Capítulo Especial: Brigette I

POV Narrador

Las pisadas se escuchaban muy fuertes entre los charcos de agua que la lluvia estaba provocando, corría sin cesar por los estrechos callejones intentando perder a sus perseguidores, ella ya se había acostumbrado a correr para huir, solamente a sobrevivir.

Un disparo surco el aire dando en una de las paredes que la rodeaban, sentía que el mundo se le hacía más pequeño, la claustrofobia empezaba a consumirle las ultimas fuerzas que le quedaban. Nunca se imaginó que podía llegar a perder su vida de esa manera, su única adicción podía matarla y ahora era más que claro.

<<Debo seguir — sintió como sus piernas empezaban a alojarse — No puedo morir aquí>> Un callejón que al parecer no tenía salida era su salvación, tantos años sin que alguien le negará saltar un muro era lo que le hacía tan ágil. Los hombres no sabían dónde se había ido la chica, miraron por todos los lados esperando encontrar un movimiento que les indicara la dirección por la que se podría haber ido.

—Se fue, eso no le gustara al jefe — Dijo uno de los hombres, ella no podía verlos solo escucharlos desde la pequeña separación que existía entre los dos edificios.

—Esa estúpida, me tiene que pagar todo lo que me debe. Si no puede con dinero debe darme otra cosa — La chica comprendió muy bien lo que el hombre quería de ella.

—Será mejor que nos vayamos el jefe de estar esperándonos — Escuchó como los dos hombres empezaban a retornar por donde habían venido.

Dejó que pasaran 15 minutos para salir y saltar al otro lado del muro, ya abajo intento que su respiración se tranquilizara, nunca se había sentido tan preocupada. No podía seguir quedándose ahí, muy pronto la encontrarían y le cobrarían toda la droga que ya seguramente su sangre había expulsado. La lluvia caía muy fuerte mientras ella caminaba sin rumbo por otro callejón, se fijaba en cada cosa que miraba, muchos vagabundos estaban tirados esperando que la lluvia se quitara, otros peleaban entre sí. Todo lo que miraba era su forma de vivir.

<<No puedo creer que me toque vivir así— dijo mientras el recuerdo de sus padres amenazaba con aparecer en su mente — Basta, no es el momento para recuerdos tan estúpidos>> Unos vagabundos que recogían unas bolsas de basura, seguramente buscando algo para opacar la horrible hambre que los atormentaba. Paso a su lado sintiendo como se ponían a la defensiva pensando en que ella haría algún movimiento para robarles lo que ahora era de ellos.

Paso lo más rápido que pudo, un horrible escalofrío recorrió su espina dorsal cuando otros indigentes que peleaban como a unos 10 metros de donde ella se encontraba, se lastimaban con navajas. Uno de ellos quedo sin ojo de inmediato, tiró un grito de dolor que acelero la respiración de la pequeña. No entendía muy bien cómo hacer para salir de ahí mucho menos de un barrio al cual nunca había ido por falta de valor, observó por todos lados buscando una vía alterna que le permitiera poder llevarla a un lugar más seguro, su objetivo principal era encontrar un espacio donde pasar la noche lluviosa que amenazaba con hacerse más recia.

Fijó sus ojos en el final del callejón, las luces de la gran ciudad se alzaban con aire de esperanza dándole a ella un poco de felicidad, sabía que después de caminar un buen trecho podría salir a ver a las personas con autos, a otros caminar, algunos quizá subiéndose a los taxis que gobernaban New York. Pero sobre todo esperaba ver un futuro, le encantaba pararse cerca de los grandes rasca cielos para observar lo que podía llegar a ser su vida.

Unos hombres notaron la presencia de la chica, ella iba tan absorta que no se fijó cuando empezaron a seguirla, los hombres no hacían ni el más mínimo ruido, era posible que cualquier movimiento en falso arruinará sus planes. El segundo hombre no se fijó en una lata que estaba tirada en el suelo, cuando paso encima de ella hizo un ruido horrible.

La chica miro hacia atrás, frunció el ceño ante la mirada de los hombres, inmediatamente supo cuáles eran sus planes con ella <<Corre de nuevo — se dio la vuelta y tomo marcha con todas sus fuerzas>>

—¡No corras, preciosa! — gritó uno de los hombres siguiendo a la pequeña junto con su amigo, las piernas de ellos eran muy largas que en tres pasos ya le estaban pisando los talones.

<<No — ella empezó a dejar que su impulso de terror la dominará — A dónde me voy, no por favor, ayúdame, ayúdame>>

Las piernas le dolían mucho, ese esfuerzo era extra a lo que tenía que soportar usualmente, algo en su interior no le permitía rendirse quizá por las palabras que su padre le decía y ahora que estaba sola no dejaba de recordarlas "Tu eres muy fuerte, sabes muy bien quién eres. Nunca olvides de dónde vienes" Unas lagrimillas se mezclaron junto con la lluvia que caía ya muy fuerte. Muy pronto la cantidad de agua cegaría por completo su visión de las luces de la ciudad, a lo lejos observó dos siluetas que solamente estaban paradas charlando... <<Ellos me pueden ayudar — aún con toda su preocupación el uso de la lógica no se apartaba de ella — Pero qué diablos pueden estar haciendo bajo esta lluvia>>

Un hombre estaba ya  cerca de ella, en un segundo de descuido por parte de la pequeña, el hombre pudo alcanzarla tomándola del brazo, la chiquilla tiro un grito no sabía qué hacer en esa situación siempre lograba escapar antes de enfrentarse. El otro hombre no tardó en llegar para ayudar a dejarla inmóvil, sus ojos se fijaron en la mirada de deseo que había por parte del horrible hombre que estaba delante de ella, acorralándola en la pared del callejón.

Sumida en la desesperación miro como única opción luchar, sentía que algo empezaba a moverse dentro de ella, eran unas ganas de poder demostrarles a esos dos tipos que si ganaban no lo harían tan sencillamente. Mordió el brazo del primer hombre que pego un grito horrible, el otro hombre al ver eso se acercó a la chica y le pego un puñetazo en el rostro, la pequeña no se inmuto solo sintió que eso ayudo a que su furia creciera.

Necesitaba eso, un estímulo que le diera la salida para su próximo movimiento, al cabo de unos segundos sus ojos se fijaron en los del hombre, notó que tenía una sonrisa siniestra en el rostro pero que al ver la expresión de la chica desapareció por completo. Quizá por su mente paso que ella se echaría a llorar, o gritar del dolor o desmallar. Por su lado el otro hombre ya se había recuperado del mordisco, los dos estaban un poco confundidos, pero su objetivo no cambiaba.

<<No puedo retenerme más aquí — dijo mientras intentaba no hacer notar su preocupación>> Cuando el hombre al que había mordido se acercó, ella levantó su pierna dando justo en el muslo de él. Ante la mirada atónita del segundo hombre levanto la rodilla dándole en su entrepierna un gritó ahogado salió de él, pero aún el primer hombre no se rendía se levantó del piso tomándose con la mano la pierna, ella rodó los ojos.

—Eres muy resistente — susurró para que él no la escuchara, hacía mucho tiempo que no hablaba en voz alta.

Él se lanzó encima de ella ignorando que sus reflejos eran muy buenos, cuando pensó que la tenía quedo estrellado en la pared. La pequeña no era tan vulnerable después de todo, su astucia y lógica le permitían poder llevar un paso delante de los demás. Tomó el brazo del hombre y lo retorció para tener total dominio de sus fuerzas, se escuchó un gruñido de dolor, ella sonrió.

Miró al segundo hombre que estaba inconsciente en el suelo del callejón, solo le faltaba el que tenía delante, iba noquearlo. Sabía que podía hacerlo, su impulso asesino estaba muy al máximo en ese momento nada de lo que pasara alrededor le importaba. En el bolsillo del hombre miro un pequeño reflejo. Un rayo cruzo el cielo, seguido de un trueno. Ella sabía muy bien lo que era, así que mientras sostenía al hombre con mucha fuerza saco la pequeña navaja. La levanto.

—Peleas muy bien chiquilla — se sorprendió tanto que boto la navaja y soltó al hombre que de inmediato salió corriendo por donde había venido. Puso posición de pelea, iba a escapar de ahí como diera lugar — No vengo a hacerte daño.

Ella se fijó que este hombre hablaba diferente a los demás, su acento era extraño sin embargo manejaba un inglés excelente. Venía vestido de traje, un paraguas enorme no permitía que se mojara su saco ni pantalón de etiqueta, los zapatos estaban totalmente cubiertos de agua aun así se miraban muy finos. El hombre levanto un poco el paraguas dejando ver su rostro regordete al igual que su cuerpo. La chica noto que el silencio no era incómodo con él más bien era reconfortante; sin tener conciencia de ello sus músculos se  relajaron y se puso en una posición un poco más abierta.

— ¿Cómo te llamas? — dijo el hombre regordete levantando su cabeza un poco más de lo usual.

Ella no contesto.

—¿No puedes hablar? — la pequeña miro a los ojos del hombre, y notó que tenía una expresión neutra, así que frunció el ceño- Contesta.

—¿Cómo te llamas tú? — Ahora era el hombre regordete el que tenía el ceño fruncido.

—Mi nombr — se dio la vuelta haciéndole una seña para que lo siguiera, ella lo dudo un momento mientras miraba caminar al hombre, pero luego empezó a seguirlo — Mi nombre es Mycroft.

—Qué raro nombre para alguien como tú —él la observó evitando una sonrisa. La pequeña miro al frente donde había otra silueta <<Él es uno de los que vi antes de que me agarraran>>

—Pero no has contestado mi pregunta — El paraguas era lo suficientemente grande para los dos, pero en ningún momento ella quiso acercarse a él ni él compartirlo con ella.

—Brigette — dijo con un poco de irritación — Brigette Collins — su voz se apagó al mencionar el apellido.

—Bien Brigette, creo que desde ahora todo cambiara para ti —Mycroft la miró con una pequeña sonrisa de lado.

Y sin saber por qué ella también sonrió.

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