7. Retelling

Desde la cafetería, fue imposible no escuchar el sonido atronador de un auto frenando. La bandeja en mis manos se desestabilizó un poco, pero seguí con mi rutina. Los empleados del establecimiento entrarían en caos si su jefe fuese detrás de cada incidente externo que apareciera. Solo podía calmar a los clientes y orar porque nada extremo hubiese pasado.

Como es obvio, mi calma se fue al carajo cuando escuché el grito de Rin.

De immediato los vasos pulcros encima de la bandeja cayeron al piso, casi resbalo con su contenido al salir corriendo. A duras penas dejé a cargo a mi segunda al mando.

Rin agazapada en el suelo, fue lo primero de divisé cuando llegué al sitio del siniestro. Varias personas a su alrededor empezaban a preguntar qué había pasado. Rin, puramente frágil, solo podía temblar al ver los sucesos frente a ella.

Estaba seguro que las memorias del accidente, en el que se vio involucrada junto a sus padres, estaban atormentándola.

Para llegar a su alcance tuve que empujar a quienes evitaban el paso, que por alguna razón no hacían más que mirar. Me arrodillé frente a ella, ya sus ojos portaban lágrimas.

- Rin. Rin, quédate aquí conmigo. - Su mirada, aun desenfocada, era la pista clave que aseguraba que ella no estaba en el presente. Era presa del temor.

Observé el panorama, y maldije al ver a unos metros el cuerpo inconsciente del peliblanco que la acompañaba.

- A-Archer. - Fueron las primeras palabras dichas. Interioricé que su estado actual se debía en parte a ese hombre.

Después de acunar el rostro de Rin en mis manos y secar sus lágrimas, me dirigí hacia él. El conductor estaba a un lado, su rostro estaba pálido de la impresión. Archer estaba sangrando demasiado y a estas alturas sufriría un shock.

Tomé mi delantal y realicé un torniquete sobre su herida más grave, en la cabeza. Con parte de mi camisa tuve que detener la hemorragia en otros lados. Al ser un día caluroso, tenía encima solo la ropa necesaria. Por lo que carecía de material para trabajar.

- ¡Rin! - Exclamé mientras las gotas gruesas rodaban por mi rostro. - ¡Debes llamar a una ambulancia si quieres que él sobreviva! - Su mandíbula temblaba con ligereza. - ¡Reacciona, princesa!

Cuando despertó de su accidente, Rin desarrolló una hemofobia severa. Tanto rojo debe estarle provocando pánico. Su mano marcó unos números en el teléfono, mientras me miraba y el pavor exhumaba de sus poros.

- Sálvale Lancer... por favor. - Otro sollozo salió mientras le atendieron en el teléfono finalmente.

Rin dio las coordenadas correctas, algo impensable en su estado actual. Era gratificante saber que luchaba contra sus demonios.

Aunque Rin siempre había sido demasiado buena para este mundo, ella era un Ángel Guerrero que libraba batallas.

Un sentimiento amargo cruzó mi pecho cuando observé al peliblanco debajo de mí. El curso de primeros auxilos que había tomado dio sus frutos en este momento.

De la nada, la figura abrió los ojos levemente, asustándome en el proceso. Su boca se movía inaudible.

- La ambulancia está en camino. - Observé a Rin y aun andaba con la operadora. Su atención fuera de nosotros.

Archer aún seguía moviendo sus labios. Parecía precario que le escuchase, para estare esforzando así. Me acerqué y solo pude entender:

- Aurora... Dile... Rin... - Cerró sus párpados herméticamente y su respiración disminuyó.

Con mis manos empecé a empujar su pecho, realizándole Respiración-Cardio-Pulmonar, mientras sentía la arritmia de sus latidos bajo mi toque.

Joder, joder. Rin no me lo perdonaría.

Seguí intentando, con las extremidades temblando del esfuerzo (y los nervios).

No podía creer que fuese todo en vano...

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