I
"Nos prometieron que los sueños se hacen realidad. Pero se les olvidó mencionar que las pesadillas también son sueños"
El revoltijo de pensamientos turbios amenazaba todo el tiempo en su cabeza, por la mañana, tarde y noche, nunca paraba este sufrimiento interno en su mente, temiendo que en cualquier momento todos esos sueños se volvieran realidad, y le daba hasta miedo dormir en las noches. Muchos le decían que eso jamás podría pasar y que todos esos cuentos y estupideces suyas eran por tanto alcohol que tomaba a diario, pero Tony sabía que la mayoria de eso, no era por tomar. Un sueño en particular lo atormentaba estos últimos meses, una pesadilla, que no lo tenia como protagonista a él, sino a su amigo de la década, Steve Rogers. Él, siendo asesinado por una bala en su pecho, haciendo rebotar la estrella metálica de sheriff en su pecho y cayera a la arena del pueblo, una bala proveniente del revólver del asesino Lester. Podía incluso oír las últimas palabras del sheriff antes de morir por el disparo:
"T-tony..."
Acaso tenia algo importante que ver en todo esto? Pudo haber evitado esta muerte? Porqué...Rogers dijo su nombre como última palabra en su vida? Esas preguntas le taladraban el cerebro cada vez que despertaba con un respingo de ese sueño, muy acalorado, sudando y jadeando, agitado con el corazón palpitandole fuertemente, con un dolor que jamás había sentido. Aparte....
Tony miraba alrededor confundido en las noches, y tres veces a la semana se encontraba arropado en su cama, y se convencía de que se habia dormido por tanto alcohol en su organismo en la cantina, entonces...quien lo habia traido a su casa? Quién...Algo le decía al castaño que era Rogers, aquel hombre que pocas veces le sonreía ahora, siempre serio y seco con su trabajo. Al menos eso pasaba de día, porque de noche, la mayoría se la pasaban en el bar, tomando y contando anécdotas que hacían reir a los dos. Mientras Stark tomaba botella tras botella, Steven apenas rozaba sus labios con el borde del vaso vidrioso, nunca le veía tomar realmente.
El punto es que, ese sueño le quitaba las ganas de dormir en un chasquido de dedos, por lo real y el miedo que le entraba en el pecho con tan solo pensar de que eso se podría hacer realidad. Tomaba más de la cuenta, pero no funcionaba, siempre pensaba en ese sueño, y se supone que debía olvidarlo con el alcohol, pero por alguna razón se lo impedía. Gruñó levemente ante todos esos malos y atormentosos recuerdos y se levantó con dificultad de la cama, y al hacerlo el mareo nocturno empezó a expandirse por toda su cabeza, hasta que se tambaleó en su puesto y tuvo que apoyarse en el mueble más cercano. Fue balanceandose de un lado a otro a la ventana de su cuarto y se apoyó en el marco casi de golpe, alzando la mirada hacia el cristal, hacia el oscuro pueblo, haciendo una perfecta combinación con la penumbra de la noche. Aún así, pudo ver a lo lejos la comisaría, donde estaría el hombre rubio de sus pesadillas. Bajó sus hombros, cambiando su expresión a una apenada y giró su cabeza a una botella de vino en su mesa y fue a tomar lo que quedaba de la noche, para después de que la terminara, la dejó caer al piso y muy tambaleante fue lento a la salida de su casa y abrió la puerta, entrando a la penumbra del pueblo. No se oía absolutamente nada, solamente sus pesados pasos sobre la arena al caminar trastabillando, y tratando de mantener el equilibrio para no caerse. Tony pasó por varias casas y calles, hasta llegar, cayendose de rodillas, en las escalerillas de la comisaría. Alzó la mirada temblando levemente y se acercó lento y muy aturdido de su cabeza de tantos mareos al levantarse y puso sus manos en la puerta, bajando la cabeza y soltando varios jadeos. Una mitad de su persona le decía que tocara la puerta, la otra mitad le decía lo contrario, que dejara en paz a Steven y se vaya de vuelta a su casa. Abrió su boca para tomar aire y su mano izquierda se cerró en un puño para tocar la puerta finalmente...Cuando la puertas se abrió de golpe, por Steve que estaba al otro lado de ella, en el interior de la comisaría, aun con su ropa diaria, solo que algo despelucado, mirando como Tony caía hacia él y lo detuvo con sus brazos, retrocediendo unos pasos para sostenerlo, pero el castaño ya se encontraba en su pecho, con su cara en él. Steve lo miró claramente impresionado, por primera vez en muchos meses y un rubor de asomó en sus mejillas, hasta tiñó sus orejas de rojo, con una expresión incrédula y furiosa, con sus ojos brillando de este sentimiento, lo empuja fuertemente a la pared mas cercana y Tony se queja levemente de su espalda al chocar contra la madera y lo miraba también sonrojado, estremeciendose por el semejante grito que le lanzó Rogers.
-- Pero qué mierdas haces aquí en medio de la noche?! No ves que sigo ocupado y vienes a hacer nada mas que meter tu mugrosa cara en mi pecho?!
-- S-steven, yo...
-- Tú nada! Deberías estar en casa, no vagando por las calles a esta hora!
Dijo muy enojado Steve y tomó de la muñeca del castaño, empezando a llevarlo fuera de la comisaría, con el ceño fruncido, apretaba demasiado su muñeca del enojo.
-- Steven Rogers! Tengo algo que preguntarte!
Le contestó alto al sheriff, antes de que lo saque de la casa y éste se detuvo ya en las escalerillas, volteandose algo brusco hacia Tony, aun con esa expresión enfadada, mientras iba de vuelta al interior de su posada, con la otra mano en el pomo de la puerta.
-- Qué quieres, Stark?
-- E-es que... - Se zafó de la mano del hombre rubio, y Tony jugó con sus pulgares, mirando abajo sonrojado.
-- Yo...Me gustaría preguntarte que....Q-quisieras ir conmigo...Al festival del reloj?
Steve lo miró aun con esa expresión enojada, pero después de unos segundos tranquilizó su semblante, aun tomando el pomo con fuerza y su ceño se frunció.
-- En serio viniste aqui, a las 12 de la noche, solo para preguntarme esa pendejada?
-- Me da igual, de todas formas estabas despierto....Así que, que dices...
-- No.
Le interrumpió serio y molesto, cerrando de un portazo la puerta, que hizo a Tony tambalearse hacia atrás. Pero al instante se fue hacia delante y golpeó fuerte la puerta.
-- Steve! Steve Rogers, porfavor! Tienes que ir como sheriff al festival, y estás solo, yo también, porfavor ven conmigo!
-- Pierdes tiempo de sueño, Stark. Vete a casa.
Dijo molesto el sheriff y fue a quitarse el chaleco y la corbata roja encontrada debajo de la camisa blanca. Pero siguió oyendo más golpes a la puerta y más quejas y ruegos de Tony, típico de borrachos, pensó Steve, y fue aun frunciendo los labios de la molestia a su cuarto a dormir, detras de una puerta al final de la oficina.
A la mañana siguiente, un canto muy particular, del inventor castaño despertó a Steve lentamente, como a las 6 am, que lo incomodó e irritó bastante, y se removió en su cama, poniendose la almohada sobre su cara, haciendola presión sobre su oreja. Se durmió después de que le rechazara a Tony, tan solo durmió 5 horas, y olvidando unos segundos su deber como sheriff, quería dormir un poco más para estar bien despierto después, no ayudaba mucho el dolor de cabeza y estrés que tenía estos días y mucho menos el canto de ese hombre a primera hora de la mañana.
-- Ya cállate, Stark...
Musitó removiendose en la cama, mientras Tony golpeaba suavemente la ventana del cuarto.
-- Steven! Sigues dormido? Son las 9 de la mañana!
-- L-las 9?!
Preguntó levantandose rápidamente, con una expresión incrédula y fue a su mesa de noche, abriendo el cajón y sacando con la mano temblorosa su reloj, y vio que sí...eran las 9 de la mañana, no las seis! Iba increíblemente tarde! Estampó el reloj en la mesa y se levantó rapidamente, empezando a vestirse, más tarde se daría el baño, por ahora era más importante el trabajo. Se puso su chaleco de tela azul con su estrella dorada en el pecho, la cual siempre le hacía estar orgulloso de si mismo, incluso recuerda el primer día en que Fisk se la entregó. Después de salvar y arrestar a unos ladrones con bombas que estallaron en algunas tiendas de Timely, en la noche se hizo una ceremonia donde le nombraban sheriff, poniendole la estrella en el pecho. Una sonrisa se asomó en sus labios al recordar ese día. Desde ese momento, la maldad en Timely se redujo considerablemente a él, y su meta siempre fue convertirlo en un pueblo libre, donde todos podían caminar en las calles con seguridad y sin miedo a que los ataquen y asalten, un honorable pueblo llamado Timely...Steven sacudió la cabeza, se estaba alejando demasiado de la realidad y no era mucho un hombre de esos. Se puso sus guantes y su cinturón, saliendo del cuarto, pero al abrir la puerta de la comisaría, se encontró cara a cara con la mirada penetrante y seria del señor Fisk. "Ya me morí" Decía la expresión del sheriff, mirando directamente al alcalde como él a sus ojos. Steven consiguió sonreir nervioso después de tres minutos en un incómodo silencio.
-- H-hey, Señor Fisk...Como va? Yo muy bien, volviendo aquí después de lidiar con un par de bandidos unas millas al norte de Timely...Y...Y....
No obtuvo más palabras de su cerebro que trabajaba a toda velocidad para crear una excusa viable, pero nada más se le ocurrió y bajó la cabeza, temiendo que Fisk ya le tenía con las manos en la masa. Cuando éste le miró algo confundido y puso una mano en su hombro cambiando su semblante a uno sonriente.
-- Buenos días, sheriff! Como va todo eh? Porque tan decaído?
Steve se volteó para verlo sorprendido, cuando el gran hombre se abrió paso hacia la oficina de la comisaría, y vio alrededor. Steven no pudo evitar esbozar una sonrisa leve en sus labios, teniendo ganas de suspirar y reír, pero se contuvo y enderezó su espalda.
-- Va todo bien, no ha pasado mucho aquí, Urich no me ha dicho nada con lo que lidiar. Solo papeles, completados.
-- Me parece excelente, Rogers. Si hay alguna situación de mayor rango que solo bandalismo, no dudes en buscarme y avisarme.
-- Si señor.
Le respondió firme y serio, mirandolo de la misma forma, como el gordo hombre rebuscaba entre los papeles del escritorio con cierto interés reflejando en sus ojos.
-- Por cierto, irás al festival del reloj, verdad?
-- Lo he estado considerando...Stark ya me recordó de ello anoche.
-- Stark? Eso me parece perfecto! Este viernes es, todo el pueblo va a asistir.
-- Pero....Yo no tengo pensado ir, señor Fisk.
El mencionado se voltea lentamente para encararlo, con una expresión seria e incrédula. Steve podía sentir sus mismos latidos martillearle el corazón, empezando a acalorarse.
-- Vamos hombre, tú tienes que venir, eres la segunda autoridad en este pueblo, es tu honor ver como inauguramos el primer reloj de Timely!
-- Lo sé señor, pero tengo trabajo que hacer y...
-- El pueblo es primero, sheriff.
Le interrumpió muy serio y brusco al rubio, mirandolo fijamente de la misma forma. Steve al verlo unos segundos, soltó un bajo suspiro y apartó la mirada.
-- Yo...Lo pensaré mejor, pueda que si vaya.
-- Así me gusta.
Fisk dijo firme y serio, empezando salir de la oficina de la comisaría y antes de irse de ahí, le dirigió una mirada penetrante a los ojos azules zafiro de Rogers.
-- Nos veresmos ahí, Rogers. No olvides que puedo quitarte este puesto que tanto amas y desterrarte de Timely.
Steve no fue capaz de pronunciar palabra alguna, con un incómodo nudo en la garganta que le impedía hablar, por pocas veces en su vida en Timely, se sentía un suboordinado, alguien inferior, alguien....Vulnerable. Se pasó la mano por la cabeza, asintiendo con la misma hacia Fisk, éste solo se limitó a chasquear la lengua y retirarse de la comisaría. Los puños se cerraron muy fuertemente, hasta el punto que sus nudillos quedaban blancos de la tensión e ira hacia sí mismo. Que estaba pasando con él? Es la primera vez que se levantaba tan tarde una mañana. El cuerpo del rubio se balanceó de un lado a otro, sintiendose con un repentino mareo. Alargó una mano para apoyarse en algo, pero fue muy tarde y cayó....En brazos de Tony que estaba a su lado. El castaño se tambaleó levemente hacia atrás con el sheriff en brazos y lo miró unos segundos preocupado.
-- Steve? Steven!
Éste cerraba y abría los ojos muy lentamente, jadeando lento y fuerte, con un fuerte dolor de cabeza y severo mareo. Se llevó una mano al vientre, bajando la cabeza y aún parpadeando lento. Veía muy borroso y oía muy distante...Jamás se había sentido así, como un remolino en su cabeza que lo atormentaba demasiado, hasta el punto que lo dejaba en ese estado. Steve no pudo resistir más estar así y cedió, cerrando los ojos y dejando caer su cabeza desmayado.
El aturdimiento en su mente se iba despejando lentamente, mientras empezó a escuchar su propia respiración y hasta sus latidos. Todo seguía completamente negro por unos segundos, cuando comenzó a abrir los ojos lentamente, también a oír lo que sucedía a su alrededor. Movió levemente la cabeza hacia un lado y logró divisar a Tony Stark sentado a su lado, en su cama de su cuarto en la posada de la comisaría. Acaso el castaño lo había llevado y acostado a él? Se supone que debería ser al revés. Sus manos no pudieron evitar apretarse contra las sabanas con un creciente enojo. Él era todo menos débil, como odiaba esa palabra para referirse a él mismo. Posó su mirada hacia Tony, que le miraba también, tambolireando sus dedos en la cama.
-- Steve...En serio estás b-bien? Te desmayaste apenas Fisk se fue.
-- S-si...Lo estoy. Tú, me trajiste aquí?
Tony apartó la mirada unos segundos, para decir en voz baja, pero lo suficientemente alto para que oiga el contrario.
-- Si, no soy ningún descarado tampoco para dejarte ahí desplomado en el piso.
El hombre rubio no dijo nada más y se incorporó lentamente en la cama, mirandolo aún algo extrañado, hasta que al final suelta un suspiro bajando los hombros.
-- Gracias...
-- No las des, no hay necesidad realmente.
Le contestó el castaño, tomando una botellita de whisky que tenía debajo de su manga. Siempre tenía ese mal presentimiento sobre su amigo de que algo malo le iba a pasar, así que se encargaría de echarle un ojo, con el mareo de siempre y las palabras sin sentido que molestaban al sheriff y que soltaba la mayoría de veces que se encontraban en la cantina u otro lugar de Timely. Aparte, cuando lo encontró a punto de desmayarse fue rápido con él para atraparlo en sus brazos. Casi se cae del gran peso de Rogers, pero no quiso mostrarse débil ante él una vez más. Además de ayudarle, hacía esto por algo más....
-- Steve....Ya consideraste ir al Festival del Reloj conmigo?
Éste dio un gruñido de enojo acumulado en sus venas y apretó sus puños fuertemente. Se volteó para ver a su amigo alcohólico, con el ceño fruncido y los ojos azules brillando del enojo que sentía al ver que solo Tony hizo aquello por el festival.
-- Pero que maldito interesado eres! Vete de mi casa.
-- N-no es solo eso! De verdad lo hice para ayudarte!
-- Que te vayas de mi casa. AHORA!
Tony suspiró pesado y se levantó de la cama, empezando a retirarse de la posada, chasqueando la lengua de la molestia, consigo mismo y con la situación. Lo primero porque por un momento si se creyó demasiado interesado, Steve le veía esos segundos realmente agradecido de haberle ayudado. Soltó un gruñido mientras bajaba las escalerillas de la comisaría y la puerta se cerró fuertemente detrás de él. El castaño sonrió tristemente, rascandose la cabeza. "Ese hombre de verdad me odia" pensó bajando la cabeza y dirigiendose a la cantina del pueblo.
Leyendo un libro en la comisaría Steve se encontraba después de una misión que le tocó hacer al medio día, y con el rabillo del ojo pudo ver algo curioso escrito con rojo en uno de sus papeles del escritorio. Dejó el libro a un lado y apartó unos papeles amarillos y blancos, para ver otros del mismo color, con aparentemente un mensaje escrito en tinta roja. Al ver la letra, no pudo evitar soltar un suspiro. Reconocería esa letra en cualquier parte. Volvió a registrar la carta, era algo larga, una punzada de curiosidad le invadió el pecho, así que se dispuso a leerla, aun con sus botas sobre el escritorio.
No hizo falta pensarlo dos veces para que intuyamos que esa carta de verdad iba en serio. Primero, Steven sabía perfectamente que Tony no escribía cartas, algún que otro telegrama cada dos meses mínimo. La mayoría era sobre que lo sentía...Ja! Eso para creérselo necesitaba oírlo de los labios del castaño, cosa que jamás pasaría, el orgullo y terquedad de ese hombre sobrepasaba los de una mula. De todos modos siguió leyendo, algo curioso de qué seguiría. Después soltó un leve gruñido, otra vez con el maldito festival. Porque no lo dejaba en paz? Suponía dos probabilidades: La primera era que solo lo estaba fastidiando con ir con él al festival, o la otra, que de verdad quería que fuera con él. Steve sinceramente no pudo elegir cual de las dos era realmente su propósito con esa carta. Estaba ya en el último párrafo, cuando frunció el ceño al leer algo muy particular que rezaba:
"Si algún día desaparezco, ven y encuentrame junto al molino que canta."
Y ahí terminaba la carta.
Se enderezó un momento, mirando extrañado esa última línea en rojo. De que mierdas estaba hablando Stark con un molino que canta? Quizá estaba demasiado ebrio cuando escribió esa parte o de verdad estaba hablando en serio. Que él supiera...Los molinos no cantan. Era la primera vez que oía algo similar, y le parecía tanto increíblemente ridículo, como fascinante....Un molino que canta...
-- Vamos Steve, se que quieres ir conmigo, vamos dí que sí, porfavor, porfavor, di que si, di que si....
Tony tocaba una y otra vez sin parar toda la tarde la mejilla de Steven con un dedo. Éste ya le salia un tic en el ojo de la furia acumulada en su interior, conteniendose las enormes ganas de darle un puñetazo en la cara. El castaño seguía tocando su mejila con su dedo repitiendo las mismas lineas. Caminando por el pueblo lo hacía, entrando a varias tiendas lo hacía, comiendo el almuerzo le seguía jodiendo la mejilla. Incluso cuando se iba a misiones iba con él, haciendo lo mismo. En la comisaría también, al parecer Tony nunca paraba. Steve a las 6 de la tarde ya estaba en un estado anímico muy mal, en el sentido de que explotaría de la furia, ya rozaba el límite de su paciencia, apretando fuerte los puños y los dientes, con el ceño fruncido. Tony seguía y seguía y seguía, nunca paraba. El sheriff soltó un fuerte gruñido y estampó su puño en el escritorio, rompiendo un plato de porcelana frente suyo, y el castaño por ello se sobresaltó hacia atrás, apartando su dedo de su mejilla un momento. El sonido fue tan fuerte que se oyó por todo el cuarto y Steve vociferó muy furioso.
-- Esta bien!! Iré a ese estúpido festival contigo si dejas de hacer esa puta mierda ahora mismo!!!
Tony lo miró impactado por un momento y después en su rostro se asoma una gran sonrisa y aplaude un par de veces.
-- Bien! Al fin aceptas! Te dije que haré que vinieras conmigo si o si!
Steven lanzó un bufido muy enojado todavía y acostó su frente en la mano, con el codo apoyado en la mesa, mientras que empezaba a pasear sus dedos por su entrecejo que le dolía de la frustración.
-- Mañana te contaré los demás detalles del festival, no dudes en que vendré, eh?
-- ....Porque no los dices ahora?
Preguntó con voz ronca y aún enojada, tratando de tranquilizarse pensando en cualquier cosa menos en esta pendejada.
-- Porque quiero que descanses de la molestia mía por lo que falta del día.
Tony se va dirigiendo a la salida, tambaleando y mareado por el alcohol como siempre, sentía algo tranquilo y feliz en su pecho que desde hace muchísimo no sentía y le hacia estar así de animado. Tomó el pomo de la puerta y la abrió segundos después, volviendose a mirar su mejor amigo. Se insultaban, peleaban, hasta golpeaban, pero eso nunca alteraba su amistad de 10 años atrás. Su rostro aún tenía esa sonrisa cuando le dijo antes de irse, Steve seguís cabizbajo, tratando de calmarse.
-- Nos vemos mañana sheriff. Quizá cuando llegue el momento empezarás a entender la última linea de la carta...El molino que canta.
Y salió cerrando la puerta, dejando al hombre rubio, sumergido en sus propios pensamientos, sin haberle puesto mucha atención a lo que dijo. Solo quería descansar esta noche...
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