Capítulo especial: Sherlock I

El rizadito estaba sentado en el sofá de la casa, esperando a que toda su familia se terminara de alistar, el odiaba tener que ir a eventos de la escuela, sus compañeros nunca lo habían tratado de la mejor manera. Se acercó a su perro, en realidad era de su hermano, pero lo quería como si fuera suyo.

El pequeño azabache noto que no se encontraba muy bien, observó que el perrito soñaba quizá con cazar un conejo o posiblemente perseguir a su pequeño amo por el patio de la casa, eso hizo sonreír al chiquillo, se acercó a él para acariciar el pelaje rojizo que cubría a su amigo.

—Te quiero mucho Redbeard, somos los mejores amigos del mundo — El perro no se dio cuenta de que su amo le hablaba, estaba disfrutando demasiado su sueño como para levantarse a lamerle la cara.

-Sherlock, cariño, ven acá te hace falta la corbata — El pequeñito se acercó a su mamá con aire afectuoso, la abrazo con todas sus fuerzas. Ella lo miró y se sintió muy feliz de tener un hijo tan cariñoso — Te vez muy guapo. Esos ojos son hermosos y combinan con tu traje.

— ¿Podemos llevar a Redbeard? Es que no me gusta dejarlo solo mucho tiempo. Además, esta noche no me gusta —El pequeño azabache miro a su mamá con ojos suplicantes, pero la madre negó con la cabeza.

—No podemos cariño. En la escuela no se permiten perros y Mycroft se enojará si no nos apuramos a llegar — El chico observó a su perro por última vez, debían ir a donde su hermano <<Pero Mycroft no me quiere, por qué debería ir>>.

El chico acarició la cabeza de su perro antes de salir agarrado de la mano de su mamá al taxi que los esperaba ya que el auto se lo había llevado su padre para llegar a la hora con su hermano. Para el niño los caminos siempre eran largos le parecían muy aburridos de todas las formas posibles. Solo un lugar le parecía interesante para aquel entonces, era la escuela de danza y música a la que lo habían inscrito sus padres.

En la escuela, no se llevaba muy bien con todos, mejor dicho, lo trataban mal no por su aspecto físico si no por lo intelectual, nunca había destacado en compañerismo, pero si en las materias básicas, su fuerte siempre era y seria la química, que para un niño de 7 años era algo increíble.

Esa noche el rizadito se sentía muy nervioso, no por el discurso que de mala gana daría su hermano. Si no por haber dejado solo a su perro, su regordete hermano le había encargado el cuidarlo mientras él no estaba y eso era casi siempre <<Tal vez si lo cuido muy bien Mycroft me quiera — pensó el chiquillo mientras pegaba su carita a la ventana del taxi — pero ahora que lo deje solo, se enfadará de nuevo>>.

Las estrellas tiritaban llamando la atención del pequeño, haciendo querer observar más allá de lo que él podía llegar con sus ojitos grises o verdes que ni él sabía que color eran. Para esos momentos el sistema solar era de importancia en su mente.

—Ya llegamos, espero le salga muy bien el discurso a su hijo Sra. Holmes — Dijo el taxista que conocía a la familia desde hacía años.

—Muchas gracias Filin — La señora tomó a su hijo en brazos para llevarlo hasta la entrada de la escuela.

Habían llegado con 5 minutos de retraso, pero el padre del chico les había reservado sus asientos, el niño se fijó que muchos de los niños y niñas que lo molestaban, estaban ahí, algunos le sacaron la lengua otros solo esperaban a que sus hermanos salieran a hacer sus papeles. Pero todo esto hacía sentir peor al pequeño azabache.

En ese momento a lo lejos escucho la voz de su hermano, que venía vestido como un bufón, hizo reír a su pequeño hermano. <<Nunca olvidare esto- Se dijo para sus adentros mientras se aguantaba una risa- Se lo recordare cuando seamos adultos>> Mycroft no dejaba de tirarle flores al público y decir chistes que acababan haciendo estallar en risas a los invitados.

La actuación de su hermano le había inspirado a querer disfrazarse y hacer de todo tipo de papeles en los teatros, pero seguía confundido ¿Por qué a su hermano sería un bufón si tenía cualidades para estar en el gobierno? El acto termino antes de lo pensado.

El rizadito se levantó para ir a buscar a su hermano mayor, no sin antes pedirle permiso a sus padres que por supuesto no se negaron. Sherlock corrió entre las personas que venían saliendo con desesperación del auditorio escolar.

Al llegar detrás del escenario la imagen que encontró de su hermano no fue la mejor, se estaba besando con una chica, sintió asco y decepción. Pensó que quizá la chica se le había lanzado encima. Cosa que le hizo fruncir el ceño con un poco de enojo.

—Mycroft — Llamó, haciendo saltar a su hermano que dejo ir a la chica de inmediato, no sin antes hacerle una seña con la mano de "Llámame"— Mami y Papi te llaman. Dicen que hay que ir a comer.

—Sherlock, cuántas veces te he dicho que no hagas eso. Por qué viniste aquí atrás — Su hermano parecía más confundido que enojado — Olvídalo. Vámonos ya.

Los dos hermanos salieron a juntarse con sus padres que felicitaron al mayor por su actuación, que de mala gana la había hecho. Todos acordaron cenar fuera de casa a excepción del pequeñito que quería volver cuanto antes para poder ver al perro, que seguramente le esperaba con ansías.

El chiquillo tenia demasiado sueño, se iba durmiendo en el asiento del taxi, su hermano lo observaba con detenimiento. No podía pensar en otra cosa más que en verlo grande, quizá con una carrera o un título. Pensó en su perro, tal vez ya no jugaba mucho con él, pero le tenía un gran aprecio.

No tardaron mucho en llegar a casa. El pequeño ondulado salió primero para buscar su cama y dormirse sin reclamar. Los padres abrieron la puerta dejando entrar al niñito cansado, querían que durmiera lo suficiente, además había salido de la casa a la fuerza.

El hermano mayor estaba hablando con sus padres en la puerta del hogar, no querían entrar sin antes felicitarlo. No lo hacían delante del chico porque solía ponerse celoso lo que causaba que debían pedirle que tocará el violín sin parar. En un momento su alegría paro, un grito se escuchó, asustando a todos y haciéndolos correr directo al cuarto del niño.

El rizadito no había gritado por cualquier cosa, estaba tirado junto con su perro en el suelo, tenía mucha sangre en su traje. Los hombres aún estaban saliendo de la ventana, apresurados porque oían los pasos de los mayores.

—Apúrate sal, rápido — Dijo el hombre más alto cuando la puerta del cuarto del chiquillo se abrió.

—Ladrones — La mamá corrió directamente hacia su pequeño hijo, pero el niño no reaccionaba, solo miraba a su perrito que aullaba de dolor — Querido ¿Estás bien? Hijo, mírame — La mujer exigía con susurros a su hijo.

Él no contestaba solo miraba lo que ocurría a su alrededor, sintió un horrible enojo consigo mismo y con su hermano. Si su hermano no hubiera querido que toda la familia fuera a su estúpida actuación el perrito no hubiera sufrido lo que estaba sufriendo en ese momento, y se sentía enojado consigo mismo porque al parecer todo lo que habían dicho sus compañeros de escuela era verdad.

"Eres un debilucho, Holmes" Escucho el rizadito en su mente "Si algo le pasara a un ser querido tuyo fuera porque tú lo provocaste" Sacudió la cabeza "Hermanito, eres un idiota, ¿Quedo claro?" Las lágrimas empezaron a caer de sus ojos sin control, él pudo hacer algo, pero por miedo se detuvo <<No merezco ser un pirata- abrazo más fuerte a Redbeard- Te deje morir >>

—Sherlock, ¡Sherlock suelta al perro! — Su hermano intentaba quitárselo de los pequeños brazos, pero se aferraban con fuerza al cachorro que aún tenía un soplo de vida — Lo llevaremos al hospital, pero debes soltarlo.

—Soy un idiota — La mamá tomo al niño para separarlo del perrito, pero este empezó a gritar sin control — ¡No, déjenme! ¡Yo lo mate!

—Cariño, no lo mataste tú — La madre lo tomó del torso para abrazarlo, mientras su hermano y su padre se llevaban el perrito al auto — Cariño mírame.

El chiquillo se zafó de los brazos de la madre y corrió con todas sus fuerzas, quería ir al hospital de los animales para apoyar a quien el creía había abandonado. Bajó las escaleras tan rápido como pudo, no le importo ir botando y quebrando cosas a su paso, solo quería llegar al auto antes que se fuera con su amigo que lo había querido defender de esos hombres <<Ellos lo pusieron a dormir —pensó el rizadito con sus ojos grises llenos de lágrimas— Y yo no hice nada para defenderlo>>

Cuando llego afuera, escucho los gritos de su madre que venían cerca, pero vio el auto que ya iba muy lejos, así que tomo la iniciativa y comenzó a correr... con mucho dolor. No paraba seguía persiguiendo sabía que no lo alcanzaría, pero lo seguiría, siempre lo seguiría.

La madre gritaba su nombre detrás de él, pero ya no alcanzó a correr tanto como el pequeño, así que se metió en la casa a hablarle al padre tal vez le contestaba, luego de eso podría hablarle a la policía con más tranquilidad.

La lluvia caía recia sobre el niño, mojándolo por completo, lavando la sangre de su rostro. Pero no haciéndolo olvidar lo sucedido, le dolían las piernas de tanto correr detrás del auto aun así no paraba. De repente el auto paró y se fijó que habían llegado al veterinario, ya con sus últimas fuerzas corrió hasta que llego a la par de su hermano que lo miro con confusión.

— ¿Sherlock? — Dijo en un susurro mirando los ojos del pequeñito lleno de lágrimas y todo empapado — ¿Qué haces aquí? ¿Mamá dónde está?

—¡Eso no importa! ¡¿Dónde está Redbeard?! —El chiquillo gritó con todas sus fuerzas dejando salir el dolor que ya no podía contener.

Miró a todos lados, hasta que dio con su padre y el perro cargado en sus brazos. Quiso correr con toda la fuerza que le quedaba en ese momento, pero su hermano lo detuvo, lo tomó para apretarlo en un abrazo, haciendo que el niño llorara sin control a la puerta del hospital.

—Sherlock — Mycroft susurró a su oído — si no sobrevive, no es tu culpa. Ni culpa de nadie debes pensar que si se va — Miró a los ojos del rizadito — lo hizo salvando a su mejor amigo.

Mycroft tomó de la mano a su hermanito para llevarlo a la sala de espera del veterinario, su padre se asustó cuando lo vio todo mojado, se acercó a él para abrazarlo, pero el niño... lo rechazo <<Ya no quiero abrazos — Se dijo a sí mismo — solo te dejan manchas de sangre>> Los tres se fueron a sentar, solo a esperar qué es lo que podía pasar.

El doctor salió luego de haber terminado con la operación más dolorosa que el niño pudo haber tenido, y no porque se la hicieran a él, sino que su mejor amigo estaba metido ahí adentro ya sin vida <<Lo pusieron a dormir — Sollozó él azabache — Y fue mi culpa>> Ese día se juró atrapar a todos los malos, a nunca dejar morir a su mejor amigo, a siempre ignorar las salidas nocturnas, se prometió ser el dolor de cabeza de los villanos, de los buenos villanos. Para siempre, se prometió ser un gran detective... El mejor Detective.

Se despertó con el rostro mojado por las lágrimas, respiraba muy rápido. Tenía años de no soñar con alguna escena de lo que había pasado con su amigo, el problema era por qué ahora, se sentía muy confundido, su mente no dejaba de trabajar.

Se levantó de la cama para buscar lo que se había puesto antes de subir a aquel jet, para buscar un poco de calma momentánea, sabía que solo duraría unas horas, pero lo calmaría lo suficiente. Cuando miró la aguja lo pensó dos veces, para terminar, inyectándose su 7 por ciento de morfina, luego de eso se arrecostó en la cama para dejarse llevar por los efectos calmantes que espera tener. Y así esperar hasta la mañana siguiente.

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Sherlockian's siento no haber podido subir antes, he tenido demasiados deberes, así que ahora me estaré tardando un poco más en subir los capítulos... Espero me tengan paciencia. Además este es uno de los capítulos especiales... Nivel Moffat On. Ojala les guste y me den su opinión en los comentarios. 

LisHolmes

En realidad, ahora que lo edito, no es que tuviera deberes o tareas, mi laptop fallaba, y en este tiempo casi dejo de escribir.

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