Alfa… —llamó con su voz un par de tonos más aguda.
—Santa luna… —le acarició la mejilla notando como entre cerraba uno de sus hermosos ojos. —Entonces contigo hablé la otra noche… ¿Podrías decirme qué está pasando?
—Alfa… —volvió a repetir atrapando las mejillas del mayor entre sus manos.
—Creo que ya entiendo… está bien, lo haré.
El omega le miró curioso, viendo como cerraba sus ojos, y respiró hondo. Para cuando volvió a abrirlos, estos destellaban igual que los de él, pero de un llamativo color dorado.
—Omega…
Dio un saltito. —¡Alfa!
—Es un placer volver a verte, cariño mío… —con el dorso de su mano le acarició la mejilla donde el omega se recargó cuál felino. —Dime, ¿Qué le sucede al dueño de mis poesías?
—Te extrañé, alfa. —dijo disfrutando de las caricias en sus mofletes. —Me sentía solo sin tu compañía, me sentía perdido y con una enorme inquietud.
—Oh no, lamento tanto que te sintieras así, corazón. —decía sin dejar de verlo directamente a los ojos. —Me duele en el alma enterarme de esto, tú jamás deberías de sentirte de esa manera y no puedo permitir que vuelva a suceder.
Asintió mirándole a los ojos completamente enamorado.
—Me sentiría avergonzado de ser tu alfa si esto se vuelve a repetir.
—Mi alfa es maravilloso… —dijo ahora él acunando las mejillas ajenas. —Y jamás dejará de ser mi alfa.
Le besó los labios cortamente.
—Ahora que estás aquí, todas mis inquietudes se han marchado.
El alfa le miró con pesar. —¿Qué te inquietaba, lucero de mis ojos?
—No tengo idea, alfa… —desvió la mirada, pero rápidamente un par de dedos se posaron delicadamente en su mentón para volver a mirarse a los ojos. —Algo me ha estado inquietando últimamente, me he sentido enfermo.
—¿Enfermo? —se preocupó. —No de nuevo, por favor, no podría aceptar que nuestra historia se repita, tienes que recuperarte, corazón.
—Eso no va a pasar, alfa mío… no de nuevo.
—¿Me lo prometes? No soportaría verte marchar de esa manera una vez más.
—Te lo prometo por la luna. —sonrió disfrutando del hermoso dorado de sus ojos. —A pesar de sentir temor… tengo la corazonada de que es algo muy bueno.
—Por favor… —le besó los cabellos con mucha ternura. —Tus corazonadas siempre han sido acertadas y en esta ocasión, no dudo que también sea así.
Esbozó una enorme sonrisa. —Es hora de irnos, ya me has brindado la paz que necesitaba, ahora es el momento de ellos.
Asintió muy a su pesar. —¿Será que el omega más bello que existe podría regalarme un beso?
Soltó una risa encantadora. —Mi corazón, mis pensamientos, mis besos y mis labios te pertenecen, alfa.
Y le besó, junto con una promesa muda de volver a verse muy pronto.
🌻
Los tenues rayos de sol se asomaban por la ventana de la habitación que había quedado abierta la noche anterior.
Dos cuerpos yacían sobre aquella cómoda cama, mientras que Hoseok, quien ya había despertado hace unos cuantos minutos, admiraba el rostro de su omega, deslizando su dedo por la bonita nariz.
Sonrió cuando le vio arrugarla y soltar un bajito quejido a modo de protesta. Pero de inmediato la expresión en su rostro se relajó y su nariz comenzó a olfatear, percibiendo un aroma muy familiar. Su nariz chocó con el pecho ajeno, cosa que provocó que abriera los ojos con precaución. Parpadeó un par de veces frunciendo el ceño, para después abrir sus ojos enormemente, alejarse de golpe y mirar el rostro frente a él.
—¿Hoseok?
—Buenos días, cachorrito.
—¡Hoseok! —con alegría se hundió en el fuerte pecho moviéndose como todo un cachorrito inquieto.
Hoseok pedía sentir la gigantesca alegría de su omega a través del lazo. Era simplemente majestuoso sentir eso después de lo que había sucedido en la noche.
—¡Regresaste! —se sentó en la cama sobre sus rodillas, viéndole con infinita felicidad. —¡Te extrañé mucho!
—¡Yo también te extrañé! —soltó una enorme carcajada cuando al intentar sentarse, fue tacleado por su cachorro entusiasta.
Rápidamente, Taehyung comenzó a llenar de besitos el rostro de su alfa, demostrándole lo feliz que se sentía con su regreso. De verdad lo había echado mucho de menos, pero esta vez no quería llorar, no más, ya había llorado mucho y ahora solo quería ser feliz.
—¿Cuándo llegaste? —preguntó sentado en su regazo.
—Esta mañana, no podía esperar más para verte, así que llegué aquí a las cuatro.
—¡¿Cuatro de la mañana?!
Asintió observándole unos segundos.
—¿Cómo te sientes? Ya no siento tu tristeza en el lazo.
—Me siento muy feliz ahora que estás aquí. —se recargó en el pecho ajeno. —Te extrañé mucho, Hoseok…
—Lo sé, cachorrito, lo sé… —le besó la sien. —, para mí también fue terrible no estar a tu lado, sobre todo cuando sentía tu tristeza todo el tiempo.
—Lo siento… —alzó la mirada. —, no quería causarte problemas.
—No, no. —le sujetó la mejilla izquierda. —No tienes porqué disculparte, no me has causado ningún problema. —decía mirándole a los ojos. —Yo deseaba estar a tu lado.
Tae asintió estirando sus labios en una pequeña sonrisa, para a continuación besar cortamente los labios de su alfa.
—Te amo, Hobie.
Hoseok sonrió también robándole un besito.
—Te amo, cachorro.
Paz… al fin.
Unieron sus labios una vez más, en un necesitado e íntimo beso. No existía la intención de llegar más allá, solamente tenían la enorme necesidad de sentirse… de amarse.
Cuando el beso se detuvo, Taehyung recargó su cabeza en el hombro de su alfa quien simplemente les mecía despacito, sin dejar de repartir besitos en los cabellos de su cachorro, sintiéndose fascinado por el aroma tan dulce que su chico desprendía y que se hallaba muy bien mezclado con el suyo.
—Tu aroma… —susurró sin dejar de olfatear el cabello, el cuello… —Hueles tan bien…
Tae solamente reía bajito por las cosquillas que le causaba la nariz de su novio.
—¿Nos vamos?
El omega asintió embobado, con Hoseok iría hasta el fin del mundo, mientras estuvieran juntos, sabía que todo estaría bien.
Al final, YoonGi se fue en su auto, Jimin y SeokGi en el auto de Taehyung y Taehyung se fue con Hoseok. El trayecto para el alfa fue encantador porque amaba cuando su chico se ponía en modo parlanchín. Comenzó a contarle todas las cosas que había hecho en la granja y en la de su abuelo, e inclusive le contó sobre Pegaso. Después fue turno de Hoseok de hablar después de que Taehyung le preguntara qué tal le había ido en Japón.
Y bueno, Jung no podía con la forma tan dulce en la que aquellos ojitos azules le miraban con toda la atención del mundo mientras hablaba, sobre todo al darle buenas noticias.
—Solo iré a la empresa un rato, necesito terminar varias cosas allá. —le dijo abrazándolo, se sentía más relajado ahora que lo veía bien. —Volveré aquí a la hora de la comida y la pasaremos juntos todos estos días, te lo prometo.
Asintió con una sonrisa. —Buena suerte, Hobie.
Confiaba en su alfa, él siempre cumplía sus promesas.
—¿Seguro que no quieres venir conmigo?
—Seguro, te esperaré aquí.
Taehyung despidió a su alfa con una enorme sonrisa y sacudiendo su mano desde la entrada del hogar de los Min. Esta vez no había lágrimas ni nada cercano a la tristeza, es más, Tae se sentía mil veces mejor que el día que se fue a Japón.
—¡Tata! —una pequeña manito se apoderó de la suya comenzando a sacudirla. —¡Vamos a jugar!
Tae rió alzando a su sobrino. —¡Vamos!
El omega corrió con su sobrinito en brazos, siendo seguido por Yeontan y Holly hasta llegar al jardín trasero donde se hallaban muchos juguetes de SeokGi regados por todos lados.
—¡Taehyung! ¡Ten cuidado! —gritó Jimin cuando los vio pasar a toda velocidad, pero fue olímpicamente ignorado.
—Tranquilo, Minnie… —le rodeó la cintura desde atrás depositando un besito en su mejilla. —Él estará bien… ¿O mejor debería decir, "ellos"?
Jimin rió bajito. —Creo que es preferible guardarnos el plural hasta que esos dos se enteren por sí mismos. —se giró para rodear el cuello de su alfa y acercar sus rostros. —Hoy iniciaré con mi plan de indirectas para que los dos comiencen a sospechar…
—Creo que tendremos que decirles directamente porque ambos son unos completos despistados, los síntomas están ahí más claros que el agua y ninguno ha pensado en esa posibilidad. —se rió bajito al igual que su omega. —Son tal para cual, ¿no lo crees?
—Lo son… —le besó. —, tengo que ir al estudio, vuelvo en tres horas, ¿Qué quieres que traiga de comida?
—Mhmm, lo qué quieras, pero que sea mucha, tenemos que alimentar bien a Tata.
Se rió plantándole otro beso. —Claro que sí.
Sin más, solo dos omegas, un niño y dos perritos se quedaron en la casa. Jimin salió al jardín trasero a jugar con ellos, donde después de una hora de estar jugando, Taehyung les ayudó a regar y re-plantar varias de las plantas que tenían. SeokGi lucía muy interesado, en todo el tema de la jardinería, pues cada vez que su tío favorito se ponía a trabajar con las plantas, siempre estaba a su lado y le ayudaba, también hacía muchas preguntas y bueno, Taehyung más que feliz le respondía todo.
—Necesito que alguien me explique cómo es que terminamos tan sucios.
El omega mayor había dicho sacándole una carcajada a los otros dos. Pues los tres se hallaban tirados en medio del césped manchados de tierra y lodo por todos lados.
—¿Mi cabello? —habló Jimin tocando sus hebras rubias. —¿Cómo llegó el lodo ahí?
SeokGi rió alto.
—Tu eres el responsable, ¿Verdad? —alzó una ceja acusando a su niño. —Ya has causado esto antes y tus víctimas fueron papá YoonGi, Tata, Yeontan y Holly.
El pequeño volvió a reír lanzándose al pecho de su padre para llenarle el rostro de besitos.
—Ya, está bien —Jimin reía. —, me rindo, tu ganas. —le miró la adorable carita con manchas de lodo por aquí y por allá. —¡Vamos a darte un baño!
—¡Si! —el cachorrito se puso de pie y comenzó a saltar. —¡Baño!
Porque a diferencia de los otros niños que odiaban la hora del baño, a SeokGi le encantaba.
Taehyung se había levantado tomando la manguera para así quitar los restos de tierra y lodo en sus cuerpos. Jimin desnudó a su hijito ahí mismo una vez le quitaron el lodo entre risitas para después llevarlo directo al baño de la habitación principal. Por su parte, el omega de ojitos azules se fue a la habitación que ya podía considerar suya, pues siempre se quedaba ahí cada vez que iba.
Así que ahí bajo la lluvia artificial Taehyung se hallaba pensando en lo cansado que se sentía, pues jugar con SeokGi siempre era agotador, el niño tenía más energía de la que un niño normal debería tener.
Cuando terminó de bañarse, salió de la ducha completamente desnudo secando sus cabellos con una suave toalla de color blanco. No obstante, se detuvo frente al espejo de cuerpo completo, notando cómo sus piernas estaban un poquito más delgadas. No había prestado atención a eso, pues a pesar de ser modelo no era de fijarse en el estado de su cuerpo, pero al pasar por ese largo espejo no pudo evitar mirarse.
Bajó la mirada a su barriga notando un poquitito de inflamación. Esta nunca había sido plana, siempre había sido blandita y le divertía tocarla múltiples veces con su dedo cuando estaba aburrido.
Sin más se encogió de hombros cubriendo su cuerpo con la toalla cuando escuchó la puerta ser tocada.
—Tata, soy yo.
—Está abierto. —le dijo secando su cabello con otra toalla más pequeña y cepillando sus dientes.
Desde hace dos años, Taehyung había perdido la vergüenza con Jimin en cuanto a mostrarse desnudo. Muchas veces se había convertido en su maniquí para crear prendas. Jimin era como ese hermano mayor que no sabía que necesitaba.
La puerta se abrió dejando ver a un omega limpio libre de suciedad.
—Te traje ropa, la dejé en la cama.
—Oh, gracias Jiminnie~ ¿Y SeokGi?
—Terminó exhausto —se rió. —Los baños relajan mucho a mi bebé, así que se durmió.
—Yo también terminé muy cansado. —se rió escupiendo la pasta en el lavabo.
—¿En serio? —puchereó recargándose en el marco de la puerta. —Iba a pedirte que me acompañaras a mi estudio aprovechando que SeokGi se durmió, quería ajustar unas camisas.
—¡Entonces vamos! Sabes que me gusta mucho ayudarte~
—¿De verdad? ¡Gracias Tata! —chilló a punto de correr para abrazarle pero se detuvo abruptamente al notar algo. —Taehyung… ¿Qué es eso?
—¿Qué? —volteó a verlo después de dejar su cepillo de dientes en el soporte que estaba al lado del espejo del lavamanos.
—En tu pierna —se acercó rápido inclinándose frente a él alarmándose al notar un delgado hilo de líquido carmín bajar. —¿Te cortaste con algo?
—¿Uh? —bajó la mirada sorprendiéndose. —No… que yo me acuerde.
Tae subió la toalla para así revisar correctamente su pierna para saber de dónde provenía esa sangre, pero no sentía ninguna herida, no había ardor ni dolor. Frunció el ceño al no comprender de dónde salía.
—T-Taehyung… —el omega de ojitos azules miró rápidamente a su cuñado al notar el tono tembloroso con el que le habló. —Estás sangrando, d-de ahí…
Taehyung sintió una punzada en su corazón, ¿En serio Jimin estaba queriendo decir que…?
—Ay n-no, tu bebé… —los nervios comenzaron a apoderarse de él. —Necesitamos ir al hospital ya mismo.
—¿Mi… bebé? —el joven omega se llevó las manos al abdomen muy consternado.
—Sí, Taehyung, estás embarazado. —decía tomándole de los hombros y mirándolo a los ojos fijamente. —Y no es bueno que estés sangrando.
¿Sangrando?
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¡hola mis preciosos girasoles! ¿Cómo han estado? ¡Los extrañé muchísimo!💜
y este... jeje, ¿QUÉ LES PARECIÓ EL CAPITULO? contiene +13mil palabras~ aUXILIO SALVEN A TAEHYUNG –huye–
hace tiempo les hice esta pregunta, pero me gustaría volver a hacerla, [¿DESDE DONDE ME LEEN?] yo soy de México, Sinaloa. Fierro🤠
afjdlajdka y como siempre les invito a seguirme en mi instagram
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y weno, sin más, me despido. ¡Gracias por su paciencia! Los amo como no tienen idea:") ¡Gracias por tanto y perdón por tan poco! Me hacen muy feliz~ les envío muchos besitos, abrazos y gatitos~ ¡Nos leemos en el próximo capítulo! ✨💖💜✨💖💜✨💖💜✨🌻💜✨💖💖✨🌻💜✨💖✨🌻💜✨🌻✨🌻💜✨💖✨💖💜✨💖💖🌻✨
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