✨VI: Una mentira para ti✨
La lluvia caía sobre ellos, JiMin sentía el corazón pesado, dejar partir a un ser querido era doloroso. Se culpó por tantas cosas, como cuando le contestaba mal y desobedecía o como cuando en un ataque de rabia le había gritado que desapareciera.
Pero ahí estaba, él y su madre llorando la partida del que fue su padre. Los aldeanos se habían marchado por la lluvia, pero ellos seguían llorando con dolor y cierta culpa.
ChoA maldecía en su mente el no poder llegar a tiempo y protegerlo de esa maldita bruja. Ahora estaba sola y con el corazón doliendo, su alfa se había ido, su otra mitad ya no estaba y ahora solo quedaba ella y el fruto de su amor. JiMin a penas iba entrando a la adolescencia aún estaba pequeño, pero a pesar de todos los malos momentos siempre su padre les sonreía y velaba por ellos.
La lluvia se hizo mas fuerte y ellos se hallaban empapados y el frío ya estaba calando sus huesos. —Vamos a casa Jiminnie. —su madre habló un poco fuerte debido a la lluvia y el pequeño solo siguió a su madre, con la cabeza gacha y tratando de no culparse por algo que no debía.
Pero frente a esa lápida había jurado que el día en que se enterara de quién había sido el causante de la muerte de su padre, se encargaría de matarlo con sus propias manos. Se volvería fuerte, tan fuerte que nunca nadie iba a volver a lastimar a lo que quedaba de su familia.
JiMin recordó ese momento que seguía tan latente en él. Estaba decidido a buscar y descubrir quién era en realidad, que tan fuerte era su poder porque sabía que debía ser fuerte para enfrentar todo lo que viniera hacia él.
Tocó su collar, aquel que le protegía siempre y soltó un suspiro en medio de la habitación que le habían asignado.
Si bien había escuchado miles de veces el "prometido del señor YoonGi" por parte de la servidumbre, él decidió pedir una habitación, ni de loco compartía habitación con ese alfa.
Desde que había llegado, tras la bienvenida que le dieron los guardianes. Ellos ahora mantenían una reunión para tratar de decidir cuál sería su rol en el castillo y quien sabe que más cosas tratarían allí dentro, solo le habían dicho que no saliera hasta que terminaran; lo último le había molestado un poco pues quería conocer el gran castillo y sus alrededores, pero ahí estaba, encerrado en aquella gran habitación.
El omega miró los alrededores del lugar, era amplio y elegante como todo el castillo. Una gran cama matrimonial estaba instalada al centro, en la esquina había un tocador con espejo y decorado con detalles de color bronce, un armario de madera lleno de ropa para él; un escritorio y lámpara de noche, caminó un poco hasta llegar al baño, era hermoso sin embargo, tal vez necesitaba un toque especial. —Quizás debería darle mi estilo a esta habitación.
La puerta fue tocada y tras decir un "adelante",una beta entró a la habitación, llevaba una bandeja repleta de comida; jugo de naranja natural, fruta, pollo y postre eran algunos de los platillos. El omega abrió desmesuradamente sus ojos al ver tanta comida y la agilidad en como la beta sostenía la bandeja de gran tamaño. —Dios, déjame ayudarte. —dijo tomando la pesada bandeja y dejándola sobre el amplio escritorio aledaño a la terraza. —Gracias, ¿pero para qué tanta comida?
JiMin observó a la beta encogerse de hombros apenada tras responder un: —El señor YoonGi dijo que le trajera la cena.
—Vaya, pensé que comería en el comedor con ellos. —dijo al tiempo que se sentaba en la orilla de la cama.
—La reunión se alargó es por eso...
—¿Cuál es tu nombre?
La muchacha se sonrojó un poco y contestó con una sonrisa amable. —Soy Sowon.
La beta dio una reverencia antes de salir de la habitación. Diciéndole que si necesitaba algo le buscara pues era la encargada de atenderlo en su estadía.
—¿Él se come todo esto? Es un alfa tragón.
JiMin sintió su estómago rugir ante el atrayente olor así que comió lo que pudo, dejando el postre y las espinacas que tanto amaba, pero en ese momento no podía comer más.
Se dio una ducha y tras colocar su pijama salió al balcón, las luces del castillo eran encendidas poco a poco y tras mirar el cielo nocturno, la luna resplandecía junto a las estrellas. —¿Mamá estará bien? ...La extraño y no ha pasado ni un solo día —habló formando un puchero.
Se preguntaba por qué no lo dejaban salir, bufó molesto, estaba aburrido de estar encerrado ahí sin hacer nada así que trató de ser sigiloso y salió de la habitación. Los pasillos eran resguardados por los guardias, pero no le dijeron nada más que una mirada curiosa al verlo.
Supuso que era por su cabello que los últimos años había tomado un tono más azul y rubio.
Muy extravagante, pero a él le gustaba y su madre le decía que le quedaba muy bien.
Vio a los lados y al no haber nada, comenzó a caminar bajando por las escaleras.
Una fuerte voz que conocía muy bien interrumpió su andar, quedándose quieto y soltando un gruñido por la interrupción.
—Creí haberte ordenado quedarte en tu habitación hasta que llegara.
YoonGi se cruzó de brazos y miró con una ceja alzada al menor que le daba la espalda. —Te estoy hablando omega.
El mencionado se giró para encarar al alfa que le veía fijamente. Sus ojos ahora estaban verdes, tenía curiosidad por qué cambiaban de color, pero prefería tragarse sus preguntas pues sabía que no obtendría una grata respuesta. Molesto contestó. —Solo iba al jardín, estaba aburrido de estar encerrado.
—¿De noche... y con este frío? —preguntó burlón el alfa. —Haz algo productivo si éstas aburrido, ven sígueme. —invitó, caminando despreocupado por el pasillo.
El omega se apresuró al verlo alejarse, extrañado por la invitación e ignorando el comportamiento "amable" del alfa y el efecto que surgía en su lobo omega. Subieron las escaleras doblando a la derecha.
—¿A dónde vamos? —el omega preguntó admirándose de no ser ignorado esta vez. —Ya verás cuando lleguemos. —ambos se encaminaron quedando frente a las grandes puertas en las cuales al ser abiertas por el alfa se dejó ver una inmensa biblioteca, grandes repisas llenas de libros y ordenadas pulcramente.
—Waa hyung, no sabía que tenían una biblioteca. —el menor estaba anonadado al ver por primera vez una.
—¿Sabes leer no? —se burló el alfa, al tiempo en que caminaban por los pasillos repletos de libros. Una mirada molesta le hizo sonreír, le gustaba hacer enfadar a JiMin, se le hacía por más que quisiera evitarlo... Una imagen tierna pero que a la vez era peligrosa.
—Claro que sé, mi mamá me enseñó.
—Bien, puedes venir aquí cuando quieras, como te dije haz algo productivo.
—Gracias, me gusta mucho el lugar.
JiMin le miró enternecido por primera vez, pues debía aceptar que el mayor había sido bueno en ese momento así que le dedicó una sonrisa, sonrisa que murió tan pronto al escucharlo hablar.
—Bien eso es todo, te advierto que Baekhyun me lo pidió —el alfa habló atropelladamente pues la sonrisa del menor le había descolocado, además... Tal vez había mentido un poco.
Pues había sido él, quien le había pedido a Baekhyun salir un momento, su lobo había estado ansioso y lo acreditó al hecho de que ahora JiMin estaba bajo el mismo techo que él. Pero al parecer el omega no notó su mentira.
Una risa amarga del menor le hizo saber que la había cagado, quiso salir del lugar, su pecho se oprimió un poco al igual que su lobo, cuando escuchó las palabras dirigidas a él. —Ya decía que tanta atención no podía provenir de ti, en fin, no importa. Vete.
JiMin soltó las palabras un poco molesto y decepcionado, si bien no le agradaba ese alfa al menos quería llevar la fiesta en paz.
Lo vio salir, quedando solo el rastro de su aroma en la habitación.
Resignándose decidió iniciar su búsqueda, su madre le había dicho que en el palacio existían dos libros supremos; el del bien y el mal. El del bien poseía la historia y origen de los guardianes junto a otras cosas que no mencionó y luego estaba el del mal que desconocía su contenido, pero tenía claro que era aquél que habían encontrado en medio del bosque, donde YoonGi lo había tomado diciéndole cosas extrañas como que contenía conjuros y magia negra y como aquel chico extraño que llevaba por nombre JungKook, preguntó por el libro queriendo llevárselo.
Eran las ocho de la noche según el reloj instalado en la alta pared de la biblioteca, así que se dedicó a buscar el libro que tanto deseaba encontrar. Iría sin prisas para no levantar sospechas y ateniéndose a que ahora ese seria su nuevo hogar.
Las puertas del gran salón oscuro fueron abiertas, por ellas entró una mujer de cabello largo rojizo y ondulado. Sus ojos azules y su piel blanca como la nieve le hacían ver hermosa y joven.
El castillo de las tinieblas estaba ubicado en un lugar exiliado del bosque donde habitaban los aldeanos y sus queridos guardianes. Mientras que en ese sector todo era verde y vivo, el lado exiliado se mantenía lleno de neblina, oscuro, húmedo, frío y sin vida.
En ese lugar estaba solo ella, sus hijos y subordinados. Vivían en el castillo, un lugar que guardaba una pesada aura para quien entrara tanto así que podía debilitar los poderes para quien no estuviera acostumbrado.
Se sentó en una de las sillas instaladas frente a la mesa que estaba al centro de aquella habitación, faroles con luces rojas y verdes estaban colocados en las paredes dando una mínima iluminación al lugar. —¿Qué les hace tardar tanto? — exclamó una SeoHyun molesta, odiaba que la hicieran esperar.
A los minutos entraron dos hombres; un alfa y un omega, portaban su capucha negra y botas del mismo color. Ambos se sentaron frente a su madre, cuando se quitaron la capucha se dejó ver una cabellera ahora rojiza y el otro una cabellera totalmente castaña.
—HoSeok, JungKook. Al fin llegan. —soltó la mujer molesta viéndolos con reproche.
—Lamentamos haber tardado madre, pero traemos noticias. —habló JungKook, una sonrisa cínica formándose en sus labios.
A ella le agradó el rumbo de su conversación. —Te escucho.
JungKook empezó su reporte. —fuimos al bosque y ahí nos pudimos enterar que el heredero se dirigía al castillo junto con YoonGi. Tuvimos un enfrentamiento donde pude notar la destreza y habilidad de ese joven...
—No estamos para elogiar JungKook. —interrumpió su madre.
—Espera, lo que escucharás creo que te va a interesar, dile HoSeok.
El aludido rodó sus ojos. —JiMin portaba el collar protector de su madre, así que sabes que tendrás problemas con ello al querer hacerle algo. —finalizó HoSeok.
—La maldita se lo dio al saber que su hijo no corre con esa misma suerte. —soltó con burla SeoHyun. —mientras no lean el libro ellos seguirán creyendo esa vil mentira.
—Pensé que ellos lo sabían... De que JiMin no es inmortal. —habló curioso JungKook. Cuando estuvo al lado de YoonGi le hicieron creer eso.
—Lo sabe su madre y Baekhyun, pero no los demás... él lo sería si dos seres inmortales lo hubieran tenido pero la tonta se enamoró de un humano, por lo tanto, si es cierto que JiMin es el heredero al máximo poder espiritual y tiene todo lo de su madre, él no es inmortal, ¿Recibió mi mensaje JungKook? — SeoHyun recibió un asentimiento; tomó de su copa de vino, realmente quería ver la cara de todos cuando se enteraran de que JiMin no era inmortal, y que era por eso por lo que debía contraer matrimonio. Un perfecto plan de su madre y Baekhyun guiándose por la profecía.
«Tonta profecía, me encargaré de matar a ese chiquillo antes de que sepa su misión»
—HoSeok, debemos destruir el collar o al menos quitárselo para así proseguir con el plan. Me iré unos días para descubrir el método perfecto para despojarlo de ese collar, el invierno casi llega.
Ella ya no era la misma de antes y se los demostraría a todos, ella había vendido su alma al mismo demonio por juventud eterna, pero también sabía que dentro de ella había poderes oscuros y los ocuparía para matar a ese niño, costara lo que costara... Ella ganaría.
Me volveré en tu pesadilla Park JiMin, tu te convertirás en mi mayor diversión.
Gracias por leer <3
Hotcakeworld✨
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